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The clerk and the cat por JiGoKu nO HaNa

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Notas del fanfic:

 

Sadaharu: konbanwa...

Mika: Holi...

Sadaharu: Adios! que les guste mucho!

Mika: adasdas así no, dale mas amor a los lectores de originales cofcofcofaunquenodejencomentarioscofcofcof

Sadaharu: jajajaja

Mika: ¡Un proyecto paralelo!

Sadaharu: yes

Mika: No, mentira, escribimos durante mas de una año un monton de cosas

Sadaharu: De hecho hay muchos como estos, lo que pasa es que tenemos mucho tiempo libre, mucha imaginación y muchos fetiches

Mika: Hay para regodearse. En esta ocasión les traemos algo mas bien reciente

Sadaharu: yes, y no tan largo, bueno, no aparenta ser tan largo como las otras cosa

Mika: cofcofporquenoestáterminadoaúncofcof lol

Sadaharu: por eso, pero ya lo estará

Mika: pero da igual, hay mucho material, y lo terminaremos, eso una promesa! :D

Sadaharu: yes, entonces, ¡leanlo! y que les guste mucho <3

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Mika: ¡Un pequeño detalle antes de leer!

Sadaharu: Somos dos personas, esto es un rol adaptado a fic

Mika: Así que tengan en cuenta eso un poco antes de leer, hemos hecho todo lo posible para que la lectura sea fluída pero quien sabe, es mejor que lo sepan

Sadaharu: yes, ahora si, ¡a leer!

Notas del capitulo:

Al habla la titular de la cuenta lol Mika:

El primer capítulo de un par más, si bien tenemos bastante material nos gusta publicar capítulos extensos. Esperamos les guste, ¡y nos pidan mas! Eso sería maravilloso <3

Era algo tarde ya, aunque por suerte había alcanzado el último tren hacia su casa. No acostumbraba quedarse a las reuniones después del trabajo con los compañeros, pero al ser invitado por su superior no había tenido más opción, pues aún a sus 24 años, Donovan no era el hombre más sociable del mundo. Lo hecho, hecho estaba y ahora, se encontraba caminando con su traje de trabajo por la solitaria estación hacia la salida, sólo quería llegar a casa, jugar un rato y dormir.

 

Otra persona estaba en una situación bastante opuesta a la del trabajador antes descrito. Se había quedado tonteando en el centro como siempre, hasta tarde, pero el dinero se le había acabado, por lo que se daba vueltas por la estación, sabía bien donde conseguir más. Aquel tipo alto, trajeado, de cabello incoloro y cara de sueño parecía una presa más que perfecta. Se ponía la capucha de su abrigo y con las manos en los bolsillos subía al mismo vagón que él. Esperaba tuviera más dinero del que aparentaba, le quitaría también el celular para asegurar un botín digno.

Donovan no se percataba de que era seguido aún con ese mínimo de gente. Salía del vagón, todo normal hasta que algo interrumpía su camino cuando estaba a punto de subir las escaleras para salir de la estación.

—  No vaya tan rápido, señor trabajador— su voz siempre ambigua sonaba maliciosa, tal como quería, mientras apoyaba la punta de una pistola contra la espalda del más alto—. De ser usted no me movería, mi dedo puede resbalar...Deme su billetera, celular, todo lo que sea de valor, aporte a mi causa. Rápido.

 

Se había parado al compás de la voz de esa persona, había tenido esa sensación extraña que te hace cerrar los ojos un momento al percatarte de qué tan cerca de ti hay un arma, el dolor de estómago, no volteaba. A fuerza de vivir en la ciudad sabía qué hacer en esas situaciones, no era la primera vez, era un poco frustrante pero quien lleva el arma manda y no estaba para hacerse el valiente. Sacó su cartera y el celular, analizaba la voz y desde donde le hablaba, una baja estatura, debía ser una mujer, bueno, por lo menos sus cosas se las llevaría una gatita callejera y no un perro rabioso, aunque en el fondo todos eran ratas, y si fuera por él...

