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Asistente por Bombagrash

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Notas del capitulo:

Holx.

https://www.facebook.com/ExoFags --->Esto, es una página dedicada a las KaiHan/KaiLu shippers <3

Luhan está perdido.

Desconectado del mundo; ensimismado en placer, en deseo.

Total y completamente, en especial cuando Jongin se deja acariciar y le sonríe entre cada beso mientras le baja el cierre del pantalón. No puede creer aún tener entre sus piernas a un Jongin tan excitado y salvaje, mirándolo con deseo, con lujuria, y todo gracias a él. A sus coqueteos, a su inocencia.

Pero verlo sonreír...lo excita más.

Casi y puede sentir que ama su sonrisa.

No es algo nuevo, pero en ese momento, quiere pensar que si.

Que justo ahora está más que enamorado de esa sonrisa.

El moreno se sorprende cuando encuentra su sexo casi expuesto, mientras el rubio inconscientemente lo acaricia sobre la tela del bóxer. Y por un momento Luhan se detiene a apreciar la ropa interior de marca y lo húmeda que se sentía ahora bajo sus dedos inexpertos pero traviesos. Jongin muerde con más fuerza su cuello; cada vez que el rubio acaricia y aprieta su sexo se desenfrena y muerde olvidándose de que a Luhan le provocara dolor. Un doloroso placer. Pero el rubio es insistente, y ya casi se acostumbra a las mordidas sobre su piel cuando decide liberar el miembro de Jongin, masajeándolo con tanto esmero que al moreno no le queda más que gruñir intentando reprimirse.

El sonido de un teléfono les hace detenerse de golpe, y por un momento intentan convencerse de que lo que hacen nada de profesional tiene. Pero a Jongin no le importa en lo absoluto cuando Luhan se remueve sobre las cajas pegándose más hacia su pecho, estruja su sexo con fuerza intentado desesperadamente conseguir su atención de vuelta, como si no la hubiese tenido desde la primera vez que lo vio;  y se lanza nuevamente sobre sus labios saciando una enorme sed que no sabe en qué momento invadió su cuerpo.

Sed de deseo, de sexo, de Kim Jongin.

Y el moreno se siente patético cuando aún cree encontrar ternura en su asistente mientras le hace cosas que está seguro nada de tiernas tienen. Luhan sonrojado, demasiado excitado, sus labios rosas siguen entreabiertos, besables, exquisitos, su cabello rubio más alborotado de lo normal, su piel suave y perfecta.

Y él solo era su autoritario e intimidante jefe que lo encontraba lindo hasta en estas circunstancias.

Y en todas las circunstancias posibles en las que él fuese capaz de observar o no.

Se empezaba a sentir patético, sinceramente avergonzado de estremecerse enteramente por encontrar tierno a alguien mientras estaban a punto de tener sexo.

Luhan era demasiado para su poca paciencia.

Jongin está a punto de correrse ahí mismo solo de observar como el pequeño se remueve contra su cuerpo y cierra sus enormes ojos cuando une sus labios con los suyos.

Por un momento, quiere saber cuántas personas habrán sido capaces de disfrutar esa faceta de Luhan, y mentiría si dijera que la sensación agridulce y espesa de los celos no se apodera de él justo en ese momento.

Pero ahora era solo para él; para observarlo sólo él, para poseerlo y saciar por fin su deseo irracional y que últimamente lo tenía fuera de sí. Y le aprieta la cintura, con mucha fuerza, como si quisiera castigarlo por ponerlo celoso cuando Luhan sólo se desesperaba por comerle la boca, literalmente.

Cuando el rubio hace el ademán de bajarse de las cajas, Jongin lo detiene y en un par de movimientos ágiles y que hasta se confunden con desesperados, le quita los pantalones junto a los zapatos. 

