Aeropuerto Internacional de Tokio.
-¿Puedes verlo?-
-¿Aún no papá, y tú?-
-Tampoco. ¿Donde estará? Su vuelo llegó hace rato y no aparece-
-¡Ahí está! ¡Ikki! ¡Por aquí!-
-¡Hijo! ¡Por fin!-
-¡Papá! ¡Shun! ¡Qué bueno verlos!- y el recién llegado abrazó emocionado a su padre y hermano. Hacía cuatro años que no se veían. Ikki había obtenido una beca para estudiar Ciencias Económicas en Inglaterra y no desperdicio la oportunidad.
-Hijo, debes estar cansado por el viaje. Vamos a casa- dijo el padre y los tres se dirigieron al coche. Mientras viajaban, Ikki les contaba como habían sido sus días en Europa. Shion se sentía feliz de tener a sus dos hijos a su lado nuevamente. Pero, la felicidad del momento se vio empañada. Un camión sin frenos los embistió bruscamente, convirtiendo el coche en un montón de hierros retorcidos. Shion e Ikki que estaban en la parte delantera se encontraban inconscientes debido al impacto. Shun, que iba detrás, vio como el conductor del camión, al ver lo que había provocado, se daba a la fuga sin siquiera tratar de ayudarlos. Comenzó, entonces a gritar pidiendo ayuda, pero no había nadie cerca. Trató de despertar a sus familiares, pero sin éxito. Quiso moverse pero el impacto había hecho que los asientos delanteros se fueran hacia atrás, aprisionaron sus piernas. El humo comenzó a llenar la cabina del automóvil y Shun comenzó a desvanecerse. Nada podía hacer y cerró los ojos esperando que la muerte viniera por ellos.
-¡Cúbrete!- dijo alguien fuera del auto. Shun recuperó las esperanzas y se cubrió. Los vidrios de la ventana se rompieron y la puerta se abrió. Alguien lo tomó en brazos y al estar en contacto con ese fornido pecho, sintió seguridad y calidez. Mareado aún, fue dejado a salvo en el suelo y con poca fuerza levantó la mirada y vio como un joven de dorados cabellos se dirigía nuevamente al auto, que empezaba a arder en llamas. En ese momento, Ikki volvió en sí y se desesperó al verse junto a su padre casi envuelto en llamas
-¡¡Papá!! ¡¡Papá!!- gritaba tratando de despertarlo, pero no lo consiguió. En eso, siente como alguien lo jala del brazo
-¡¡Vamos!! ¡¡Sal de ahí!!- le dijo el joven rubio.
-¡¡Mi padre!!-
-Yo lo sacaré, tú ve con él- dijo señalando a Shun. Ikki fue con su hermano mientras el joven entraba en el asiento del copiloto y pateaba con fuerza la puerta del conductor hasta que logró abrirla. Las llamas ya estaban dentro de la cabina. El rubio empujó a Shion fuera del auto, mientras el fuego comenzaba a tomar las butacas y salió detrás del hombre, lo tomó en brazos y corrió hacia donde estaban Ikki y Shun.
-¡¡Cúbranse!!- dijo y se arrojó sobre los heridos justo en el momento en el que el automóvil explotó y las llamas llegaron hasta ellos. En ese momento llegaron los bomberos, la policía y dos ambulancias que socorrieron a los heridos y fueron llevados a la Clínica Aries.
Después de recibir la atención médica necesaria, Ikki y su padre fueron dados de alta y fueron a hablar con Mu, jefe de guardia y hermano de Shion, para conocer el estado de Shun.
