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THE CRY OF THE PHONIX por sirenayaoi

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Notas del fanfic:

Continuo con mi publicidad inucitada

juejuejue XD

es lo unico que se me ocurre para ques estas maravillosas autoras le den un conty a estos muy buenos fics

El amor y otros demonios La Maldición del Demonio La vida de un mayordomo, la realidad de un demonio Stolen Love

Notas del capitulo:

espero disfruten!

el inicio

de lo que sera

una breve historia 

de...

 

~THE CRY OF THE PHOENIX~

Su profunda y cortante herida destilaba ese líquido rojo, sus prendas  humedecidas impregnadas por el escarlata comenzaban a destilar el terrible aroma putrefacto a muerte; no era agradable para él sentirse miserable; simplemente no podía resignarse a morir de esa forma  tan patética sosteniendo con su diestra su costado herido, intentando que el sangrado cesara. Maldecía su existencia por lo bajo;  sus recuerdos se agolpaban su mente una serie de fracasos y derrotas… una que otra victoria que nada le hacía a su montaña de derrotas

¿Patético?

Sí, eso era; su escala de aciertos y errores se reducía a vivir o morir; la dulce hiel sabor a venganza corría por sus venas; necesitaba poder, poder para destruir; poder que le quebrara el alma pero que cumpliera su egoísta deseo; sólo nunca podría hacer nada eso lo tenía claro,  sabiendo inútil el tratar detener la hemorragia  poso lentamente el brazo sobre su pecho, ni breves tres segundos casi en un cansino y vehemente intento levanto la diestra intentando rasgar con sus dedos el firmamento

-          Nunca fuiste mía….  Sayonara mi linda estrella-   sus morados labios producto del gélido ambiente de Londres balbuceaban lo que suponía sus últimas palabras

¿Cómo había terminado ahí? Tendido en el tejado de una casona londinense; cierto, ya  recordaba… aunque no era necesario hacerlo, volteo la cabeza a un costado chocando sus mejillas con los residuos endurecidos de la nieve

-          Otro humano…. –una leve carcajada salió de sus labios haciendo más agonizante el punzante ardor en su costado-  ¿qué haces....? –el apenas hilillo de voz había sido escuchado-

-          ¡quien es!  -aunque había oído la débil voz, sus ojos no lograban alcanzar al dueño de la misma- ¡¡no te escondas!!!

-          No me escondo… ¿Por qué corres? –con un ágil salto su maltrecho cuerpo abandono el tejado  y de rodillas encaro al humano-  ¿de quién huyes niño? –fingiendo su fuerza, lucía notablemente calmado aun cuando la sangre no había cedido al congelante aire

-          Yo  no huyo…

-          Entonces a quien buscas –no entendía porque, pero sus ojos tratando de apagarse ahora miraban fijamente los del menor- será mejor que lo dejes, vuelve a casa, seguramente tu madre esta preocupad….

-          ¡No! –con un manotazo aparto el gesto de gentileza que le mostraba el moreno acariciando su mejilla- No, no permito que me toquen

-          Entonces púdrete solo niño –volteo para… ¿para qué? Volver al tejado y morir; no, de hecho no tenía a donde ir, sería mejor para él morir solo como un perro, no dio un paso hasta desplomarse

-          O-oye…. ¡estas bien!!!!- no podía detenerse, seguramente no sería la primera ni la única persona que moría cerca de Scotland Yard, seria quizá otro inmigrante; si, eso era lo mas seguro en vista que sus rasgos no eran comunes. Su cabello profundamente oscuro como la noche y su piel en extremo pálida como si la vida se le escapara, aunque en efecto eso sucedía, el instinto le dijo al oído que lo dejara, no era su problema. Pero el calor de esa pálida mano el impedía que lo soltara, apretó con fuerza sus heladas manos intentando que reaccionara, si quedarse con un inmigrante ilegal era malo quedarse con un cadáver era peor- ¡¡no te duermas!!! ¡¡¡no te atrevas a cerrar los ojos, idiota!!!

