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El Espejo por Marieene

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Capítulo II


 


El pequeño Thor caminaba velozmente por los pasillos, intentando con poco éxito, no correr o seria regañado. A paso ligero pero no exagerado, pasaba pasillo tras pasillo y salón tras salón, hasta llegar a una gran puerta doble, alta como un gigante y pesada como el martillo Mjolnir. La abrió y cerró luego de entrar, ahora, sin que nadie lo pudiera ver, corrió acaloradamente hasta el espejo y le quitó de un manotón el delicado lienzo de terciopelo rojo que lo cubría. Pegando su nariz al cristal, dio un par de golpecitos con los nudillos de sus manos y una gran sonrisa se formo en su rostro al notar un pequeño bulto moverse del otro lado del espejo.


Loki, que hasta entonces había estado durmiendo, se despertó asustado en un principió al escuchar los desconocidos golpecitos. Alarmado observó a su alrededor con temeraria desesperación hasta dar con el producto de dicho ruido. En sus labios una brillante sonrisa se formó y de un salto se levantó para ir al encuentro del rubio, no sin antes juntar de un tirón su capa y colocársela alrededor del cuerpo. De la emoción por haber conocido a Thor, no había podido dormir en toda la noche, sus pequeños ojos se negaban a cerrarse y su mente no dejaba de pensar en la rubia cabellera de su nuevo, primer y único amigo.  


- ¡Loki! –Gritaba excitado el pequeño de ojos azules mientras seguía golpeando el cristal. Vio como el pequeño bulto se movía con rapidez hacia él y como un par de ojos rojos lo miraban con felicidad y entusiasmo, y eso no hizo más que alegrarlo. Se sentó frente al espejo y esperó a que el otro hiciera lo mismo. - ¡Hola! –Dijo sonriente y el otro lo imitó. – ¡Devoré mi desayuno lo más rápido que pude para poder venir a verte! ¡Casi me atraganto! –Rio llevándose una mano al cuello. -¿Tu ya desayunaste? –Preguntó curioso notando que no podía ser posible porque lo había visto despertarse recién. El niño de negros cabellos sacudió la cabeza. –Me imagine. –Digo soberbiamente, pero con una sonrisa comprensiva en su rostro. –Deberías hacerlo, el desayuno es la comida más importante del día. Es la que te da más energía.- y diciendo esto último, levantó un brazo y lo flexionó para mostrarle con orgullo su poderoso miembro a Loki. Aunque no se notaba nada por la ropa que tenia puesta. El pequeño niño azul volvió a negar con la cabeza cerrando los ojos y cuando los abrió se encontró con los curiosos y algo preocupados ojos azules de Thor.   


- Yo nunca desayuno. –Digo naturalmente sin dejar desapercibido la cara de horror de su amigo. Ésta de cierta forma le daba gracia, aunque se notaba muy alterado el rubio como para reírse.   


- ¡Eso no puede ser! ¡Ya mismo te traeré algo para que comas! –Y se estaba levantando cuando escuchó la voz de Loki gritarle que no se fuera.


- ¡No!...Quédate conmigo… - Susurró al final, temeroso de que el rubio se fuera y lo dejara solo.


- Tranquilo, no me iré a ningún lado. Solo quería traerte algo para que te alimentes. –Decía calmadamente para relajar a su amigo que por un momento se había puesto tenso.


- No te preocupes…-bajó la mirada y comenzó a garabatear cosas imaginarias con el dedo en el suelo. –Después de todo, yo nunca como nada. –Ante esto último los ojos azules de Thor se abrieron con sorpresa.


- ¿No almuerzas ni cenas? –Preguntó alarmado. Ante el negativo movimiento de cabeza por parte de su azul amigo, insistió. – ¿Nada de nada? ¿No ingieres alimentos? –Otra vez, la respuesta fue un rotundo “no” con la cabeza. -¿Y no tienes hambre?


- No. –Contesto esta vez con la voz. Y agregó, sabiendo que el rubio insistiría; -Nunca tengo hambre. – Los ojos azules emanaban asombro.


