Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De Ladronas y asesinas, ha diosas del amor. por sebastiana michaelis

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

POR FIN HE VUELTO CON ESTE FANFIC!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Siento mucho la espera pero no he tenido mucha inspiración con respecto a este fanfic pero POR FIN VOLVIÓ, BIEN!!!!!!! Y lo demuestro con este nuevo capitulo que espero que os guste.

Sebastiana POV.

 La mañana siguiente fue dura. Despertar y saber que estabas en la mansión Phantomhive no era algo que se tuviera que tomar a broma.

 La leyenda del perro guardián de la Reina Victoria de Inglaterra era mi historia favorita y de las mejores que estudie de pequeña y en eso estábamos de acuerdo Claudia, Willa y yo.

 Aunque dicen que es más fantasía que realidad yo no me lo creo, ya que de las pocas cosas que recuerdo de mis padres  una de sus lecciones fue creer en lo imposible, quiero decir, me educaron sobretodo en lo sobrenatural de la leyenda, como el hecho de que un conde como Ciel Phantomhive, que solo tenia 10 años mas o menos, pueda invocar a un demonio como Sebastian Michaelis. También me enseñaron fotos antiguas de ellos, cosa rara ya que las únicas estaban en museos, pero ahora no les podré preguntar de donde las sacaron.

 - ¿Por qué siempre me pongo a pensar en eso?- dije tapando mis ojos con uno de mis brazos, intentando retener las lágrimas- Tengo que ser fuerte como dijo mi padre, no voy a permitir que el que los mato salga impune.

 Y con esa decisión me levanté tambaleándome un poco ya que seguía mareada pero eso se fue en cuanto me acostumbre.

 - Lo primero, ¿donde esta mi ropa?-dije mirándome, ya que solo llevaba un camisón que me llegaba un poco más por debajo del medio muslo.

 Busqué por la habitación, en el armario, la cómoda, hasta debajo de la cama aunque suene absurdo  pero no la encontré.

 - ¿Dónde demonios esta?- dije ya desesperada- ¿O acaso se creen que voy a ir por ahí así?

 Ya no tenía esperanza pero entró mi salvación por la puerta, transformado en un mayordomo vestido de negro.

 - Oh, veo que ha despertado-dijo Sebastian.- y veo que ha estado buscando algo-dijo con una sonrisa.

 - Estaba buscando mi ropa ya que no pienso salir así- dije señalando el camisón- Y tampoco pensaba quedarme en la cama todo el día.- sonreí intentando que no se lo tomará a mal el comentario.

 - Claro- dijo colocando un montón de  ropa en la cama- por cierto, si no es indiscreción, ¿de donde viene? Nunca había visto un estilo de ropa así.

 - Si te digo la verdad, te reirías de mí o me tomarías por loca- dije suspirando, ya que era  una situación muy típica.

 - Tampoco tenía porque contármelo, solo soy un simple mayordomo.- dijo poniendo una mano en su pecho y haciendo una reverencia.

 - La verdad es que creo que debería explicarlo, sobre todo a Ciel, supongo que se preguntará quien soy y que hago aquí, al igual que tu.-dije poniendo mi mano derecha en mi barbilla y cerrando los ojos para pensar. (El típico gesto de Sebastian cuando se pone a pensar, pues ese, por si no se entendió).

 - ¿Conoce al Bocchan?-dijo Sebastian sorprendido.

 - Podría decirse que sí pero ahora si me disculpas- dije acercándome a él- quiero cambiarme de ropa, así que por favor, fuera- y lo empuje fuera de la habitación para después cerrar la puerta ante la cara atónita de Sebastian.

 - Ufff...- suspire- me estaba poniendo nerviosa con tantas preguntas, por ahora será mejor que me cambie- diciendo esto me gruñe el estomago- y después tendré que desayunar- dije riendo- ya hablaré con Ciel después.

 Cogí mi ropa que era la que había traído Sebastian, que se componía de una camisa azul de manga corta, unos pantalones negros cortos por un poco por encima de la rodilla, con unas medias negras  y mi chaqueta negra favorita. No es que fuera gran cosa y seguro que en esta época esta ropa era muy descarada pero no iba a desprenderme de ellas.

 Por ultimo, me faltaban mis botas negras que se encontraban debajo de la cama, estas me llegaban por debajo de la rodilla.

 Ya lista, salí de la habitación rumbo a la cocina. Anoche al sentirme tan mal no me había fijado en la mansión. Aunque tenía un aspecto un poco sombrío y desolado, me gustaba, me recordaba un poco a mí. Sola y oscura pero que, aun así, tenía su encanto y atraía para saber más de ella, o eso me habían dicho una vez.