-          ¿Qué?... –sus ojos distinguían apenas sombras borrosas que quien le gritaba desesperado- ah… eres tu niño, ¿por qué sigues aquí? Ya vete…  -su voz se apagaba y no tenía ganas de seguir con esa conversación-  te dije que te fueras

-          Idiota, no dejare que mi sirviente muera!!

-          ¿sirviente? ¿quién? ¿yo? –sarcástico sonrió creyendo todo una estúpida broma- ya entiendo… ¿eres un niñato burgués cierto? Tsk, Estúpidos niños de  la realeza... ¿crees que puedes mandarme? ¡Ni aunque este muerto seguiría tus ordenes!

-          Si no me obedeces pronto lo estarás –agrego sin ceder a las pestes que le gritaba el mayor- ¿Qué sucede no quieres morir?

-          Mocoso… ¡¿tienes idea de a quien le hablas?!  -él mismo sabía que pronto moriría, ¿Qué caso entonces tenía discutir cuando la vida se le iba?

-          No soy un mocoso, soy tu amo; y se quién eres –los entrecerrados ojos del moreno se abrieron desmesuradamente intentando digerir lo que oía, ¿sabía realmente quién era? Seguramente solo está tratando de seguirle el juego, ¿y si no era así?

-          ¿entonces quieres hacer un contrato?  -con sonrisa burlaba intentaba probar al menor

-          Sí.

-          ¡¡¡Imposible!!!!  ¡No tienes idea a lo que te estas metiendo!!

-          Claro que si, ¿quieres mi alma cierto? –cruzando los brazos sonreía con autosuficiencia como al ganar en una partida de póker- ¿hacemos el contrato?

El ambiente se congelo, los segundos minutos y las horas se quedaron paralizas al momento en que esos dos seres de mundos separados unieron sus manos. Una destellante aurora boreal se desprendió del cuerpo del moreno, envolviendo como unas manos invisibles al menor, acurrucándolo en un abrazo ni reconfortante, ni cálido, sino más bien asfixiante que aprisionaba su pecho obligándolo a gritar de dolor.  Ese no era el infierno, ni siquiera se le acercaba, solo era el principio del dolor

Su piel se sentía como desgarrada, cortada por miles de cuchillas, atravesándole  profundamente cada centímetro de su ser, mientras desde arriba con una sonrisa enloquecida su captor le observaba complacido.   

Las heridas del moreno desaparecían, mientras que las del azulino se incrementaban, el dolor lo consumía, pero intentaba por todos los medios mostrarse estoico e implacable. Un sello apareció extendido sobre su pecho haciendo que su corazón se detuviera por un instante.

El ritual concluyo.

Antes de que cayera al vacío el moreno logro atraparlo subiendo con el por el acantilado en el que se encontraban; así era la magia demoniaca transportados por los oscuros poderes de la noche había llegado a un lugar inhóspito propio de los rituales

-          ¿Debo ponerte un nombre?

-          No, ya tengo uno

-          ¿Cuál es? –cuestiono debilitado tratando de oír la respuesta antes de cerrar los ojos   

-          Abel, Abel Frederick Ames

 

 

-          Solo un regalo más, ¡recuerda que es mi cumpleaños!

-          Creo que lo mimo demasiado bocchan

-          Solo uno más ¿sí?

Sus azules orbes se abrían lentamente, a su alrededor no distinguía al molesto sol, ¿realmente ya era de mañana? O simplemente el idiota quería torturarlo.

-          ¿otra vez durmiendo hasta tarde? No aprende

-          Déjame en paz…. No me dejaste dormir sino hasta las tres de la mañana –resguardándose  bajo la impoluta sabana evitaba oír al moreno

-          ¿acaso es mi culpa que se porte mal, debo castigarlo? –su sonriente y sádica voz se escuchaba semejante a la risilla de un shinnigami blanco

-          A veces no sé quién es el amo tu o yo

-          No es obvio my master

-          Retírate, voy a levantarme –sentado sobre la cama finalmente había abandonado la idea de seguir abrazando a Morfeo

-          Como ordene

Cuando por fin se encontraba solo abandono la cama y camino en dirección al baño, empezaba otro de esos tantos e interminables días en la mansión.  El agua tibia sobre su cuerpo le devolvía un poco la paz que el moreno le quitaba a cada segundo,  ¿Por qué demonios era tan animado? Parecía más un niño que él mismo, bueno después de todo él podía hacer eso… pero, ¡que estupidez! Seguía siendo un adulto, ¿Cuándo se comportaría como tal?

