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Give me love~ por Han Rae Ri

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Notas del fanfic:

Bien, he estado desaparecida por mucho tiempo, pero mi retiro espiritual terminó(?)

No, ya perdón por no estar presente; me pasaron varias cosas pero con esto aseguro que volveré a escribir y actualizar con normalidad c:

En todo caso, espero que les guste esta tonta idea <33

Notas del capitulo:

El título del cap no tiene nada que ver, solo me gustó.

Deben estar odiándome por tardar y no haber aparecido y encima, traer esto que nada que ver.

Bueno pos, tuve muchas cosas que quería hacer, no me dieron ganas de entrar, es la verdad y lo siento terriblemente, se que es feo cuando un autor se ausenta mucho tiempo </33 y me sentí pésima u.u

 

Oh, es de temática angelical, pero no hay eso en categorías, porque me encantan demasiado los ángeles <33 y me inspiré en este video ayer que salí --> Give me love <3 no soy fan de Ed pero este video me encantó <33

No es lo mismo que el video pero me basé de este n__n

Espero que les guste y que, no sé, comenten anlgo c:

Read & Enjoy c;

Kibum miraba desde su balcón destruido el pasar de la gente. Su ceño no dejaba de ser tranquilo, escaneando con los ojos cada movimiento humano en la pequeña plaza.

 

De repente observó a aquella chica que volvía a mirar impaciente su reloj. Su cara de angustia hizo pesar en su mente. Quizá debería ayudarla. Imaginó el objeto largo y puntiagudo en su cabeza; punta rosada y un pequeño hilo rojo colgando detrás. 

 

Entre sus manos la pequeña flecha apareció, y la miró sin emoción, creyendo que ahí iba otro día de cometer errores.

 

Con los ojos felinos buscaba a la siguiente víctima hasta dar con un chico alto de cabello negro y ondulado. Había cortado una pequeña flor del jardín del parque, simplemente para fotografiarla. Con el susurro de sus labios mandó una orden al viento, haciendo que el muchacho caminase hacia la chica que daba por perdido el tiempo esperando. El cuerpo del joven caminó como si estuviera bajo algún tipo de encanto, hasta quedar de frente a la pelinegra quien, asustada -y a la vez aturdida de ver a semejante chico guapo frente a ella- se quedó sin palabras.

 

Entonces Kibum visualizó su punto de lanzamiento, y hasta haber intercalado ambos corazones, lanzó con fuerza la pequeña flecha, haciendo que pasaran a través de ambos pechos. 

Las pupilas de ambos se nublaron y las burbujas en el estómago aparecieron, sintiendo los corazones latir frenéticamente.

 

Un click de la cámara los sacó de su ensoñación.

 

 

-Perdona que tome fotos así, pero me es inevitable no retratar algo tan hermoso -Las mejillas de la chica se tiñeron de un curioso color rojo y en ese momento Kibum llevó ambas manos a las suyas, sintiendo nada más que el tacto frío de sus dedos contra su rostro.

 

Se preguntaba cuándo sería el día en que sus mejillas perdieran el control, llenándose de rojo sangre hasta dejar su cara completamente sonrosada.

Su trabajo ya estaba hecho; se metió de nuevo a la habitación, cerrando las ventanas. Llevó la mano derecha hacia su espalda, acariciando con cuidado las pequeñas alas blancas, hasta dar con una pluma floja. La tomó con tres dedos y la arrancó, gimiendo poco por el dolor tan terrible. 

La llevó hacia su pequeña mesa de madera, tomando varias pinturas y el pequeño pincel, creando otra nueva pieza para su decorado personal.

Una vez colocada en la pared la miró y dio la vuelta hacia su gran espejo de cuerpo completo. Se alzó la camiseta blanca, mirando su cuerpo delgado y blanco. El triángulo negro en su costado le dio asco y volvió a acomodarse la camiseta entre sus shorts.

 

Se tiró a la cama, tomando a su pequeño oso de peluche y cerrando los ojos.

-¿Cuánto durará esto? -Habló a la nada, sintiendo esas tremendas ganar de tomar algo y romperlo. Volvió a visualizar la flecha con el hilo rojo y cuando la tuvo entre sus manos, intentó clavársela con fuerza en el pecho. Nada.

 

 

 

Una flecha del amor destinado podría ser tan benéfica como mortal. Si dos corazones necesitados se encontraban, la flecha los unía haciéndolos el uno para el otro, enredando el delgado hilo rojo en sus dedos para siempre; pero si se clavaba y no había algún corazón sincronizado, la persona simplemente moría por no haber encontrado a su amor predestinado. Morir de desilusión.