—  Es todo lo que traigo —nunca cargaba mucho efectivo en la cartera, sólo para emergencias u otras cosas, pero su celular era bastante caro y no tenía mucho de haberlo comprado, eso sí dolía un poco.

 

—  Que miserable cartera...—comentaba el ladrón guardándose las cosas, aunque no se iba sin antes hurgar personalmente en los bolsillos ajenos—. Parece ser todo por hoy, buen chico, nos vemos~—corría escaleras arriba para desaparecer de la estación como bien sabía.

El mayor entrecerraba los ojos, eso de “miserable” era demasiado cínico para un ladrón de carteras, no decía nada, le dejaba hacer lo suyo y luego lo veía marchar. Debía reportar las tarjetas y celular al día siguiente, tramites, un montón de lata, pérdidas para su economía y frustración, la vida de todo ciudadano que se respete. Por suerte su casa no quedaba muy lejos de la estación, ahora tenía una escusa más para rechazar las invitaciones de sus compañeros de trabajo.

Llegando a casa lo primero que hacía después de meter su cena al horno, era prender la portátil y contar a todo el mundo lo que había pasado: era el tema de conversación con todos sus contactos mientras comía. No pasaban nunca cosas fuera de lo normal en su vida, ni malas ni buenas y elegía no contarle a su madre al respecto, ya iba a dormirse un poco tarde.

El ladronzuelo se iba a gastar el dinero y lo hacía rápidamente, no era para nada un monto muy grande. Al día siguiente podía vender el celular, de eso si obtenía un buen monto, a pesar de ello la idea de molestar al propietario de aquella cartera barata no se iba. Tenía su identificación, sus tarjetas y un montón de porquerías sin importancia, pero seguro que al tipo le gustaría recuperarlas.

×

 

Después de la “agitada noche” debía asistir al trabajo al siguiente día y pedir dinero prestado a alguno de sus compañeros hasta que pudiera resolver lo de sus tarjetas, era un poco bochornoso el asunto, o por lo menos la parte en la que debía describir al asaltante, lo cual tendría que hacer en la estación de policía por la tarde, aunque no esperaba que sirviera de mucho, sólo para acelerar algunos procesos de papeleo en alguna otra cosa de las que le había robado.

Para el menor no había sido difícil saber cómo volver a dar con el tipo aquel, no lo había visto antes en esa estación a esa hora y por su manera de vestir era un simple oficinista, sólo debía esperar a una hora normal de salida de oficina en la misma estación. Pronto lo veía y la cantidad de gente ayudaba a que no lo vieran a él, podía seguirlo con tranquilidad hasta su casa.

Donovan llegaba temprano a su casa y comenzaba por sacar cita con el banco y alguna tienda de crédito usando la línea de casa, también para reportar su celular. En esos momentos reconocía que la línea fija si servía de algo, ya había olvidado para que la tenía; al siguiente día tendría que ir a la comisaría, era tan molesto como lo había pensado, se decía a si mismo mientras preparaba su sencilla comida, después de eso era ir a plantarse frente a la gran plasma en su habitación, esa noche tenía una importante partida en línea que atender, toda una cruzada contra alienígenas, con compañeros confiables en su equipo todo era posible.

El departamento donde vivía el tipo no era la gran cosa, pensaba el joven ladrón, pero podía ser peor. Sabiendo donde vivía pensó en qué hacer, estaba aburrido y tenía hambre, así que teniendo en cuenta que aun cargaba su "arma" sabía que podía conseguir varias cosas más por parte del albino. Con seguridad entonces, iba a tocar la puerta de su departamento.

 

Estaba en medio de algo interesante camino a una montaña junto con tres viejos compañeros de juego, con los que curiosamente no se había visto en persona más que una vez con un par de ellos, pero jugaban todas las noches; el timbre de la puerta sonaba repetidamente y lo hacía desistir de ignorarlo, dejaba en suspensión su partida y avisaba a los otros, dejaba los audífonos de lado e iba a abrir la puerta, no se imaginaba qué podría ser tan importante a esa hora, tal vez algún vecino con alguna queja o cualquier tontería de la casera. Nadie nunca iba a molestarlo a esa hora, por eso no pensaba lo que le esperaba mientras abría el cerrojo armado únicamente con una bermuda negra y una playera gris y vieja con un logo de pacman. Definitivamente no se esperaba lo que había al otro lado de la puerta.

