Los años habían pasado, ninguno de los dos recordó lo que había pasado hace bastante… Hace mucho.
Goku, como ahora lo llamaba su esposa Milk; se había casado y tenido un pequeño hijo, Gohan.
Mientras tanto Vegeta, se había casado con Bulma, aquella mesera que había presenciado la escena más dolorosa de su vida; por su parte aun no tenían hijos.
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Hace bastante que ninguno de los dos se había visto, quien sabe si eran más felices con sus “nuevas” parejas… En ese tiempo donde ninguno de los dos sabía del otro, Vegeta, había cambiado demasiado y Bulma era la que más se había dado cuenta, quizá fue por la repentina despedida de su pareja; ahora se había vuelto más frio, sí, aún le demostraba su cariño pero eso solo fue en sus primeros meses…
-¿Y qué tal todo? ¿Lista para la boda?- sonreía una peli negra sentada a su lado dejando su taza en la pequeña mesa.
-si ya esta todo listo, solo faltan algunos arreglos...- dejo su taza -Y que vegeta deje de estar tan frio....-
-¿Frio dices? Dime ¿cuándo no lo ha sido?- dijo en una broma, pero no era así, Bulma ya lo había notado, no más cariño...
-Milk... eh visto que, bueno, ya no somos una pareja tan.... normal, creo que nos hemos distanciado....- bajo la cabeza y rio algo melancólica, extrañaba sus primero días, cálidos y alegres - Creo que ya no me ama...-
-¿Entonces por qué....?- pregunto confundida la peli negra con cierto odio en sus ojos.
-Por qué habrá algo que le alegre otra vez...- fijo sus vista en un punto muerto en el techo, llena de esperanza...
-Oh ya veo...- le dio un sorbo -...La noche de bodas. Nunca falla...- Y Bulma escupió el café en toda la mesa, sorprendida
-¡Milk!-
-Solo decía... Te ayudare a limpiar esto...-
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Estaba tan solitario como siempre, en el tejado, viendo una vez más el atardecer... Se supone que ya lo había olvidado... "Se supone"
Una lagrima bajo por su mejilla, la seco de inmediato...
- " ¡Bah! ¡Tonterías! ... debería estar alegre por mí..."- trago un duro nudo en la garganta, queriendo sostener su frialdad, guardando sus lágrimas, fingiendo estar tranquilo, una vez más.... -"mi.... compromiso..."- Limpio otra rebelde lagrima, supero, se levantó en un salto. Se sentía desganado, sus piernas flaquearon y callo arrodillado, aunque no lo quisiera, sus ojos se llenaron de lágrimas que ni siquiera él podía detener. Eran lágrimas que quemaban sus mejillas y hacían arder sus ojos, tapo su rostro vergonzoso, ¿Cómo demonios podía estar llorando de nuevo por el imbécil de Kakarotto? ¡Se supone que hace tiempo que lo había olvidado! Era como el primer día después de que partió su corazón y destrozo su alma, se sentía tan horrible, odiado, como un pañuelo usado… Y, aunque Bulma fuera la mejor esposa del mundo, no era para el… El solo le podía pertenecer a una sola persona…
-“… ¿Por qué Kakarotto… porque demonios te sigo amando?...”- susurro en su mente, llorando vergonzosamente…
Escuchó algo moverse en los arbustos del jardín de abajo…
-Suficiente…Debo estar mejor si duermo un poco…snif…- se levantó, tambaleándose un poco. Entro a aquella habitación que en poco tiempo llamaría “esposa”, suspiro con dolor, como si le raspara dentro del pecho, algo pesado… Podría retractarse… Pero entonces se quedaría solo… Entonces quizá podría volver con Kakarotto… Quizá ya le había olvidado. Sacudió la cabeza, no quería volver a llorar, se acostó en la cama, enredándose entre las sabanas…
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Era doloroso verle así… Destruido por dentro… Todo por una gran metida de pata por su cuenta… Se sentía terrible, podría volver a estar junto a él para que se dejara de hacer daño… Para que volvieran a ser felices… pero ¿volvería a amarle como antes?
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Una peli azul iba curiosa entre los pasillos, poniendo la oreja de puerta en puerta, había escuchado dolorosos suspiros y llanto…
Entro donde su cuarto, allí estaba, enredado en las sabanas, durmiendo tranquilamente, con un rostro triste, y aun una lagrima que no había caído…
¡Era definitivo! Aun que se lastimara ella misma y quizá decepcionaría a mucha gente, prefería ver a su “esposo” feliz, al igual que a su mejor amigo…
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Pasaron los días… La gente llegaba a la iglesia, hablaban entre ellos.
-“Espero que no vengan ese par de idiotas…”- decía en sus pensamientos el novio, acomodándose su moño, fingiendo estar feliz por ese día, que, si no hubiera sido por aquella chica, el estaría ahora llegando y, Kakarotto, esperándolo en su lugar… Suspiro pesadamente
La gente llegaba, unas reían otras lloraban, solo fingía sonreír y vivir “feliz para siempre”.
Cuando pensó que la yo había olvidado vio su cabello entre toda la multitud. Su corazón salto extrañamente dentro de él, se había vuelto frio con él, pero, en ese momento se había ablandado… Apretó la quijada y hundió los dedos en la palma de su mano, quería ir hasta donde él y… Darle algo que tenía merecido desde aquel día.
