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Mejor amigo por Bithae

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Notas del capitulo:

Meh, pues aquí está el primer capítulo ;w;

Nicholas detuvo el escalade frente a su casa, apagó el motor y apoyó la cabeza en el volante.

Había pasado una semana desde que Daniel y Mia se habían casado, y él seguía mortificándose una y otra vez, pensando en lo que Danny le había dicho una hora antes de jurarle amor eterno a su mejor amiga frente al altar. ¿Desde cuándo había sabido Danny los sentimientos que Nick tenía por él? Porque lo sabía, ¿verdad? Sí, claro, aunque eso no era lo que parecía cuando una feliz Mia caminaba por el pasillo directo a los brazos de un Danny nervioso e impaciente.

Nick tomó una respiración profunda y salió del coche, sintiendo que el corazón se le partía en mil pedazos, otra vez.

Suspiró, recordando los grandes y dorados ojos de Danny, su actitud de chico bromista y prudente, su cabello largo de color castaño y lacio que le llegaba hasta sus anchos hombros, su voz profunda y suave. Dios, lo echaba de menos, echaba de menos tenerlo frente a él y oler su perfume; pero sobretodo, echaba de menos abrazarlo.

Aunque Daniel no le había insinuado ni una sola vez algún tipo de interés que no fuera el de una verdadera amistad, Nicholas aún se preguntaba por qué el día de su boda, los ojos de Danny lo habían buscado constantemente durante toda la noche. Era ridículo pensar, a estas alturas, que su amigo tuviera un interés similar al suyo. Joder, aún cuando Nick sabía que era estúpido enamorarse de un chico heterosexual, no había podido evitarlo.

Bien decían que en el corazón no se manda.

Y por eso estaba jodido.

Sacudiendo la cabeza, entró en la cocina y arrojó las llaves sobre la mesa. Se quitó la chaqueta y abrió el refrigerador, sacando un pack de cervezas.

Sí, hoy también planeaba emborracharse. Quería perder el conocimiento para no tener que pensar más en Danny y en lo feliz que debería de estar en su luna de miel y en los brazos de Mia.

—¿Por qué no puedo odiarla? ¿Por qué la sigo queriendo? —murmuró, pensando en la traición de Mia, recordando el día en que le había dicho que se había acostado con Daniel y, lamentablemente, había quedado embarazada.

—¿Qué has dicho? —Le había exigido, sintiendo que, mientras la miraba, el corazón se le partía en dos.

Mia se había echado a llorar, sus ojos azules fríos y desesperados fijos en él.

—Nick, perdón, sé que me dijiste que empezabas a sentirte atraído por Daniel, pero lo que pasó entre nosotros no fue planeado, te lo juro —ella removió las lágrimas de sus mejillas, hipando—. Yo estaba pasada de copas y, por lo que me dijo Daniel, él también lo estaba.

Nicholas había aguantado las ganas inmensas que había tenido de poner sus manos alrededor del cuello de Mia. Aún no podía creer que ella asegurara saber que Nick se sentía atraído por Daniel. ¡Y una mierda! ¡Ella sabía perfectamente que no era simplemente atracción! Joder, Nick le había confesado que estaba profundamente enamorado de Daniel.

¡Qué putada! ¡Y se decía ser su mejor amiga!

Volviendo al presente, Nicholas abrió una lata de cerveza y tomó más de la mitad. Limpió con el dorso de su mano lo que le estaba escurriendo por la barbilla y se puso de pie, agarrando el pack antes de dirigirse a su habitación.

Daniel odiaba la cerveza.

Casi sonrió ante el recuerdo, pero se percató de que ni un músculo de su cara se había movido. Al parecer, había olvidado cómo sonreír. Joder, ¿hasta cuándo iba a seguir deprimido como si fuera una chica de quince años dejada por su novio?

Cuando llegó a su cuarto, se quitó las botas de una patada y dejó las cervezas sobre la mesita de noche.

Nicholas gimió cuando se echó sobre el colchón, estaba cansado, cansado de estar infeliz y sentirse muerto en vida.

Su teléfono vibró y sonó en el interior de sus pantalones. Nick soltó una maldición e ignoró a la cosa. Quienquiera que fuera, no iba a contestar, no le interesaba. No estaba para pláticas estúpidas, ¿y si era del trabajo? Bien, podían esperar hasta mañana.