—  Hola~, señor trabajador—le apuntaba con el arma sonriendo ampliamente, admirando la pinta casera del tal Donovan, según decían sus credenciales— ¿Me invitas a pasar? Tengo hambre, sabes, cuando eso pasa, ando de mal humor...

 

Tragaba saliva al verlo apuntarle así, actuando tan campante. Esa voz, sin duda era el ladrón del día anterior, ¿chico o chica?, pero más importante, ¿por qué de toda la gente a la que podía acosar, iba tras él? ¿Hambre, estaba jugando con él? Lo pensaba un poco, tal vez cerrar la puerta y llamar a la policía, pero, esta persona tenía un arma y además de todo, le resultaba un poco bochornoso ser víctima de una persona de ese tamaño, ¿era un estudiante de secundaria o qué? Terminaba por dejarlo pasar evaluando la posibilidad, no quería problemas, le daría lo que quisiera y que se fuera, ya vería después qué hacer para que dejara de molestarlo.

Justo como el otro pedía, iba a su cocina y traía algo de lo que había cenado, todo en silencio, se sentaba frente a esa persona en la mesa, no sabía qué hacer en una situación así, lo único que podía hacer era mantener la calma y no hacer ninguna estupidez, quizá también pudiera hacerse de alguna oportunidad contra el asaltante.

El más bajo analizaba bien el lugar con la mirada, siempre apuntando con seguridad su arma, no se distraía a pesar de que lo parecía.

—  Oh...no está mal, por fuera parece de lo mas promedio, pero tienes buenas cosas aquí adentro—comentaba referente al departamento, como si fuera a asaltarlo, pero no planeaba eso por el momento, mas bien, estando cerca de él, sentado a la mesa, la apariencia del mayor captaba su atención, no solo por su descuidado look. Se quitaba la capucha y dejaba su arma muy cercana a él para empezar a comer—. Ni lo pienses, sedentario oficinista, no tienes ni la mitad de mi agilidad—advertía notando los ojos azules del mayor sobre su pistola.

 

—  No estoy pensando en nada —respondía al fin algo mirando a otro lado, con un rostro inexpresivo, que allanara su casa de esa forma, tenía que controlarse de ser hostil, pues si bien el arma era peligrosa y sabía reconocerlo, tampoco se iba a cagar de miedo, no era ese tipo de persona; se mudaría de inmediato luego de esa noche, eso era seguro, no iba a aguantar que un niño de secundaria vago le hiciera bullying directamente en su casa.

 

—  “No estoy pensando en nada”, no me jodas, lo tienes pintado en toda la cara, pero como tu comida no es tan mala como parece, estoy de mejor humor—lo miraba mejor, con más calma, sus ojos azules, su cabello blanco, se veía enojado, lucía bastante atractivo a sus ojos—. Dame algo para tomar, vamos, que mal anfitrión.

 

Entrecerraba los ojos mirándolo directamente un momento y al final se levantaba para servirle a su “invitado”; ¿qué era eso de que su comida no era “tan mala como parecía”? No en vano había ido a esas vergonzosas clases de cocina a la que su madre lo había mandado antes de que se saliera de su casa, le había costado mucho trabajo aprender todo eso y ¿qué era esa burla? Definitivamente era un mocoso, un desagradable mocoso con un tono de voz inquietantemente burlón, ¿y qué era esa cara? ¿Chico o chica? ¡Que se decidiera de una vez mierda! Le dejaba un vaso de jugo a un lado, poniéndolo enérgicamente sobre la mesa, y volvía a sentarse a su lugar, solo quería que se fuera.

—  Uy, que fiero—se burlaba por lo del vaso, lo bebía hasta la mitad y seguía comiendo hasta estar lleno y suspiraba satisfecho— Sí, definitivamente no es tan mala...Bueno, si vives solo debes saber cocinar, por lo menos.

