--- Pequeñas Mentiras ---
Sabía que Nico era menor que el, sabia también que a pesar de ser hijo del mismísimo Hades aún se comportaba como un niño, pero lo que no sabía y tampoco se creía es que Di Angelo se asustaba con las películas de terror, tanto como para tener que pedirle que durmieran juntos. Eso era la mentira más grande que le habían dicho y vale que era algo despistado pero no estúpido -no tanto, al menos-.
¿Como habían llegado a aquello? Fácil, un día de visita por parte del príncipe de los fantasmas, una noche de maratón de películas de terror -en donde Nico no había dicho nada durante las primeras 6- mucha comida chatarra y bien, ahí estaban: los dos en una misma habitación, en la misma cama, demasiado juntos -porque su cama no era tan grande- y sintiendo no solo la respiración del menor en su cuello, sino también sus manos recorriendo su cintura y su abdomen. Si se supone que estaba asustado no debería dormirse tan pronto y bien, debería estar inquieto pero no de esa forma.
Era la quinta vez que le reclamaba por aquello y retiraba sus manos pero Nico solo le gruñía entre sueños y volvía a abrazarle y manosearle como si fuese un peluche -ya se empezaba a sentir acosado-.
Pero la cosa se hubiese evitado si no fuese tan amable y no hubiese cedido ante los caprichos del menor, pero claro con los ojos brillando por "el miedo" y la voz temblorosa del menor no se pudo negar, en ese momento creyó que en verdad estaba asustado, pero cuando había dicho que aceptaba el mismo Di Angelo había gritado de felicidad. Debió haber visto las señales del claro chantaje, pero claro, si era el mismísimo cabeza de algas, aquel que nunca veía lo obvio, pero además quería verse como un buen primo -más idiota no se pudo haber sentido-.
Suspiro nuevamente en señal de derrota y retiro por sexta vez las manos de su amigo-primo de su cuerpo, pero como era de esperarse a los tres segundos estaban de vuelta. Intento ignorarlo y cerró los ojos para dormir, debía poder dormir, esperaba poder hacerlo.
*****
Cuando el hijo de Poseidón ya estaba profundamente dormido Nico se incorporó lenta y silenciosamente para ver el semblante de su amigo-primo. Lo había logrado, había conseguido poder compartir la cama con Percy y sobre todo había avanzado un paso más en su magnífico y malévolo plan, si el de ojos verdes se acostumbraba a su presencia de esta forma probablemente dentro de poco podría incrementar el nivel de sus caricias.
Lo observo por un momento más y no pudo evitar reír un poco ante la ingenuidad de su adorado primo, ¿en serio se había creído que él, le temía a las películas de terror? Era más fácil creerse que su color favorito era el rosa en vez de aquello, pero no lo iba a negar, le agradecía a Poseidón por haber procreado a un hijo tan ingenuo y a la vez tan deseable.
Se acomodó nuevamente, envolviendo a Percy entre sus brazos y atrayéndolo más a él, el siguiente paso sería ver como separarlo de Annabeth, pero eso no le quitaba el sueño, sería más fácil que lo que había logrado con pequeñas mentiras y grandes caprichos.