-alguien toca, ve a ver quién es…

- aun con nuestra relación no puede ser un poco más dulce

-sigues siendo mi mayordomo, ¡apresúrate y hazlo!

-como digas, pero luego voy a castigarte

Reacciono antes de que la cristalina esencia entrara en sus pulmones, realmente estaba cansado como para dormirse en la tina.

-          Abel idiota!, porque dijiste “castigarme”, haces que recuerde cosas innecesarias….

-          ¡¡Oye Ciel abreeeee!!!!!!!!!!!!!!!!!

-          Tsk, Lárgate –hablando del rey de roma y… algo seguía, pero no era tiempo de pensar en viejos refranes, ya conocía a su intruso, si no abría tiraría la puerta y ya debía reponer un montón de cosas destruidas en la mansión

-          Lindo Ciel….

-          Que quieres –estrepitosamente abrió la puerta, envuelto en una toalla miraba con cara de pocos amigos al moreno de ojos  grises

-          Carta de la reina –con ambas manos sostenía el sobre, mientras acercaba en una cercanía inexistente el pedazo de papel al rostro de su supuesto amo

-          ¿otra vez quiere que vaya?

-          Deberías ir de una buena vez, solo es una audiencia… no es para algo urgente

-          ¿preparaste el desayuno?

-          Etto… recuerdas al bonito gato que adoptaste –con un halo de inocencia respondía bajito

-          Que TÚ adoptaste!!

-           Si como sea…. Tu linda mascota rompió la vajilla

-          Dirás TU linda mascota –una venita desesperada le hacía perder los estribos,

-          El punto es que comeremos fuera

-          Te odio

-          Y yo te amo

Porque no había ningún día que comenzara normal, no era alguien tan rutinario, ¡pero por dios! No podía despertar un solo día con nada roto. Lo que más le molestaba era ser la muñeca de trapo del azabache, siempre lo cargaba como si no  tuviese piernas para moverse; sin mencionar sus evidentes insinuaciones…. Y las veces que le llamaba suyo frente a la servidumbre. Aunque de hecho todas en la mansión ya conocían la supuesta “relación” entre mayordomo y demonio, la indiferente de Anet y por tanto más cuerda del grupo de maids; casi siempre hacia caso omiso  prefiriendo seguir limpiando algo; Amanda contrariamente se ruborizaba inocente cuando Abel borraba esa pequeña distancia entre su cuerpo y el de su maestro, su bipolaridad le permitía ser inocente en ese sentido y al mismo tiempo retar a una pelea a muerte al mayordomo principal;  el carmín de Aria era mucho más pronunciado que saltaba de emoción cuando el señor Abel trataba de propasarse con su amo esta última era la que más apoyaba la relación de la “supuesta” pareja

Solo Ciel y Abel sabían que no pasaba de ser un juego, bueno al menos para uno de los dos era un juego; uno muy molesto por cierto. Para el otro trataba de convertirlo en realidad, por eso mismo contrato a puras doncellas, NADIE se atrevería a acercarse a su delicioso amo

-          Algún día dejaras de hacer eso? –Ciel entendía las acciones de su mayordomo, como un mar de confusión entre deseo y hambre; solo eso podía ser

-          Hamn… no –Abel también pensaba al principio que se trataba de un flechazo, producto del aroma inconfundible de una apetecible alma, pero luego de dos años… ¿seguía siendo el mismo deseo?

-          Tenemos trabajo, no lo olvides

-          Hai

En los alejados barrios de Londres, los vagabundos abundaban intentando robar a uno que otro noble extraviado o un turista nada precavido; las prostitutas aguantando el frío  de la nieve bajo sus piernas mostraban a sus señores todo lo que ofrecían; dos niños ni harapientos ni vestidos con seda caminaban como cualquier día de paseo

-          No es lugar para niños –un tambaleante hombre con una botella en mano se puso frente a ellos intentando hacer de ogro

-          ¿quiere que me encargue?