Prefiere dejarle la ropa interior porque encuentra adorable su pequeño bóxer rosa que le provoca intuir mucho más de lo supone. Mucho más de lo que se consideraba obvio y él no era capaz de aceptar porque la palabra gay le resultase incómoda y extraña.

Hasta le parece adorable la talla un poco más pequeña de zapatos que calza; en especial sus medias de rayitas naranja y azul marino que se le hacen muy infantiles pero que en los pies de Luhan los encuentra estúpidamente tiernos.

Y más estúpido él por encontrar todo tierno en cosas tan simples.

Mierda, deja de ver ternura hasta en estos momentos Jongin.

Lo carga nuevamente para bajarlo ahora sí del montonadero de cajas y lo coloca contra su pecho, que no recuerda en qué momento quedó expuesto casi en su totalidad si no fuese por la camisa desabrochada que aún cubría su torso; tiene el pecho perlado de un ligero sudor, subiendo y bajando con un ritmo descontrolado, totalmente diferente de las anteriores veces en las que tuvo sexo. Se preguntaba hacia donde había volado su corbata ahora que sentía su garganta quemarle, sin saber si era de sed o de algo más. Algo mucho más fuerte y excitante. Luhan se ve tan indefenso, tan vulnerable que casi siente la terrible necesidad de propinarle unos buenos azotes por calentarlo tanto y parece tan inocente cuando presiente que en verdad no lo es.

Sabe que lo último que busca es lastimarlo, pero el deseo es mucho más fuerte y control es casi lo último que le queda. Porque no es capaz de soportar un momento más sin besar, morder y succionar el cuerpo de Luhan, porque le resulta imposible que sus manos no vuelen hasta su trasero y que sus dedos traviesos se abran paso entre este desafiando la elasticidad de su bóxer rosa y bajándolo sutilmente hasta tener más espacio para sus hábiles manos, porque ese cuerpo pegado al suyo le resulta demasiado cálido que a comparación de él, ya está ardiendo totalmente; porque jamás creyó perder la cabeza de esta forma por un hombre y no sentirse condenadamente extraño y aterrado de que su heterosexualidad sea puesta en duda frente a los demás.

La primera embestida es lenta y dolorosa. Al menos para Luhan, porque Jongin, aunque es consciente del dolor del rubio, se siente plenamente fuera de sí, embriagado de la sensación cálida, de lo estrecho y exquisito que encuentra el interior del más bajo que no termina de retorcer su cuerpo sobre la pared.

De lo posesivo que se siente Jongin ahora y más que nunca, no cabe duda.

 

-          Mío — le susurra, con la voz ronca, besándole los bordes de la oreja conteniéndose de no mordisquearlos y nuevamente, el cuello — Eres mío, Xiao Luhan.

Como en un arrebato por aclarar y definir los parámetros de las cosas, Jongin regresa involuntariamente a su posición posesiva y recelosa y es su boca quien habla por sí sola mientras su cuerpo se encarga de especificar y sustentar sus palabras con un suave movimiento de caderas y con infinitas caricias en el vientre ajeno.

El mencionado a penas y asimila las palabras del alto. Su cuerpo intenta adaptarse al dolor lo mejor que puede, aferrándose a la pared como si de ello dependiese mantener la calma, intentando amortiguar el dolor con el de sus uñas pretendiendo clavarse en la pared como si fuese posible. Pero cuando el moreno se da cuenta de la tortura de Luhan, en un impulso de consuelo y protección, acaricia la mano de este haciendo pequeños círculos con su pulgar sobre el dorso, enredando sus dedos con los de él, buscando y logrando que de inmediato se relaje y empiece a mover sus caderas contra las suyas, en un dulce vaivén que lo está matando de placer y acabará pronto con todo este tiempo de opresión.

Específicamente, opresión de deseo.

