LONELY LETTER
Nada dura para siempre
Al final, tú también cambiaste
No hay razón, no hay sinceridad
Debo olvidar esa cosa llamada “amor”
¡Esta noche voy a ser insolente!
Y como de costumbre el Jack Black estaba completamente lleno, la barra servía de apoyo la aturdida cabeza de algún ebrio de pacotilla que ya no resistía una copa de vino, el demencial aroma a sudor y bebida confirmaba la reputación antro de marineros, un día en puerto para desinhibirse con licor barato y mujeres en los mismos términos. Pero la atención no la había capturado la voluptuosa pelirroja o cualquier otra princesa del burdel. Atraídos por la exótica belleza e impulsados por su perversión rodeaban como asquerosas moscas la dulce miel, de una piel tersa a simple vista una seductora mirada vanidosa cubierta por mechones de cabello azul sus esmeraldas orbes tenían un engatusarte brillo particular a la luz de las velas.
- ¡Qué demonios haces aquí! –aunque bastantes hombres se le habían acercado al más joven de aquel antro, por cobardía o simple dubitación interna ninguno se había dispuesto a entablar conversación, aquel moreno era el primero
- Y eso a quien le importa –su desgano trataba de animarse o al menos enfadarse más mientras llevaba la copa a sus labios- Ya déjame en paz, que me sigas a todos lados es molesto
- Dejare de seguirte cuando madures un poco –apresuro a responder sarcástico, tampoco se encontraba ansioso de seguir rodeado de tanta peste- ¿para eso te mudaste a la playa? Para frecuentar lugares de este tipo
- A “ella” no le importa ¿Por qué a ti si? –agrego antes de llevar otro trago de el néctar agridulce a sus labios- si eso era todo vete
Frunció el ceño y apretó los puños, ante tan absurda lógica responder sería una pérdida de tiempo; su brusquedad asusto incluso a los más escalofriantes sujetos del bar, prácticamente lo arrastro a la salida sujetando fuertemente la muñeca del menor tras llos el cantinero reclamaba la cuenta pero el moreno hacia caso omiso a los reclamos, ya arreglaría luego los asuntos con el mugriento antro
Pasaron por lo menos dos calles antes de que el menor perdiera la voluntad y caminara como un títere movido por hilos, cuando el mayor sintió su ausencia finalmente lo solto para darle la reprimenda de su vida, de no ser que lo quería en un exagerado grado obsesivo lo mataría literalmente.
- Ciel… ¡ya deja esto! ¡entiende que se fue!
¡Déjame solo!
Al fin y al cabo ya estaba solo…
No tengo a nadie, todo es insignificante
Debo olvidar la dulce comodidad
Esta noche voy a ser insolente
Sus miradas parecían descifran una batalla perdida, donde al final era un solo monologo de cuestiones internas para los ojos azules. La calle principal estaba cerca, seguramente podría tomar un taxi meditaba para si el menor; no se había percatado que aun tenía la mirada clavada del moreno; pero como andaban los ánimos no pensaba preguntar nada mas y solo lo ignoraría.
Si, sabía perfectamente que era un dolor de cabeza, más aún para él que trataba de cuidarlo, pero en realidad no quería su protección, de alguna forma entendía que le hacía daño con su indiferencia y sus innumerables desplantes, sin embargo como un perro leal siempre volvía a él, incluso pensó que si se iría posiblemente lo extrañaría pero tras tantas meditaciones llego a la conclusión que tenerse cerca solamente agravaba la situación de destrucción mutua, su compañía solo podría compararse al veneno, Ciel sabía perfectamente que ya nunca podría sentir nada y dar falsas ilusiones no eran su estilo, mucho menos a él.
- Lo siento –dio la vuelta despidiéndose con la mano ese leve ademan de adiós solo era una forma de evitar su mirada- nos vemos luego Claude-sempai…
- Ciel-kun…
Había sido una noche… ¿día? Agotador cuatro a.m. un nuevo record. Y pensar que apenas comenzaba el día, faltar una vez a la reunión matutina no sería el colapso de las empresas Phantom ni por una noche de alcohol sus acciones en la bolsa bajarían. Ese mundo vendido al mejor postor era todo suyo así las absurdeces a las que una vez al mes la depresión lo orillaban solo eran una mancha en medio de tanta perfección.
