-¡Hey, Minho!-
El alto escucha el grito de sus amigos en la entrada de la escuela. De su nueva escuela.
Conocía a los chicos desde pequeño, pero a los siete se mudo a Busan y no solamente veía a sus amigos de la infancia en vacaciones. Pero finalmente se había decidido ir a estudiar el segundo grado de preparatoria. En la misma escuela que sus amigos.
Camina hacia los tres chicos.
-Hola chicos.- los saluda con una sonrisa.
-Hola Minho. – contestan todos al mismo tiempo.
-¿Qué esperan aquí? Vamos adentro.- les dice el mayor de todos.
Se ríen de la pequeña broma y se adentran.
Siempre habían sido el cuarteto extraño. Demasiado extraño.
Lee Jinki es el mayor de los cuatro y vecino de Minho. Un chico muy raro pero cuando lo conoces es realmente amigable. Inclusive a veces le temían cuando entraba en ese trance de “no me da risa nada y los odio”. Podría decirse que el líder de todos, el los juntaba y hacían reuniones en su casa. Cuando descubrió una botella de soju en el ropero de sus padres, la agarro y la guardo para dársela a sus amigos, logrando así emborracharlos por primera vez en su vida.
Kim Kibum; el perfeccionista y el que era demasiado para todo. Detestaba jugar a las guerras de agua que organizaban en el vecindario porque podría enfermarse, además toda esa bola de muchachitos no eran dignos de jugar con el grandioso Key como se hacía llamar, nada humilde según sus amigos. Su madre y la madre de Minho eran y son muy amigas, por esa razón se hizo amigo de Choi, y después conoció a los amigos de éste.
Kim Jonghyun el chico demasiado estudioso. Se la pasaba metido en su casa estudiando y practicando con su guitara, bueno, eso hasta que comenzó a llevarse con su primo Jinki y sus amigos Minho y Kibum. Desde entonces cambió demasiado. Sus calificaciones seguían algo perfectas, todo en la música cambio y aprendió a tocar más instrumentos y se divertía en exceso con sus amigos.
Choi Minho el don Juan. Desde pequeño siempre le dio lata a su madre; “Señora Choi su hijo intento besar a mi hija” “Señora Choi por favor controle a su hijo, esta levantándole los vestidos a las demás niñas del colegio”. Se mudo a Busan por nueve años, en los cuales extraño demasiado a sus amigos y para que negar si de pequeño iba hacia el camino de las fiestas, el alcohol y las chicas, claro que de grande lo siguió orgullosamente.
-Es más grande que la de Busan.- murmura el alto.
-Claro que sí – le responde el de cabello castaño y cara de perro.
-Bueno, chicos. Los dejo. Nos vemos en el almuerzo. – el mayor de todos se despide y sube ágilmente las escaleras.
-¿Estás en el grupo D, no? – le pregunta Jonghyun dirigiéndose a Minho.
-Sí.- responde.
-Estupendo, estás en nuestro salón.- Kibum avanza rápidamente por el pasillo, haciendo que los otros dos apresuren el paso y se adentren a una de las aulas.
El timbre suena, indicando que las clases comienzan. En la primera hora reciben clases de matemáticas, prosiguiendo por lectura y finalizando con filosofía.
La hora del almuerzo ha llegado y los tres se dirigen a la cafetería que esta en la parte trasera de sus aulas.
Ven a Jinki sentado con otros dos chicos. Caminan hacia la mesa y saluda a los mayores.
-Los presento, el es Minho. Y ellos son Joon y KwangHee. Es nuevo, amigo mío desde pequeño y bueno es un pueblerino – Jinki los presenta y todos se ríen por el término asignado al alto.
Comen y se ríen de bromas o chistes sobre los docentes. Les cuentan anécdotas de cada uno de ellos y del mismo instituto.
-Wow, wow. Miren quien va por allá.- murmura Joon. Todos voltean hacía la entrada de la cafetería.
-¿Quién es?- pregunta Minho.
