7 días.
Chanyeol estaba esperando en su camilla, al chico que había conocido antes de que el cáncer lo tomara, pensando en él, pensando en todas las cosas que habían hecho juntos, lo que se prometieron el uno al otro. Las cosas que se pensaron entre ellos para el futuro, que tenía destinado un tú y yo en el futuro.
Estaba mirando a la ventana, esperando que por cosas de la vida el chico más bajo que él volviera a verlo, y decirle que lo amaba, que lo extrañó y que no se volvería a separar de su lado. Esperaba un milagro, desde que se le había detectado el cáncer gracias a los síntomas que tuvo, no lo había visto otra vez, desde que su tortura empezó.
6 días.
Otra vez estaba mirando a la ventana, esperando por una de las cosas de la vida que el chico que tanto amaba volviera, y lo abraza con su calidez y lo alejara de todo lo que estaba sufriendo. Seguía esperando milagros.
2 horas después de que se perdiera en sus pensamientos como siempre, una de las enfermeras que le hablaba de vez en cuando y conversaban para que Chanyeol no se sintiera solo, le comentó que alguien le había dejado un ramo de flores, eran unas margaritas.
Chanyeol en el mismo instante que las vio, comenzó a recordar lo que significaban para él esas flores.
-Tómalas, las compré para ti.
-No las quiero, son demasiado cursis.
- A ti te encantan las cosas cursis, Baekhyun.
-Cállate Chanyeol, yo sólo me conformo con tus besos.
El chico bajito había tomado las flores, con una sonrisa hermosa y unas mejillas ruborizadas.
-Pronto yo te daré unas flores, serán las mismas, y sabrás que es lo que te quiero decir.
-¿Que estarás siempre conmigo?
-Siempre.
-¿Lo juras?
-Lo juro.
Había comenzado a llover, las lágrimas corrían por las mejillas de Chanyeol, y un dolor en el estómago se apareció. Pero no le dio importancia, él solo quería que su chico bajito volviera, y poder tenerlo en brazos, y besarlo.
Un juramento que no se cumplió.
5 días.
Le habían conectado unos tubos, Chanyeol no sabía de qué eran, pero el dolor en su estómago era insoportable. No quería comer nada, él solo quería ver a alguien, y que ese alguien le digiera que estaba ahí, que era real, y nunca se volvería a alejar de él.
Le habían otorgado un tipo de droga, para que no siguiera sintiendo dolor. Para que no siguiera sufriendo.
Su sufrimiento no estaba en su estómago, estaba en su corazón.
-¿Te duele?
-Mucho.
-Tenemos que llamar al hospital, a un doctor, para que te vea.
-No es necesario, se me pasará, Baekhyun.
-No lo creo.
Apuntaste mi corazón, y acariciaste mi pecho. Me dijiste que necesitaba ver a un doctor, pero yo no te escuché.
4 días.
Un amigo que no había visto en demasiado tiempo fue a visitarlo, Kim Jongin, su preciado amigo. Al que le contaba todas sus vivencias, sus sufrimientos, y todo lo que le carcomía por dentro.
-¿Cómo has estado Chanyeol?
-Me duele.
-¿Qué te duele?
-El corazón.
-Prométeme algo, Baekhyun.
-Dime, que te prometo.
-Prométeme que cuando salga de este hospital estarás conmigo.
-Lo prometo, Channie.
Una promesa, que para Chanyeol nunca fue cumplida.
4 días.
A Chanyeol le habían otorgado más drogas para que se le anestesiaran algunas partes que le dolían de su cuerpo. Pero nada le quitaba el dolor que realmente sentía, y el poco tiempo que quedaba.
Nadie le quitaba la esperanza de volver a verlo.
3 días.
Habían aparecido en el hospital algunos familiares de Chanyeol. Pero él no estaba feliz. Él solo quería a una persona cerca de él. Y ese era su preciado chico bajito.
-Baekhyun, ¿Dónde estás?
-Estoy aquí.
-Abrázame, dime que no te irás de mi lado.
-No me iré de tu lado Channie, te amo demasiado para alejarme de ti.
-Chanyeol, ¿Por qué lloras?
-Me duele.
-¿Qué te duele, Chanyeol?-Preguntaba su prima, a la que había cuidado con todo su ser.
-El corazón.
Dijiste que no te irías de mi lado, ¿por qué lo hiciste?
2 días.
Chanyeol sabía cuánto tiempo le quedaba, él todavía tenía la esperanza de volver a verlo. De recibir sus caricias. Y recibir uno que otro beso, tierno, con sabor a caramelo.
-Baekhyun, tus labios saben a caramelo.
-¿Será por qué estoy comiendo una paleta?
-No Baekhyun, para mí tus labios siempre saben caramelo, son dulces, para mí son sinceros.
-Estás sonrojándome Channie.