-¡Mu! ¿Como esta Shun?- preguntó preocupado Shion
-Él está bien. Sólo sufrió unas heridas en sus piernas, pero nada de gravedad. De todos modos se quedará en observación esta noche para suministrarle los antibióticos necesarios y evitar así que se provoque alguna infección debido a las heridas, pero mañana ya podrá ir a casa-
-¡¡Gracias hermano!!-
-No tienes nada que agradecer Shion-
-¿Y qué hay con el joven que nos salvó?- preguntó Ikki
-¡¡Doctor!! ¡¡Ayúdeme por favor!!- interrumpió un hombre desesperado -Estoy buscando a mi hijo. Su nombre es Hyoga y estuvo involucrado en un accidente de tránsito-
-¡Tranquilo señor! La verdad ese chico merece una condecoración. Tiene quemaduras en sus brazos, piernas y espalda. Y además está con asistencia respiratoria por la intoxicación debida al humo que respiró. Es fuerte, se recuperará pero le tomará tiempo. Lo importante es que está fuera de peligro y consciente- contestó Mu
-¿Puedo verlo?- preguntó el papá preocupado
-Sí señor, acompáñeme por favor- dijo Mu y llevó al hombre con su hijo. Ikki y Shion fueron detrás de ellos
-Aquí es señor, pase-
-Gracias Doctor- dijo el hombre y entró
-Aquí está Shun. Pueden pasar a verlo si gustan- dijo Mu señalando la habitación de al lado -Debo seguir con mi trabajo. Cualquier cosa me dicen. Hasta luego-
-¡Adiós Mu! ¡Y gracias!- dijo Shion y ambos entraron al cuarto
-¡Shun! ¡Hijo! ¿Cómo estás?-
-¡Papá! Ikki! ¿Están bien?-
-Estamos bien hermano. Ya nos dieron el alta. Tú la tendrás mañana- dijo Ikki
-Lo sé, tío Mu ya me lo dijo. Aún no puedo creer lo que sucedió. ¡¡Fue horrible!! Yo... no... ¡¡No pude hacer nada!! Yo...- dijo Shun afligido
-No digas eso Shun. Ninguno de nosotros podía haber hecho algo. Gracias al cielo apareció ese joven para ayudarnos- dijo Shion
-Sí, es verdad. Ese Hyoga ya se ganó el cielo- dijo Ikki
-¿Y como está él?- preguntó Shun
-Intoxicado y con algunas quemaduras pero está bien- respondió Ikki
-¡Pobrecito!- exclamó Shun, dirigió su vista hacia abajo y sus ojos se llenaron de lágrimas
-Papá, me quedaré con Shun esta noche y mañana lo llevaré a casa-
-No hijo. Acabas de bajarte del avión y no has descansado. Yo me quedaré-
-No es necesario que ninguno se quede. Papá tiene razón Ikki, debes ir a descansar. Y tú papá, mañana tienes que ir sí o sí a esa reunión. Estaré más tranquilo si están en casa descansan. Mañana vendrás por mí, ¿sí hermano?-
-¡Ay muchacho! ¿A quién habrás salido así?- dijo Shion y agregó -Tú ganas, yo iré a mi reunión y mañana Ikki vendrá por ti-
Después de eso, abandonaron la habitación y Shun pensaba en ese muchacho y como se había sentido al estar en sus brazos. Nunca se había sentido así. Ni aún con June, su novia, con quién tendría que casarse por mandato de sus padres. Él la quería pero sólo como amiga. Se habían criado juntos después de que Esmeralda, la madre de Shun murió y que Pandora, madre de June la dejó con su padre Shaka, gran amigo de Shion y Jefe de policía de la ciudad. Desde entonces ellos crecieron juntos y los padres decidieron que cuando ambos cumplieran 18 años, se casarían y formarían la familia perfecta que no tuvieron de pequeños. Cerraba los ojos y tenía la sensación de estar apoyado en ese pecho. Su corazón latía con fuerza como queriendo escaparse e ir hasta donde estaba Hyoga. Ese nombre resonaba en su cabeza como un tambor. Su piel se erizaba tan sólo con recordar su tacto. A pesar del humo que invadió la cabina del auto, Shun pudo sentir el perfume de Hyoga y llenó los pulmones de ese aroma.
-Hyoga... Hyoga...- repetía sin parar. En eso llega una enfermera a traerle la cena
-Con permiso- dijo la mujer
-¿Puedo pedirle un favor señorita?-
-¿Que desea señor?-
-Me gustaría... si es posible... visitar a... Hyoga... por favor...- dijo Shun y la mujer no pudo evitar derretirse con esa mirada tan tierna
-Ahora no puedo, pero más tarde quizás sí. Espérame-
-¡Sí! ¡Gracias!- dijo Shun y se puso muy contento y a la vez nervioso. Una hora más tarde
-¿Estás listo pequeño?- dijo la enfermera que venía con una silla de ruedas y llevó a Shun a la habitación contigua
CONTINUARÁ...