-Es el profesor de baile. – susurra Kwanghee y le hace señas para que se acerque más. – Dicen que es gay.-
Los menores se miran entre sí, dudando sobre creerle o no al mayor.
-¿por qué… -la pregunta de Choi es interrumpida por Jinki.
-Un día vino con un tipo, un poco mayor que él. Más alto y con mayor corpulencia, accidentalmente los vimos besándose en su auto. Todos los días venía por el después de clases, de pronto dejo de venir y el profesor se volvió amargado. Castigaba a todos de manera horrible e inclusive hacia quedarnos horas extras, se volvió exigente y bueno… desde entonces todos como que temen a que les de clases.-
-Vaya… y ¿me dará clases?- pregunta Minho observando hacía ese famoso profesor de danza.
-Sí, es el último semestre que te dará, después de eso escoges tu propio taller.- Jonghyun responde mientras juega con la pajilla de su jugo.
-No luce tan malo como lo describen, incluso se mira joven.- murmura Choi, volviendo la vista hacia los mayores del grupo.
-De hecho lo es. No creo que supere los treinta. – le dice Kwanghee. –Acá entre nos. La mayoría de los tíos y tías quieren con él. A quien engañar es una hermosura este maestro. Parece un muñeco de porcelana. Y no lo han visto bailar. Ja, la verdad es que muchos aquí quisieran tirárselo, ¿ya saben, no? Un polvo con el profesor, suena excitante.
Todos miran al castaño de dientes graciosos, sorprendidos ante sus últimas palabras.
-¿Qué? Eso es lo que todos piensan, ¡No me vean así! – responde tratando de evadir comentarios.
-Bueno, en fin. Suerte. – sonríe Joon, tratando de ignorar a su amigo.
Pero hay algo en ese maestro que hace que Minho se ponga inquieto y le suden las manos, recuerda las palabras de KwangHee; “Parece un muñeco de porcelana. Y no lo han visto bailar. Ja, la verdad es que muchos aquí quisieran tirárselo, ¿ya saben, no? Un polvo con el profesor, suena excitante.”
Y joderr, de verdad sonaba excitante.
En sus dieciséis años de vida, era lo más excitante que había escuchado.
Presta demasiada atención a cada movimiento que hacía el profesor. Quien se sienta en la mesa de a lado, sólo.
Los seis hacen una reverencia con la cabeza y él les sonríe. Acomoda una mochila sobre la mesa, y saca de ella una botella de agua, demasiado grande. Toma unos cubiertos que están en la bolsa delantera y un tupper de tapa verde claro.
El recipiente contiene unas cuantas uvas verdes, manzana picada y peras. Coge un poco de pera con el tenedor y se lo mete sensualmente a la boca, lo saborea.
Como haciéndolo apropósito.
Demasiado.
Tentándolo, pasa por la mente de Choi.
-Esperen aquí- murmura y se levanta de la mesa.
Sonríe de lado porque sabe lo que va a hacer.
“Choi Minho al ataque” se susurra para si mismo, y se sienta justo enfrente del profesor quien lo mira ¿sorprendido?.
-Buenos días profesor, es un gusto. Soy nuevo y…-
-¿Te di permiso para sentarte? – se fija en el recipiente, ni siquiera le mira.
-Disculpe, ¿me puedo sentar? – se siente tonto. ¿Cómo puede estar ignorándolo a él, a Choi Minho?
-No, ahora vete.- toma una uva y levanta la mirada.
Maldición. Sus ojos.
Esos perfectos y grises ojos. Adornados con delineador negro.
Su cabello castaño oscuro hacia juego con ellos, y esos labios. Esponjosos y rosas.
Tenía unos aretes en sus oídos, pero eso no lo hacía ver menos masculino sino que más sensual, más atrevido.
-Disculpe mi atrevimiento. Solo quería saber su nombre. – trata de poner esa cara de perro con hambre para que le crea y no lo corra de ahí.
