Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Plan de vida. por Angel_Chan

[Reviews - 24]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Resumen: Era el olor que estaba llenando toda la casa, todo el bendito departamento… su departamento.

Serie: Sherlock BBC

Pareja: John-Sherlock.

Clasificación: Romance-Amistad-Hurt/Confort-Drama.

Advertencia: Omegaverso.

Capítulos: Prologo+06/¿00?

Palabras: 2,472. (Capítulo seis)

Notas: Excusas, excusas… no tengo ninguna valida, simplemente no salía el capítulo. Perdonen el retraso!!

Fecha: 03/02/2014.

Beta Reader: Pleasy TheYoko Stay.

Disclaimer: Todo lo referente a Sherlock Holmes pertenece a Sir Arthur Conan Doyle.

Plan de vida.

 

Capítulo 06.

 

Sherlock despertó como si hubiera dormido por años, o incluso décadas seguidas, pero eso no era posible: él odiaba dormir por más de media hora, al menos. Las únicas veces que dormía por largos periodos era cuando ya llevaba mucho tiempo enfrascado en un caso extremadamente difícil… Y el que había resuelto no había llegado a eso.

Tardó un poco más de la cuenta en organizar su mente. Reconoció su cuarto, sus sábanas limpias y el aroma del té que John preparaba…

¡John!.

Se giró sobre la cama, casi enredándose entre las sabanas, en su afán de salir de éstas lo más rápido que pudiera, las imágenes cayendo en orden dentro de su cabeza desde el momento en que entrara al 221B, sabiendo que ya no estaba bajo el efecto de los supresores. Y aún así había abierto la puerta… Había querido aquello… ¡No de esa forma! Pero…

—¿Estás despierto, Sherlock? —La puerta de abrió lentamente, dejando que la figura pequeña entrara junto con el aroma del desayuno recién hecho.

Sherlock asintió, sin reparar en lo estúpido de la pregunta. Era obvio que ya estaba despierto, incluso para John. Pero eso no era de lo primero que quería hablar con su compañero; mucho menos que éste se enojara y…

Cerró sus ojos negando, lo que se ganó una buena mirada apreciativa de parte del rubio. No, si John no lo había dejado después de lo que le había hecho, de seguro no lo haría por llamarlo idiota, o recalcarle que su pregunta era una obviedad demasiado grande.

—¿Estás bien? ¿Quieres volver a la cama?.

—No, estoy bien… en verdad.

John asintió, viéndolo desenredarse de las sábanas de manera más tranquila. Permaneció en silencio bajo el umbral de la puerta del cuarto de Sherlock, antes de suspirar y volver hacia la cocina.

—El té está listo, Sherlock. —Oyó el detective unos instantes después.

Observó su cuerpo, vestido con su usual pijama, y lo único en lo que podía pensar era que necesitaba vestirse adecuadamente para enfrentar lo que se venía; pero eso sólo retrasaría su salida de la habitación. Suspiró cuando se estiró a recoger su bata azul, antes de ponérsela sobre los hombros y salir a tratar de arreglar lo que se había convertido su vida desde hacía más de una semana.

John esperaba, apoyado sobre la mesada de la cocina, su taza de té humeando delante suyo, y la de Sherlock esperando en la cabecera de la mesa.

—Gracias… —Murmuró el detective al sentarse, sus manos envolviendo la taza, entrelazando sus dedos… esperando.

El silencio no era cómodo, pero tampoco era algo raro; muchas veces habían estado en silencio… John pensaba en lo que iba a decirle a continuación, y Sherlock trataba de adelantarse a su pensamiento, pero esa vez…

—Comencemos de cero, Sherlock. —Propuso el doctor, sentándose frente a su compañero una vez que tuvo su monólogo pre armado dentro de su mente. —¿Tú qué crees?.

—¿Desde cero?.

—Me refiero a este último giro en nuestra relación. —John carraspeó cuando Sherlock lo fijó con sus ojos claros, casi atravesándolo con la mirada. —Aunque no sé qué es lo que quieres tú… Tal vez ni siquiera quieras estar unido a mi… o a nadie.