 

Kibum cuánto lo quería. Este mundo de mierda lo tenía harto. Quería volver a ser un ángel, observar a todos desde una nube, no desde un balcón. Enamorarse, sonreír para otra persona, no hacer que las personas lo hicieran entre sí. 

 

 

Un ángel egoísta, un ángel desterrado por querer amar y ser amado, obteniendo miradas raras de sus iguales por no apoyar en las absurdas ideas del chico, condenado a unir almas para ganar indulgencias.

 

 

"Un ángel tiene prohibido enamorarse."

 

 

Los ojos los abrió de golpe, levantándose bruscamente hasta tener medio cuerpo levantado. Tomó sus botas y se colocó la chaqueta.

 

Ya no quería esto. Entre cada escalón que bajaba, sentía que el odio se apoderaba de su pecho. Salió del edificio abandonado con la ira en su rostro, pero sin quitar su porte de serenidad.

 

Calle abajo iba visualizando flechas, hasta tenerlas entre sus manos y clavarlas a cuanta persona viera. 

No le importaba si la persona ya tenía un hilo rojo atado, si entrelazaba hilos incorrectos, o si la persona moría. Lo odiaba. 

 

Odiaba el no poder amar, el tener que ser la única alma sin encontrar a su igual.

Sus labios se volvían resecos, hasta el punto de al fin darse cuenta que solo llevaba una camiseta blanca de tela sencilla y unos shorts azules en pleno otoño. Sentía los dientes castañearle, las alas se le congelaban del frío y sus dedos se encontraban entumidos.

 

-¡Mierda! -chilló. Se metió a un callejón, harto de odiar todo, de ser miserable cada vez que miraba a las parejas pasearse enamoradas y felices en sus narices. 

Sus lágrimas comenzaban a caer al ritmo en que su cuerpo se deslizaba sobre la pared de ladrillo. Se abrazó, acariciando sus brazos para darse calor que obviamente su cuerpo congelado no sentía. Maldijo por lo bajo de nuevo, y para destruir esa ira tomó una flecha más y la lanzó hacia una pequeña niña que jugaba con un gato callejero. 

El cuerpo de la niña se paralizó al traspasarle la flecha, sus pupilas se nublaron y al no encontrar su corazón algún otro para sincronizarse, cayó al pavimento de golpe, gimiendo de dolor y con las lágrimas chorreándole  por la cara. El gato huyó y algunas de las personas que comenzaron a pasar se acercaron alarmadas de ver a la pequeña tendida en el suelo, gritando y arañándose el pecho con fuerza, queriendo destruir su corazón porque la pena y la tristeza ya habían impuesto territorio, haciéndole sentir el vacío y el dolor más insoportable en la tierra. 

No pudiendo soportar más, un último latido resonó en los tímpanos de Kibum, dándole a entender que la pequeña había muerto de tristeza.

 

"Jamás volverás si continúas así"

La voz le susurró al oído.

 

 

La gente se había marchado, siendo partícipes de la tragedia infantil, dejando que el grito desgarrador del rubio sea escuchado por el vagabundo que dormía bajo la banca.

-¡Ya no quiero vivir! ¡Este mundo de mierda me da asco! -Su garganta dolía, sus dedos ardían, sus alas le lastimaban. Se llevó ambas manos a la espalda, arrancando las plumas de manera dolorosa y sin cuidado alguno. Con cada desgarre, un grito de dolor embargaba el callejón.

Se tiró de lado, pateando el contenedor de basura y gritando como psicótico. Su desesperación había inundado su cuerpo, su mente pensaba una y otra vez el volver al empíreo. Rogaba a todos los clanes que por favor volvieran a abrirle las puertas. O que borraran su existencia de la faz de la tierra.

-¡Ya no quiero vivir! ¡Ya no, llévenme de una vez! -Sus sollozos se hacían más fuertes, su espalda empapada de sangre se apoyaba con fuerza sobre la pared, rasguñándole más la piel lastimada.

 

 

-Hey, Hey ¡Hey! -un par de brazos fuertes rodearon el cuerpo tembloroso del rubio. Un calorcito invadió su cuerpo. Calor corporal. -¿Estás bien? Hay demasiada sangre en el piso. -El hombre miró desesperado que Kibum no tuviera alguna clase de herida profunda o que hubiera sido víctima de alguna agresión. -¿Cómo te llamas? 

Lo que le quedaba de alas las resguardó en el interior de su cuerpo, dejando solamente un par de pequeñas aberturas que comenzaron a cerrar de a poco.