-Profesor Lee, ahora jovencito por favor retírese. – vuelve a mirar al tupper y coge un trozo de manzana.
-Un gusto profesor Lee, estaremos viéndonos en clases.- el alto se levanta y da una reverencia. Camina hacia la mesa de sus amigos, quienes cuchichean y se ríen.
-¿Minho en acción? Amigo no va a dar resultado.- le dice Kibum en burla
-¿Qué les hace creer qué no? ¿Apostamos? – la mirada del moreno se dirige al profesor que continua comiendo.
-¿por qué tan seguro Minho?- le pregunta Joon.
-Porque se lo que puedo lograr. Un polvo.- sonríe de lado.
-¿Cómo sabremos que lo lograste? – KwangHee se adentra a la conversación.
-Lo grabaré. Hare que grite mi nombre pidiendo por más- se cruza de brazos y los observa, esperando por la respuesta.
-Primero, conquístalo. Haz que este loco de amor por ti. Tanto que no sepa como se vive sin Choi Minho – le incita Jinki. Lo reta.
-¿Cuál es el premio? – pregunta Choi.
Los demás se miran entre sí. Sin saber que es lo que apostarán.
-Lo que quieras.- Jonghyun finalmente habla.
-¿me darás tu Audi r9 spider, si lo consigo?- al decirlo, recibe una mirada de odio por parte de su amigo.
-De acuerdo. Pero si pierdes… me darás tu Aston Martin One 77. – Jonghyun le tiende la mano para cerrar el trato.
-Hecho. – le responde y cierra su mano alrededor de la ajena. -¿Alguien más se quiere unir a la apuesta? – pregunta, mirando hacia los demás.
-Tu Xbox one con todos, T O D O S, tus videojuegos. – la voz de Jinki se escucha y todos se ríen ante su petición.
-De acuerdo, a cambio me darás tu batería.- le responde, y el mayor le tiende la mano. Imita la misma acción que hizo anteriormente con Jonghyun.
-¿Nadie más?- vuelve a preguntar. –Se cierra apuesta… cinco… cuatro…. Tres… dos… ¿nadie más?- hace un puchero y se encoge de hombros.
-Primero haz que el profesor se fije en ti. Un estúpido adolescente precoz. – le dice Kibum, provocando risas entre los demás.
-Te voy a demostrar que tu amigo Minho tiene sus… sus encantos, primor. – le sonríe. Y se gira hacia el docente, observándolo y calculando cuál será su siguiente movimiento.
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El timbre suena de nuevo, indicando la última hora de clase.
La más ansiada por Minho.
Todos se levantan y guardan sus cosas, dirigiéndose al salón de baile.
El alto los imita. Suben hasta el tercer piso del edificio y caminan al final del pasillo. Llegan al aula. Es amplia, demasiado amplia.
Choi escanea rápidamente el lugar; un salón amplio con dos enormes espejos como pared y las restantes de concreto donde reposan tubos horizontales en todo el largo. El suelo de madera pulida y un gran aparato de sonido en un espacio especifico para él en la pared que está a un costado de la puerta, un par de bocinas; una enfrente y la otra a lado. Justo debajo del aparato de sonido observa al profesor Lee, sentado en una de esas sillas altas, que está a lado de una mesa cuadrada del mismo tamaño que el asiento y de dos niveles, en la parte superior tiene unos papeles y abajo esta su mochila con una gran botella de agua.
Lleva un conjunto diferente al de la mañana. Cuando Minho le vio en el almuerzo, llevaba unos pantalones negros ajustados, playera de cuello v blanca y unas botas estilo militar negras. Todo a juego. Pero ahora era diferente, tenía puesto un pants negro de tiro largo y hasta las espinillas; una camiseta gris de tirantes anchos que dejaban al descubierto su pecho y con la abertura de los costados que permitían ver sus costillas y unas zapatillas de ballet negras.
Demasiado sensual para ser un profesor y tener casi treinta años.