Sherlock estudió el rostro de su compañero, de su amigo… de su Omega. Algo que ciertamente creía que no se merecía tener. La mano pequeña volviendo a bajar, inconscientemente hacia su vientre, acariciándolo. Lo que esa vez no lo estaba haciendo retorcerse de celos, por más extraño que fuera.

Podría gritar y reclamar lo que había convertido en suyo a la fuerza, pero…

—Jamás pensé en que podría llegar a querer a alguien a mi lado… No importaba que fuese Beta, Omega u otro Alfa, John… Simplemente, jamás lo pensé.

—Bien… ¿Exactamente qué quieres que hagamos ahora?.

—¿Por qué debo decidir yo?.

—Porque creo que de los dos, eres el más indicado… Yo tuve dos semanas para pensar lo de mi embarazo, y obviamente no pensé todo lo que desataría con eso… No, yo no puedo decidir. —John suspiró pesadamente, y necesitó un sorbo de té para volver a enfrentar la mirada de Sherlock. —Necesito que pienses tú de aquí en más.

Esa es la posición del Alfa en la relación. Ninguno de los dos lo dijo, pera obvio que ambos lo pensaron.

Sherlock permaneció en silencio. ¿Qué decir? ¿No quise que te fueras, por eso dejé que el Alfa en mi interior se encargara de todo? ¿No se me ocurrió otra forma para que no olieras a otro Alfa que no fuera yo?…

—Por favor, Sherlock. —John pidió, y Sherlock no pudo más que apretar sus dientes y negar.

—¿Te das cuenta de que le estás pidiendo que escoja sobre tu futuro a la persona que te ultrajó, John?.

—Sé que le estoy pidiendo al hombre más inteligente que conozco que encuentre una solución… Porque yo no puedo.

Sherlock asintió, sus ojos se encontraron con el débil reflejo de su rostro en la taza entre sus manos.

—Sí no entendí mal las razones por las que decidiste llevar a cabo esto… Tú no quieres irte de Baker Street…

—De Baker Street, ni de tu lado… Sí. Sólo quiero permanecer aquí… quería que nada cambiase. —John sentenció, sin dudar de lo que estaba afirmando.

Sherlock se encontró reteniendo el aire por unos instantes, antes de dejarlo escapar de entre sus labios. Tuvo que pensar bien en lo que iba a decir antes de la intervención de John.

—Tampoco querías unirte… Sé que ello hubiera significado casi ‘pertenecer’ a un Alfa, algo que no quieres que pase. —Sherlock se adelantó cuando vio las intenciones del rubio en querer explicar ese punto. —Lo sé, sólo digo que… Estamos unidos, por lo que tú no te vas de aquí, que es lo que buscabas, y yo logro que te quedes, que es lo más me interesa. Y  a pesar de que no soy el compañero ideal que cualquier Omega soñaría… creo que ambos ganamos.

John asintió, apenas sonriendo de lado. Sherlock mojó sus labios en el té, saboreando la cantidad justa de leche y azúcar, la manera en la que John había aprendido a hacerlo para él.

—No tiene por qué ser una relación sexual, Sherlock… Ni tampoco estoy pidiéndote algo que no puedas darme.

—Podemos seguir siendo amigos…

—Sí, socios y compañeros, claro. —John interrumpió con un suspiro corto.

Sherlock pareció meditarlo, sus ojos clavados en los azules, que a pesar de todo parecían escapar de los suyos a toda costa. John le estaba ocultando algo, recién ahora se daba cuenta de ello… Y esa era la segunda vez. ¡Era la maldita segunda vez que se le escapaba algo respecto a su compañero!.

El detective apretó la mandíbula con fuerza; tenía que descubrir qué era eso que John no le estaba diciendo. Deducirlo, y si no lo lograba… simplemente preguntárselo. John tenía que ser sincero con él si quería que todo entre ellos se arreglara.

—Sólo que envueltos en otro título… Sólo es un nombre más para nosotros. —John  acabó de dejar su idea fluir, e intentó sonreír cuando buscó la mirada de su compañero del otro lado de la mesa, pero Sherlock estaba lejos de sonreírle de vuelta.

—No sé si pueda hacerlo, John. —Casi gruñó, dejando la taza en la mesa, al tiempo que se ponía de pie.

