Declaimer:
Los personajes de Naruto no me pertenecen. Todo es del gran sensei Kishimoto-san. Pues si fueran míos, ya hubiera puesto a follar a Sasuke y Naruto jeh. Y ¡QUE VIVA EL YAOI!
Notas del fic:
Gracias a todos aquellos que me han seguido gracias por su paciencia y espero que disfruten este cap. Os quiero YUKI-NII-Oo
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Heart syndrome
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¿Alguien ha oído hablar acerca del síndrome del corazón?
Es una mala enfermedad.
Que le da vida propia a los dedos de tus manos, moviéndolos sin cesar, casi con delirante ansiedad, convirtiéndolo en una emergencia. Provoca una muy mal sana necesidad al extrañar a alguien en específico que se encuentra lejos, cristianizándolo en un agudo dolor. Una ulcera nace, no comes, no duermes, tu cerebro va explotar, solo piensas en esa persona.
Quieres ser mandado a la farmacia, quieres poder peder la memoria, para olvidarte por completo de la inutilidad que representa un recuerdo no material.
Estas eufórico…
Casi medicinal.
Ya saben, solo se quiere probar, encontrar un camino donde correr lejos.
Y pienso que se puedo hallar una cura, y se encontraran con la sorpresa de que yo resistí o al menos eso creía.
Los sentimientos cambia, las provocaciones llegan, las cosas extrañas rondando tu cuerpo se apoderan de ti. Necesito encontrar algún lugar donde correr lejos…de nuevo. El accidente sin contemplación me atrapo. Casi querría suicidarme antes de aceptarlo.
Tan simple pero a la vez peligrosos, llegar al punto sin retorno donde gustas de sentirlo, ¿Dónde está la puerta por donde entre? Quiero poder regresar, deshacerme de esta emoción, de sus efectos drogativos, prefiero un mejor vicio, entre el cigarrillo y el sexo, entre el ocio y la venganza.
Debería ser yo quien fuera el captor y no la victima inferior
Debería ser yo el que está tranquilo durmiendo bajo aquel enorme árbol de naranjas.
Debería ser yo el que perdiera la calma.
Debería, definitivamente ser yo, el que no tuviera este estúpido síndrome del corazón. Mierda.
Sasuke-teme has tardado – reclama con aquel puchero que la copia de Sai se ha puesto como meta enseñarle sin que se dé cuenta, dejo bajar mi cabeza, palpita molestamente – Oi, ¿estás bien? –
Y se acerca a mí, el muy maldito tiene esa sonrisa enorme que le regala a media aldea, odio esa sonrisa, odia que no sea solo mía, estrecho los ojos, no es nada nuevo mis pensamientos egoístas, no es nada nuevo recárgame en su brazo derecho e inclinar mi cansado rostro en su cuello, y aun así….aun así…
Hey teme que te hablo tebayo – reclama en un muy agudo aullido a mi parecer –
Aprieto mas la mandíbula, como no odiar a este miserable que se dejo pisotear por tanto tiempo, como no odiar a este estúpido inocente que corrió por años tras alguien que no deseaba ser alcanzado, como poder contener los gritos de reclamos pasados que irían desde recordarle su indecisión en la batalla contra Haku, hasta su casi suicidio voluntario para derrotar a Orochimaru…que alguien me diga, porque entre todas las personas de este planeta….tuvo que ser precisamente él.
Volvamos a casa – me sonreí, acariciando los mechones que salen por la bandana de mi frente –
No es un mimo, ni un capricho, no es suave o dulce, es solo el roce de su mano sobre mi piel. Y me lo repito otra vez, antes de ladear el rostro y depositar a conciencia la mejilla sobre su palma abierta.
¡Joder!
Aquí vamos otra vez, a caer entre la desgastada chamarra negra por tanto entrenar y el olor a ramen recién hecho. Y no, no me gusta, no me desagrada, ni siquiera me perturbar. Es mi peor enemigo, el más fuerte y poderoso.
Es mi sueño envuelto en pesadillas y tristes memorias.
Es el reflejo de un sucio espejo que estira su brazo para llegar a mí.
Por cierto – y retiró la mano, lo que provoco que mis cejas se juntaran, el ceño se me había fruncido - ¿Por qué no viniste directamente al árbol?, vi a Kakashi-sensei desde hace un rato – interrogo curioso, como siempre, subí los hombros mientras el estrechaba su mirada – anda dime – insistió tomando mi brazo entre sus manos, halándome hacia el –
Sería bueno decirle el porque, me pregunte internamente, tenía la sensación de que saldría de mi boca de todas formas.
Estoy enfermo – solté de una haciendo que los enormes ojos azules se dilataran y me vieran fijamente – tengo el síndrome del corazón – un momento de silencio y estallo en risas mal contenidos, agarrándose el estomago hasta que unas lagrimillas brotaron de sus cerrados ojos, el muy idiota se burlaba de mi -
Oh no me des… esos sustos – hablo limpiándose el rastro de la risa en sus lagrimales, para volver a ponerse en marcha por el sendero del puente –
Estoy hablando en serio – dije deteniéndome, me sentía de pronto algo ofuscado, como si aquello no tuviera mayor importancia de la que yo le prestaba, su sonrisa solo se ensancho mas-
Entonces sabrás que no hay cura – y se cruzo de brazos como si me retara a que lo contra digiera –
Debe de haberla – trate de hablar tranquilo, pero el solo negó con la cabeza y puso sus brazos detrás de ella –
Pues ojala la encuentres tebayo – susurro – no me molestaría una solución antes de acabar tirándome por un puente o algo así – gire la cabeza violentamente leyendo entre líneas lo recién dicho ¿acaso Naruto?…no. Eso era…no.
Y camino, dándome la espalda, el sol estaba por caer, no tardaría en anochecer, y yo solo me quede ahí, mirando la figura alejarse antes de sentir la ansiedad como pequeños insectos en mi piel…volvía a ser víctima del maldito síndrome del corazón por culpa de él y de sus frases a medias que solo me hacían enfurecer mas.
Naruto tenía lo mismo…pero ¿por quién?