-Tomen asiento en el suelo y coloquen sus cosas aquí.- indica con el dedo índice a su lado. Se cruza de piernas y observa fijamente su teléfono.
Todos acatan la orden y en cuestión de cinco minutos todos reposan sobre el suelo.
El profesor se levanta de su asiento y toma el control del aparato de sonido. Da click a play y una música instrumental suena en el fondo. Suave. Haciendo un perfecto conjunto con su voz.
-Buenas tardes jóvenes. Para los nuevos soy Lee Taemin y seré su profesor de baile por este semestre. Como se los abre comentado al momento que ingresaron son tres etapas de la danza. La primera fue danza tradicional, proseguimos con algo que no fue mi favorito, pero que todos ustedes querían; el teatro y creación de coreografías. Dejando así dos etapas de la danza sumamente importantes para este semestre, por lo que tendremos clases cuatro veces por semana y no dos como antes, trabajaremos el doble.
-¿Qué?- el sonido de todos los alumnos molestos invadió el aula.
-Silencio. ¿Querían hacer una puesta, no? ¿Querían hacer coreografías? Ahora van a hacer lo que yo quiero. Veremos Danza Clásica y Moderna. En el aspecto clásico veremos y aprenderán cuestiones de ballet, sólo ballet. Y moderno; Jazz, Break Dance, Salsa y Rock and roll. Pero… ¿saben? A veces no soy tan malo como piensan. El baile moderno se dividirá entre dos parciales, segundo parcia será Break Dance y salsa y el tercero será Jazz y Rock and roll.
Murmuraban su inconformidad. Y uno que otro feliz por lo que aprenderían.
-De acuerdo. Para la siguiente clase, quiero que traigan algo de ropa, la ropa más cómoda que tengan; por su puesto que es para bailar. No quiero que las jovencitas vayan a traer minifaldas o escotes, por favor. Nada de pantalones ajustados. Traerán calcetas, cualquier color no hay problema.
Todos asintieron.
-¿alguna duda?- miro al grupo. Y vio una mano levantarse, esa era la mano de ese muchachito engreído, el mismo de la mañana. –sí, dime.
-¿Los chicos si podemos traer minifaldas y escotes? – todos se soltaron a reír. “estúpido niño” murmuro mentalmente.
Se cruzo de brazos, mostrando su indiferencia ante la broma, provocando que todos se callaran al instante, menos él ¿cómo se llamaba? ¿Chang? ¿Che? ¿Chiu? Como demonios fuese, eso no se quedaría así.
-¿Muy gracioso, no?- dijo irónicamente. – a ver jovencito, ¿eres nuevo, no? Quiero que te quede algo muy claro. En mi clase no hay bromas, ni chistes, ni juegos. Yo quiero seriedad y responsabilidad ante todo. Así que sea la última vez que haces esto ¿de acuerdo? Sino, realmente te podría ir muy mal.- hablo fuerte, podría llamarse un grito, pero según él solo fue levantar la voz.
-¿me va a reprobar? Reprobar su materia es para tontos.- hablo, burlándose.
Y lo seguía haciendo.
Debía darle una lección, pero una no tan fácil como reprobar; eso cualquiera. Lo haría sufrir y arrepentirse.
-No, ¿tú no eres tonto, o si? – las palabras de Taemin provocaron risas y burlas entre el grupo. –Silencio, no creo que alguien más se quiera unir a su compañero para organizar las presentaciones parciales ¿o sí? El semestre pasado sufrieron creando escenarios, esta vez será el doble. Y su apreciado compañero hará todo, sólo. Claro y lo que se vaya acumulando.- Lee sonrío al momento de que todos voltearon a ver al alto.
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Habían transcurrido dos semanas desde el inicio de clases, podría decirse que era una tortura, el término del primer parcial estaba “a la vuelta de la esquina” según Taemin. Quien prácticamente explotaba a sus alumnos, a todos.
-¿Les duelen las piernas? –pregunta Jonghyun hacia sus amigos.