El sonido de sus cuerpos chocando entre sí se hace presente. Jongin se siente insaciable cuando besa los hombros delgados de Luhan y le parece absurdo dejar pasar la oportunidad de besarlo hasta el punto de casi querer arrancarle la piel a besos. Le parece inexplicable que alguien pueda tener la piel tan tersa y con un delicioso y dulce sabor que disfruta el tan solo hecho de saber que es ahora suyo.

Al menos en estos momentos.

Momentos que teme no se vuelvan a repetir y que sólo pensarlo de esa forma le hace sufrir. Porque siente que se podría acostumbrar a esto para siempre. Al sexo desenfrenado, a Luhan, al sexo desenfrenado con Luhan.

Palabras incoherentes y gemidos de placer o locura son lo único que Luhan es capaz de producir mientras se acostumbra a la invasión de su cuerpo que de a momentos cree que lo hará reventar.

Mueve su cuerpo con fuerza y la poca cordura que le queda justo ahora la usa para aferrarse de la pared y descubrir que con cada nueva embestida en su cuerpo, la intromisión se hace tan placentera que casi ya ha tocado su punto especial y está seguro que explotará en cualquier momento.

Y peor aún cuando el moreno actúa de forma tan salvaje y embiste con más fuerza, con mayor profundidad, deleitándose con la espalda delgada del rubio que se arquea como si eso amortiguara las oleadas de placer.

Oleadas de placer que casi y cree que son las primeras en su vida por lo increíble de la sensación.

Muerde sus labios y gime bajito, y agudo, casi como un chillido que desespera al más alto, y no precisamente porque le incomode, sino porque le resulta un sonido tan exquisito y provocativo que desea más de él.

No piensa en los años de universidad, en lo difícil que fue mudarse a otro país, adaptarse, en lo duro que trabajó para conseguir el puesto de asistente general en la empresa, lo difícil que fue contenerse cada vez que tenía cerca a su jefe, y lo aterrador que le resultase saber sobre la seguridad de su trabajo actual después de esto.

No, no piensa, y no le interesa hacerlo. Por ahora todo es Jongin fundiéndose en él, volviéndose locos de placer.

 

***

 

-          Es usted muy agresivo, señor Kim.

Sonríen ambos, aún recostados en el sofá de la oficina.

El moreno apenas y ha abotonado un par de botones de su camisa, y a Luhan ni le deja colocarse los pantalones porque le sigue pareciendo estúpidamente adorable el bóxer rosa que hasta unos momentos no se lo quería ni devolver.

Sí, hasta estaba planeando quedárselo como un pequeño trofeo de su gran hazaña.

Sexo en la oficina.

Que atrevido, Kim Jongin.

 

-          Y tiene usted un peculiar gusto por su ropa interior, señor Xiao – le acaricia el muslo desnudo, sonriendo victorioso por el leve sonrojo del mas bajo –  Muy bonita, por cierto.

-          ¿Qué hora es?

Claro, no se le ocurría nada mejor que preguntar por la hora.

Muy inteligente, Luhan.

Siente el sofá inflándose por un lado, y está seguro que si su jefe empieza a vestirse, y se larga y lo deja solo y a medio vestir en la oficina, nunca más regresará al lugar, si fuese posible, hasta se cambiará de ciudad y tratará por todos los medios de olvidar este pequeño encuentro. Así de paranoico se siente, incluso sensible, y no solo porque sea su primera vez, sino porque luego de que su jefe realmente hace todo lo que temía siente que quiere llorar y se culpa por ser tan idiota, por pensar que luego del sexo con alguien tan prepotente como Kim Jongin, habrían besos cariñosos y algún tipo de consuelo que sin saberlo, Luhan esperaba.

Su sorpresa es grande, y su sonrisa no le deja mentir, cuando la puerta de la oficina se vuelve a abrir y por ella un moreno ahora un poco más despeinado entra y la cierra de inmediato, sosteniendo dos pequeñas tazas de café.

Casi y siente el peso de su calma y serenidad cayendo con fuerza sobre su cuerpo cuando se le escapa un suspiro que hubiese deseado que fuese más discreto y menos vergonzoso.

