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Tengo ganas de ti por Naminnie

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Miré mi reloj; marcaban las 12md. Podía oír a lo lejos la voz de profesor de inglés, o eso creo... La verdad, no estaba concentrado en aquel momento, mis pensamientos vagaban en cualquier lugar, menos en esa sala la clases. Pero aún así sentía la maldita sensación de cuando alguien observa con precisión cada uno de tus movimientos. Sabía exactamente de quién se trataba, por la misma razón desvíe mi mirada hacía la ventana, fue cuando me di cuenta que llovía horriblemente afuera.
-Mierda. – Musité entre dientes, llegaría empapado esta tarde a casa.
Seguí sintiendo esa mirada penetrante, que acechaba con decirme algo. Sabía que era SungJong; aquel chico nuevo que había llegado hace un par de meses a Seúl. Recuerdo solo haber cruzado un par de palabras con él, pero parecía que esto no había sido suficiente, pues observaba cada uno de mis movimientos, aún cuando ni siquiera nos encontrábamos en la misma clase. A veces tenía el presentimiento que me seguía hasta mi casa.
-¡SungYeol-ah! –Aquella voz tan particular me sacó de golpe de mis pensamientos.Volteé e inmediatamente pude reconocer aquella sonrisa tan característica en el rostro de mi amigo.
-WooHyun ¿Qué haces acá? –Pregunté sin mucho interés, pues se había vuelto costumbre el que viniera a buscarme. Fue entonces cuando recién logré darme cuenta que la clase había terminado. Al fin podría irme a casa. a refugiarme entre las sabanas de mi cama, hundiendo mis pensamientos sobre la almohada.
-Idiota. Vine por ti, porque es más que obvio que no has traído paraguas hoy. –Comentó como si fuese lo más simple del mundo. En su diestra traía el objeto que pronto cubriría ambas de nuestras siluetas bajo la lluvia.
-Tsk.- Hice chocar mi lengua contra el paladar, WooHyun siempre había sido así de preocupado, aún siendo niños él solía cargarme en su espalda cuando debíamos atravesar el pequeño riachuelo que nos llevaría a la casa de campo de la familia Nam.
WooHyun tenía la mala costumbre de siempre tomar de mi mano y jalarme con fuerza cada vez que tenía prisa y quería salir luego de la escuela. Odiaba eso, es que por la misma estúpida razón todo el mundo creía que éramos pareja... Realmente yo, lo detestaba. Pero creo que una parte de mí se frustraba aún más cada vez que él se nos atravesara en el camino; …l, era simplemente lo más perfecto que habían visto mis ojos... También dudaba que alguna vez fuese volver a ver una belleza tan grande como la suya. Cuando el viento acariciaba sus brillantes y negras hebras sentía como mi interior se revolvía, era un ángel. Esa sonrisa ladina que de vez en cuando tenía el privilegio de apreciar hacían que mis piernas temblaran por sí mismas e inmediatamente un calor inmenso y silencioso se apoderara de mis mejillas, haciéndolas tomar un color rojizo, el que yo mismo me encargaba de hacerlo desaparecer para que nadie lo notase. Por suerte hoy no se había aparecido, y eso ya me dejaba bastante tranquilo a decir verdad a pesar de que hoy tenía ganas de verlo.
¡Yah, yah espera! –Grité algo enfadado, sentía como iba lastimando mi brazo y mano en el trayecto. Entonces WooHyun se detuvo de golpe, no porque haya querido acatar mi supuesta orden de ese entonces, sino que simplemente nos encontrábamos en la puerta de salida. Soltó de mi mano alzando aquel objeto que traía consigo, el que no tardó en posar sobre nuestras cabezas, giré para mirarle y me sorprendí un tanto... Es que el muy idiota me sonreía de una manera extraña.
¿Vamos, Yeollie? –Me preguntó, colocando su brazo con la intensión de entrelazar el mío, rodé mis ojos al tiempo que un pesado suspiro escapaba de entre mis labiales y solo caminé, recibiendo de golpe el agua en mis cabellos, los que no tardaron en empaparse como si llevara horas caminando. De un minuto a otro sentí un calor rodear mis hombros, supe de inmediato quién era, y me limité a sonreír; estaba molesto.
Yeollie, Yeollie... Solo bromeaba. –Me repetía una y otra vez mientras me estrechaba contra su figura, bajé mi mirada unos segundos esperando alzarla luego y no encontrarme con nadie que nos conociera en ese comprometedor momento. Fue entonces cuando sentí la maldita sensación de que otra vez me observaban, tal cual solía ser en clases. Alcé la mirada algo dudoso, y por impulso la desvíe hasta la vereda contraria... Claro, era ese chico, SungJong. Esta vez su mirada tenía algo distinto, no me atrevería a decir si era odio, pero algo muy oscuro se notaba ocultaba. Traté de restarle importancia y solo caminé en silencio junto a WooHyun, forzando una sonrisa con mis labios al mirarle, pero era tan buen actor que jamás notaría que no era sincera.
Los minutos pasaron rápido sin darnos cuenta ya que nuestras conversaciones no tenían mucho sentido, pero solo nosotros solíamos entendernos de esa manera, ya que cualquier otro se aburriría... Así lo he pensando todo el tiempo. Nuestros pasos eran largos que ni nos dimos cuenta cuando ya habíamos llegado a mi casa, metí mi mano al bolsillo de mi chaqueta para sacar las llaves y fijando mi vista en la cerradura de la puerta me atreví a preguntar.
WooHyun... ¿Hoy no viste a MyungSoo? –Pregunté dudoso, sabía que de seguro me ganaría unas bromas de parte de este durante toda la semana.
Hhm. –Musitó seguido de una burlona risa llevando su mano a picar una de mis mejillas, provocando que le empujara volviendo a estar bajo la lluvia sin protección alguna.
No, no lo he visto. Adiós, Yeollie. –Dijo y dio media vuelta dando unas palmada sobre mi espalda. Me despedí con un ‘’Hasta mañana’’ y entré.
¡Ya estoy en casa! –Dije alzando mi voz y no demoré mucho en ver la figura de mi madre salir de la cocina con apuro cuando me proponía en subir a mi cuarto, ya que solo quería lanzarme a la cama y dormir hasta el otro día.
Hijo, hay un compañero esperándote arriba, dijo que debían hacer un trabajo así que hoy pasará la noche acá. La cena la he subido, coman y no demoren mucho en dormir. –Comentó mi madre. Mis ojos no tardaron en abrirse en demasía por sus palabras, ¿Quién será, y a estas horas? ¿Trabajo?. Solo asentí y corrí por las escaleras, necesitaba saber quién rayos era. Al llegar a la puerta de mi habitación giré la manilla de esta con rapidez, no sabía porqué mi corazón se había acelerado, tenía un leve presentimiento de quién podría ser. Y así fue, era él... La única persona que podía lograr que mis latidos aumentaran sin tener respuesta de aquello. Cerré la puerta tras mi espalda para acercarme tratando de no hacer mucho ruido, él dormía, en su rostro aun quedaban rastros de que había llorado. Me preocupé, pero tampoco tenía la intención de despertarle.
MyungSoo... –Susurré con voz baja, dejando en el suelo mi mochila para retirar mi calzado. La cena se enfriaría pero hoy yo, debía estar a su lado.

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