-          No, déjalo hay mucha gente solo llamaras la atención

-          Entiendo

-          ¿¿¿E-encargarse de mí?? Mocoso!! Debes respetar a tus mayores

-          Cambie de opinión,

-          Es bueno oírlo my Master –a la vista de todos solo era un niño promedio de quizá unos catorce o quince  años, pero ese niño fácilmente había tumbado la masa humana y ebria de aquel hombre

Siguieron su camino ignorando la penosa escena de antes. Aunque claro tenían sobre ellos la atenta mirada del público

-          Tsk, como odio a los humanos….

-          Mira allá –agrego ignorando el comentario del otro, esa frase ya se la sabía de memoria- ahí tienes a tu presa…

-          ¿está seguro que está ahí?

-          Una carroza de ese estilo ¿en este barrio? ¡Sin duda es ella!

Las bestias sintieron la presencia de lo maligno y galoparon con mayor veracidad, pero claro era inútil no escaparían conforme el carruaje salía de los territorios habitados y se adentraba al bosque era mucho más fácil para el cazador seguir a su presa

Llego el punto en el que descarrilado por la velocidad los corceles enredados entres sus patas tropezaron y cayeron, volcando también el carruaje

-          No te escondas mi lindo bocado…

-          ¡Suéltame!!! 

-          No puedes moverte, que bueno eso facilitara todo –se había dado cuenta que la nívea niña estaba paralitica y por más que se retorcía no lograba mover las piernas- que linda y patética te ves

-          Suelta a my lady –de las sombras la silueta de un  hombre de frac negro fue visible- ¿Qué pretendes hacerle niño? –con una bofetada aparto al menor, y después un golpe en el abdomen le impidió levantarse

-          Master… -de seguir así no duraría mucho, necesita liberarse y para eso lo necesitaba a él, apretando el colgante que llevaba balbuceo algo inaudible, a cada palabra una sombra negra se hacía presente y por fin de las sombras una figura era visible

-          Tan inútil eres que necesitas llamarme

-          ¡Master! Necesito su permiso –necesitado, sus orbes buscaban la figura de su maestro

-          Para que lo quieres solo es una niña…. –sus palabras habían sido cortadas al sentir la presencia de otro ente igual de poderoso que su sirviente, volteo para ver quién era

-          Ha pasado tiempo Bocchan

-          Master… ¿lo conoce? –de solo ver la reacción de su amo era clara la respuesta, sin embargo prefería callar y esperar la respuesta

-          No, para nada –ladeando la cabeza observo con detalle al enemigo, volvió para buscar la mirada de su mayordomo, no había rastro de duda en su voz ni siquiera un titubeo solo una reacción seca y calculadora – te doy mi permiso… ¡deshazte de él enseguida!

-          Hi, my Master –tenía como ochenta huesos rotos y el resto con severas fracturas como un títere de cuerdas rotas se incorporó endeblemente para después quitarse con la boca el guante negro de su zurda

Incandescentes llamaradas iguales a un incendio forestal consumieron el maltrecho cuerpo del azabache. Cuando en las llamas su cuerpo se hizo cenizas el viento levanto las cenizas que rozaron sin querer una mejilla de Ciel

 

-          No entiendo que sucede pero… ¡Sebastian vámonos ya! –grito desesperada la inmóvil niña de mechones rizados en un tono canela- no tienes por qué pelear, ¡por favor solo vámonos!

-          Pero my lady…

-          ¡no discutas! –agachando la cabeza Sebastian tomo entre sus manos el débil cuerpo de la doncella

-          Nos volveremos a ver

-          Tch… niña tonta…. –balbuceo el de cabellos azules cruzado de brazos sin moverse ni un centímetro mientras veía a los otros dispuestos a marcharse- quien dijo que podías irte

-          Esa es mi línea Master….

-          Q-que… que es esto  -apenas pronuncio con las pupilas temblorosas aferrándose aún más a las vestiduras de su mayordomo- Sebastian tengo miedo…

-          Ya puedes comer Abel…

Sus facciones juveniles bien podían ser un engaño de sus habilidades, para nada era un novato la experiencia le sobraba, no contaba con más arma que  dos pequeñas dagas y sin embargo no se molestaba en esforzarse le bastaba con atacar los puntos abiertos de su enemigo era fácil. Cuando vio que lastimar al ojí-carmín resultaría un poco más tardado de lo previsto se decidió a hacer un ataque frontal.