- ¡Eso es genial!...-Quedó pensando unos segundos. – ahora que lo pienso, si hubiese traído la comida ¿Hubiese podido dártela? –Y curiosamente, ambos hicieron el mismo movimiento; llevaron una mano hacia el espejo para tocarlo y comprobar su solidez. De esa forma y sin darse cuenta, y aunque el espejo los separara, sus manos se conectaron. Cada uno de su lado, arrodillados y unidos por las manos, se miraron y sonrieron tontamente. Con algo de timidez, pero afianzándose al ver que el otro pensaba lo mismo, levantaron la otra mano y la apoyaron como hicieron con la primera, quedando de esta forma conectados con ambas manos. Era una tierna y bella imagen. Los dos amigos se miraron sonrientes en completo silencio. Estaban realmente ensimismados uno en los ojos del otro, pero de repente, las orbes rojas de Loki se desorbitaron con sorpresa y miedo, apartando las manos del espejo y mirándoselas con incomprensión. 


- ¿Qué sucede? –Preguntó preocupado Thor al observar como su amigo se agarraba las manos como queriendo quitarse algo.- ¡Loki! ¡¿Qué te sucede?! –Elevó la voz comenzando a asustarse ante la mudez del otro y con desesperación se abalanzó hacia adelante con la intención de ir junto a su amigo, pero solo consiguió darse un fuerte golpe en la cabeza. Sin poder hacer nada, pegó la nariz al cristal. Fue entonces que los ojos rojos lo miraron con temblor en ellos y lentamente su amigo elevó las palmas de sus manos para mostrarle lo que le sucedía. Con asombro, el rubio pudo ver como las puntas de los finos y largos dedos azules tomaban un color de piel similar al suyo, pero aun más pálido. Se quedó ensimismado y aun más sorprendido cuando éstos fueron retomando su color original.  Hubo un cruce de miradas y luego volvieron a fijarse en las azules manos de Loki. Estaban completamente normales, tan azules como el resto de su cuerpo. –Volvieron…a la normalidad. –Susurró asombrado con la nariz aun en el espejo.


Luego de una silenciosa pausa, Loki, sin dejar de mirarse las manos, se puso lentamente de pie y apoyó las palmas a la altura de sus hombros sobre el cristal. Sus rojos ojos miraron hacia abajo para encontrarse con el rubio y éste, demorándose unos segundos comprendió lo que aquella mirada le estaba diciendo. Sin decirse ninguna palabra, Thor imitó a su amigo poniéndose de pie y tocando el espejo con ambas manos. Ambos de pie, con las puntas de sus calzados tocando el marco, las manos tocando la imagen del contrario y la cara tan cerca que no solo sus narices rozaban el frio espejo, sino que la respiración de ambos empañaban su visión con cada exhalación.  


Thor observó como Loki cerraba lentamente sus ojos y se inclinaba hacia adelante hasta apoyar su frente y no pudo dejar de observar con admiración, ni comprender porque su corazón se aceleró de repente. Sonrió mirando una última vez las tupidas pestañas negras de su amigo antes de cerrar sus ojos a medida que se inclinaba, tal cual Loki había hecho dejándose llevar completamente por el tranquilo ambiente que se había formado alrededor de ellos. No pudo medir cuanto tiempo habían pasado de esa forma, pero en algún momento la sedosa e infantil voz de su amigo lo despertó del estado de trance en el que había caído.    


- Thor… -Dijo despacito y en seguida los ojos del rubio parpadearon completamente atónito al verlo. Éste quedó pasmado en el lugar.


- Lo…ki…- Tartamudeó pues ante él ya no había rastro de un muchacho jötunn de piel azul garabateada y de profundos y grandes ojos rojos. Nada de eso quedaba…la piel oceánica había cambiado a una nívea y pálida piel perfecta que resaltaba ante la abundante cabellera negra que caía grácilmente y formaba ondas en la nuca, y los ojos que le devolvían la mirada ya no eran rojizos, sino un gran y brillante par de esmeraldas. Se miraron sin comprender exactamente lo que había sucedido. Pero los minutos pasaron y Loki no presentaba más cambios. –Loki… ¿Qué ha pasado? Tu cuerpo, tus ojos… -El niño de Hielo levantó los hombros y comenzó a tocarse y a observarse con detenimiento. – Has cambiado… -Thor no podía creerlo, estaba fascinado, intrigado y a la vez preocupado. -¿Cómo puede ser posible? –Cuestionó, sin poder apartar su mirada de esos brillantes ojos verdes.


