Capítulo 4
Ciel se encontraba tumbado en la cama con la mirada desorbitada, Sebastian se encontraba encima de él inmovilizándole por completo.
-¿Qué haces amo? Se encuentra enfermo, ¿Quiere que le prepare algo de té o cualquier otra cosa? Preguntó Ciel mientras intentaba mover el cuerpo de su amo suavemente, no quería encontrarse en esa situación, no podía consentir que un humano le dominara de aquella manera.
-Me parece que no has entendido bien, dije que te mostraría la manera de resolver tus dudas acerca de lo que sientes por mí, haré que me desees. Sebastian apretó aún más sus manos alrededor de las muñecas de Ciel que se encontraban en la almohada a la altura de su cabeza, las piernas de Sebastian estaban cada una a un lado de las caderas de ese hermoso mayordomo sujetándole el cuerpo para que no pudiera escapar.
-Te recuerdo que podría levantarme cuando yo quisiera, sabes que puedo usar mis poderes de demonio sonrió Ciel.
-Gracias por recordármelo, pero recuerda que yo soy tu amo y debes obedecer mis órdenes, por lo tanto te prohíbo que uses tus poderes y tu fuerza hasta que yo lo vuelva a decir.
La cara del joven demonio palideció por completo, su amo le estaba humillando y se iba a apropiar de su cuerpo sin su consentimiento, esto no tendría que ser así pensó exaltado el joven demonio.
-Bien dijo Sebastian tras relamerse los labios, por donde empezaré.
-Por ningún lado maldito bastardo gruñó Ciel.
-¿Qué manera es esa de tratar a tu amor? Sebastian sonreía abiertamente, tener a Ciel de esa manera le excitaba demasiado.
Ciel miró hacía sus caderas pero no se fijó en ellas, más bien se fijo en los pantalones de Sebastian, parecía que su joven amo estaba empezando a notar la falta de espacio de estos.
-¿Qué miras? Preguntó Sebastian intrigado al mismo tiempo que seguía la mirada de Ciel, Ahh con que es eso, jajajaja no te preocupes pronto tendrás oportunidad de observar mejor.
-¿QUÉ? Gritó Ciel.
Sebastian aprovecho que el menor abría su boca para replicar y le metió la lengua hasta el fondo.
Ciel abrió aún más los ojos al sentir el contacto de la lengua de Sebastian, esta se retorcía en su boca tocando su lengua y entrelazándose con la suya, el contacto no era desagradable, una sensación cálida empezó a recorrer el cuerpo de Ciel…no podía permitirse eso, no le daría el gusto a Sebastian de verle disfrutar y más tratándole así… por lo que empezó a mover su cabeza y apretar los dientes para que la lengua de Sebastian saliera de una vez por toda.
Sebastian al notar lo que hacía el menor se apartó de la boca de este y le miró a los ojos.
-Veo que estas rebelde, podría hacer que me besaras si te lo ordenara pero de momento me gusta verte así, es entretenido y porque no decirlo, me excitas…
Ciel escuchaba con atención todo lo que le decía su amo, de verdad él estaba sintiendo todo eso…En cierto modo le gustaba que le dijera eso… sin querer su rostro se sonrojo.
Sebastian lo miraba desde arriba y le pareció distinguir cierto rubor por las mejillas del menor.
-Cómo no dices nada, entiendo que te he dejado sin palabras y que quieres seguir.
-NO, para, esto complicará las cosas... dijo Ciel con desesperación, si se dejaba llevar por Sebastian quedaría en ridículo y al ritmo al que iban las cosas estaba seguro que esto pasaría.
-Pararé cuando yo quiera, por favor quítate la ropa, es una orden, tras pronunciar estas palabras se retiró de encima del menor y le dejó espacio para que pudiera realizar la acción que le había ordenado.
-Señor, no debería hacer esto, usted es un noble, estas no son formas, replantéese la situación…
-He dicho que te desnudes y ni se te ocurra huir.