 

—  Es todo un halago que le guste mi comida —se cruzaba de brazos, no dejaba de ver, ni a esa persona, ni a su arma—, pero no quiero escuchar eso de alguien que vive de lo que le quita a los demás.

 

—  ¿Estás seguro de querer hacerme enojar?—levantaba una ceja y tamborileaba con sus dedos sobre el mango de su pistola.

 

No respondía nada a eso, lo veía jugar con esa cosa y no podía evitar tragar un poco de saliva, para tragarse las palabras que quería decir, había escuchado muchas y poco alentadoras historias acerca de asaltos y demás, quería salir lo mejor librado de esa situación, aunque le costara lo suyo.

—  Mis disculpas —y al final no podía callarse, hablaba con un ligero toque de sarcasmo.

 

—  Eso pensé—sonreía más que por la disculpa, por el tono aun enojado de éste, lo provocaría un poco más, si era capaz de desafiarlo, sería un tipo digno de su interés—. ¿Debería hacer un recorrido por tu casa? Para evaluar tus cosas, claro, ¿tienes algo divertido por ahí?

 

—  Pues hay una ventana grande y una puerta también… ¿no sabes lo que hay?, escuche que los ladrones miran antes de entrar a cualquier casa… toma lo que quieras y vete, no llamaré a la policía —estaba siendo obstinado, pero no estaba acostumbrado a ese tipo de presión, sólo quería a esa arma y a ese mocoso fuera de su casa.

 

—  Lamento que tus últimas palabras sean esas—tomaba la pistola y apuntaba a la frente del mayor donde disparaba, algo distinto a lo que el otro esperaba. Para luego matarse de la risa por la cara del mayor.

 

Cerraba los ojos cuando el menor le apuntaba así, sentía que había sido muy osado, pero no tenía la intención de rogar por nada, aunque eso significara perder todo por tan poco. Había temblado un poco, todo el mundo tiene miedo si se le apunta a la cabeza después de todo, y entonces lo sentía, como un liquido a temperatura ambiente caía por su frente, por su cara, ¿eso era sangre?, no, eso era agua.

Abría los ojos ante la carcajada del otro, eso era agua, ¡era una jodida pistola de agua!, había sido un tonto, había caído redondito, se le ponía la cara terriblemente roja, de vergüenza y coraje, lo había puesto en ridículo, un terrible ridículo, hora él tenía ganas de matarlo.

El bajito reía por un buen rato, casi cayendo de la silla, miraba con atención la cara del mayor, roja de vergüenza y coraje, se veía lindo a sus ojos.

—  Eres, hasta ahora, el más digno a la hora de ser apuntado por mi pistola de agua —le informaba, moviendo la mentada "arma" en su mano—. Hacerse en los pantalones es lo menos que hace la mayoría...Me gustas, sabes. En nombre de eso te traje esto—sacaba de su bolsillo la billetera del otro y se la tiraba—. Lamentablemente el dinero y el celular se perdieron, fue trágico...

 

En ese momento Donovan tenía varias opciones, correrlo de su casa, atraparlo y llevarlo ante la policía o vengarse él mismo; las dos últimas opciones eran las más problemáticas, pues, llevarlo ante la policía y decir que lo había asaltado una persona de ese tamaño y con una pistola de agua… sería un poco ridículo; tampoco se imaginaba cómo vengarse él mismo, rechinaba los dientes.

—  Largo de mi casa —decía tomando su cartera de regreso, por lo menos se había ahorrado horas de trámites y gastos en ellos—. Tú a mí no me gustas, ahora largo de aquí antes de que me arrepienta y te haga pagar todo esto —porque encontraría la forma, sólo hacía falta ponerle algo de imaginación, pero más que nada, en ese momento, estaba avergonzado; no quería verle la cara por más bonita que fuera. Se paraba y caminaba hacía él para sacarle él mismo si era necesario, ya había pasado demasiados ridículos, ahora que el pequeño no estaba armado, no le presentaba la más mínima amenaza.

