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De Ladronas y asesinas, ha diosas del amor. por sebastiana michaelis

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Willa POV.

Despertar de mala manera a la gente parecía su trabajo. Estaba durmiendo tranquilamente cuando alguien jaló de la sabana haciendo que cayera al suelo, para después levantarme del suelo, ponerme las gafas y sacarme arrastras de la habitación.

-¡¿Pero qué…?!- exclamé aún adormilada pero lo suficiente despierta para saber cómo era el hombre que me había sacado de mi sueño.

Era un hombre alto de pelo negro y con traje, no podía distinguir bien su cara pero podía ver que llevaba gafas y que sus ojos eran verdes y amarillos. Esto me confundió un poco porque tenía el mismo color de ojos que los míos pero esta mínima confusión paso a una más grande cuando llegamos a una especie de vestíbulo de oficinas y ver que todos tenían el mismo color de ojos.

Debía ser un sueño, pensé más de una vez, mientras el hombre me arrastraba por infinidad de pasillos, hasta llegar a un despacho, muy ordenado y limpio, pude fijarme cuando salí del shock. El hombre se sentó en la silla del escritorio que había en medio de la habitación, saco de unos de los cajones unos papeles y se puso a leer muy silenciosamente.

-Oy…

-¡Shh!- me interrumpió mandándome a callar.

-Solo quiero pregun….

-¡Shhh!

Esto ya me estaba enfadando ya iba a pegar un grito que se iba a oír en todo el lugar cuando dejó los papeles a un lado, se recolocó las gafas y se me quedo mirando fijamente y me empezó a preguntar cosas que no entendí.

-¿Cómo es posible que no encuentre tu ficha? ¿Quién eres y que haces aquí? ¿Y dónde está tu guadaña?-dijo muy serio y con el ceño fruncido.

-Eeeehhh….- me quedé paralizada en el sitio con una mueca extraña- ¿De qué me estás hablando?

-No me tomes el pelo y responde-dijo cada vez más enfadado.

-Pero es que no sé…

-¡¡WILLIAM!!-entró gritando el hombre que me había ayudado, tirándose encima del hombre que me estaba hablando. Pero este lo esquivó levantándose de su asiento.

-Sutcliff, ¿se puede saber qué está haciendo aquí? No ve que estoy ocupado-dijo mirándome a mi fijamente.

-¿Are?...-entonces me miró y se dio cuenta de que estaba ahí- ¿Qué estás haciendo aquí? Te había dejado en mi habitación…

-¿Y se puede saber qué hacía en tu habitación? Ya conoces las normas Sutcliff, nadie puede estar en otra habitación si no está el propietario y menos del sexo opuesto.-dijo William mirándolo serio, aunque era una seriedad distinta a la que había mostrado antes conmigo.

-Solo la estaba ayudando, la encontré en la entrada desmayada, así que la lleve a mi habitación para que descansase, pensaba volver rápido. Yo nunca te sería infiel mi querido Will-dijo sonriendo mostrando todos sus dientes puntiagudos, de los cuales no me había fijado antes.

-Me da igual que la encontraras en la entrada, deberías haber informado a tus superiores-dijo claramente molesto, se notaba de lejos que era un amargado.

William se volvió a sentar en su silla, apoyando su cabeza en sus manos serio, pero era una seriedad rara, muy pensativa y, me atrevería a decir, preocupada. Después de un silencio que duró un par de minutos, habló.

-Sutcliff, quiero que la lleves a la Cámara Death para que le den su propia guadaña, a partir de ahora te harás cargo de ella.-dijo mirándome fijamente como analizándome.

-¡¿QUÉ?!-gritó Sutcliff, aunque dudaba de que ese fuera su nombre, que hasta hace un momento estaba maravillado mirándose las uñas.-Pero, pero, pero….

-No quiero berrinches Sutcliff, ya que tú fuiste la que la encontraste, tú te harás cargo de ella, así que has lo que te he dicho y has tu trabajo-dijo mirándolo intimidante.

-Me encanta cuando te enfadas-dijo mordiéndose el labio inferior en un tono sensual.-Si es lo que tú quieres…Andando mocosa, si quiero dejar de ser tu niñera todo el día debemos empezar cuanto antes- y salió del despacho con aires de superioridad.