Giro la perilla y echo un vistazo dentro de su alcoba, con un grado de lastima la vio a ella, sus dorados cabellos sobre el almohadón de plumas y su rostro amnésico como siempre olvidando las malas pasadas de la vida, lo mejor para ella es dormir, pensaba para sí. Recordó como antes le esperaba despierta con los ojos hinchados por el llanto y la bata de dormir toda arrugada, pero en cuanto acepto el hecho de que nunca podría ser la cura de su depresión y más aún al darse cuenta que sobrellevar un amor unilateral era una tarea más difícil de lo que había pensado se dejó llevar por la frivolidad de las compras diarias y en contraste la beneficencia que se veía bien en los titulares.
No lo amaba, pero nunca podría odiarla; ¿no era acaso la mujer que le había tolerado cinco años de completa indiferencia? Respetaba bastante aquella rubia, mujer más pacienciosa no había conocido nunca, ni conocería puesto que su interés por las mujeres nunca había despertado. Cerro la puerta y se encamino al estudio, una vez más dormiría allí
- Claude…. Idiota, ya deja de seguirme alejaste a Alois… ¡por que demonios no valoras lo que tienes frente a ti! –en medio de su alcolizado soliloquio buscaba entre las gavetas alguna libreta donde escribir
Quiero ocultar mi dolor y hacerme aún más insolente
Así que puedes sentir pena, yo escupiré al cielo
Tienes miedo de mis palabras crudas
Y mis ojos impenetrables
Pero en realidad, soy yo el que está asustado
Quiero volver pero no tengo a donde ir…
Quiero amar pero no tengo a quien amar
¿Qué se supone que debo hacer?
Una pluma vieja, y un papel que tenía algo escrito en una cara, era perfecto, la carta menos formal sin remitente ni destinatario, solo un montón de anonimato en palabras aparentemente vacías, por lo general tardaba mucho en idear un saludo que disimulara a la perfección un trato agradable y buenas intenciones.
Pero ese no era el caso, al fin y al cabo no era la carta para él, si lo tendría en frente, seguramente le diría todo eso de esa forma.
Siempre es exactamente el mismo cielo
Siempre el mismo día,
Aparte de que tú no estás aquí
No hay nada diferente
Solo quiero sonreír olvidarlo todo
Como si nada hubiera pasado
Vivir la vida sonriendo
“aun no entiendo… que demonios te vi, no eres especial en lo absoluto, no, de hecho eres demasiado especial, te pareces a la luna… porque opacabas mi brillo, ¿Qué tenías? no lo recuerdo de entre todos me tope contigo, debiste dejar que cayera….
No te lo dije entonces, pero en realidad, esperaba que no me escucharas, en realidad esperaba que me ignoraras pero me hiciste caso, ¿Por qué?
¡Pensé que no me escucharías!!!
Incluso ahora, todo esto me parece un sueño, uno muy absurdo del que quiero despertar, me siento como un monstruo está herida no solo me duele a mí, pensé que lo lograría que mi orgullo aplastarían mis sentimientos , y sin embargo no sucedió, por más que he tratado no he logrado ponerme de pie nuevamente
¿Dónde te fuiste? Que no puedo alcanzarte. Mi querida estrella tu brillo te llevo a un lugar al que no puedo ir.
Pero aun así…. No quiero hacerte daño, quiero verte, quiero besarte extraño tus besos. Aunque ahora sea un monstruo, porque he hecho sufrir a tantas personas, que quisieran que se alejen que se aparten de mí para nunca más lastimarlas.
Dicen que hay personas que no están destinadas a ser felices, supongo que ese es mi caso y puedo aceparlo, ¿pero realmente debían involucrarse ellos también?
Me diste una esperanza que no he podido olvidar, me hiciste sonreír e hiciste que fuera feliz, todas esas cosas tontas que hicimos quisiera repetirlas y no solo atesorarlas como un recuerdo. Pero ya no estas, y no te encuentro.
Eres de lo peor.”
Un tibio manto de lágrimas resbalaba por sus mejillas manchando la breve carta sobre la que se apoyaba con ambos brazos sus fuerzas no le permitían seguir, se sentía demasiado miserable como para admitir que lloraba, para admitir que sufría.