-Estoy bien - susurró más calmado, sin dejar de aferrarse a su nuevo lugar favorito.

 

Cerró los ojos y pudo conocer todo acerca del chico que le abrazaba.

 

Kim Jonghyun, 23 años, soltero, residente médico, buen chico. Romántico hasta los huesos.

Sonrió por primera vez en meses.

 

 

-Llévame a casa Jjong -habló despacio, con voz dulce. 

El chico asintió embelesado por el timbre tan suave del rubio. Solamente lo tomó en brazos y en menos de media hora ya se encontraban en su departamento.

Los vendajes iban desde su clavícula hasta debajo de las costillas. Jonghyun no preguntó nada sobre aquel símbolo negro que parecía recién hecho, ya que los bordes se encontraban rojizos, como si estuvieran quemados. 

Kibum no habló en ningún momento. Solo observaba y se entretenía leyendo los recuerdos del castaño.

-Ya está, con eso debe de parar la hemorragia y prevenir una infección -Guardó sus aparatos médicos y tomó asiento en el suelo. Kibum lo miró desde el borde de la cama -¿Qué? ¿Ya no hablas?

 

Kibum negó y sonrió.

-Mi nombre es Kibum; gracias -sus manos las llevó a su regazo.

Jonghyun lo miró detenidamente. Facciones finas, puras, hermosas, perfectas, divinas…

 

Un chico no podría ser así de… perfecto.

 

 

Sus ojos eran color avellana, podría perderse en ellos y jamás querer buscar la salida.

No supo por qué, ni que lo llevó a hacer eso, pero en ese instante solo quería saber si los labios del chico tenían sabor a fresas.

Kibum no hizo nada por detenerlo. El calorcito  no se iba de su pecho. 

Visualizó la flecha en su mente y en segundos la obtuvo entre sus manos. 

 

 

"Enamorarte de un humano es impuro. Serás aún más condenado y maldito"  susurró la voz.

 

 

"Si lo escoges, no podrás volver"

Kibum pensó en todas las indulgencias reunidas. Solo bastaban unas pocas para que las rejas del paraíso volvieran a abrirse para él. ¿Pero qué pasaba con su gran anhelo? Ese de enamorarse y con el que sus mejillas quedaran rojas por el sentimiento.

Antes de que Jonghyun lograra acercar sus labios con los contrarios, los brazos delgados lo rodearon aún con la flecha en sus manos.

 

 

"Si  disparas todo estará perdido"

 

-¿Me quieres? -preguntó al aire, acariciando los cabellos castaños; su rostro se hundió en la curvatura del cuello de Jonghyun, aspirando el olor a bata de sala de emergencias.

-Pareces un hermoso sueño. Un ángel -le contestó inseguro de haber escogido esas palabras.

 

Pero no le respondió la pregunta. Kibum pensó que tal vez podría usar su flecha. Se acomodó hasta que ambos corazones estuvieran sincronizados y acariciaba con la punta rosa la espalda del mayor.

Una sensación de dulzura invadió su cuerpo cuando el contacto de sus labios se dio. Por inercia cerró los ojos y dejó caer la flecha al suelo, desvaneciéndose una vez fuera del alcance de sus manos.

 

El beso era solamente roces suaves y aun así el cosquilleo en su vientre se intensificaba con el pasar de los minutos.

Las caricias aparecieron, los suspiros poco a poco iban cambiando a gemidos, nombres gritados, el cosquilleo pasó a ser dolor y por primera vez sintió que su cuerpo estaba siendo partido a la mitad. Imploró más fuerza. Si esta acción humana le hacía sufrir   tanto, de seguro lo mataría y al fin podría descansar. Pero no contó con alcanzar la cúspide del placer, desfalleciendo por dentro y sentirse dichoso en el momento en que Jonghyun se descargó con fuerza en su interior.

 

 

-Te amo -Palabras vacías. Jonghyun creyó haberse  enamorado de un ángel. Uno que ahora le miraba dormir en paz. Sintió la necesidad de usar el disparo, puesto que entre sueños, Jonghyun no paraba de pensar en una chica con un bonito anillo dorado adornando su dedo anular, sonriendo frente a muchas personas vestidas de manera elegante; luego un beso y la misma acción que habían hecho horas atrás.

 

-¿Me dejarías por ella? 

 

Jonghyun gruñó y se imaginó a su prometida a su lado. Asintió; ella era la mujer perfecta para él. Por eso no pudo contestar su primera pregunta.

