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Regalos de verano. por Angel_Chan

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Notas del capitulo:

Resumen: John buscaba una idea para el regalo de cumpleaños de Sherlock… y en verdad estaba buscando un consejo, porque no tenía ni la menor idea de que podía darle. Lo que menos buscaba era que su amigo se resintiera con él.

Serie: Sherlock BBC

Pareja: John-Sherlock.

Clasificación: Romance-Amistad-Kid!Lock

Advertencia: ---

Capítulos: 01/03.

Palabras: 2.227. (Capítulo 01)

Notas: Este había sido el primer fic que escribí para el cumpleaños de Sherlock, pero como siempre termina pasándome, se me fue de las manos. Acabé el otro primero, y este aún está tratando de cerrarse correctamente.

Fecha: 02/01/2013.

Beta Reader: Pleasy TheYoko Stay.

Disclaimer: Todo lo referente a Sherlock Holmes pertenece al Capitán, digoooo, a Sir Arthur Conan Doyle.

 

Editado: Aunque ya leerán las notas de mi ‘querida y amada’ Beta más abajo. Dejo en claro que no solo por el beteo tuve que bajar la versión anterior… tenia ERRORES enormes… Arreglados todos ellos –creo–, está listo para que se entienda mejor.

Y si, sé que el cumpleaños de Sherlock cae en invierno.

Regalos de verano.

 

Capítulo 01: Necesito un consejo…

 

Harry era un asco para esas cosas; era la última vez que le pedía ayuda para algo… Pero por mucho que quisiera no podía ir con su madre, y mucho menos con su padre. Estaba solo en eso. Completamente solo.

Quizás era lo mejor, podía tener el control total de las cosas y saber muy bien qué era lo que iba a hacer al respecto. O también podía pedir un pequeño consejo.

Pero primero debía asegurarse que Sherlock no se enterara de nada. Él sabía mentir, era muy bueno ocultándole cosas a su madre, pero Sherlock Holmes era peor que mil madres juntas. El muy maldito podía saber muy fácilmente cuando John le estaba mintiendo, y el rubio estaba seguro que no se delataba de ninguna manera… ¿Cómo demonios entonces…?

No, no valía la pena en esos momentos ponerse a pensar en cómo lo hacía. Desde que John lo conocía, Sherlock siempre había tenido ese ‘don’ tan particular, del cual no había podido escapar ni una sola vez, así que lo mejor era mantenerse lejos de él por el momento.

Hizo su mejor esfuerzo pasando las horas libres y de almuerzo escapando a como diera lugar del chico, lo cual hubiera sido más difícil de hacer si ambos asistieran al mismo curso.

John jamás había estado tan agradecido de llevarle dos años a Sherlock.

—¡Molly! Molls… No sabes cuánto me alegro de verte. —La chica se hizo pequeña cuando John rodeó sus hombros con uno de sus brazos. —Necesito pedirte un favor…

—¿Un favor?... ¿A mí? —La niña preguntó temerosa. John era ese chico deportista que más de uno envidiaba en la escuela, pero para ella no era más que el único capaz de acercársele a Sherlock Holmes. ¡Y ahora estaba abrazado a ella!.

No había logrado aún un milagro semejante, y eso que llevaba compartiendo cursos desde que había entrado a la escuela con Sherlock.

—Bueno, no es más bien un favor sino un consejo. —John tomó su mano y la llevó a un lugar apartado, bajo la mirada curiosa de varios en el patio escolar.

—¿Consejo?… ¿Qué consejo podría darte yo?.

—Tú eres mujer, las mujeres son buenas para esto… ¿Sabes que hoy es el cumpleaños de Sherlock? —John empezó, y tal mención bastó para que a la pequeña niña le brillaran los ojos y se pusiera repentinamente sonrojada.

—Lo sé, lo sé. —Murmuró emocionada, aunque repentinamente sus ojos se ensombrecieron. —Y me pareció raro verlo llegar en la mañana; el año pasado no vino para el día de su cumpleaños.