Por la ventaba bailaba la cortina movida por el viento, la fría brisa de la noche le habían hecho ponerse de pie, con letargo se dirigió a la ventana para poder cerrarla de una vez y así poder dormir un poco
- Sebastian…
Sus labios fueron sellados por un beso silenciador, no importaba la escaza claridad donde fuera reconocería ese perfil, el beso se profundizo más ante la necesidad de jugar mucho mas con ese deseo furtivo de devorarse mutuamente. Sus lágrimas fueron secadas por los besos dulces del azabache que con una ternura increíble parecía curar con sus labios las heridas del corazón.
Beso en la frente al confundido pelí-azul aturdiéndolo un poco con el contacto, bajo hasta su cuello para dejar en el las marcas de su pertenencia quitándole nuevamente la virginidad a su piel. Gimió levemente mordiéndose el labio inferior para no ser oído por el mayor temblando al sentir un muevo roce contra su piel
- Por favor no te reprimas, no te he visto en mucho tiempo, me gustaría oírte gemir - a pesar de querer gritarle un montón de cosas y reclamarle por todo no pudo decir nada y solamente asintió con la cabeza
El camino que recorrió de su cuello a su cuerpo fue corto y aventurero, ninguno espero mucho hasta deshacerse de esa molesta ropa que les impedía sentir su piel.
Con su lengua lamio con gula uno de los pezones del menor sacando de sus labios el placer puro transformado en gemidos, con una mano comenzó atender el miembro del azulino que siguiendo el juego besaba el cuello del moreno también quería darle placer, pero el estado de shock no había perdido su efecto
- Ahh…. – no pudo reprimir gritando fuertemente de placer
Su miembro no tardo en despertar, se excito con el simple contacto del su amante y de seguir así sería el primero en correrse sin siquiera haber empezado, eso no seria justo. Pero en el juego de seducción no podía estar en tanta desventaja, y sorprendiendo al azabache comenzó también a besar su dorso dejando de lado su cuello y apartando la mano de Sebastian se liberó para así poder descubrir por su cuenta el ya despierto amigo del moreno. Posiblemente seria el tiempo de verse, pero no recordaba que el miembro de su amante fuera tan grande.
De todas formas eso acaso importaba, al principio solo beso su erección para después darle placer con su boca simulando sus embestidas, ¿habría aprendido algunas cosas en esos años o solo era la adrenalina corriendo por su venas? De cualquier forma lo hacía bastante bien, cuando presintió que terminaría apresuro su ritmo y como predijo la semilla de Sebastian se derramo dentro la cavidad de Ciel, sus rosadas mejillas y el ligero cansancio para su esfuerzo le daban un aspecto vulnerable, por lo que el azabache no tuvo que forzarlo para que lamiera dos de sus dedos.
Ya era tiempo de comenzar, con sus dedos preparo a Ciel que ahora con fuerzas sin reprimir el placer que sentía, cuando considero que estaba listo lo embistió sin cuidado alguno, después de todo no seria la primera vez
- Mnngh… N-no tan r-rap-ido…. –su voz entrecortada al igual que todo su cuerpo trataba de ponerse al ritmo de Sebastian, que parecía tener urgencia de poseer su cuerpo.
Movió un poco más sus caderas esperando que de esa forma entrara todo el miembro de Sebastian, al sentirse correspondido Michaelis apresuro aún más sus embestidas que parecían tener la intención de partir al pobre Ciel
Con uas estocadas finales llegaron al tan ansiado clímax de la unión orgásmica finalmente después de tanto tiempo se habían vuelto a sentir a poseer a ser uno….
Abrió los ojos, el estrujado papel sobre el que se apoyaba estaba totalmente ilegible por las lágrimas y el deterioro de ser usado como almohada
- Por eso apenas oía tu voz… fue solo un sueño
Las calles vacías se llenan…
Con todos aquellos que están solos
A diferencia de mi corazón….
El clima aquí es tan malditamente bueno
Yo solía creer solo en ti, y era feliz
Pero absurdamente me he quedado solo….
Me hiciste una promesa con el dedo meñique
Pero al final…..
Nada dura para siempre
El sol comenzaba asomarse a pesar de ser aún muy temprano, se dirigió a la terraza de aquella mansión comprada bajo el consejo de sus padres para aprender a amar a su esposa y olvidar otros amores, desgraciadamente eso nunca sucedió.
La brisa fresca y el olor a mar, otro día perfecto.
- Que buena vista
La carta sujetada débilmente entre sus manos salió volando con la primera brisa que le arranco el papel de las manos a Ciel
- Supongo que así termina mi historia
Persiguió la carta con alas inventadas cayendo por el efecto real de la gravedad hacia el vacío.