El rubio se quedó estático por unos momentos, sin saber si seguir a su compañero a la sala o… No entendía qué era lo que Sherlock ‘no podía’.

Tomó el suficiente coraje como para también abandonar su taza sobre la mesa, y ponerse de pie. ¿Qué clase de ex soldado sería si no? Sherlock se había parado frente a la ventana, unos dedos largos pasearon por el borde del atril de música distraídamente, mientras esperaba que el rubio se detuviera detrás de él. Aunque en realidad hubiera querido que estuviese más cerca.

—No creo poder llegar a evitar querer ‘sentirte’ otra vez, John. No si intentamos quedar como antes… ¿Amigos? Insuficiente.

—¿Qué sugieres? —John trató de que su voz no temblara, trató de sonar firme cuando era obvio que estaba más que nervioso… Quería oírlo, quería saber lo que Sherlock quería de él en concreto.

—Estamos unidos. Aún si no fue la manera más digna de reclamarte como mío. —Sherlock sentenció, girándose para enfrentar la mirada algo temerosa de John. —Tú y yo, ya no somos lo que éramos. Y tal vez, yo quiera… quiera, hacerme cargo de los dos de aquí en más.

Sabía que quizás esa no era la frase más adecuada. John no quería ser el típico Omega a las órdenes de un Alfa –algo que él lo era a pesar de todo, cuando Sherlock lo mandaba de un lado al otro a cumplir con sus caprichos y excentricidades–, pero era distinto al decirse que lo hacía porque quería, y no porque alguien lo obligaba… a que de golpe tuviera que servir a un Alfa porque así debía de ser. Porque la sociedad esperaba que así fuera.

Sherlock vio la real preocupación de John en esos momentos, cuando esta vez, ambas manos bajaron hacia el inexistente bulto de su vientre, acunando la vida que aún era muy pequeña, pero que allí estaba.

—De ti, y de él, John… —Pronunció el detective, acercándose un paso en dirección al rubio, pero no lo suficiente para volver a asustarlo. —Si tú quieres, claro.

¿Querer? ¿Sherlock se lo estaba preguntando en serio?.

—Quiero… ¡Oh Dios, Sherlock! No sé lo que quiero ahora… Lo sabía tan bien hace sólo una semana atrás. —John retrocedió, pero en sus labios se estaba asentando una sonrisa amplia, que acabó de ensancharse cuando levantó sus ojos hacia Sherlock. —¿De verdad quieres esto… conmigo?.

Sherlock bufó; podía estar haciendo su mejor esfuerzo, pero repetirse era algo que no le gustaba hacer. Suspiró antes de tomar aire nuevamente, su voz siendo completamente modulada y suave.

—Sí. —Fue la simple sentencia luego de segundos que parecieron décadas para John. —Puedo ser un mejor Alfa, para ti y tu bebé, yo sé que puedo…

—Sherlock, tú ya eres lo mejor que yo he conocido, no puedo imaginarme cómo podrías serlo aún más. —Sherlock sonrió sin poder evitarlo, John jamás pudo contener sus elogios en voz baja cuando iban dirigidos a él. —Y no, no son las putas hormonas hablando.

Acabaron riendo luego de un momento, ambos parados en medio de la sala, como cuando habían comenzado esa charla. John respiró pesadamente cuando Sherlock dio un paso en dirección a él, lo suficientemente despacio para que reconociera sus intenciones y pudiera retroceder si quería. Pero la verdad era que John no quería retroceder ante Sherlock… Jamás.

—Sé mi compañero, John…

—Creí que ya era tu compañero, Sherlock. —John mostró la punta de su lengua, cuando lamió apenas sus labios, absorto en ver de cerca los ojos del detective.

—Amigos, socios, colegas… Dos hombres locos que compartes un piso en medio de Londres… No, algo más que eso, John. —Sherlock buscó con ojos frenéticos la palabra, pero no estaba seguro de que fuera la mejor a utilizar, no después de lo que había pasado entre ellos. —Sé mi amante… John.

¡Amante!.