—¿No vino? —John preguntó confuso, eso de ser nuevo en la escuela de Sherlock lo dejaba siempre fuera de base. Aunque imaginarse a su compañero saltarse un día de tediosa escuela no era nada raro.

—No… Dicen que su familia lo llevó a comer a Paris, en un vuelo directo. Debe haber sido genial, ¿no crees?.

Molly lo dijo tan convencida que John pensó que podría haber sido verdad, si no fuera que él conocía cómo Sherlock había pasado sus últimos cumpleaños… Hubiera querido no enterarse, o tal vez haber tenido la posibilidad de hacer algo para remediarlo, pero él aún no… ¡No importaba! Ahora no importaba, porque por ello estaba haciendo eso, porque ahora sí tenía una oportunidad de hacer algo para cambiar las cosas.

—Seguro. —Mintió para no tener que entrar en detalles. —Mira, sólo quiero saber qué es lo que puedo regalarle a alguien como Sherlock. No tengo ni la menor idea de qué darle.

—Oh, eso es fácil… —Molly batió palmas, mientras saltaba en el lugar, haciendo que John la observara detenidamente. —Sherlock tiene gustos muy definidos. Su color favorito es el morado, y tiene un gusto oculto por las galletas de chocolate con nuez, aunque jamás dirá que es verdad… —John la escuchó detenidamente seguir con su monólogo, creyendo imposible que Sherlock comentara acerca de cosas personales suyas.

—¿Él te ha dicho todo eso?.

—¿Decirme? ¡No! Por supuesto que no, él no habla conmigo… ni con nadie de la clase. Tú eres el único con el que lo he visto hablar desde que llegaste aquí. —Molly lo vio con grandes ojos, como si fuese algo así como el Santo Grial, como si John tuviera una clave o llave para abrir a Sherlock, y lo fuera a compartir con ella.

—¿Entonces, cómo…?

—Oh, sólo lo he observado… algo. Es fácil para alguien como yo mantenerse viendo a alguien como Sherlock, porque simplemente no lo nota. Es como si no estuviera.

De golpe John sintió pena por la chica. Y él que había pensado que Sherlock había llegado a confiarle cosas a ella que evidentemente su mejor amigo no sabía.

Pero no tenia palabras que decirle a Molly, lo cual no pareció importarle a la chica, quien sólo irguió sus hombros con una débil sonrisa.

—¿Vas a regalarle algo?.

—Sí, esas eran mis intenciones.

—Yo creo que debes buscar algo que en verdad le guste.

Sí, eso es justamente lo que John quería, pero por mucho que había pensado en ello, simplemente no podía dar con aquello que Sherlock quisiera más. Incluso había pensado en salir a buscar algún animal muerto para que su amigo pasara la tarde diseccionándolo, pero ese no le parecía el mejor regalo, por más que Sherlock se lo agradeciera mucho.

—Quizás un buen libro de ciencias… Sherlock lee mucho, y la ciencia es su materia favorita.

—Oh, sí… Cómo no se me ocurrió antes. Sabía que serías muy buena en esto Molls. —John besó la mejilla sonrojada por el leve cumplido, en un arrebato de emoción que no pasó desapercibido para algunos muchachos en el patio, ni para algunas niñas que comenzaron a murmurar y reír entre dientes. —¡Muchas gracias, Molly Hooper! Para tu cumpleaños te daré algo que quieras como agradecimiento.

Pero John no oyó a ninguno de ellos, haciendo cuentas mentales del dinero que tenia ahorrado como para poder comprar un buen libro para Sherlock. Estaba sumamente contento de haberle preguntado a una chica que supiera de esas cosas; a veces su hermana no parecía ser una.