Si, ambos tenían rasguños pero  ninguno parecía cansado ni menos veloces en sus ataques, era la misma “dance macabre” entre dos entes que no estaban dispuestos a ceder…. Se matarían, solo uno podía salir con vida

-          ¡¡alto!!!! –grito una desesperada voz femenina- ¡¡¡por favor dile que se detenga!!! –con lágrimas en los ojos imploraba al expectante azulino

-          De acuerdo –contesto de mala gana, no era que se había conmovido por las palabras de la niña, solo le resultaba molesto el sonido de su llanto- Abel, detente

-          Hi, My Master –contesto con una pequeña reverencia

-          ¿e-eres acaso el niño de antes? –cuestiono aun con la cara mojada y las pupilas dilatadas- ¿e-eres tú?  

-          Está bien, responde –agrego el pelí-azul viendo que el moreno ignoro por completo la voz de la chiquilla- o tendré que soportar su molesta voz de nuevo

-          Así es lady –tenía planeado no decir nada más; y una vez más la cara de la mocosa se llenó de lágrimas antes de que comenzara con su rio magdalénico prosiguió, después de todo no quería que su maestro sufriera una rabieta por la ruidosa niña- es más fácil pretender ser un niño,  levanta menos sospechas y casi nunca necesito transfórmame para defender a mi maestro así que es un buen camuflaje,  l a d y

-          ¿Fénix?

-          Veo que me reconociste Cuervo-  Una desdibujada sonrisa de lado quebranto por completo sus gestos de loco controlado y su maniática personalidad  se dio al libre albedrio

Como dos leones peleando por carroña ambos morenos cruzaban miradas amenazadoras, como verdaderos espejos al infierno; sus pupilas  eran cajas de pandora  y el    mundo  había desaparecido al     darse cuenta que para ambos el premio  era el  mismo.

El mundo volvió a ser el mismo cuando aferrándose a la mano tendida de su mayordomo Ciel provoco la primera pandemia   de Celos. Como   se mira a la escoria, así miraba Sebastian al intruso de Abel, fuera    de sí la niña   desconocida lloraba por lo bajo preguntándose internamente porque a su fiel    sirviente le importaba tanto ese extraño azulino que llevaban  dos minutos de conocer

-          Abel, por hoy es todo- sus miradas siempre eran ordenes, un rasgo que ambos morenos encontraban encantador, y que por lo menos uno de ellos admitía-  Ya te daré de comer después

-          ¿y cómo piensa alimentarme? –calculando el  nivel de tensión bastaría eso para encender la brecha del explosivo cumulo de sentimientos, si conocía a los demonios y así era  su extremado recelo para con sus  presas era tal que su territorial lograba siempre destruir  a su enemigo junto a lo que querían proteger; pretender ponerlo en una caja de cristal no era suficiente ya que era un dominio tan absurdo que destruían aun lo que amaban, si a eso se le podía llamar amor. Abel que hace mucho había aceptado esa verdad se había prohibido desarrollar deseo u obsesión por cualquier otro ser, humano o demonio le daba igual; a diferencia de muchos demonios no había caído incauto en las garras del amor, todas esas sensaciones complejas y destructivas las entendía pero personalmente no deseaba involucrarse en nada parecido;  claro que jugar con los humanos era otra cosa,  que no pudiese desear no significara que no sintiera lujuria, y que no se obsesionara por el bienestar de otro, no quería decir que era apático al mundo. Y esa fue su historia de cómo se enamoró de una estrella

Como siempre permanecería lejana nunca podría dañarla y su obsesión podía ser perpetua sin llevarlo a la locura, esperando por verla cada noche, eso le bastaba, no podía desear nada más, tan solo con eso era feliz.

