Las paredes eran color hueso, cuadros de los dueños de hace dos siglos, unas escaleras que llevaban al piso superior, todo era exageradamente grande.
-Por aquí tenemos al Señor Vincent Phantomhive, su empresa, Funtom fue una de las más influyentes en su época, sin mencionar que era un fiel sirviente a la Reina…
Bla bla bla, habladuría sin sentido e información errónea. Hace un tiempo había encontrado un libro que tenía periódicos de esa época y ahí mencionaban a la familia de esta mansión ridículamente grande, lo que había llamado mi atención fue la fotografía de la familia que, por los años ya estaba borrosa, pero en ella se observaba al que parecía ser al único hijo y heredero de todo el cual se dice que desapareció el día del gran incendio en este lugar.
-Pst, Ciel-
-¿Qué quieres Shawn?
-¿Quieres ver el lugar que encontré?
-¿Ah?
-Seguro te inspirara para alguna de tus pinturas.
-Está bien, vamos- no estaba de buen humor de seguir escuchando al profesor así que seguí a shawn.
-Oye, Shawn… ¡espera!- se había adelantado bastante y fui incapaz de seguirle el paso por el aire que me hacía falta. –Y… ¿dónde estoy? Es un pasillo muy largo, no queda más remedio que seguir el camino por donde vine y enton…- ¿Hm? ¿Choque contra algo?
-¿Qué hace un niño por aquí?
-¿Eh?- levanté un poco la vista y me encontré con unos ojos carmesí –Lo siento, no me fije donde iba, con permiso.
-No debería hablarle así a un mayor jovencito
-¡Tch! Y ¿usted quien es como para decirme eso?
-¿Yo? Yo solo soy un profesor de la misma escuela a la que usted asiste –sonrió maliciosamente –un cordero como usted ¿no debería estar con su rebaño?
-¿Cordero?- me estaba haciendo enojar con sus comentarios sarcásticos-
-Me encargaré de que este pequeño cordero regrese a donde pertenece-
-¿¡Pero qué diablos!? ¡Bájame! ¡Oye suéltame! ¡SEBASTIAN ES SUFICIENTE!
¿Qué acabo de decir? Y ¿Quién rayos es Sebastian?
-¿Sebastian? –De nuevo mostró esa sonrisa-
-Quien quiera que sea usted, bájeme y déjeme en paz- como pude logre salir de los brazos que me habían sostenido y que por alguna extraña razón no me hacían sentir incómodo.
-Oye Ciel… ¿Te encuentras bien? -¿es la voz de Shawn?
-Vaya susto que me has dado, te desmayaste justo cuando íbamos a llegar al lugar que te había dicho.
-¿Desmayo? ¿Estás seguro de que me desmaye?
-Jajaja pero claro, ahora mismo estamos en un cuarto que parece ser la enfermería.
-Pero yo… yo te seguí y me habías dejado atrás, luego me encontré con ese profesor arrogante e insoportable que comenzó a hablar de una manera extraña.
-Vaya vaya, así que soy arrogante Joven Richmond.
Esa voz, era imposible que yo la olvidara, era él de nuevo.
-¡Profesor Michaelis! Vaya coincidencia
-Vine a ver como seguía el pequeño joven.
-No se preocupe el…
-No necesito su preocupación- intente sonar indiferente.
-Shawn… ¿me dejarías un momento a solas con Ciel por favor?
-Claro; Ciel te dejo en buenas manos.
-Oye, Shawn esp… -se fue-
-Ya le dije que no necesito nada, déjeme en paz.
-Bocchan-
¿Qué?
-Bocchan- sus pasos se escuchaban más y más cerca, resonaban en toda la habitación.
-Le… le dije que se fuera- mi voz comenzaba a titubear y mi cuerpo comenzaba a temblar.
-Bocchan- su voz se escuchaba más profunda y casi podía ver esa sonrisa en su rostro.
-¡Dije que te detengas Sebastian es una orden! –el obedeció.
-Ciel, comienzas a espantarme- de nuevo era Shawn.
-¿¡Por qué me dejaste con él a solas!?
-¿De quién hablas? He estado aquí todo el tiempo y no me he movido.
-Pero él… entró
-¿Quién entró?
-El profesor Michaelis
-¿Quién es el profesor Michaelis?
-Shawn… quiero estar solo.
-Pero Ciel todavía no estás bien.
-Quiero dormir un rato- decidí darle la espalda para que no notara mi cara de confusión, miedo e ira.
-Está bien, pediré que nadie te moleste y yo vendré a verte en un rato más.
¿Qué me está pasando? Muchas preguntas dieron vuelta en mi cabeza hasta que me quede dormido.
-Descanse, Bocchan.