Acabó la última hora escolar logrando su cometido de escapar de Sherlock. Ahora que sabía qué era lo que iba a conseguir para su regalo, estaba más que seguro que se daría cuenta. Afortunadamente su compañero no lo buscó en la puerta, era día de prácticas, así que todavía tenía dos horas de sudar y golpearse amistosamente con sus compañeros antes de irse a casa. Claro que por ese día, tenía algo mucho más importante que hacer.

No tendría que pasar otra vez por ese suplicio, odiaba tener que esquivar a Sherlock de esa manera, pero su sorpresa bien lo valía. Sólo debía esperar por el lapso del fin de semana, y el lunes festejarían su cumpleaños los dos juntos, por primera vez.

Se pasó varias horas, interminables horas, buscando en las librerías algo que a Sherlock le pudiera interesar. Muchas cosas habían llamado su atención, pero eso sólo significaba que a su compañero llegarían a aburrirle. Tan perdido estaba entre libros que no notó la inusual falta de mensajes de su compañero.

A esas horas generalmente, Sherlock descargaba una gran catarata de mensajes variados. Comenzando por los usuales ‘Aburrido’ hasta llegar a los escalofriantes ‘¿Crees que deba devolver las muestras a la morgue luego de acabar con ellas?’, que siempre le dejaban pensando si estaba simplemente jugando, o si debía esperar a enterarse de que su amigo estaba convirtiéndose en un pequeño delincuente juvenil.

—¿No me digas que estás estudiando incluso después de la escuela, John Watson? —La voz lo apartó de los libros en los que estaba metiendo su cabeza.

—¡Greg! —Casi gimió su nombre, no era que lo que estuviera haciendo necesitaba ser oculto de la visión de todos… pero simplemente no esperó encontrarse con alguien allí. —¿Qué es lo que haces aquí?.

—Eso mismo fue lo que yo pregunté, amigo. Pensé que estarías en otro lugar luego de perderte la práctica.

John alejó la cabeza rubia de las polvorientas páginas de libros que ni siquiera podía leer. Esos estaban muy por sobre sus posibilidades, pero había decidido echarles un ojo de todas formas, por si encontraba algo bueno.

—Oh, nada… Tengo que hacer un regalo, y estaba viendo qué opciones tenía. Hasta ahora no he encontrado nada bueno.

—Oh. —Lestrade sonrió, palmeando su hombro. —Si solamente es eso, no deberías estar metido aquí… Con un ramo de flores y una caja de bombones basta.

—¿Tú crees? —John preguntó curioso, aunque no veía a Sherlock poniéndose contento por recibir flores o una caja de chocolates. Su amigo seguramente se reiría de él si llegaba con eso a su casa.

—Por supuesto, no creo que algo tan lleno de polvo llegue a gustarle. —Greg tomó uno de los libros que John había apartado en una pila junto a él y le dio una ojeada. —Dudo que a Molly Hooper lleguen a gustarle este tipo de cosas.

John parpadeó confuso por unos instantes. ¿Qué tenía que ver Molly en esto? Greg lo observó, sonriéndole por unos instantes, ante lo que parecía ser la total incredulidad de su amigo y compañero.

—Vamos, John. No te hagas el tonto, la mitad del a escuela te vio llevándotela a un lugar apartado, y la otra mitad te vio besarla.

—¡¿Besarla?! ¡Yo no besé a Molly Hooper, Greg! —John se cubrió la boca cuando la dependienta lo miró con reprobación por elevar su voz. Era una advertencia.

—No tienes por qué negarlo. Es una linda niña… Aunque en verdad pensé que tus gustos eran diferentes.

—Greg… —John pensó que algo en todo eso no estaba bien. —Espera, sólo espera un segundo… Dime bien de dónde sacaste eso de que yo besé a Molly.

Greg no sólo era uno de sus compañeros de curso, también era uno de los que lo acompañaban en las horas de práctica de Rugby, y como si eso fuera poco, era uno de los pocos que no parecía molestarse al compartir su tiempo con Sherlock Holmes. Y de más estaba decir que le tenía mucho aprecio por ello.