 La verdad, es que me sentía en casa, era la misma sensación que tenía cuando estaba en los escombros de mi casa. Aunque ahí también la sensación de estar sola, de saber que eras la única que habías sobrevivido, saber que nunca vas a volver a ver a tus padres…

 - No pienses, deja de sentir eso- pensé cerrando los ojos fuertemente- ellos no van a volver. Además, ni siquiera los recuerdas…

 - ¿Se encuentra bien?- preguntó alguien.

 Abrí los ojos y me encontré con la cara de Sebastian muy cerca de la mía, aunque eso me puso muy nerviosa no me separaré, solo desvíe la mirada hacia el suelo. No me había dado cuenta pero me había abrazado a mi misma y estaba temblando.

 - ¿Desde cuando pierdo el control tan fácilmente?- me pregunté.- Sí… Estoy bien, solo me sentí un poco mareada- respondí quitándole importancia.

 - ¿Esta segura?- volvió a preguntar, acercándose un poco más.

 - Sí…-respondí subiendo mi vista lentamente hasta acabar mirándolo directamente a los ojos.

 - Bien…- dijo en un susurro.

 Y ahí nos quedamos mirándonos a los ojos fijamente. Ninguno de los dos nos apartamos y esto me ponía más nerviosa porque no sabia que hacer, y menos que quería Sebastian. Entonces él se fue acercando lentamente hasta que…

 - Ejem…-carraspeó una voz detrás de Sebastian.

 Sebastian se separó rápidamente y yo intenté aparentar normalidad aunque notaba mis mejillas arder un poco.

 - Bocchan, ¿necesita algo?- preguntó Sebastian a Ciel.

No era muy difícil saber que era Ciel. Con su parche el en ojo, su pelo azulino, siendo tan bajo y con su porte orgulloso, era fácil reconocerlo. Su ceño estaba fruncido, ¿algo malo había hecho? No lo sabía, pero no quería que pensara cosas que no eran.

 - No, solo quería saber que estaba pasando- dijo mirando a Sebastian fríamente.

 - Nada malo Bocchan, solo nuestra invitada se encontraba un poco mareada y estaba comprobando si seguía teniendo fiebre.- respondió con una sonrisa, que a primera vista podría parecer sincera.

 - ¿Así?- dijo Ciel arqueando un ceja- Bueno, como sea…Vamos, el desayuno se enfriará- dijo dándose la vuelta y haciendo un gesto para que le siguiéramos.

 - Como diga Bocchan- respondió haciendo una leve reverencia y dejando paso para que pasara delante de él.

 Caminamos lentamente hacia el comedor, o por lo menos eso me parecía a mí. Seguía abrazada a mi misma y es que estaba nerviosa, sentía la mirada de Sebastian clavada en mi y aunque me parecía raro, también la mirada de Ciel.

 Me sentía observada por dos depredadores que vigilaban a su presa, esperando a que bajara la guardia para lanzarse contra ella. Y aunque muchas se sentirían encantadas con esto, a mi no me gustaba. Me hacía sentir que me comparaban con un trofeo y eso era una de las muchas cosas que no era.

 Por fin llegamos al comedor, finamente preparado para el desayuno. Cada vez más que encantaba la mansión y cada vez me sonaba más, como si ya hubiese estado aquí.

 - Por favor señorita, tome asiento.- dijo Sebastian indicando mi asiento al lado derecho de Ciel.

 - Gracias- contesté con una pequeña sonrisa.

 Después de estar todos acomodados en sus puestos, Sebastian empezó a servir el desayuno. Todo iba bien, hasta que apareció Meirin.

 - ¡Sebastian-san!- exclamó Meirin que venía corriendo con una montaña de platos en sus manos.

 Entonces ocurrió. Meirin tropezó. Casi se hubiese dado contra el suelo y haber roto los platos si no me hubiera lanzado ayudarla, cogiéndola con una mano y con la otra la montaña de platos.

 - ¿Estas bien?- le pregunté mientras la ayudaba a levantarse.

 - Sí, gracias- dijo agradecida haciendo una pequeña reverencia.

 - No pasa nada- le contesté con una sonrisa.

 Entonces deje en la mesa la montaña de platos que se mantenían perfectamente alineados en mi mano. Cuando mire a Sebastian y a Ciel estos me miraban atónitos, totalmente sorprendidos.

 - ¿Pasa algo?-pregunté extrañada.

 - No, nada- contestó Ciel recuperando la compostura.

 La cara de Sebastian estaba inexpresiva y eso que hasta hace un momento parecía que se le iban a salir los ojos. ¿Qué había pasado? ¿Había hecho algo mal? ¿Tan mal visto era ayudar al servicio en estos tiempos? No, no creo que fuera eso. Me volví a sentar e intenté comer con normalidad pero con las miradas inquisidoras de Ciel y Sebastian me estaba resultando difícil.