Se acostó encima de él, sintiendo esta vez el latir de ambos corazones. Cerró los ojos y recordó que era un ángel egoísta y que quería a Jonghyun más que volver al empíreo. La flecha volvió a sus manos y cerrando los ojos, se la clavó con fuerza, hasta hacerla pasar por el pecho musculoso del moreno; este abrió los ojos sintiendo como el amor que tenía por su futura mujer se iba drenando hasta llenarse con otro que tenía por nombre Kibum. Al corazón si lo mandan después de todo.

Le miró tan hermoso y bonito y atrapó los labios corazón entre los suyos, queriendo tener más del precioso ángel, de abrazarlo, de besarlo y nunca dejarlo ir.

El alma de Kibum dejó su cuerpo por segundos en la tierra, pero por horas en el cielo.

 

 

 

-¿Estás listo para no volver jamás? -Habló uno de las tres dominaciones, Jinki. Le miró inexpresivo hasta aparecer un gran papiro y con la punta de su índice tachó el nombre de Kibum de la lista de retornantes. -Queda claro que el ángel Kibum no podrá volver a los cielos, condenado a llevar una vida de humano impuro por el capricho del amor.

 

Los ángeles eran seres tan perfectos que no reparaban en cosas tan terrenales como el amor. El amor hacía sufrir, y ser una persona dependiente de otra, no había forma de que fuera correcto.

-Lo acepto -y mirando abajo, a través de las estrellas y las nubes observó como Jonghyun aún seguía besando a su cuerpo en modo automático.

-Has cometido dos crímenes de alto rango, Kibum: enamorarte de un humano y cambiar el destino de esa persona por tu egoísmo. El creador tendrá que enterarse de esto. -El rubio asintió y dándose la vuelta, un par de potestades se situaron al lado de sus alas.

Taemin jaló la primera con tal fuerza que le desgarró la espalda, y seguido de esto, Minho arrancó la otra manchada de sangre, tirándola igual al vacío.

 

Kibum no sentía dolor alguno.

 

 

Una vez terminado su juicio, su alma volvió a su cuerpo humano y cuando se depositó un grito desgarrador cortó el beso. Los humanos sentían el dolor y el desprendimiento de las alas era un dolor capaz de matar a una persona.

Jonghyun quedó en shock, observando como Kibum se retorcía en su cama, manchando sus sábanas de sangre. El rubio no dejaba de llorar y de gritar. El sufrimiento podría ser igual a que le rompieran los brazos y que sus huesos quedaran hechos polvo. 

Una vez que las heridas cicatrizaron, un par de alas aparecieron, marcando su espalda con la tinta negra divina.

-¿Te encuentras bien? -un abrazo que llegó justo a tiempo, apretó su cuerpo falto de amor. El sudo le caía de la frente y tembloroso correspondió el gesto.

Un pequeño beso terminó de solucionar todo.

Jonghyun entonces notó el par de alas tatuadas en su espalda.

-¿Tenías esto antes? -Kibum se llevó las manos detrás y tocó el lugar aún hinchado.

-Sí. -Susurró avergonzado y a la vez feliz de haber tomado la decisión correcta. 

Jonghyun pensó que esto era demasiado para un chiquillo de apenas 17 años y prometió que lo protegería de cualquier mal por siempre.

Una vez que Kibum dejó de ser ángel, el encantamiento de la flecha se desvaneció, dejando a su paso un sentimiento puro y real.

-Te amo tanto. -Esa fue la primera noche que Kibum no durmió abrazando a su oso de felpa, y que pudo sentir el latir de su corazón emocionado por alguien más.

Ya podía amar y ser amado.

 

 

Notas finales:

Es algo gay y eso. Lamento haber matado a la niña pero pos ayer estaba contrariada e.e

tengo que explicar algunas cosillas.

De entrada, esta es la habitación de Kibummie <33

pero en lugar de las banderitas tiene de este tipo de plumas <33

Este es el símbolo que tiene en el costado, pero están negros los triángulos <3

Y estas son las alas que le salen al final c: 

Algunas que otras palabras que salen:

*Empíreo. Es una forma católica-medieval de llamar al cielo c:

*Dominaciones.  Jerarquía de ángeles que tienen la tarea de regular los deberes de ángeles inferiores.

*Potestades. Ángeles de la muerte y del castigo c:

Y eso, espero haber aclarado sus dudas y si quedó algo pendiente, mándenme un review y les contestaré la duda n.n Ah! si me dejan muchos comentarios, actualizaré lo que deba actualizar o de lo contrario tardaré una semana más n____n 

Gracias por leer c: 


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