Día 20 : Azúcar (Sugar) / Aron y Minhyun
"¿Puedo ver ahora?"
"Todavía no."
"¿Por qué no?"
¡Estoy tratando de ser romántico, maldita sea!
"Porque es una sorpresa, tonto."
Aron llevó al chico más alto por la acera con máximo cuidado, yendo tan lejos como para caminar hacia atrás para asegurarse de que él no iba a tropezar con nada. Quería que hoy fuera perfecto. Quería asegurarse de que nada saliera mal porque el mismo lo había planeado todo y lo único que pedía a cambio era un poco de cooperación.
Tenía que haber alguna forma educada de pedirle a Minhyun que cerrara la maldita boca, ¿Verdad?
"Confía en mí, ¿De acuerdo? Ya casi llegamos."
Bastante cerca.
Minhyun se aferró a los brazos de Aron un poco más fuerte, mordiéndose el labio nerviosamente, "No me gusta que me venden los ojos, hyung. ¿Por qué no puedo simplemente quitármelo?"
Oh Dios, Min, solo cállate.
Aron le ignoro, así como al constante hyung, hyung y ¿Ya llegamos, hyung? ¿A dónde vamos? durante el resto del camino.
En el momento en que por fin llegaron a su destino, Minhyun había hablado sin cesar hasta cansarlo.
Aron lo amaba, de verdad, lo hacia. La razón por la que él quería que fuera perfecto era porque lo amaba y quería que Minhyun fuera feliz. Pero él no tenía que amar a ciegas, ¿Verdad? Tenía permitido notar las fallas del chico más joven, tanto como Minhyun tenia permitido darse cuenta de las de Aron.
No siempre había sido tan hablador. Cuando Dongho los había presentado por primera vez, Minhyun no había dicho ni una palabra. Incluso durante los posteriores encuentros ocasionales, trató de mantener sus respuestas cortas y había estado tan nervioso que Aron había asumido que al castaño no le caía bien.
Y luego Dongho había decidido intervenir de nuevo, obligando a los dos a pasar mucho tiempo con los demás. Eventualmente Aron se había dado cuenta de que todo lo que tenía que hacer para conseguir que Minhyun se abriera era darle un poco de atención. Algunas palabras de su parte y salieron las risitas y el coqueteo tímido.
Ahora él era una máquina que no paraba de hablar.
Tal vez esto era una especie de prueba de paciencia para Aron.
"Está bien," Aron respiró hondo antes de soltarse de las manos del castaño y dando un paso atrás. "Ya puedes mirar."
Minhyun se sacó la venda de la cabeza - tomo un rápido segundo para aplanar el cabello a la perfección - y miró por encima del edificio delante de él.
Una pastelería.
Pero no cualquier pastelería. No, esta era la pastelería por la que ambos pasaban en su camino de vuelta a casa. Esta pastelería era la misma por la que Minhyun se babeaba casi todos los días, pero que nunca había puesto un pie en el interior.
Aron imaginó que un año de esa misma rutina era sin duda suficiente tiempo de espera.
No entendía por qué Minhyun era tan estrictamente negado a disfrutar de los dulces cuando había tenido un diente muy dulce cuando se conocieron. Algo acerca de mantener su cuerpo lo suficientemente delgado para los gustos de su agencia de modelos.
También conocido como albergar un bosque en la nevera y, en ocasiones, caer en la comida de conejo.
Pero Aron también sabía que tenía una muy buena oportunidad de convencer a Minhyun de comer una rebanada o dos. El castaño odiaba herir sus sentimientos, por lo que unas pocas miradas de cachorro golpeado y él lo tendría sentado al instante.
Por no hablar de que hoy era su aniversario. Su tercero, en realidad. Así como el único que Aron podía decir sinceramente que había recordado (tal vez debería haber sabido que el círculo de color rosa en su calendario significaba algo importante, pero eso por lo general significaba la emisión del programa favorito de Minhyun). Sí, Aron era uno de esos. Los malos novios a los que otros tenían que recordarles de todo, incluso el cumpleaños de su madre.
Pero bueno, nunca había dicho que la cosa de 'no amar a ciegas' era unilateral.
"Hyung..." La emoción en los ojos de Minhyun lentamente murió dando paso al remordimiento, "No... no puedo..."
"Por supuesto que puedes."
Él negó con la cabeza, "Si Minki se entera me mataría."
"Entonces él no necesita saberlo. Vamos, sólo un trozo. ¿Por favor? ¿Por mí?" Ahora vienen los ojos de cachorro.
A veces Minhyun lo llamaba 'niño' por usar tanto aegyo y a veces Aron estaba de acuerdo. Pero entonces había momentos como estos donde un mohín lindo derretía visiblemente el corazón.
Aron definitivamente apostaba un buen dinero a que los observadores eran lo único que evitaba que Minhyun fangirleara en el acto.
"Sólo uno," él - finalmente - cedió, dejándose arrastrar adentro y hacia la mesa que Aron había reservado especialmente para él.
La pastelería no solía hacer reservaciones. Nunca hacían reservas. Su negocio era pequeño y local. La tienda era lo suficientemente linda para que las niñas de la escuela secundaria pararan después de la escuela, pero en su mayor parte se mezclaba con el resto de la ciudad.
Había tomado un poco de soborno por parte de Aron, pero los dueños de la tienda le habían permitido dar rienda suelta sobre las decoraciones para el día. No era como si carecieran de suficiente espacio para albergar a sus pocos clientes.Apartarle una mesa no haría mucha diferencia.
Minhyun se quedó mirando dudosamente la silla que Aron le ofrecía. "¿Estás seguro de que podemos sentarnos aquí? Parece que está reservado para algo especial..."
"No me digas que has olvidado qué día es hoy."
Sus ojos se abrieron, "¿Quieres decir... que tu hiciste esto?"
Algo en su tono de voz gritó 'incredulidad'. ¿Era realmente tan difícil de creer que Aron no lo había estropeado por una vez?
Él decidió no preguntar.
"¡Yup!" Él sonrió con orgullo mientras Minhyun se sentó, "Todo yo. Sólo para ti." Querido Dios, sonaba como un niño mostrando alguna figura de palo a su madre.
Excepto esto definitivamente no estaba al nivel de una figura de palo. Su cita especial era digna de laCapilla Sixtina al menos.
Una chica se acercó a los pocos minutos, colocando una bandeja en su mesa con los pasteles que Aron había ordenado antes. Los pasteles eran pequeños, con una decoración sencilla pero bonita. Estaba claro que había elegido bien. El rostro de Minhyun era suficiente prueba de ello.
Por la cantidad de entusiasmo que puso al tomar el primer bocado, se podría pensar que no había probado dulces en años.
Por otra parte, eso no parece demasiado inverosímil.
Minhyun cerró los ojos y sonrió alrededor de su tenedor, "Mmm..."
En realidad no tenía que preguntar, pero Aron decidió hacerlo por gusto. "¿Te gusta?"
Asintió con la cabeza, y luego Minhyun mordió otro pedazo de pastel con una sonrisa aún más grande.
Contento de ver al otro comer, Aron se sentó y dejó morir todo intento de conversación. Sólo con ver lo feliz que los pequeños pasteles le hacían era más que suficiente para satisfacerlo.
Y él había descubierto una manera de detener las molestas charlas sin parar de Min. Definitivamente no se quejaba de esa pequeña ventaja.