-Oficialmente había comenzado la cosecha, como la costumbre lo dictaba todos los jóvenes entre doce & diecisiete era ordenados en una gran multitud, de mayor a menor.
El alcalde comenzó a recitar el discurso, donde contaba la supuesta historia del Capitolio, él porque el Capitolio debía estar por siempre encargado de Panem, & lo más importante el porqué de los juegos del hambre.
Finalizado el largo discurso, Effie, la encargada de sacar las papeletas del gigantesco contenedor de vidrio. Salió como siempre, con una gigantesca peluca sobre su cabeza, este año de un color melón. Alegre & entusiasta saludó al distrito doce.
-“Felices juegos del hambre”.-Exclamo la entusiasta Effie. Por otro lado cierto castaño estaba siendo atacado por unos niervos congelantes-.
¿Cuántas papeletas habían metido Kisa & Chiaki en la urna?, más de treinta de eso estaba seguro, después de todo Ritsu sabía perfectamente que el distrito te daba algunos alimentos a cambio de colocar otra papeleta con tu nombre, además de las diecisiete que les tocaba colocar a Kisa, Chiaki, & a todos lo diecisiete añeros de Panem, la cantidad de papeletas iban subiendo dependiendo de la edad.
Temblante, se limitó a cruzar los dedos, para que sus compañeros no salieran elegidos como tributos este año.
-“¿Qué les parece si comenzamos de una buena vez?”.-Agrego sonriente & deslumbrante Effie, acercándose a la urna de las chicas-.”Primero las damas”.-Se limitó a decir-.
Poco a poco el corazón de Ritsu iba subiendo su ritmo, sentía como sus manos transpiraban, mientras que su pulso seguramente estaría por los cielos, cerro sus ojos & se preparó para el veredicto.
¡Bom!, la bomba había caído & junto a ella el mundo de Ritsu.
-“& la afortunada tributo de este año es…Onodera Prim”.-Exclamo Effie-.
Su mundo se caía a pedazos, oía a los demás compadecerse de la pequeña castaña.
-“Es una lástima, siempre es horrible ver como una pequeña muere en los juegos”…
¿Morir?, su pequeña & dulce hermana no moriría gracias al Capitolio. Giro su vista hay estaba ella llorando enloquecedoramente.
-“¡Ritsu!”.-Soltó la pequeña castaña un ahogado grito-.
-“¡Prim!”.-Exclamo el castaño. Sin pensarlo dos veces se echó a correr hacía ella.
Su corazón latía tan rápidamente que no podía ni oír ni un solo murmullo, solo oía el desesperado llanto de su hermana. Haciéndose paso logro llegar al lugar donde la pequeña se encontraba, se deshizo de los agentes de paz, & abrazo fuertemente a la pequeña.
-“Todo estará bien”.-Susurro a su oído el mayor-.
-“Claro que no, Ritsu”.-Exclamo la pequeña-.
-“Claro que sí, porque hare esto”.-Separo sus brazos de la pequeña & los alzo al aire & finalmente exclamo.-“¡Me ofrezco como tributo!”.
Effie junto a la multitud enloqueció, anonadados ante tal, irregular comportamiento no tardaron en comenzar a unir las palmas de las manos en forma de aplausos.
-“Bien, en ninguna parte está escrito que un chico pueda sustituir a una dama, pero tampoco hay una regla que diga lo contario, así que sube aquí gran afortunado”-.Agrego Effie, sonriente como siempre-.
El cuerpo de Ritsu temblaba como una hoja en primavera. Mientras los agentes de paz se llevaban a Prim devuelta a la multitud, Ritsu caminaba hacía su propio fin.
-“& bien ¿cuál es tu nombre? “.-Pregunto gentilmente Effie, acercándole un micrófono a Ritsu-.
-“Onodera Ritsu”.-Respondió temeroso-.
-“Oh ya veo, la pequeña es tu hermana, ¿no es asi?”.-Pregunto Effie, a lo cual el castaño simplemente se limitó a asentir en forma de respuesta-.”Entonces has tomado el puesto de tu hermana para aclamar la atención ¿no es así’”.-Bromea ella. A lo cual el castaño no tarda en fruncir enseño.-“Bien continuemos, al parecer este año no habrá tributos femeninos del distrito doce”.-Argumenta un poco triste-.”Me hubiera encantado ver los hermosos diseños de los vestidos para las chicas”.-Admite ella. Finalmente se acerca a la urna de los chicos, donde se pueden ver varias veces los nombres de Kisa & Chiaki. Finalmente Effie saca la papeleta.-“& el tributo de este año es Takano Masamune!”.-Exclama Effie-.