-Ve con él…-dijo William mirándome fijamente-Puede que sea un loco y un pesado pero…aunque me cueste reconocerlo te enseñara bien, eso sí, te aviso se distrae con facilidad. Cuando eso pase llámame mediante tus gafas. –señalo un pequeño botón que tenía en el lado izquierdo de sus gafas, era imperceptible, si no lo hubiera señalado nunca me habría dado cuenta-Pulsa este pequeño botón cuando necesites ayuda. Es para emergencias, dará una pequeña señal que  me avisará. Deberías irte ya, Sutcliff no es muy paciente. Si tienes alguna duda pregúntale a él, no te responderá de la mejor manera pero aprenderás algo-terminando de decir esto, volvió la vista a los papeles que tenía delante.

-Pero…-dije dudosa.

-Tengo trabajo que hacer-dijo sin apartar la vista de sus papeles- Ve con Sutcliff. ¡Ahora!-dijo más firmemente.

-Está bien…-dije un poco asustada, algo en su voz me indicaba que me fuera rápidamente.

Salí del despacho a un pasillo completamente blanco como el vestíbulo por el que había pasado antes. Todo era tan raro. Personas con trajes negros iban de un lado para otro, parecían todos iguales aunque cada uno lo llevaba de manera diferente, tenían gafas diferentes y sus peinados eran diferentes. Diferentes pero a la vez iguales.

-¡Qué filosófico! Y eso que nunca se me dio bien la filosofía- pensé divertida.

Entonces me di cuenta de que tenía que buscar al hombre de rojo, Sutcliff o como se llamase. Miré a todos lados intentando distinguirlo, no debía ser tan difícil teniendo en cuenta que era el único que destacaba por el rojo de su traje. Por el rabillo del ojo lo vi al final del pasillo, corrí tras él tan rápido como pude. Todo el mundo me miraba extrañado y cuchicheaban unos con otros. Ni que nunca hubieran visto a una chica corriendo.

Sutcliff giró a la izquierda al final del pasillo, aceleré más y giré la esquina derrapando un poco. Lo tenía delante pero de repente se paró de golpe frente a una puerta. Intenté frenar pero aun así choqué contra él, haciendo que los dos cayéramos la suelo.

-¡AHH!- gritamos los dos a la vez, intenté apoyar los brazos para no hacerme daño pero Sutcliff cayó encima mío haciendo que yo estuviera debajo y él arriba.

-¡Podrías tener cuidado!- me gritó mirándome furioso-¡En vez de ir corriendo por todos lados podrías calmarte e ir más despacio!

-¡Pero qué dices!-grité en su mismo tono, no soportaba que me chillaran cuando yo no tenía la culpa-¡Te fuiste sin mi aunque te dijeron que me esperaras, además eras tú el que quería acabar con esto rápido! ¡Así que no me vengas con quejas absurdas!

-¡A mí no me grites, mocosa!- gritó acercando su cara más a la mía.

-¡No me grites tú, viejo!-grité yo haciendo lo mismo que él.

-¡Niñata!-acercó su cara más.

-¡Abuelo!-hice lo mismo.

-¡Llorica, quejica!-apretó su frente con la mía.

-¡Anticuado, sin gusto por la moda!-apreté su frente con la suya igual de fuerte.

-¡¡COMO TE ATREVES A DECIER ESO!!-gritó a un más fuerte.

-¡¡LO  DIGO PORQUE ES VERDAD!!-grité a un más fuerte.

-¡¡BASTA!!!-gritó una tercera persona.

Los dos nos quedamos callados, y volvimos lentamente nuestra mirada a quién nos había gritado. Un William muy enfadado nos miraba desde arriba con los brazos cruzados. Mientras nos peleábamos, no solo había venido William, sino que se había formado un corro de personas a nuestro alrededor, muchos sonreían divertidos o se aguantaban las ganas de reír. Otros en cambio, estaban nerviosos por la aparición de William y sus miradas iban de nosotros a William o se iban discretamente del lugar para que no les echaran la bronca. Por lo que se ve William era el hombre más temido del lugar.