A Ciel no le quedó más remedio que cumplir lo que le ordenaba, empezó por quitarse su chaqueta negra de mayordomo y la arrojó al suelo, luego pasó a ese chaleco también propio de un mayordomo, Ciel sentía la mirada de Sebastian desde el otro extremo de la cama, observándole, un escalofrió le recorrió la espalda pero hizo caso omiso y siguió quitándose la ropa, ahora tocaban la camiseta, Ciel iba desabrochándose los botones de manera lenta y poco a poco se empezó a ver su hermoso pecho con esa piel tan blanca y hermosa que el poseía y que tanas veces había soñado Sebastian con ver.
Sebastian observaba atónito, no quería perderse nada, ningún detalle del cuerpo del menor, Ciel ya se había quitado la chaqueta, el chaleco y ahora su camiseta se encontraba completamente desabrochada, su mayordomo se la quitó también y la arrojó al suelo junto con las demás prendas, ahora tocaba el turno de los pantalones.
-Señor, ¿De verdad quiere que haga esto? Volvió a preguntar Ciel.
-Claro que quiero, si quieres puedo ayudarte susurró Sebastian el cual se acercó a Ciel. Los dos se encontraban de rodillas en la cama, juntos y mirándose fijamente, Ciel le miraba desde abajo y Sebastian al ser más alto desde arriba, al estar mirando desafiante a los ojos de su amo que el joven demonio se olvidó por completo de las manos de su amo, las cuales realizaron un movimiento sigiloso y rápido hacía el interior del pantalón de Ciel.
-Ngh , un pequeño susurro de placer se le escapó al sentir aquella intromisión en su pantalón, aquellas manos de dedos largos se encontraban tocando suavemente la entrepierna del muchacho.
-Ciel no te hagas el duro, se que te gusto le susurró Sebastian al oído.
-Yo no estaría tan seguro le respondió Ciel desafiante.
-Tengo la razón y te lo puedo demostrar.
-Me gustaría ver esa maravillosa demostración la cual te saldrá mal le respondió Ciel molesto.
Eso era lo que buscaba Sebastian, el cual empezó a realizar movimientos más rápidos dentro del pantalón de Ciel.
Ciel le miraba fijamente a los ojos los cuales se le empezaron a entrecerrar, su cuerpo empezaba a reaccionar de manera visible a la mano de Sebastian, y eso que todavía no le había desnudado entero…
-Basta murmuró Ciel.
-Sí tienes razón, por favor continúa desvistiéndote.
Sebastian se apartó y volvió a dejar a Ciel solo, el joven demonio se quitó primero los zapatos, se bajó los pantalones y finalmente la prenda de ropa interior, ahora sí, se encontraba completamente desnudo ante su amo.
-Ya está, Ciel se sentía morir por dentro, la situación era de lo peor.
-MMM tienes un buen cuerpo Ciel, pronto será mío, pretendo usarlo muy a menudo.
-….bastardo.
-¿Perdona, qué has dicho? La mirada de Sebastian se había puesto un poco más fría.
Ciel no estaba preparado para lo que vino a continuación, Sebastian cogió su cuerpo y le puso boca abajo y se situó por encima de su cuerpo.
-¿Qué sientes al estar en esta actitud tan sumisa? Le preguntó interesado Sebastian.
-No siento nada, yo no siento.
-No estoy muy seguro de ello, como ya te dije antes, vamos a comprobarlo.
Sebastian rodeó con los brazos el cuerpo de Ciel y agarró el miembro de su mayordomo, sus manos empezaron a moveré suavemente, quería provocar a ese demonio todo tipo de sensaciones, por su parte Ciel seguía sin poder creérselo, sentía esas manos tocarle su miembro, su cuerpo no era de acero y el era un demonio el placer le provocaba reacciones en su cuerpo, poco a poco su temperatura empezaba a aumentar, sin que se diera cuenta su cuerpo empezó a seguir los movimientos de las manos de Sebastian en busca de más, su miembro también se iba endureciendo, ese maldito humano sabía lo que hacía y donde tocaba.
-Ves como tenía razón… le susurró Sebastian al oído.
-Nghhh es lo único que salía de la boca del menor, su respiración se encontraba agitada, pero lo que él no sabía es que eso sólo era el principio…