ESTOY CONTIGO
----------------------------POV CIEL----------------------------------------------------------------------------------------
Me encontraba sentado tras mi escritorio revisando unos documentos referentes a las empresas Phantomhive. Mire el reloj colgado a lo alto. Eran las 9:34pm. Maldije por lo bajo al tiempo que me llevaba una mano a la frente en señal de frustración. La cabeza comenzaba a dolerme, al igual que mi espalda. Sin poder concentrarme más en los papeles frente a mí decidí dejarlos para después. Me levante con pesadez y estire mis brazos. Con parsimonia camine hacia la ventana detrás de mí y la abrí. El aire frio de invierno me dio de lleno en la cara haciéndome estremecer. Sin embargo, eso no me importo. Puse mis brazos contra el alfeizar y recargue mi mentón en mis manos. Observando el jardín débilmente iluminado por la luz de la luna me puse a pensar en lo sucedido hace apenas unas horas.
Hoy había sido un día muy agitado a causa de la visita de Lau, Rin, y Madam Red, que como siempre, habían llegado sin avisar causando gran alboroto en la mansión. Me dieron bastantes problemas, y como siempre, me atacaron con preguntas absurdas que con hastío o respondía cortante o ignoraba olímpicamente. Sin embargo en algún momento de la plática llego el príncipe Soma lanzándose sobre mí sin aviso en uno de sus movimientos infantiles y espontáneos. Sin poder siquiera evitarlo fui apretujado contra él en un abrazo asfixiante. Si Agni y Sebastian no hubieran intervenido probablemente habría terminado desmayado por la falta de aire.
Una vez libre del abrazo del infantil príncipe recobre mi postura indicándole con la mirada a Sebastian que quitara su estúpida sonrisa burlesca de la cara, cosa que obviamente no hizo.
Para lo que no estaba preparado era para lo que diría Madam Red una vez que todos se marcharan, quedando en la habitación solo ella, Sebastian y yo.
--------------------------------FLASH-BACK----------------------------------------------------------------------------------
-Cielo, querido-llamo con un tono de voz extraño-hace ya mucho tiempo que eh notado que siempre que alguien te toca o te abraza te…tensas.
La mire sin comprender a que se refería exactamente. Me tensaba? Era verdad que odiaba que me tocaran pero jamás había notado que me tensaba. Y mucho menos de un modo que para los demás fuera tan notable.
La sala se sumió en un incómodo silencio. Madam Red hizo amago de continuar. Permanecí con la mirada fija en ella, sin demostrar ninguna emoción. Cosa que ella entendió como una autorización para hablar.
-Desde que…eso pasó reaccionas así…-vacilo- desde que regresaste, hace tres años. Al principio, tu reacción era más notable, te quedabas completamente estático si alguien te tocaba, y tu rostro se ponía rígido y…
-No me gusta que me toquen- interrumpí con voz firme y fría.
Levanto la mirada. No seque vio en mi rostro que hizo que sin previo aviso se levantara y se lanzara directo a abrazarme. Con esa acción me di cuenta de que lo que había dicho era verdad.
Mi cuerpo reusó casi por instinto su abrazo poniendose rigido al instante. Ante eso, ella se separó de mí. Levanto sus manos y las coloco sobre mis hombros. Note que sus ojos reflejaban tristeza. Acerco su rostro al mío y beso mi frente. La mire sin comprender el porqué de su acción pero ella se limitó a soltarme y salir de la habitación casi corriendo. Me quede ahí parado hasta que escuche la puerta principal cerrarse.
Sentí la mirada de Sebastian sobre mi nuca. Dándome vuelta lo encare listo para soltar un comentario cargado de veneno. Lo encontré parado a menos de medio metro de mí con los brazos abiertos como esperando a que me callera. Fue entonces que me di cuenta de que mi cuerpo temblaba sin control. “que patético debo verme” pensé. Esperando su típica sonrisa y algún comentario sarcástico de su parte levante la mirada para verlo a la cara. Grande fue mi sorpresa cuando me encontré su rostro completamente diferente a como lo había imaginado. Tenía el ceño fruncido en señal de preocupación y confusión y sus ojos denotaban… ¿ternura?
Las palabras que planeaba decirle se me quedaron atoradas en la garganta. Casi pude ver mi rostro calentarse y tornarse rojo. Baje la mirada para ocultar mi sonrojo.
Apretando la quijada y avergonzado por mi comportamiento camine hacia la puerta
-Estaré en mi despacho que nadie me moleste-casi susurre. No me sentía con la capacidad de emplear mi tono de voz común.
Salí azotando la puerta y corriendo como alma que lleva el diablo con dirección al despacho en el cual permanecí todo el día.
-------------------------------FIN DEL FLASH-BACK------------------------------------------------------------------------
Sabía el porqué de mi reacción, sabia el porqué de mi intolerancia hacia contacto fisico con las personas, ¡lo sabía!
Apreté mis dientes hasta hacerlos chirriar. Luche contra las lágrimas que amenazaban con salir. Apreté mis puños con fuerza clavándome las uñas en las palmas. Mi intolerancia al contacto corporal no se debía a la muerte de mis padres, sino a lo que sucedió después de eso, durante el tiempo en el que me tuvieron encerrado, ellos me habían…
-Bocchan-murmuro Sebastian desde la puerta haciendo que me sobresaltara-está listo el baño
-Es una falta de educación no llamar a la puerta antes de entrar- refunfuñe pestañeando varias veces para borrar cualquier indicio de lágrimas. Lo mire por sobre mi hombro esperando una respuesta.