-¡¿Se puede saber que estáis haciendo?!-gritó más que furioso, su voz estaba cargada de ira y de algo más que no supe identificar. ¿Rabia? No. ¿Exasperación? No. ¿Celos? Puede que sí. ¿Pero de qué?- ¡¡Te encargue una tarea Sutcliff!! ¡¡No que te tomarás un descanso y te pusieras a jugar en el suelo!!

-Pe…pero…William no soy yo es esta mocosa….-suplicaba Sutcliff pero fue interrumpido bruscamente por William.

-¡¡Me da igual que no te lleves bien con ella!! ¡¡¡Solo cumple tu trabajo, Sutcliff!!!-le dijo agarrándole del lazo que llevaba al cuello, acercándolo a su cara con actitud amenazadora-¡¡Si no haré que te vuelvan a suspender y te quiten tu guadaña!!!

-No… eso no… por favor…. -lloriqueó Sutcliff.

-Espero que lo hayas entendido-y lo soltó haciendo que cayera al suelo- Y tú….-me señalo a mí- Espero que algo así no vuelva a ocurrir.- y se fue de vuelta a su despacho.

Las personas que nos miraban se fueron dispersando en cuanto William se fue, nadie quería probar su furia, así que volvieron a su trabajo. Sutcliff y yo seguíamos en shock, aunque más que en shock Sutcliff estaba impactado, la amenaza de William le había hecho daño, eso o estaba imaginándose cosas pervertidas con William, porque estaba muy sonrojado, tenía los ojos brillantes y jadeaba un poco.

-Oye.... ¿Estás bien?-le sacudí el hombro para hacerle reaccionar pero estaba en las nubes- ¿Me estas escuchando? Te estoy hablando.-seguía sin hacerme caso- ¡Mira William ha vuelto!

-¿Dónde?-contestó exaltado.

-Por fin vuelves de tu mundo feliz-dije con tono burlón, levantándome del suelo y sacudiendo mi ropa un poco para quitarle cualquier arruga o suciedad, pero pensándolo bien no hacía falta todo era del blanco más puro que podía haber, impecable, sin ninguna mota de polvo.-Venga, tienes que enseñarme muchas cosas y explicarme otras- le tendí la mano para ayudarle a levantarse y sonreí. William tenía razón, puede que fuera un loco y un pesado pero me caía bien.

-Que se le va hacer- dijo agarrando mi mano, y con un buen tirón le ayudé a levantarse-Tendré que aguantarte un poco más- dijo sonriendo con actitud chulesca, mostrando sus dientes puntiagudos.

-Siento lo que he dicho antes, la verdad me encanta tu estilo-me disculpé un poco avergonzada- No me gustan que me chillen así que trato mal a las personas sin motivo. Lo siento- le miré a los ojos.

-Acepto tus disculpas-dijo arrogante-Pero…creo que yo también me pase un poco, así que pido disculpas también.-su sonrisa se suavizó y pasó a una más cariñosa.-Vamos, primero iremos a la Cámara Death como dijo mi Will. Te iré explicando lo que no sepas por el camino.-y comenzó a caminar por el pasillo.

-Pues vas a tener que explicarme las cosas desde el principio porque no sé qué es este sitio ni nada-dije siguiéndolo.

-¡¿Cómo?! ¿No sabes que este lugar? ¿No sabes que somos?-dijo mirándome extrañado y con cara de si de verdad había nacido en la Tierra.

-No… yo he aparecido aquí de la nada, hasta hace un momento estaba en Londres con mis amigas….y ahora estoy aquí…-pensar en mis amigas hizo que me apenara un poco, no sabía dónde estaban y mientras yo me encontraba en un lugar extraño, acompañada de un hombre extraño.

-¿No sabes de los Shinigamis?- dijo despacio y con cuidado.

-¿Shinigami? ¿Qué es eso?- dije yo ahora más extrañada que él.

Fin Willa POV.

Notas finales:

Siento la tardanza, he estado falta de inspiración y estaba pensando bien como hacer el epílogo de La Venganza Del Estudiante, mi otro fanfic. Quiero que quede todo bien y encaje a la perfección. Entre eso y que se me ocurren más historias que a un escritor normal, y no es broma tengo como 11 words de historias que tengo para planes futuros y un libro entre manos. Espero que os haya gustado como siempre y que lo disfrutéis.

 

Sebastiana, se despide. Chao, chao.


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