-Sí y mucho. Siento que moriré.- Minho se recarga contra la pared de la cafetería y sube las piernas en las de Kibum.
-Dejen de quejarse, si hicieran un poco de ejercicio no estarían llorando.- Key empuja los pies del alto.
-¡Hago ejercicio! Pero eso de estirarse y tratar de abrir las piernas como fenómeno es doloroso. –responde ofendido Choi.
-No entiendo como el profesor puede abrirse de tal forma, solo las mujeres pueden hacer eso. – Jonghyun trato de subir las piernas hacia Key, pero lo único que consiguió fue dolor.
-¿Será mujer? Yo se lo podría creer. Vamos, tiene un buen cuerpo, no tiene abdominales marcados, lo único que le falta son pechos.- le responde el alto, provocando risa entre los dos.
-Son unos idiotas. No sé quien es más que el otro. ¡Deberían admirar su flexibilidad! – Kibum al fin habla, tratando de defender a su profesor favorito.
-¿Su flexibilidad? – grita Minho riendo. –¡Lo único que admiro del profesor Lee, es su trasero! – ríe a carcajadas. -¿lo han visto? Se mira tan exquisito y taaaaaan redondo. – vuelve a reír, pero siente un pie golpearlo. Y mira molesto a Jonghyun, que no se ríe. Está serio y le hace señas con los ojos que mire a lado.
Joder.
Si fuese haber un tornado en Corea. Ese hubiera sido el momento perfecto para que llegue y se lo llevará lejos, muy lejos.
-Profe- Profesor Lee, Buenos días. – murmura Minho, evitando la mirada de Taemin, quien lo veía con sumo odio.
Todos en la cafetería, o al menos las mesas más cercanas escucharon lo que el alto dijo. Veían la escena esperando que la sangre comience a correr.
Pero Taemin, lo mira y después gira su rostro hacia el tupper de fruta que nuevamente come. Coge dos uvas, cierra el recipiente, lo guarda. Y se va.
Minho se siente un estúpido, un completo idiota. Se levanta rápidamente y corre detrás de Lee.
-¡Profesor Lee! Espero, por favor.- avanza rápido, el mayor voltea y aumenta su velocidad.
Las ventajas de jugar futbol según Minho era que corrías rápido. Y eso si que lo tenía a su favor.
En cuestión de segundos está obstruyendo la entrada al salón de danza. Y Enfrente de él, Taemin.
-Profesor Lee, discúlpeme por favor.- dice agitado.
-Muévete.- le mira con esos ojos grises, grises y furiosos.
Se hace un lado y agacha la cabeza. Escucha el sonido de las llaves y un click indicando que la puerta esta abierta. Taemin avanza rápidamente, mientras que Minho camina detrás de él.
-Profesor Lee, lo siento. No quise decir eso.- mantiene la vista hacia el suelo. Mostrando respeto al mayor.
-No quiero que te vuelvas a presentar a mis clases si continúas faltándome al respeto. – hablo muy seguro.
-Por favor no, se lo juro que ya no volverá a pasar.- mira de reojo al profesor, que no está nada feliz.
-Escucha muy bien lo que te voy a decir Choi. No quiero problemas ¿entiendes? Me costo mucho, demasiado conseguir este empleo y no quiero que por un niño caliente como tú, me lo arrebaten. Una más, solo haz otra cosa y te juro que haré que te vayas de esta escuela.- mira al joven que es más alto que él por cuestión aproximada de seis centímetros.
-Sí, lo siento mucho en verdad. Es solo que… - no sabe lo que le sucede en esos momentos.
No está seguro si fue el lado seductor. O quizá le salió del corazón.
Si fue la apuesta la que lo hizo hablar o es lo que realmente sentía.
La presión de la situación o simplemente pensar que fue el momento más adecuado para decirlo.
Para sacar todo lo que llevaba dentro o simplemente iniciar su hazaña.
-¿Es solo qué….? –le pregunta el mayor.
-Taemin…. Me gustas.