Mi sirviente embozo una sonrisa y levanto una ceja
-Disculpe bocchan, pero llame a la puerta varias veces y no recibí contestación
-Tsk
Sin importarme si era verdad o no lo que dijo cerré la ventana y camine hacia él. Enseguida se apartó de la puerta para dejarme pasar.
Con paso firme camine hacia mi habitación con Sebastian pisándome los talones.
Cuando llegamos me detuve frente a la puerta.
Sebastian-dije sin voltear a verlo- hoy me bañare yo solo. Puedes retirarte.
Sin esperar su respuesta me adentre en mi habitación cerrando casi con desesperación la puerta tras de mí. Me quede parado tras de esta por unos instantes hasta que escuche los sinuosos pasos de mi mayordomo alejarse. Haciendo acopio de todo mi control para no llorar comencé a desvestirme al tiempo que caminaba hacia el baño. Una vez desnudo me metí a la tina. Tome la esponja y comencé a frotar mi cuerpo con ella tratando de mantener mi mente en blanco, pero era imposible, las imágenes seguían plasmadas en mi cabeza, torturándome. Me sentía sucio, manchado. Frote mi piel más fuerte hasta que esta se tornó roja pero ni así desaparecía esa sensación de suciedad. Con frustración arroje la esponja contra la pared y me lleve las manos a la cara luchando por no llorar.
-Soy Ciel Phantomhive-susurre lo suficientemente bajo como para apenas alcanzar a escucharme yo-esto no es nada, no es nada, no es nada, no es nada….
Repitiéndome esas palabras sin parar termine de ducharme. Salí de la bañera y me envolví en una toalla. Seque completamente mí cuerpo y después me coloque el camisón de dormir. Admito que para eso extrañe la presencia de mi mayordomo, pues me tarde varios segundos tratando de pasar los botones por el orificio correcto. Una vez vestido me metí a la cama y me abrase a mí mismo apretando con fuerza los parpados
-Duérmete Ciel, solo duerme-me dije relajando mi rostro y cayendo poco a poco en la inconciencia
------------------------------POV SEBASTIAN--------------------------------------------------------------------------------
Me quede parado frente a la puerta por varios segundos sin poder salir de mi sorpresa por la actitud de mi joven amo. Obligándome a salir de mi sorpresa camine hacia mi habitación. Una vez ahí comencé a quitarme el uniforme dejándolo bien doblado sobre una silla y sustituyéndolo por un pantalón negro holgado y una camisola del mismo color. Una vez vestido me tumbe boca arriba en la cama. Los demonios no dormíamos pero me gustaba recostarme y cerrar los ojos para pensar. Sin poder evitarlo mis pensamientos volvieron a mi joven amo ¿Qué le pasaba? Él no era así. Hoy se había mostrado bastante…nervioso. Justo después de la visita de Madam Red incluso creí que se desmayaría por los fuertes temblores que azotaban su pequeño cuerpo. ¿Por qué había reaccionado así ante lo dicho por la pelirroja?
Era cierto lo que ella había dicho. Sus reacciones yo las había notado desde un principio. Pero supuse que era algo normal, después de todos los humanos son sumamente propensos a sufrir ese tipo de reacciones tras un accidente o una fuerte impresión. Aunque, a decir verdad, mi amo no es como los demás humanos. Sonreí ante ese pensamiento. Ese chiquillo orgulloso siempre me sorprendía. Sin embargo, hoy me había dejado preocupado. ¿Estaba bien?
jajajaja quien iba a decirlo, yo, un demonio de elite, se preocupaba por un simple humano.
“No es solo un simple humano” pensé muy a mi pesar “es MI bocchan”
Solté una carcajada. A esto me había rebajado, a sentir aprecio por un chiquillo orgulloso.
-Un niñato orgulloso, molesto y…hermoso-susurre sin dejar de sonreír-Ciel Phantomhive…
¿Cuándo es que había desarrollado este…cariño por él? Casi podía decir que había sido desde el primer momento en que lo vi. Sus hermosos cabellos negros que a la más tenue luz se veían azules, su pálida y suave piel, sus delgadas extremidades, sus pequeños y rosados labios, sus grandes y brillantes ojos color cobalto. Al principio creí que mi…atracción por él se debía meramente a su cuerpo, al simple deseo carnal de poseerlo, pero después, cuando con el tiempo comencé a conocer su carácter, sus actitudes, su destreza y determinación, mi fijación aumento. Ese mocoso hizo que dentro de mí creciera un calor sofocante pero agradable. No se cómo explicar el porqué de mis ganas de molestarlo siempre que se me da la ocasión. Me gusta cuando me mira, sea enojado o hastiado. Simplemente me gusta hacer que me mire. Hasta hoy eso me bastaba. Hoy, al verlo vulnerable, al borde de un colapso, me dieron ganas de mandar todo al diablo y abrazarlo fuertemente contra mi pecho, acariciar su infantil rostro con ternura, fundir mis labios con los suyos hasta que el aire me obligara a separarlos, colar mis manos por debajo de su ropa para acariciar su piel y…
-Soy un demonio-dije interrumpiendo la línea de mis pensamientos-¿desde cuando pensar tan patéticamente esta en mi estética? Soy un demonio y debo comportarme como tal.
Llevándome una mano a detrás la cabeza deje mi mente vagar por trivialidades para no pensar en mí sexy conde.
Pero cual sería mi sorpresa al escuchar de la nada gritos desesperados provenientes de la habitación de mi amo. Sin perder tiempo salí a una velocidad nada humana de mi habitación con dirección a la de mi pequeño conde.
-------------------------------
FIN DEL CAPITULO 1