La palabra no sonaba nada mal. Aunque generalmente era utilizada para quienes tenían un affaire fuera de su matrimonio. Y ellos no estaban casados, ninguno de ellos… John estaba embarazado de otro Alfa, pero no pertenecía a nadie más que a Sherlock ahora.

Apenas asintió, un movimiento casi etéreo de su cabeza, que si no fuera que Sherlock era tan buen observador incluso a él se le hubiera escapado.

—Sí. —Concedió decidido, luego de que pudo obtener voz nuevamente.

Sherlock asintió, sintiendo que sus pulmones se desinflaban. Bien, tenía el ‘sí’ de John, pero aún debía de demostrarse digno de ello, pagar lo que había hecho, desgarrar su propia piel si con eso curaba las heridas que su acción pudieron causar en su compañero.

Cerró sus ojos por fracción de segundos, olvidado de sí mismo pero no de la cercanía del rubio frente a él. Quería… él, quería… Dios. Tenía razón al decir que no iba a resistir las ansias de sentir nuevamente a John. El calor de su piel bajos sus labios, el sabor de su cuerpo.

Jadeó casi imperceptiblemente, tratando de controlarse. Después de todo, él podía hacerlo, controlar su cuerpo, no mostrar evidencia de que estaba temblando por volver a tocar a su compañero. Pero una cosa era su cuerpo, y otra muy distinta eran sus feromonas…

A pesar de todos sus intentos, jamás había tenido la necesidad de luchar en contra de su biología. Sólo frente a John… Y la repetida idea de otro Alfa –otro olor– sobre el cuerpo del doctor, lo habían hecho perderse en sus más bajos instintos.

—Tal vez, deberíamos detenernos aquí, Sherlock. —John lo llamó, centrándolo una vez más en medio de la sala, obligándolo a abrir los ojos y ver de lo que se había perdido.

El rubio tenía sus labios húmedos, brillantes de saliva y algo enrojecidos. ¡Lo había estado besando! ¿Desde cuándo? Observó sus posiciones, y no tardó en notar cómo sus manos giraban y acariciaban la espalda baja del doctor, tentativas y a la espera de ir más allá…

—Lo siento, es verdad… Perdóname.

John negó, casi podía verse en su rostro la disección ante la brusca separación de sus cuerpos, pero aún así intento sonreír.

—No tienes por qué disculparte, sólo…

—No hace falta que lo digas, lo sé muy bien, John. Por ello digo que te demostraré que soy digno; purgaré cada pecado cometido contra ti desde que nos conocimos.

Fue la sentencia más pasional que pudiera haber hecho, allí, a un palmo del rostro de John, con el corazón en sus manos y completamente decidido. ¿Por qué el muy maldito estaba riéndose de él, entonces?.

—Perdón, lo siento… Es que… De verdad, lo siento Sherlock. —John estaba teniendo problemas en controlar su carcajada, y a cada segundo que pasaba conseguía curvar un poco más los labios de Sherlock, a pesar de verse terriblemente ofendido. —Perdón. Es que fue una declaración tan… tan… ¿Cuál es la palabra?.

—Ridícula… Si acabaste riéndote de esa manera.

John negó con cuidado, elevando sus manos lentamente hasta acunar entre sus dedos su rostro.

—No… más bien, íntima. Creo que tardaré en acostúmbrame a eso… Lo siento.

Dejó que sus labios rozaran los del detective antes de alejarse una vez más. El aroma de Sherlock había puesto sus instintos de cabeza una vez más, algo que jamás le había pasado, al menos no con otros Alfas. John sonrió. Sherlock era especial… según parecía.

El detective asintió y no presionó más de allí. Por más que no recordara en qué momento había comenzado el beso, debía hacer lo que había prometido: ganarse el derecho a estar al lado de John.

 

Continuará.

Notas finales:

Notas Finales: Bueno, otro capi cortito… Pero no había mucho que hacer en este. Aún creo que lo peor no llega hasta el ocho, si mis cálculos no fallan. Hasta ahora, entre John y Sherlock las cosas parecen estar asentándose. Su unión ‘forzada’ aún será tema de debate… aunque no siempre de ellos…

Lamentablemente Pel debe volver a escena, y con ello más problemas a los que enfrentarse.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).