Tomó de nuevo la lata de cerveza con la intensión de terminársela. Pensar en Daniel lo hacía más estúpido de lo normal porque olvidó por completo enderezarse antes de tener la buena idea de inclinar la lata hacia sus labios.

Nicholas, se sentó y maldijo mientras tosía y chorros de cerveza le salían por la nariz. Genial, grandioso hijo de puta inteligente. ¿Y por si eso no fuera poco? Su jodido teléfono comenzó a sonar de nuevo.

¡¿Qué demonios?!

Aventó la cerveza contra la pared y ésta estalló y chorreó lo que quedaba de ella sobre su alfombra, estaba harto, harto de todos y de todo. ¿Por qué no podían dejarlo en paz y solo con su dolor? Agarró su celular y lo abrió sin siquiera revisar quién llamaba.

—¡Quienquiera que seas, déjame en paz!

—¿Nicholas?

Nick se congeló al escuchar la profunda voz de Danny.

—¿Qué…? —Cerró la boca, y no porque no supiera qué decir, si no porque sabía que, si seguía hablando, la voz se le quebraría y le diría al hombre del otro lado de la línea que lo extrañaba, que quería que regresara y lo despertara de esta terrible pesadilla.

—¿Cómo estás? —¿Era un broma? Nick cerró los ojos y obligó a su cuerpo a recuperar el control. Daniel suspiró cuando no obtuvo ninguna respuesta. —Lo siento, no debí de haberte llamado.

—¿Por qué? —Murmuró, intentando no llorar.

—¿Por qué te llamo? —Danny se escuchaba malditamente triste, pero seguramente eran puras imaginaciones suyas. El hombre estaba recién casado ¡por el amor de Dios! Y estaba a seis meses y medio de ser padre. ¿Por qué tendría que estar tan triste como él?

—Sí —Nicholas tragó saliva. Dos veces—. ¿No se supone que deberías de estar al pendiente de tu mujer?

La imagen de una Mia feliz y desnuda en la cama de Daniel, lo hizo apretar los dientes. Aquello era como darse una puñalada directa en el corazón.

Danny volvió a suspirar.

—No puedo, Nick. Perdón.

Frunciendo el ceño, Nicholas apretó con fuerza su teléfono.

—¿Qué es lo que no puedes?

—Yo… Lo siento.

Nick gruñó.

—Vuelve a decir y eso y cuando te vuelva a ver te rompo la cara, Daniel.

—Lo… Ehr, sí, está bien. Yo no… Dios, ¿por qué es tan difícil?

Gracioso, eso era la mismo que se preguntaba él todos los días, ¿por qué era tan difícil amar? ¿Por qué era tan difícil dejar de pensar en Danny? ¿Por qué era tan difícil superar ese dolor?

Sí, eran las mismas palabras del principio, pero Nicholas dudaba que fueran las misma preguntas.

—¿No te llevas bien con el sol, eh? —Preguntó, intentando, sin éxito, que su voz sonara alegre. Sí, claro. Había preguntado aquello con el mismo tono en que le daba los buenos días al caraculo de su jefe.

—Nick… —Daniel suspiró su nombre y él dejó de respirar. Tenía la extraña sensación de que algo importante vendría después.

—¿Sí?

—Yo…

—¿Con quién hablas?

La voz de Mia sonó a lo lejos, haciendo que Nick se pusiera tenso y el sufrimiento en su corazón volviera con mayor intensidad. Dios, estaba empezando a dolerle también la cabeza, ¡y ni siquiera se había emborrachado! ¿Cuán injusto era esto?

Un ruido de sábanas se escuchó después y entonces la voz de Daniel cortó el silencio que se había alzado sobre ellos.

—Con nadie que te importe.

—¿Es Nicholas, verdad?

—¿Y qué si lo es?

—¡Daniel, ya hemos hablado de esto!

—¡Sí! —Gritó Danny. —Ya lo hemos hablado y tal parece que te importa un carajo.

Silencio, mucho silencio. Nicholas estaba completamente impactado. ¿No se suponía que una pareja de recién casados debería de estar feliz? ¿No se suponía que los pleitos llegaban diez años después del matrimonio? ¡¿Qué mierda estaba pasando?!