 

—  Precisamente eso tenía en mente—él hablaba relajadamente, no temía para nada por la diferencia de tamaños entre ambos—, no lo “largarme de tu casa”, si no lo de pagarte. No soy una mala persona, lo juro—hacía caritas y usaba un notable tono cínico— fue muy malo lo que hice, quiero compensarte, aunque no tengo dinero pero...podría pagarte de otra forma.

 

—  Deja de jugar conmigo —le respondía golpeando la mesa y dejando la mano en esta de modo amenazante, él otro seguía tan campante, ¿qué se traía entre manos?—. Si no tienes dinero, ni mi celular, no veo como podrías pagarme —de verdad no se lo imaginaba, cosas que ocasionan los videojuegos.

 

—  Jajaja el hecho de que creas que puedes amedrentarme es demasiado chistoso jajaja—no podía evitar desviarse un poco del tema viéndolo comportarse tan rudo de repente—. Y referente al pago, da también un poco de risa que no entiendas, pero más que nada vergüenza ajena, ¿cuántos años tienes? ¿12? Vamos, no estoy bromeando, puedo pagarte de "esa" forma—le sonreía de costado y lo miraba con claras intenciones poco puras— te aseguro que puedo hacer cosas que no imaginas...

 

Entonces entendía a lo que se refería, eso era vergonzoso, ¿por quién lo estaba tomando?

—  No digas tonterías, ¿crees que soy alguna especie de viejo pervertido que necesita pagarse el “servicio”? —pero viéndolo bien, era bastante bonito, porque ya lo había descubierto, era un chico, aunque le había costado su trabajo adivinarlo por su cabello avellana algo largo y su ya mencionada hermosa cara. —Además, ni siquiera eres una chica — ¿qué se suponía que hiciera con un chico?, era lindo, sus ojos eran de un llamativo color caramelo algo rojizo, pero que fuera un chico no lo inspiraba tanto, aunque… miraba a otro lado un momento, como para cambiar sus pensamientos—. Sal de mi casa, ya te burlaste mucho de mí por un día.

 

—  Pues seguramente pronto empezaras a pagar, no te ves muy acompañado—se burlaba un poco más, pero nada muy en serio, todo en tono juguetón—. No necesito ser una chica, oficinista inocente, precisamente porque soy hombre sé precisamente donde tocar. No bromeo, soy muy bueno, puedo hacerte venir en cinco minutos solo con boca, es un buen negocio por donde lo veas.

 

¿A qué veía esa conversación?, un día antes le había robado, después había llegado a su casa con un “arma” y amenazado para que le sirviera y ahora, ahora le estaba ofreciendo sus “servicios sexuales”, algo estaba terriblemente mal con ese chico.

—  Sólo vete a casa —se llevaba una mano a la frente, tenía las orejas rojas—, puedes ser todo lo bueno que quieras, pero no me interesa hacer cualquier cosa con un adolecente —no quería ir a la cárcel, había escuchado historias sobre mocosas que engañaban a tipos pervertidos—ve a casa, tus padres deben estar preocupados, tuviste suerte conmigo pero no toda la gente es tan tolerante y yo estoy a punto de dejar de ser tolerante también —con esa voz tan coqueta, era seguro que podría cumplir lo que le prometía sin ningún problema, él también tenía un hermano en secundaria, no quería pensar si él siguiera los mismos pasos que éste.

 

—  Estoy a punto de cumplir mis veinte, genio—aunque sabía bien que por su apariencia, fácilmente se podía hacer pasar por un estudiante de secundaria— ¿En serio rechazarás tan buena oferta? ¿Qué eres; asexual, eyaculador precoz, impotente...zoofílico?—le daba risa ver la cara del otro al decir todo eso— O quizá idiota...

 

Bueno, eso era un poco sorprendente, aunque tampoco le iba a creer así como así que esa era su edad eral.

—  ¿Una persona decente, tal vez? —Le decía respecto a sus insultos— ¿Cómo sé que no me estas engañando de nuevo? —y no es que lo estuviera considerando de verdad… era solo que… —Ni siquiera sé cómo te llamas.