~Los violines comenzaban a sonar, la gente silenciosa y la novia pasando con lágrimas invisibles~
Suspiro. Podía dar un paso atrás y, decir el “yo me opongo”, pero no, ¡NO! Ya había dejado todo eso atrás, ahora empezaría de nuevo, iba a empezar lo que nunca paso con él…
-Siéntate Vegeta- le susurro la peli celeste, con una sonrisa, intento hacer lo mismo… Intento.
-Hermanos y hermanas… estamos aquí…- empezó el padre a dar todo su sermón, del matrimonio y sus bondades…
Sus pensamientos se volvían más densos, olvidándose de las palabras del anciano frente a ellos, sintiendo la presencia de él… Solo respondía imitando a su “prometida” al levantarse o sentarse. Hasta que llego la frase…
-Aquel que se oponga… ¡Qué hable ahora o callé para siempre!- miro para toda la iglesia.
La sala estaba en silencio…
El sentimiento lo comía por dentro, sus piernas querían dar un brinco para que su boca gritara “¡Yo me opongo!”…
…Se arreglaban el velo, pensando y pensando, quizá ella no querría casarse con él, además, bueno, le había perdido algo de afecto, por su comportamiento frio… Se levantaría…
Pero alguien interrumpió…
-¡Yo me opongo!- grito un hombre entre la multitud, alguien que sabía exactamente que lo haría, ¡Que no se rendiría por hacerle sufrir! … Ya lo había apartado de su lado, ahora, quería apartarle a su prometida… y eso sería irremediable…
La novia celeste bajo la cabeza, soltó una pequeña risa…
El sagrado templo se llenó de gritos y suspiros, horrorizados.
Kakarotto paso entre los invitados, recibiendo insultos y golpes de algunas damas, pero solo seguía sonriendo, imaginando un futuro muy, pero muy, demasiado lejano junto a Vegeta.
Bulma, sonreía con una pequeña lágrima en sus mejillas, levantándose de su asiento, sin importar que le dijeran al salir; no debía llorar por cosas como esas, debía llorar por ser una afortunada novia, pero no podía dejar atrás el repentino cambio de Vegeta en los primeros meses, frio, solitario, como si no la tuviera a su lado. No podía dejar atrás el que aún estaba quebrado, intentado parecer fuerte…
-Hermanos y hermanas, ¡Esta boda se cancela!- bajo del lugar donde estaba, hasta acercarse a la novia, pero otra voz más fuerte que la suya…
-¡¿Quién demonios te crees para venir a arruinar mi boda, Kakarotto?!- se levantó enfurecido, guardando sus lágrimas para cuando nadie lo viera.
-Alguien que aun te ama…- caminaba con las piernas flaqueando y los nervios al borde.-Alguien que nunca debió dejare ir…-
-Imbécil…- apretó los puños e iba hacía donde él, dispuesto a desquitar su dolor acumulado durante tantos años en dos simples puños. –Tu… ¡Tu dejaste de ser esa persona que…- fue bajando poco a poco su voz –que… aun me amaba!- estaba por darle el puñetazo de su vida, una serena y dulce voz le detuvo…
-Vegeta, él tiene razón…- sonrió cerrando sus ojos.
-Bul-Bulma…- giro la cabeza hacía ella, sorprendido, había tenido el augurio de… que se pondría histérica, dramática y colérica.
-Él tiene razón Vegeta… Siempre te amo y, tu solo acudiste a mí para olvidarlo… Un clavo saca otro clavo- miro al azabache asintiendo con la cabeza. - ¿No crees?-
No sabía que decir, bueno, ni siquiera tuvo tiempo para reaccionar o ver las cosas como estaban, Kakarotto lo cargo en brazos y salió volando por las grandes puertas de la iglesia, viendo el sol esconderse, dejando las nubes rosadas y el cielo anaranjado;
Bulma corría hacía las puertas, mirando hacia donde se perdían, hacia donde el sol ya no la dejaba ver por sus rayos; seguida de toda la multitud… Las lágrimas parecían ríos en sus mejillas, le dolía que le hubiera dejado, aunque fue un gran novio, pero tenía que hacer lo correcto…
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Allí iban los dos, uno hecho un ovillo entre sus brazos, llorando en silencio…
-¿’Geta?- se detuvo un momento, al escuchar unos suaves suspiros apenados y unas manos aferrarse a su camisa.
-Ba…”snif”… Bájame ahora, imbécil…- parecía un niño pequeño, despertando de una pesadilla, de estar sin la persona que ama… -¡Bájame!-
Sonrió, lo abrazo, deshaciéndolo, quedando dos siluetas abrazadas, levantadas.
-¿Serías capaz de perdonarme?...- dejo caer su cabeza en el hombro de Vegeta. –Después de todo…De todo lo que hice con tu corazón y, tu vida… ¿Serías capaz de perdonarme?-
Abrió los ojos más que sorprendido… Conmovido, resentido y lo más importante, le había vuelvo a amar. Aun que le hubiera destruido el momento más feliz de su vida…
Tomo su cabeza, mirando esos brillosos ojos de noche cerrándose al acercarse hacía él…
-Estas perdonado…Kakarotto…-