—Papá, no quiero ir — se quejó el pequeño de 4 años.
—Kai, tienes que ayudar a papá, sino, ¿cómo piensas comer?
—Tu los pescaras para nosotros — contesto con una blanca sonrisa.
—Yo puedo pescar por ti hoy, pero, ¿que pasara el día que yo no este? — aquel hombre a quien Kai llamaba Padre era un hombre de bien, paciente, inteligente, trabajador y sobre todo adoraba a su hijo, pues era el único que tenía.
Kai se había quedado pensando la pregunta que le había hecho su padre, a su corta edad no sabía de una respuesta para ello, pero si que le había hecho ruido en su cabecita.
—¿Ya lo ves? Cuando yo no estoy, tu eres el hombre de la casa — le dio un ligero golpe juguetón en su pecho — y debes cuidar de tu madre.
Kai solo se quedó haciendo un pequeño puchero inocente.
—Anda, vamos, no debemos llegar tarde — acomodo una pequeña mochila en el hombro del niño y lo tomo de la mano.
Salieron de su humilde hogar y caminaron hasta llegar al muelle, donde otro grupo de pescadores los estaban esperando.
—¿Otra vez te trajiste a Kai? — pregunto discretamente otro de los pescadores, al padre del mencionado.
—Sabes que no tengo donde dejarlo…aún es muy pequeño para que este solo y mi esposa también trabaja
—Pero solo nos retrasa, te distrae y no trabajas al 100% — le reclamaba el otro.
—Se porta bien — le miraba casi con suplica.
—Si, pero nos retrasa
—Compréndeme, es mi hijo….solo por esta vez — seguía sosteniendo de la mano a Kai, lo había mantenido entretenido con un juguete de madera tallado a mano que el mismo le había regalado.
—Lo siento, ya no queremos que lo traigas, a ver cómo le haces...déjalo con un vecino, o yo que se, pero si no dejas a ese niño, tu tampoco subes.
La preocupación inundo al pobre padre de Kai, tenía que trabajar, no, necesitaba salir a pescar, era el único trabajo al que se podían dedicar en aquella pequeña aldea de la Isla de Jeju.
Siempre vendían lo que atrapaban a los mercantiles de la zona de comercio de ahí mismo, pero en realidad ellos nunca se apartaban mucho de su zona de vida.
—Espérenme…voy a ver dónde dejarlo
—Te vamos a esperar media hora, en lo que desayunamos, tu sabrás.
El hombre salió de la mano con el niño y caminaron de regreso a la aldea, entraron a la casa.
—¿Qué pasa? —pregunto el pequeño
—Kai, escúchame…— se agacho el padre — tu siempre me has dicho que eres grande ¿verdad?
—Si, yo ya soy grande.
—Bueno, necesito que seas muy grande ahora…papá te dejara un momento aquí en casa.
—¿Por qué?
—Porque esta vez, no quiero que trabajes, decidí que debes descansar
—¿Por qué?
—Porque papá te ama…. — beso su frente — ahora, prométeme que te vas a quedar aquí adentro, que no vas a salir para nada, y que no harás travesuras.
—No..
—¿No?
—No, papá
—Muy bien, solo quédate en tu cama y juega con tus juguetes…
—Pero ya me aburrieron — volteo a ver la caja donde guardaba aquellos, solo había dos, y se veían bastante usados.
—Papá te traerá uno cuando regrese, ¿está bien? — el pequeño solo asintió.
Y así con una inmensa preocupación, aquel hombre salió de la casa cerrando la puerta, dejando a su hijo detrás, le dolía el corazón dejarlo, el no llevarlo con él, pero aún era muy pequeño y debían comer.
Desafortunadamente para el padre de Kai, este era demasiado inquieto y curioso, al principio había decidido quedarse en casa como su padre se lo había pedido, pero su naturaleza inquieta le impidió obedecer, así que después de unas horas, ya se encontraba a fuera de su casa.
Camino, por aquella vereda de piedras que su mente le hacía recordar, camino y camino y camino hasta que llego a una playa, nunca antes había estado en ese lugar, a lo lejos de la playa, había una casa, una enorme casa, el pequeño pensó que seguramente ahí viviría un ejército de personas, estaba completamente embobado, el solo había visto en su vida casas pequeñas y de madera, como las que había en su aldea, no como lo que ahora tenía enfrente. Si tan solo el viviera en un lugar como ese…
—¿Quién eres?
—Volteo asustado, detrás de él había un niño, completamente diferente a él, su piel era muy blanca, casi transparente, tenía unos ojos grandes y redondos tupidos por unas gruesas pestañas negras, de cabello castaño oscuro un poco largo y ligeramente ondulado, estaba cruzado de brazos y miraba a Kai con cierto recelo, sin embargo parecía un ángel.