 

—  No sé cómo podría comprobarte mi edad, no traigo credencial ni nada así, sería idiota andar con eso en mi "profesión"—pensaba seriamente en que decir, pero realmente no se le ocurría, también pensaba bien sobre lo de su nombre, y al final tomaba una decisión rara según creía— Me llamo Ian y tú Donovan, es un buen nombre, no digno de un aburrido oficinista. Y bueno, ¿qué harás? En serio soy mayor de edad, no hay que temer y no hay nada que no te pudiera robar si hubiera querido, además, tratar de estafarte a ti no vale la pena.

 

—  ¿Cómo que aburrido?, eso es muy grosero —le preocupaba que supiera su nombre, después de todo había tenido su billetera todo ese tiempo, también debía saber donde trabajaba, eso era un problema—. Dejando de lado las estafas y que claramente me estas subestimando, tanta insistencia suena como… —prostitución— como si estuvieras vendiéndome algo, que se te haga tan fácil intercambiar un pago por sexo es un poco…

 

—  Yo solo uso los recursos que tengo a mano para conseguir lo que quiero—tenía una linda cara, un lindo cuerpo y había aprendido a hacer uso de él—. Pero en tu caso, no es para llegar a ningún fin—realmente la mentada deuda le valía—, es el hecho en sí, pienso que podría ser divertido contigo, no sé...Aunque por tu insistencia en rechazarme, creo que me equivoque, debes ser un maniático de las porno que prefiere ver y no hacer.

 

—  ¿Cuál es el punto de hablar acerca de mis falsos fetiches sexuales?, hasta donde sé, allanaste la casa de un tipo al que le robaste un día antes y luego ofreces sexo a cambio, no importa desde donde lo mires el único que parece tener un fetiche aquí eres tú —le decía con voz un poco apresurada, entrecerrando los ojos, sabía que sólo buscaba provocarlo.

 

—  Pues sí—aseguraba mirando a los ojos al mayor, como comentando cualquier cosa—, creí que ese punto estaba claro.

 

—  ¡Y lo aceptas tan fácil! —bueno, tampoco es como si se pudiera esperar otra cosa de un ladrón. Suspiraba mirándolo también, tenía razón en ser confiado por lo bien que se veía, es decir, no todos los días aparece una belleza y te ofrece sexo, especialmente cuando ha pasado un buen tiempo desde la última vez que lo practicaste, es decir, eso estaba mal—¿Y cómo me pagarías?, siendo un chico, estas tan confiado, ¿crees que eres tan bueno como para compensarme con eso? —Ese detalle, él nunca había dormido con un chico, o sentido algo parecido a excitación a lado de uno.

 

—  Juju...soy muy bueno, hasta me quedaras debiendo, seguro, pero si vale la pena podría ser un continuo pago de de deudas—reía un poco imaginándolo, no era un mal escenario—. Como pareces primerizo puedo darte a elegir, que amable soy contigo eh, sólo mi boca o todo mi cuerpo, ¿qué quieres?

 

Era increíble la facilidad con la que Ian decía eso, casi escalofriante, pero, no podía negar que había algo terriblemente incitante en todo eso y también una pequeña forma de recuperar algo de lo que había perdido, es decir, tampoco era un santo, ni tan buena gente y cobrarse aunque sea un poco, con esa cara bonita… ¿sólo sería una vez no?, era un hombre después de todo, los hombres tienen su necesidades, ¿quién podría culparlo por eso?

 

Notas finales:

Mika:¡Yay! Alguien llegó hasta aquí xD


Sadaharu: XD

Mika: Lo dejamos justo en una parte importante, ¡que problema!

Sadaharu: siempre es un problema, ella tiene esa mala costumbre jejejeje

Mika: ¡No me delates! Por cierto, dato a parte, ¿cuánto mide Donovan?

Sadaharu: como 1.88 o algo, es muy alto

Mika: E Ian es bastante enano, no llega al 1.60 jejeje  

Sadaharu: jijiji

Mika: Bueno, eso es todo por esta vez, ojala nos lean la proxima

Sadaharu: Ciaus


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