- No estoy seguro del todo. –Miró hacia atrás, donde las altas pilas de libros se encontraban amontonadas y con la mirada buscó uno en particular. Sus ojos se posaron sobre un libro de tapa dorada y cuero negro, pero no tuvo intenciones de moverse. Se volvió a girar y miró a su amigo. – Creo que tiene que ver con mis habilidades mágicas… - y luego volvió a mirarse cayendo en la cuenta de algo…avergonzado se acuclilló y se tapó completamente con la capa hasta la nariz. Se veía completamente descubierto y ridículo vestido de esa forma tan bruta y vulgar, algo que sinceramente antes no le había importado, pero que ahora, por extrañas e incomprensibles razones se sentía indefenso, expuesto y exhibido. Después de todo nunca nadie lo había mirado antes, y ahora tenía los ojos azules clavados en su cuerpo.


- ¿Te encuentras bien? ¿Que sucede? –Preguntó alarmado al verlo actuar raro, además de que su rostro pálido se veía acalorado. –Loki, ¡dime algo! ¿Te sientes bien? De repente te pusiste colorado. –Si su amigo no hablaba en menos de un segundo rompería el cristal y que pasara lo que pasara, pero su corazón se aceleró con pura preocupación. La mirada verdosa de su amigo se elevó para encontrare con la suya. Era tan raro ver ojos verdes en vez de rojos.


- Estoy bien… -Dijo bajito, pero no fue capaz de levantarse, su ritmo cardiaco había sufrido un aceleramiento repentino y prefería quedarse quieto en el lugar. Se sentía nervioso. ¿Tal vez era porque nunca nadie lo había mirado? Aunque eso no tenía sentido, después de todo la primera vez que vio a Thor no se sintió avergonzada ni nada menos. Aun había preocupación en el rubio. –De verdad, estoy bien. –Dijo un poquito mas fuerte y confiado para tranquilizar a su amigo, el cual, luego de unos segundos suspiró aliviado y se arrodilló para quedar a su misma altura.


- ¿De verdad? –Preguntó y Loki asintió. No había mentira, sinceramente se sentía bien. –Bueno, te creo. ¡Por un momento me preocupé muchísimo! –Luego se giró hacia la doble y gran puerta de la biblioteca en la que se encontraba. Sus oídos habían escuchado el ruido acelerado de pasos. –Lo siento Loki, pero debo irme. –Luego de una mueca de tristeza sonrió. –Te prometo que volveré al terminar el entrenamiento. –Se puso de pie y observó desde las alturas a su amigo que ya no parecía un Gigante de Hielo, sino que parecía un Asgardiano como él. –Aun estoy asombrado con el cambio, ¡es sorprendente! Debes de ser muy poderoso. –Sonrió orgulloso de Loki. Éste solo pudo sonreír tímidamente ante los halagos. –Me voy. Nos vemos mas tarde. –Y comenzó a correr hacia la salida.


- ¡Thor! ¡¿Volverás?! –Preguntó angustiado ante la partida de su amigo parándose rápidamente sin importarle más su vergüenza. El rubio se detuvo y volvió. Una vez frente al espejo y a Loki, sonrió con ternura y se agachó un segundo para agarra la tela roja que antes se había olvidado.


- Jamás rompo una promesa. –Y diciendo esto, tapó el espejo escondiendo el reflejo de Loki tras la manta. Por un momento, los ojos verdes se aguaron en soledad. Otra vez solo. Otra vez encerrado. No había forma de salir, pero con Thor, se olvidaba completamente de aquella sala llena de libros, con Thor sentía que estaba en algún lugar lejano y hermoso que esos libros describían y esas imágenes mostraban. Pero ahora volvía a la realidad de una angustiosa soledad. Se quitó la capa y la extendió en el suelo, agarró ese libro dorado y negro que había visto anteriormente y comenzó a leerlo…una vez más. Ya hacia varios años desde que había leído por primera vez aquel enigmático libro en donde extraños conjuros se relataban. Magia antigua y suponía, poderosa. A medida que leía y que daba vuelta las páginas amarillentas, sus ojos no podían evitar mirarse las manos, ya no azules, sino como las de Thor, aunque bastante más blancas. Y leyó hasta quedar dormido sobre su peluda prenda.    


Otra vez, unos golpecitos lo despertaron. Pero esta vez sabia perfectamente que significaba una sola cosa; Thor. Con alegría se levantó y se clocó la capa mientras caminaba hacia el espejo. El rubio lo saludaba con la mano y le sonrió animadamente. Instantáneamente sonrió sin darse cuenta siquiera, simplemente lo hizo.