—¿No hablas? — insistió el otro, pero Kai estaba asombrado y asustado, aquel niño era simplemente hermoso, debía haber venido del paraíso o algo parecido,
—¿entiendes lo que te estoy preguntando? — incluso hablaba diferente, otra lengua, algo que nunca había oído, simplemente no le podía entender.
—Luhan, ¿Qué haces? —salió una mujer de la casa de en sueño, Kai se asustó y casi se le salían los ojos, la mujer hablaba el mismo idioma que el nuevo niño.
—Este niño, apareció en nuestra playa — hablo.
—¿Hiciste un nuevo amigo? — pregunto aquella mujer, la cual era la madre de Luhan, el solo se encogió de hombros
—¿Cómo te llamas, pequeño?, ¿De dónde vienes? ¿y tus padres? — se dirigió al más chico, mirándolo a los ojos.
Pero la señora solo recibió una mirada asustada de Kai.
—Oh, se me olvidaba que no estamos en China — exclamo y volvió a repetir las mismas preguntas pero en Coreano, el idioma de ahí.
A Kai le habían brillado los ojos, por fin había conocido y entendido lo que decían esas personas.
—Kai, de allá — señalo el camino por donde había venido — trabajando. — contesto las tres preguntas seguidas.
—Bueno, Luhan, ¿Por qué no invitas a tu amigo a comer? — se dirigió a su hijo. — cuídalo, se ve que esta un poco débil.
—Si, ven, Kai — Luhan tomo de la mano a Kai, y efectivamente era más grande, Luhan acababa de cumplir los 5 años, pero en edad infantil, la altura era notable incluso con meses de diferencia.
— mi papá me dijo que no me fuera — apenas pronuncio sin querer moverse del lugar, justo ahora le llegaba la preocupación de su padre, ya que le había desobedecido.
—Solo vamos a jugar un rato…— lo llevo de la mano y las mejillas de Kai se sonrojaron— me llamo Luhan.
—ru..ru..
—No, Ru no. Lu…Lu-Han — corrigió su pronunciación.
—Lu-han
—Si así — le sonrió y Kai también lo hizo casi en acto seguido del mayor, se sentía como hipnotizado por él, como si hubiera visto a un ser divino.
Jugaron toda la tarde en la arena, la madre de Luhan le había ofrecido una cena deliciosa a Kai, algo que Jamás pensó que comería en su vida.
Pero cuando el atardecer llego, Kai sabía que debía volver a casa, a su corta edad sabia de responsabilidades.
—Ya me voy, ru...Luhan
—¿Ya? Pero es muy pronto — le miraba, estaba todo lleno de arena.
—…. — el menor no supo que decir
—Volverás mañana, ¿verdad?
—si — dijo casi sin pensarlo
—Entonces…nos vemos mañana, Kai — se despidió con la mano.
—Adiós…
Entonces Kai corrió de regreso a su casa, al principio le costó trabajo pensar por donde se había ido pero su instinto lo llevo de regreso, afortunadamente sus padres no habían llegado.
Entro a su casa y espero, en cuanto vio a su padre corrió a abrazarlo y colgarse de su cuello.
—Papá, papá, papá, hoy me paso algo increíble.
—Kai, ¿ya sabes el uso de la palabra “increíble”? me alegro hijo, pero me cuentas mañana — venia completamente cansado y asoleado.
—no, ahora, ¡Tengo una amiga!
—¿Si? Qué bueno — dijo solo por quitárselo de encima y en realidad pensó que Kai se había inventado algún amigo imaginario, todos los niños lo hacían.
—Se llama Luhan — hablaba emocionado — es muy hermosa
—Hijo, los hombres no son hermosas, son Guapos….— le corrigió quitándose al pequeño del cuello.
—Luhan es ella — dijo emocionado.
—¿ella? — le pareció extraño, primero porque el nombre le sonaba a hombre y segundo porque, le preocupaba que su hijo a su corta edad ya se imaginara mujeres.
—Si..es muy bonita, la más bonita del mundo y es mi amiga —lo miraba emocionado
—Sí, está bien Kai, ya vamos a cenar para que duermas.
—No tengo hambre — dijo y regreso a su cama sentándose, que más bien era como un tendido de sabanas en el piso.
Al padre de Kai se le hizo extraño que no tuviera hambre, si era demasiado comelón, pero decidió pasarlo, pensó que eran cosas de niños creciendo.
A la mañana siguiente ocurrió lo mismo, el padre pidió a Kai que se quedara en casa, se portara bien y no hiciera travesuras, al igual que el día anterior, el menor prometió todo eso.
Pero justo minutos después de que su padre se fue, no perdió el mínimo tiempo, tomo su mochila y salió corriendo hacia la playa del día anterior, pero en su camino se encontró con un campo de flores silvestres, así que tomo una, alguna vez había visto que su padre traía a la casa y su madre se alegraba, si llevaba una flor a Luhan probablemente se alegraría.