Camina descalzo sintiendo cosquillas en las plantas de sus pies por la alfombra que no supo en qué momento se volvió más esponjosa. Le hace gracia imaginar su imagen justo ahora, de seguro ha de verse poco decente, si es que fuese esa la palabra.

Unas piernas desnudas, contorneadas y blancas le llaman la atención de inmediato y de repente las ganas de tomar café se fueron tan rápido como llegaron. Luhan solo camina acercándose más, tan inocente que Jongin cada vez más se siente un depravado mental.

-          ¿Café? – le ofrece una taza aún sin poder dejar de mirarle las piernas, que cada vez le gustaban más y se preguntaba qué era lo que las hacía ver así de…perfectas.

-          ¿Me pongo los pantalones?

Sí, solo déjame mirarte las piernas un par de horas más.

-          ¿Qué? – se lleva una gran cantidad de café a la boca y siente su lengua escocer a los pocos segundos.

Tiene ganas de maldecir.

No podía sentirse más idiota.

Pero sobretodo, tiene ganas de maldecir a Luhan y a sus piernas perfectas que seguían modelando de un lado a otro mientras buscaba una servilleta.

-          ¿Estás bien? – observa preocupado como el moreno se limpia los labios intentando no volver a escupir – Bebe despacio.

Su camisa medio abotonada y su rosada ropa interior le distraen momentáneamente de su dolor y decide que, como algunas mamás enseñaron a sus hijos, no hay nada mejor que curar las heridas con besos.

Por cursi y tonto que se sintiese después, justo ahora, solo quiere ser besado.

-          No me siento bien aún, Xiao.

Y se retuerce. Porque escuchar de esa manera su apellido le parece demasiado intenso e incluso intimidante, y aunque luchara consigo mismo por decir que no le ha parecido erótico en los labios del moreno, no puede. Lo sabe; lo tiene que besar, ahí, y ahora.

Kai le sujeta el trasero haciendo un poco menor la diferencia de altura entre ambos. Le parece aún apetecible la idea de quitarle el bóxer rosa porque su piel se siente suave y hasta cálida bajo sus manos. No siente remordimientos cuando echa un vistazo al cuello ajeno y se encuentra con varias marcas de colores, que lejos de preocuparle, le hacen sonreír orgulloso.

Estira un poco sus labios y recibe el beso lento y torpe de Luhan, que le hace reír sobre su boca más de  una vez y que deja a Luhan más tímido y confundido que antes.

-          ¿Qué quieres hacer?

-          ¿Me está dando el día libre, señor Kim?

Casi y se escucha como un ronroneo.

A Luhan le dan ganas de jugar con los apellidos y colgarse del cuello del alto que sigue aprisionando su trasero de una manera tan vergonzosa que prefiere concentrarse en su cuello y mordisquearlo hasta dejarle igual o más marcas de la que está seguro que él ya tenía.

-          No, solo es que su jefe lo necesita en su departamento – abotona la camisa del más bajo y lo vuelve a besar, porque empezaba a sentir la necesidad de estar pegado a su boca – Y ahora.

 

Notas finales:

Bueno...

Posiblemente esto quede acá. 

Soy tan floja que tamadre, me demoré toda la semana para escribir la mitad de esto, y recién hoy decidií acabarlo, y pues quizá por eso esté asi de... Ay nose, ¿Les gustó? ¿Si? ¿No? ¿Nadita? ¿Tan mal escribo? OKYA.

Muchas gracias por leer, espero y no sean mas flojas que yo y me escriban un review. No sean maricas

Menos mpreg, ahí si no joooooo.

Chausis, voy a caminar o algo porque ya me entumecí acá sentada toda la tarde. 

Les dejo mi twitter: https://twitter.com/BomBagrash

estaré subiendo pequeños adelanteos de los fics que redacto, solo para las que me pidan. Jiji. 


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