—¿Daniel? —Dijo, incapaz de soportar quedarse callado por más tiempo. —¿Qué está pasando?

—Dame un minuto.

Se escucharon unos pasos, los gritos de Mia a lo lejos y luego un portazo.

La respiración pesada de su amigo lo dejó completamente mudo.

—Siento eso, Nick, pero eso era de lo que te iba a hablar —una pausa, un suspiro y entonces Daniel dejó caer la bomba—. Yo descubrí que Mia me engañó… Nos engañó a todos. Ella no está embarazada —se rió—. Dios, ni siquiera sé si de verdad lo llegamos a hacer, ¿sabes? He estado aquí con ella durante seis días antes de que me enterara de la verdad y ni una sola vez pude tener una erección.

¡Cristo! ¿Esto era un sueño, verdad? ¿Uno cruel e inhumano?

—¿No está embarazada?

—No.

—¿Cómo lo sabes? —Preguntó, le había empezado a temblar la mano y necesitó agarrarse del colchón para mantenerse bien sentado cuando la habitación comenzó a girar.

—Lo descubrí ayer por la mañana. Mia me despertó y, cuando salió de la cama, vi que tenía una mancha roja en su camisón. Me asusté, creí que estaba abortando. Le dije que necesitaba ir al doctor, pero ella se negó, parecía nerviosa —Daniel suspiró—. Y con mucha razón, porque cuando supo que no iba a cambiar de parecer y la llevaría con el médico de cualquier forma, se puso a llorar y me confesó todo.

—Dios, no puedo creer que ella haya hecho eso. Yo… —Nicholas cerró los ojos y se recostó de nuevo. Tenía miedo de preguntar, pero no se quería quedar con la duda—. ¿Y qué harás ahora?

—Divorciarme de ella, por supuesto.

Nick abrió los ojos, sorprendido.

—¿Divorciarte? Pero pensé que ustedes se amaban, creí que tú…

—Yo sólo lo hice por compromiso, porque iba a ser la madre de mi hijo —Daniel bufó—. Diablos, incluso recibí una amenaza de su padre, pero eso me importa muy poco.

—Eso es absurdo —dijo, enojándose, pensando que su sufrimiento había sido provocado por argumentos ilógicos de gente tan estúpida—. ¡Compromiso y una mierda! ¡Te casaste con ella, hijo de puta! ¡Te casaste y me arrancaste el corazón cuando lo hiciste!

—Perdóname, Nick…

—¡Te dije que no volvieras a decir eso!

—Está bien —murmuró Daniel—. Pero tenía que pedirte perdón de alguna u otra forma, ¿sabes? Sé que por teléfono no es lo mejor, pero tú cambiaste radicalmente cuando te enteraste de que me casaría con ella, y entonces me di cuenta, Nick. Por eso tenía que hablar contigo de cualquier manera.

—Y eso no cambia nada. El daño está hecho.

Se mordió el labio, odiando las lágrimas que le cubrían las mejillas. Mierda, ¿por qué se estaba comportando como una niña?

—Lo sé, pero Mia volverá a ser libre. ¿Me escuchas? Aunque me duela, yo ya no me interpondré más entre ustedes.

Nick se quedó completamente en blanco.

¿Qué carajos!

¡Mierda! ¿De verdad Daniel acababa de decir eso? Quiso maldecir y explicarle que tenía una idea equivocada de todo, pero cuando abrió la boca, la llamada había terminado.

Y entonces recordó. Los ojos llenos de ansiedad y tristeza de Nick y las palabras que le había dicho antes de que se casara con Mia.

Lo siento. Por hacerte esto, Nicholas.

—¡Dios, no! —Gimió, enterrando la cara entre sus manos. Daniel pensaba que él estaba enamorado de Mia. —¿Hasta cuándo dejaré de ser tan estúpido? —Murmuró, pensando y recordándose así mismo que no tenía ninguna maldita posibilidad con Daniel. Fuese como fuese, su situación no iba a cambiar.

Daniel podía estar soltero, casado o viudo, pero él nunca se iba a fijar en él. Y todo porque, simple y sencillamente, Daniel no era gay.

Esa era la cruel y única verdad.

Notas finales:

No sé que tan buena sea en esto, pero me he enamorado de mi Nick :C

De verdad espero sus opiniones, nos leemos después ><


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