-Hasta pareces un tomate, Baekhyun.
Quería volver a probarlos, quería volver a besarlo, y más que todo volver a decirle que sabían a caramelo.
1 día.
Su tiempo se estaba yendo como segundos. Sólo le quedaban 2 horas y todos sus familiares y amigos habían asistido para que no se sintiera solo y decirle que ellos estaban con él, que no lo dejarían y que siempre lo iban a querer.
-Chanyeol, sonríe.
-No puedo.
-¿Por qué no puedes?
-Porque me duele.
-¿Qué duele?
-El corazón.
-Channie, sonríe para mí.
-Siempre sonrío cuando estoy a tu lado, Baekhyun.
-Sonríe más, quiero que el mundo vea que somos muy felices.
-Está bien, pero no sé si podré sonreír más de lo que sonrío a tu lado.
Chanyeol no se lo esperaba, su metabolismo empezaba a doler cada vez más. Más droga le daban para que por lo menos él muera sin dolor, pero se estaban equivocando, nadie le quitaría el dolor que estaba sintiendo en su corazón.
60 minutos.
Todavía tenía la esperanza de que su chico apareciera tras la puerta y lo besara. Él sería feliz. Y no sentiría el dolor que tiene ahora.
Si estuvieras a mi lado, yo sería feliz, justo en este momento.
30 minutos.
-¿Lo has visto?
-¿A quién?- Preguntó confusa su madre.
-A él, Baekhyun, Byun Baekhyun- ya empezaba a murmurar porque su voz no salía como debería salir normalmente.
-Antes de que llegáramos aquí, una mujer, no recuerdo como se llamaba, pero te había dejado una carta, con esta memoria mala que tengo, me acuerdo justo ahora, lo siento- Le entregó la carta, esta tenía un corazón pegado al lado del nombre, Park Chanyeol.
20 minutos.
No se atrevía a leer la carta que tenía, su vista estaba un poco nublosa. No tenía remitente. Pero el esperaba que fuera su chico bajito. Esperaba que le escribiera que él estaba con él. Que lo amaba, y lo iba a extrañar, ya no había vuelta atrás de lo que padecía.
Hola Channie, ¿Cómo has estado?, espero que bien, te escribí esta carta para decirte que no sufras por mí Channie, no llores, por favor. No pude ir a verte nunca, lo siento. Perdóname por hacerte sufrir tanto, no quería que esperaras a que regresara.
Aún te amo Channie, nunca dejaré de amarte, eso lo sabes. Pero yo no estoy sano tampoco. Verás, cuando te internaste en el hospital, ¿recuerdas que te dije que tal vez volvería o tal vez no? Pues de eso quería hablarte…
Es un poco difícil para mí decírtelo, no quiero que sufras con el poco tiempo que te queda, pero tengo que decírtelo, prometí que no te ocultaría nada…
Cuando te llevé al doctor ese día, que marcaba 03 de Noviembre en el calendario. Ha pasado mucho tiempo, ¿no? Jeje… A mí solo me quedaba un par de días. Tenía que ir a otro hospital para internarme y no sufrir de lo que padezco. A ti te han dado unos sedantes… pues a mí también me van a dar algunos, me dijeron que no me preocupara, y te escribiera una carta, padezco sida Channie, lo siento. Por eso nunca acepté tener relaciones, no porque no te ame, o te esté engañando, lo siento. No quería que sufrieras el doble, así yo jamás me podría ir en paz.
Sabes que no soy muy bueno para escribir cartas, soy demasiado malo redactando, pero con lo que te escribo, espero que sepas y no te preocupes. Sé feliz, sonríe. Tampoco te queda mucho tiempo a ti.
Te esperó allá arriba, Channie.
Con amor…
Byun Baekhyun.
10 minutos.
Chanyeol no pudo dejar de llorar y sentir que su corazón se alivianaba un poco, pero que se destruía poco a poco.
No quedaba tanto tiempo, pero a él eso no le importaba. Él tenía que ser feliz.
Y lo sería, allá arriba con su chico bajito.
5 minutos.
No soportaba más el dolor. Pero el estaba feliz, seguiría con él, después de todo. Estarían juntos.
-Nunca me dejes.
-Nunca te dejaré, Channie.
-Júralo Baekhyun.
-Lo juro.
1 minuto.
50 segundos.
40…
30…
20…
10…
1…
Park Chanyeol. 29.11.1992 – 10.11.2015
Dicen que el amor es hasta que la muerte los separe. Pero en el caso de estos dos enamorados no es así.
Si no, que es un amor más fuerte. Lleno de cariño, ternura, y muchas emociones que vivieron juntos.
Ahora están más unidos, allá arriba, conversando de lo que han pasado uno sin el otro. Dándose caricias y uno que otro beso.
Ahora son felices.
Ahora están juntos, cumpliendo su juramento.
Un por siempre.