Por ejemplo, esa bronca que tenía el caballero Cisne a la tarde, cuando se duchaban luego de entrenar (las cenas eran formales, y Saori no los dejaba cenar si ellos no hacían eso).
El hecho era que el ruso se duchaba siempre después de Shun (era “por orden de llegada” y además tenían sus rutinas). No tenía nada contra eso, lo único que aborrecía era el no saber por qué su amigo se bañaba con agua en extremo caliente, ya que cuando él abría la canilla, lo primero que salía por un buen rato era agua caliente a punto de hervor (según él).
“¿Cuál es la razón para hacer eso? ¿Será que es friolento, o algo?”, pensaba, “¡Argh, voy a terminar por quemarme!”.
Por otro lado, el joven Andrómeda le parecía muy atractivo. Varias veces había fantaseado con él, reconociendo su condición homosexual, pero le importaba mucho su vínculo de amistad, por lo que no había hecho nada al respecto…
Hasta que un día consideró la idea de mezclar sus dos opiniones sobre él, solo para saber qué podría pasar.
…
Faltaba una hora para la cena. Como siempre, Shun terminó más temprano su entrenamiento y se dirigió al baño para ducharse. En eso, Hyoga se apresuró para hablar con él en la entrada del mismo.
–Etto… Shunny –Lo llamó.
– ¿Si? –Volteó para verlo, sonriente.
– ¿No te molestaría… bañarte con agua más tibia? –Se sentía un estúpido al decir eso.
– ¿A qué te refieres? –Le miró desconcertado.
–A que… Seiya me dijo que al bañarse se le acaba siempre el agua caliente –Eso no era cierto y el conejo lo sabía muy bien.
–Hm, con permiso… –Contestó al darse media vuelta y entrar al baño.
–Bueno, Shunny, no voy a mentirte otra vez y es que me derretiré literalmente si vuelvo a ducharme después de ti… –Bromeó el ruso detrás de la puerta.
–No creo que sea para tanto, patito – ¡¿Acaso Shun sabía cuánto lo estimulaba que él le dijera “patito”?!
–Tu porque no estás en mi lugar –Comentó de forma ingeniosa al entrar al baño.
–Qué estás… ¡¿Entraste?! –Exclamó asombrado por la cercanía de su voz.
–Estaba pensando que… Si tú te bañas con agua caliente y yo con fría… Si nos bañamos juntos eso podría cambiar –Supuso el rubio con una vos profunda mientras se desvestía, paralizando al menor que ya se encontraba bajo la ducha, de espaldas a él.
–No. No podem… –Una presencia detrás de él hizo que dejara de intentar decir algo que posea, al menos, un poco de elocuencia.
–Shun… –Mencionó Hyoga abrazándolo por la espalda al entrar a la ducha todavía con su bóxer puesto –… Siento tu cuerpo caliente… ¿Ves? Ya no necesitas tanta agua caliente ¿No? –Le habló al oído, sin dejar de abrazarlo, sabiendo que el otro si se encontraba completamente desnudo –Me gustas, Shun, me gustas mucho… –Con su mano izquierda bajó de forma lenta por el torso de Andrómeda y con la derecha abrió la llave del agua fría –Solo déjame estar un rato más junto a ti… Solo un rato…
Hyoga detuvo su mano al llegar a la pelvis del menor y acarició un rato esa zona sin bajar a su intimidad, el brazo derecho aprisionó su abdomen cariñosamente.
El agua se hizo tibia y Shun no había reaccionado, no había podido reaccionar. Tenía a un hombre extremadamente guapo detrás de él, tragó grueso. Sentía “algo” duro que rozaba su trasero, se mordió el labio inferior y no quiso pensar de qué se trataba, pues ya lo sabía. …l no entendió por qué su amigo lo “torturaba” de esa manera, aún así, no intentó siquiera apartarlo.
–Hyo-Hyoga… –Tragó grueso una vez más – ¿P-Por qué? Sabes que esto no está nada bien…
El nombrado lo agarró de los hombros y lo volteó, lo miró a los ojos – ¿Crees que eso importa?
La mirada de Cisne era tan sincera… Shun desvió la vista hacia abajo y sintió vergüenza al saber que él estaba desnudo, pero el rubio no, no del todo.
El ruso se le acercó lentamente, el castaño no logró esperar y se abalanzó a él para besarlo. Empezaron a besarse profundamente, demandante, Shun lo abrazó por el cuello y se impulsó para enredar sus piernas a las caderas del rubio.
Sus intimidades se rozaban todo el tiempo, Hyoga dio un par de pasos hacia atrás para apoyar su espalda en los azulejos de la pared, para así no caerse.
Shun se aferró a sus caderas y le bajó el bóxer hasta las rodillas, sin caerse. Cerró los ojos para concentrarse mejor y no dejó de moverse arriba del rubio solo para seguir rozándose, con la respiración entrecortada.
Hyoga comenzó a besarlo en el cuello, con su mano derecha los sostuvo del trasero y con la otra lo masturbó. Pronto los suspiros entrecortados del conejo se convirtieron en gemidos llenos de placer.
Antes de llegar al orgasmo, Shun comenzó a gritar, siendo callado por un beso profundo, hasta estallar entre los dos.
El joven de cabellos castaño claro lo miró fijo a los ojos –Ha-Hazlo… –Susurró deseoso.
El mayor lo observó sorprendido – ¿Q-Qué dices, Shunny? –Pestañó un par de veces, solo para confirmar que no se hallaba soñando.
– ¡Solo… hazlo! –Lo apuró sonrojado.
Hyoga se excitó más ante tal petición. Ayudó al menor a acomodarse y empezó a penetrarlo, muy lentamente, escuchando sus gemidos y su discontinua respiración.
–Ahh… Ah ¡Ah!... Pa… tito… –Eso solo lo alentó a seguir.
Se detuvo un momento para que Andrómeda se adapte a la intromisión, tiempo que aprovechó para besarlo. Luego, procedieron a moverse, lenta y acompasadamente.
Al hacerlo, no dejaron de verse a los ojos, con una mirada completamente diferente a la de sus días anteriores, estas ahora reflejaban la ternura y el amor mutuo que se tenían y que comenzarían a crecer aún más desde aquella vez.
Aumentaron la velocidad en forma progresiva, casi al mismo instante cerraron sus ojos para concentrarse los dos. La temperatura fue aumentando junto a la rapidez. Respiraban entrecortadamente, suspiraban y gemían con todo su ser. Comenzaron a tenerse un cariño fuera del placer y de la amistad, fuera de todas las veces que sintieron afecto por el otro.
Nuevos sentimientos despertaban en los dos. Ni siquiera eran nuevos, sino que se percataron esa vez de que eso existía, las otras veces no fueron tan obvias como esa. Se salvaron la vida, eran capaces de arriesgarla por el bien del otro, pero no supieron de qué se trataba hasta ese día.
Cisne terminó por correrse dentro del castaño. Era la primera vez que aguantaba tanto tiempo un orgasmo y que sentía tantas cosas por su amante. Shun abrió los ojos, todavía agitado, y le sonrió, como nunca antes lo había hecho. El mayor salió delicadamente de él y lo ayudó a bajarse.
Se unieron en un cálido abrazo, bajo la lluvia de la ducha y se besaron sin decirse nada más.
Y es que ellos ya sabían que ese no sería su primer y último encuentro amoroso…