La piel de Ritsu se tensa a oír aquel nombre, Masamune era el hijo del panadero, si, a quién Chiaki & Kisa le habían cambiado un conejo a cambio de dos panes. Aquél chico que alguna vez había salvado a su familia.
Cuando su padre había muerto, & las reservas que les había dado el Capitolio por la muerte de su padre se habían acabado, antes de que comenzara a usar el arco & la flecha. Takano Masamume le había dado unos panes recién sacados del horno. Aunque jamás tuvo la oportunidad de agradecérselo. El realmente apreciaba aquel gesto. Para ser sinceros estaba más que agradecido con él, ya que en aquel tiempo solo era un chiquillo escuálido de once años que no era capaz de ir a buscar empleo por sí mismo, ya que sabía que los comerciantes no iban a permitirle trabajar & pagarle una parte de sus ganancias.
El olor a alcohol no tardo en sacarlo de sus pensamientos, giro su cabeza & para su sorpresa se encontró con un hombre de más o menos unos cuarenta años, gordo & ebrio.
¿Ese sería su instructor para los juegos del hambre?, ¿aquel hombre tan repulsivo era el gran Haymitch, el único gran tributo del distrito doce que había ganado los juegos del hambre alguna vez?.
Effie se notaba realmente asqueada al igual que las personas de la primera final, ¿quién podía culparlos?, el olor era mareante, además que se notaba a miles de kilómetros que el tipo no había tomado una ducha en días.
Sin previo aviso el hombre cayó al suelo, con espuma en su boca. Rápidamente los agentes de paz corrieron hacía el, en intento de ayudarle, pero este los pateo hasta que cayeron al suelo.
-“Iré yo”.-Agrego desorientado Takano, mientras que Haymitch se retorcía por todo el lugar-.
-“Felices juegos del hambre & qué la suerte este con ustedes”.-Exclama Effie tratando de aliviar el aire, cosa la cual no fue de mucha ayuda-.
Finalizada la escena, los agentes de paz nos guiaron a unas pequeñas habitaciones dentro el tren que nos llevaría al Capitolio, o siquiera a mí, ya que a Takano lo dirigieron hacía el aseo, gracias a que Haymitch había llenado su traje de vómito, junto al de los agentes de paz.
Terciopelo rojo, & unos cómodos sofás de cuero negro, era la decoración de aquel lugar, sencillo, pero a su vez elegante, a pesar que de venir del Capitolio pensé que sería algo más extravagante.
Las primeras personas que pasarían a la habitación para despedirse de mi serian mi madre & mi hermana. Las lágrimas comienzan a avecinarse pero me niego a llorar, lo más seguro es que estaría siendo grabado en estos momentos.
La gran puerta de madera de abre, & Prim sale corriendo a mis brazos, con lágrimas en sus ojos.
-“Prim, todo está bien, tu estas segura”.-Agrego correspondiendo el abrazo-.
-“Prométeme una cosa, ganaras los juegos del hambre”.-Agrega ella aun llorando-.
Un nudo se formó en mi garganta, no pude negarme a su petición.
-“Lo prometo”.-Le sonrió, de forma forzada. Ahora dejo a Prim en el gigantesco sofá & me dirigió hacia mi madre-.”No puedes dejarla como cuando mi padre murió, recuerda que fui yo quién salió a cazar, pero deber mantenerte a lado de Prim, no caigas en depresión, no pases días llorando, enséñale que debe ser fuerte. Por favor, mantente a su lado”.
-“Lo sé”.-Se limita ella a contestar, paso un rato con Prim & con mi madre explicándoles lo que debían de hacer-.
Prim debía ordeñar a su cabra como siempre, convertir la leche en queso, & mi madre debía continuar curando a las personas, como siempre lo ha hecho, lo que siempre debe hacer una curandera. Estás eran las únicas formas de ganancia ahora. El tiempo ha acabado, los agentes de paz entran a la habitación & se llevan a mi madre & a Prim.
Me sorprende ver a la siguiente persona que entra a la habitación, el panadero, el padre de Takano.