 Después de unos minutos, que para mi fueron eternos, terminamos de desayunar. Era un alivio, no tendría esas miradas encima mío por lo menos en un rato, o eso creí.

 - Señorita, ¿podría acompañarme a mi despacho? Me gustaría hablar con usted, di no es molestia -dijo Ciel en un tono un poco autoritario.

 - Claro, no es molestia- contesté.- Tampoco es que me pudiera negar- pensé todavía oyendo en mi cabeza el tono de la propuesta.

 Seguí Ciel a su despacho, pensé que quería hablar conmigo a solas pero después de entrar al despacho apareció Sebastian cerrando la puerta detrás de nosotros.

 - Toma asiento, por favor- dijo Ciel señalando el sillón que estaba delante de su escritorio.

 Hice lo que me dijo, él se sentó en frente de mí y Sebastian se quedo de pie al lado de Ciel.

 - Para empezar, todavía no nos han presentado- empezó Ciel- Yo soy Ciel Phantomhive.- dijo haciendo un pequeña reverencia.

 - Y yo su mayordomo Sebastian Michaelis- se presentó haciendo una pequeña reverencia al igual que Ciel.

 - Encantada, yo soy Sebastiana- dije con una sonrisa.

 - ¿Solo Sebastiana?- preguntó Ciel arqueando una ceja.

 - No me preguntes mis apellidos porque no los recuerdo- respondí escondiendo mi mirada con mi flequillo- hace tiempo que no los recuerdo- y eso venía en doble sentido.

 - Pero, ¿y tus padres?- siguió preguntando Ciel.

 - Están muertos- contesté mirándole a los ojos, sentía mis ojos arder pero no por lagrimas.- Murieron en el incendio de nuestra mansión cuando solo tenía 9 años. Y no pude hacer nada para salvarlos- terminé de decir con un hilo de voz, bajando mi mirada hasta que se quedó clavada en el suelo.

 Todo se quedó en silencio, no había ningún sonido salvo los ruidos que provenían de la cocina. Por lo que se ve Bard la había vuelto a destrozar.

 - Aunque no fui la única- seguí con mi historia tenía que contarles como había llegado aquí- A mis amigas Claudia y Willa también les pasó, así que las tres decidimos vengarnos y en el paso de los años fuimos investigando hasta que en una de las misiones, no sé como, llegué a parar aquí y creo que ellas también están aquí. Sé que no me creeréis pero yo vengo del Londres del futuro.- sabía que no me creerían porque era una historia disparatada pero tenía que intentarlo.

 - ¿Lo estas diciendo en serio?- preguntó Ciel que hasta el momento había estado callado, pensando en lo que acaba de contarle.

 - Sí… yo nunca miento- contesté levantando mi mirada hasta clavarla en la suya.

 Por un momento nos quedamos mirando fijamente, batallando en una guerra de miradas para averiguar si mentía.

 - ¿Tú que crees, Sebastian?- preguntó Ciel desviando su mirada hacía Sebastian.

 - No es la primera vez que oigo a personas decir que vienen del futuro, pero a mi me parece que dice la verdad- contestó cambiando su mirada seria a una más clamada.

 - Entonces, quédate. Te ayudaremos a buscar a tus amigas y poder volver a tu tiempo.- dijo sonriendo un poco.

 - ¿En serio?- Ciel asintió- ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!- me levanté de la silla y lo abracé, no lo pude evitar. Me sentía tan feliz.

 - Vale, vale…pero, ¿podrías soltarme?...Me estas asfixiando- dijo Ciel con dificultad.

 - Perdón.- dije soltándolo rápidamente.

 - Deberías controlar tu fuerza- dijo Ciel recuperando el aire.- Por cierto, ¿cómo hiciste lo del comedor?

 - Solo la ayude, ¿estaba mal hacer eso?- pregunté inocentemente.

 - No, pero te moviste más rápido que Sebastian- dijo mirándolo.

 - ¿Todavía no lo ha deducido Bocchan? Ella es un demonio- mirándome.

 - Espera, he oído bien.- dije pensando que era una broma.

 - Sí, eres un demonio- dijo totalmente en serio.

 - ¿¿SOY UN DEMONIO??- grité.

Fin Sebastiana POV.

Notas finales:

Fin del capitulo, ¿que os ha parecido? A mi me gusto mucho escribirlo. Antes de despedirme quisiera preguntaros una idea para un fanfic. ¿Que os parecería un fanfic de SebastianxCiel pero en plan Assassin's Creed? No sería muy fiel a como es la saga pero ¿no estaría guay?  Bueno espero sus opiniones.

Sebastiana, se despide. Chao, chao.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).