—Bien. Hanna vio cuando abrazaste a Molly en el patio, y Mariella corroboró su historia, diciendo que te la llevaste a un lugar apartado del patio. Luego fue Christian quien te vio besarla… De verdad, no sabía que ella era tu tipo. —A Greg le parecía muy divertida la cara de John en esos momentos. —Es lo que estuvo dando vueltas por el colegio entero todo el día. ¿Cómo no te enteraste?.

—Estaba ocupado… pensando en otras cosas, Greg. ¡Pero no besé a Molly! —Volvió a elevar su voz, volviendo a recibir la dura mirada de la mujer detrás del mostrador. —Sólo le pedí un consejo y se lo agradecí con un beso en la mejilla, nada más. ¿Por qué todo el mundo tiene que agrandar las cosas en ese maldito colegio?.

—Vamos, John, no te pongas así… No es para tanto, seguramente es un rumor que perderá fuerza cuando no te vean con ella. Aunque a más de uno le intrigó la reacción de Sherlock…

—Espera, ¿qué tiene que ver Sherlock en esto?.

Greg mordió sus labios tan fuertemente que quiso arrancárselos por haber hablado de más otra vez. Quizás John nada sabía de todo lo que se hablaba de ellos dos, y la verdad, es que era mejor de esa manera.

—Greg…

—Bueno, es que… toda la escuela piensa que una de las razones de tu traslado es Sherlock.

—Claro que fue por él… ¿qué otra razón tendría? Sherlock es mi mejor amigo…

—Eso no es exactamente lo que se dice, John. Sherlock es raro, no te enojes por ello, pero en el fondo sabes que es así… A él le gustan las cosas con cadáveres y hacer experimentos extraños, tienes que aceptar que no es nada común. Y sin embargo él está contigo, y tú eres normal…

—No entiendo a dónde quieres llegar con todo esto, Greg… Lo intento, pero en verdad no le veo el sentido.

—Lo que quiero decir es que él está contigo a pesar de que eres alguien normal, común. Estudias, haces deportes, tienes más amigos… y él aún está a tu lado. —Greg señaló como si de golpe, ese conocimiento fuera todo lo que necesitaba decir para que John entendiese su punto de vista.

—Sigo sin entender a dónde vas, Greg. —John se cruzó de brazos. Tenía un libro particularmente grueso y pesado en las manos, y según lo que Greg dijera acabaría o no en la cabeza de su compañero.

—No puedes ser tan ciego, John… ¡A Sherlock le gustas! Incluso creo que se fue llorando de la escuela hoy, luego de saber lo de Molly.

¿Sherlock llorando?.

—Eso no puede ser.

—Bueno, Hanna dice que casi empujó a Molly al salir del aula; tal vez sí inventó eso de que estaba llorando… La verdad yo también lo veo bastante inverosímil. Pero no puedes negarme que es bastante posesivo y absorbente contigo.

—Eso no significa que él… Oh, por Dios. —John suspiró con cansancio. Eso le sabía muy parecido a una vivencia anterior. —No otra vez, por favor.

Salió del lugar sin reacomodar los libros como lo había prometido. Sólo debía salir de allí y correr… Si tenía suerte de arreglar eso, todavía quedaban esperanzas de que el día de Sherlock fuera diferente a otros que ya había tenido.

 

Continuará.

Notas finales:

Notas Finales: En principio iba a ser sólo un Oneshot, pero se fue estirando, y pensé que sería más fácil leer si lo cortaba. Más que nada por el capitulo que habla de cómo se conocieron de niños.

Notas finales de la Pseudo-Beta: Volvés a subir un fic tan mal corregido, querida, y te hecho una maldición! Cada vez que quieras tomar leche con chocolate, o licuado de banana, voy a hacer que la leche se transforme en agua sucia! Sé que tardo mucho en betear, pero no es porque esté tirada al sol en una playa del Caribe, viste?... Ah! Mi mojito cubano, gracias!.

…Uuuuupssss!!!!


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