Llego a la playa, algo cansado y agitado por correr, pero todo el dolor del cansancio se le quito cuando vio a Luhan sentado a la orilla del mar jugueteando con las olas que rompían en la arena y llegaban a sus pies.
—¡Luhan! — grito con todas sus fuerzas.
—¡Kai! — le saludo aquel moviendo la mano y llamándolo para que se acercara, el pequeño no lo dudo ni 2 segundos cuando ya estaba corriendo hacia él.
—Viniste — dijo el mayor sonriéndole.
—Toma — le aventó la flor, no sabía cómo hacerlo, así que simplemente fue torpe y así se la dio.
—¿esto? ¿Es para mí? — miro a Kai que solo asintió desviándole la mirada. —Gracias — le sonrió con dulzura cuando sus miradas se cruzaron lo cual hizo sonrojar más al menor —¿te pasa algo? Tu cara esta roja — intento tocar su mejilla.
—No me pasa nada — evito la mano de Luhan
—Vamos a jugar — tomo la mano de Kai y se fueron nuevamente a perder entre rocas y arena.
Jugaron por un rato, rodando por todas partes hasta que Kai se quedó con la mirada fija en un brillante objeto que colgaba del cuello de Luhan.
—¿Qué es esto? — le miró fijamente tomando el collar entre sus pequeños dedos.
—Es un cristal — contesto tranquilo — ¿te gusta? — pregunto al verlo tan emocionado.
—Es muy guapo…— Luhan rio, ante el mal uso de la palabra de Kai, pero decidió no darle importancia.
Como la vez anterior, La mama de Luhan les había dado de cenar comida deliciosa, Kai se sentía fascinado con aquella familia, sobre todo con Luhan.
Así pasó la semana, aquella tarde hubo un brillante y caluroso atardecer de un viernes…
—Kai… — Luhan detuvo de la mano al menor antes de que se fuera, este solo se le quedo viendo — toma —le dio el collar de cristal.
—¿Para mí? — abrió los ojos.
—Si..Para ti…— le sonrió— y también esto — lo tomo del rostro y le robo un beso casto y atrabancado en los labios, lo que dejo a Kai asombrado, anonadado y sonrojado — Adiós Kai…
Entonces Luhan se fue…dejando a un confundido Kai, al mismo tiempo emocionado, Jongin camino perdido en el espacio de regreso a su casa, iba a paso lento y como en un trance feliz. No podía explicarse lo que acababa de pasar, pero su corazón latía fuerte, muy fuerte.
—¡Kai!— le llamo uno de los ancianos de la aldea en cuanto lo vio, llevándoselo ve la mano— ven aquí jovencito…
—¿Qué? — hablo, seguía perdido en el limbo..
—Tu padre esta como un Loco buscándote por todas partes, esta que se infarta
Lo llevo de regreso a la aldea —¡Hey! Aquí está tu chamaco — dijo el anciano al pobre padre histérico.
—Kai, ¿dónde estabas? ¡¿Quieres matarme?! — abrazo a su hijo con fuerza — ¡te dije que no te salieras de casa!
—Pero papá…me beso — dijo emocionado el pequeño, avergonzado
— ¿De que estas hablando? — Se lo llevo cargando
—Es que Luhan es mi novia…— afirmo
—Otra vez con esa tal Luhan, basta hijo, no existe esa niña
—Si existe…la veo en la playa todos los días.
— ¿Qué? …— se llevó la mano a la frente comprendiendo que su hijo si había tenido contacto con otra persona — Kai, ¿Porque te fuiste la costa? No debes juntarte con los turistas.
—¿Turistas?
—Sí, con los turistas, porque son gente de afuera que solo nos tratan mal…solo les interesa comprar nuestro pescado y nada más, son groseros y te pueden robar, no son gente de confianza.
—Pero Luhan no es eso…. — reclamo sin entender bien lo que su padre decía, el solo quería seguir viendo a su “Novia”
— Basta, no quiero que me vuelvas a desobedecer, ni a salirte de casa ¿me escuchaste? —Kai solo asintió — si mañana me entero que de te volviste a salir, no te comprare el juguete que me pediste, ¿está claro?
—Si…… — bajo la mirada — Si, papá — corrigió.
Pero poco le importo, a la mañana siguiente cuando su padre salió a trabajar como de costumbre, corrió hacia la costa ignorando al anciano que movía la cabeza de lado a lado.
Llego al lugar de siempre, a la hora de siempre, pero la persona de siempre ya no estaba...de hecho no había nadie más, solo personas destruyendo la hermosa casa que apenas ayer había sido habitada por la familia de Luhan.
—Niño… ¿Qué haces aquí? Es peligroso — le dijo un hombre grande, de unos treinta y tantos mientras apagaba un cigarro en la arena.
—Yo….Yo…Luhan
El sujeto soltó un silbido fuerte, rápido llego otro hombre junto con una mujer
—Servirá — la mujer sonrió evaluando al pequeño — y es joven, mejor aún…
—¡Llévenselo!