Incluso cuando un nuevo contrato lo alejo de su amada ella permanecía allí para él, cada noche inamovible brillando solo para él

Pero…

Un día le dio forma a su estrella,  permanecía brillante, pero no mostraba esa luz a cualquiera, para verla brillar con intensidad había que hacer mucho más que solo observarla y podía ser caprichosa, e incluso obstinada, pero era su obsesión y su deseo verla sonreír

Le puso un nombre a su estrella, sencillo y hermoso. Ciel, así se llamaba su estrella

Por eso no podía perderla, porque sabía que cualquier otro terminaría apagando su brillo.

Volvió a preguntar entonces- ¿Cómo piensa alimentarme amo?

Las evasivas miradas del pelí-azul siempre las considero un desafío pero no era el momento para esperar por su meditada respuesta, seguramente pasaría a otra cosa y sería todo, oportunidades como esa no debían desaprovecharse, acorto  hasta solo unos milímetros la distancia entre sus labios y los  de su llamado maestro

-          Le da demasiadas libertades a su sirviente –alguna parte de su orgullo se vio herida al ver como a otro se le permitía acercarse a su antes contratista, ¿y qué había pasado con la niña que tenía junto a él y que por él lloraba? Y que más daba

La sangre le hervía, de todas las noches ¿por qué tenía que encontrarlo justo esa noche? Tanto tiempo le había llevado encontrarlo, para verlo atado a otro,  ¿tanta había sido la espera que lo había dejado en el olvido? ¿y si no solo era eso? ¿si había más? De repente como miles de aguas las ideas se agolparon en sus pensamientos y sin siquiera meditarlo se atrevió a decir-  o será que todas las noches  es usted el esclavo

¿usar su cuerpo? Como podía siquiera pensarlo, cuando se había propuesto nunca dañarlo, estaba seguro que tarde o temprano entendería sus sentimientos y por sí mismo iría hacia él, ¡acaso no era suficiente! El cuervo no solo había devorado con la mirada a su estrella sino que además había hecho que su brillo comenzara a apagarse, ¡maldito!

Unas lágrimas cristalinas amenazaban por caer sobre las mejillas de Ciel, no permitiría algo así…debía pensar algo pronto… debía hacer algo…

De repente los  hilos del titiritero movieron su cuerpo, sujetando  la muñeca del menor con una  reacción de segundos atrajo el cuerpo del menor al suyo, se arrodillo levemente para quedar a la altura de sus labios y robarle un beso.

No quería que fuera lento, debiera demostrarle la verdadera  pasión que encendía su flameante corazón de fénix, no escatimo esfuerzo en saborear hasta el último recoveco con su húmeda lengua que jugueteaba con la del pelí-azul.

Era cierto que notaba la resistencia que oponía el menor tratando de liberarse del agarre, pero si ese solo beso no le satisfacía bien podría enseñarle muchas otras cosas aún más placenteras,    con la falta de oxígeno comenzó a volverse un problema con una única solución, abandono su danza pasional encendiendo los celos con un hilillo de saliva uniendo sus bocas

-          ¿Tú qué crees? –contesto retador sosteniendo con una mano las sensuales caderas de aquel niño mientras acariciaba su azulina cabellera apoyada en su pecho, en shock por los repentinos sucesos Ciel permanecía sonrojado sin decir nada tratando de normalizar su agitada respiración  descansando por el momento en el amplio dorso de su mayordomo

-          A-abel ahh… -escuchar tan agitado y suspirando  a Ciel no por él, sino por otro; teñían de  carmesí intenso sus pupilas, sus colmillos comenzaban a saborear el tibio calor de la sangre del enemigo, lo mataría, pero antes le haría pagar el haberse adueñado del único humano por el que haría lo que fuera, él único a quien había disfrutado oír gemir su nombre  y el único que le había sonreír sinceramente, eso era una guerra declarada; sin importar como lo recuperaría y ya nunca lo dejaría ir

-          este…. –medito para sus adentros el fénix

-          Solo…. –reflexiono el cuervo

-          Es el comienzo- declararon  Abel  y Sebastian

Notas finales:

ewe

eso es todo amigos!!!

ñacañacañacañaca

~(*u*~)

entendere si dicen que no es bueno u.u

pero digan algo!

en un review (si no es mucha molestia)

juejuejue

sirenayaoi fuera.


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