- Hoy tuve un entrenamiento especial. ¡Padre me dio clases de combate en persona! ¡Fue increíble! –Decía emocionado mientras se ponía en posición de combate y hacia como si empuñaba una espada. –Incluso combatió conmigo. –Su sonrisa no parecía tener fin. Loki lo observó haciendo algunos movimientos que, efectivamente, eran muy parecidos a los que él mismo había practicado.


- Dime Thor, ¿Por qué entrenas para el combate? –Preguntó sentándose frente al espejo y viendo como su amigo lo imitaba a los segundos.


- Porque algún día seré Rey. –Respondió orgulloso inflando pecho y enderezando su columna. –Mi padre es Odín, Padre de Todo, gobernante de Asgard. Yo soy su heredero, y algún día tomaré su lugar para mantener la paz en los Nueve Reinos que él y su Padre consiguieron con tanto sacrificio. –Decía anhelando ese momento. Loki se quedó en silencio, asombrado. Nunca se hubiese imaginado que Thor era uno de esos príncipes que solo conocía de los libros. Lo admiró. – Cuando sea Rey te sacaré de ésta prisión. –Soltó con convicción mirando fijamente a los verdes orbes del menor. Ante aquellas palabras, los grandes ojos de Loki se abrieron de par en par y al ver la cálida mirada y la dulce sonrisa de Thor, solo pudo desear que sucediera lo más rápido posible. Un profundo calor lo invadió y su corazón saltó en su interior. La felicidad lo invadió y unas pequeñas lágrimas amenazaron con resbalar por sus mejillas. –Quisiera crecer ya mismo y tomar el trono, para así sacarte inmediatamente de aquí. Pero no puedo… lo siento…-Susurró realmente apenado y dolido por no poder hacer nada. Cerró los puños y apretó los dientes. Se sentía tan impotente por ser “El Príncipe, Hijo del gran Odín” y aun así no poder ayudar a su preciado amigo. De la bronca tuvo que cerrar los ojos, pues sentía que la humedad aumentaba allí. Quería sacarlo, era lo que mas deseaba en el mundo. No importaba porque estaba ahí, seguramente había sido un terrible e imperdonable error, pero quería tener mas poder… Quería salvarlo y tenerlo a su lado.


Loki, que había bajado la mirada completamente azorado por las oleadas de sentimientos que Thor provocaba en él y que le transmitía, elevó su rostro y apoyó su frente en el espejo. Thor escuchó un golpecito y al abrir los ojos observó como cálidamente su amigo le sonreía, también con lágrimas al borde del derrame. Con movimientos suaves se acercó y apoyó la frente a la par de la de Loki.  Las manos de ambos se buscaron, pero solo chocaron con el cristal y cayeron al borde inferior.


- Serás un gran Rey. –Dijo despacito y cerró los ojos. –Aunque tú, Thor, ya eres mi Rey. –Y el rubio golpeó con ira el suelo.


- No soy lo suficientemente fuerte para sacarte de aquí. –Quería llorar, necesitaba partirle la cara a alguien, quería…- pero te prometo que agarraré al desgraciado –dijo venenosamente. - que te ha metido en esta prisión, y por ti, Loki, las pagará con intereses. –Se sentía sumamente enfadado, como nunca lo había estado antes. -¡Y yo, Thor Odinson, jamás rompo una promesa!


Se miraron y compartieron el silencio de una poderosa promesa. Pero muy dentro, Loki sabia perfectamente que Thor no iba a poder cumplir esa promesa, porque desde él día en que lo habían metido en esa repulsiva prisión circular, él había condenado a muerte a quien lo hubo encerrado. Y se había jurado a si mismo vengarse. Él encontraría primero a su carcelero y lo mataría, antes de que Thor pudiera hacer algo.


Ambos estaban condenando la vida de una misma persona. Y el odio hacia esa desconocida persona aumentaría con el tiempo acercándolos al destino del que no podrían escapar.      

Notas finales:

¡Hola a todos!


Gracias por leer el segundo capítulo.


Para serles cinceros, cada vez estoy mas emocionada con este Fic. Tal vez soy yo sola, pero a mi misma me transmite un monton de emociones y sentimientos fuertes. 


Espero que lo esten disfrutando tanto como yo lo disfruto al escribirlo y al re leerlo. 


Si les gustaria comentar algo, sientanse libres de hacerlo ^^


Nos vemos pronto. Se cuidan


Bye bye!


            Marieene


 


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