Concepto.
Al día siguiente, el mayordomo despertó al azulino este se despertó refunfuñando, vio un traje de color blanco y negro con un lazo de color azul cielo, miro al mayordomo desconcertado
-¿acaso me vestiré como noble?- pregunto con una sonrisa burlona
-por desgracia es la única ropa que queda- dijo el mayordomo con tono pasivo y con una sonrisa, ciel solo lo miro con cierto ápice de fastidio, tomo la ropa y se cambió, cuando estuvo listo se miró a un espejo, fácilmente podía pasar como noble.
Salió de la habitación, el mayordomo le dijo que se encargaría de limpiar las habitaciones y llevarle el desayuno al amo, ciel acepto pero de mala gana, el mayordomo se dirigió a la cocina seguido del azulino que miraba cada detalle de la mansión.
Al llegar a la cocina el mayordomo les dio órdenes específicas a los sirvientes y estos obedecieron extrañados ante el azulino que parecía como el más distinguido conde, el mayordomo le dio órdenes de dejar el desayuno de forma silenciosa y respetuosa, orden que obviamente ciel no cumpliría.
Aun así con una sonrisa inocente llevo un carrito que contenía el desayuno del pelinegro, toco la puerta
-adelante- contesto el pelinegro, al mirar a ciel quedo impresionado, se relamió los labios, el niño se veía terriblemente adorable
-le traje su desayuno amo- miro de reojo al azulino controlándose mentalmente
-si te puedes retirar mocoso- le dijo cosa que a ciel le molesto en extremo
-me llamo ciel… c-i-e-l- le deletreo en su cara, Sebastián lo miro y lo alejo con un golpe
-ciel creo que deberías saber que un sirviente no tiene el derecho de acercarse demasiado a su amo ni de retarlo- le dijo al azulino que estaba en el suelo, este se levantó y con voz cantarina dijo
-si mi amo- lo dijo de manera burlona, Sebastián empezó a perder la paciencia- antes de que me golpe amo, le debo informar que por la tarde va tener invitados
-¿invitados? Lo recuerdo, dile a tanaka que prepare todo- se colocó sus lentes de lectura
-como ordene amo, ahora si me permite- hizo una reverencia y salió de ahí
Sebastián miro la puerta
-maldito mocoso- mascullo para sí…
En una mansión en un frio bosque de Inglaterra, entraba muy molesto un pelinegro, de ojos color ámbar. Era el amante de un mocoso… Digo de un Conde de 13 años, Alois trancy hijo ilegitimo del anterior cabeza de familia, era un chico muy extrovertido con facetas de bipolaridad, en tiempos anteriores también fue vendido como un esclavo sexual y justamente la persona que lo compro fue su supuesto padre que también abusaba sexualmente del pobre rubio. Fue rescatado por un pelinegro de nombre Claude faustus, ambos planearon la muerte del supuesto padre de alois para que este pudiera heredar todo lo que le pertenecía.
Pero al pasar el tiempo su relación se volvió seca y vacía, Claude ya no estaba interesado en ese niño consentido, acudió a una subasta del vizconde y cuando mostro el artículo, ese azulino lo cautivo con solo una mirada, pero para su desgracia no lo obtuvo. Regreso a la mansión de muy mal humor y al llegar lo primero que hizo fue descargar su enojo con el Conde.
Claude estaba ahora en una habitación aparte sin dejar de pensar en ese azulino.
-su piel era tan blanca, me da ganas de besarla y morderla y mmm- gimió con la sola idea de tener al azulino gimiendo, desnudo debajo de el- pero ese mocoso es un gran impedimento, lo tendré que sacar del camino, pero primero averiguare quien compro a ese bellísimo azulino- se relamió los labios al mismo tiempo que sonreía maliciosamente…
En la mansión michaelis, en una de las habitaciones había una reunión importante, donde estaban las personas que controlaban los bajos mundos
-entonces ¿Cuándo será eliminada la rata?- comento el jefe de policías
-de inmediato pero no me gusta que me presionen—encendió un puro, todos los demás estaban jugando villar
-buitre- pensó en voz alta en jefe de policías
-¿dijo algo?- pregunto sarcástico
-no nada- se dio vuelta para sentarse
Sebastián miraba hacia la ventana, como odiaba esas reuniones pero su estatus no le permitía saltarse esas reuniones
-duque michaelis cada vez que lo veo está más guapo- sintió unos brazos rodearle por el cuello, un aroma empalagos surco sus fosas nasales
-lo mismo podría decir de usted madame red- decía con amabilidad pero por dentro fastidiado, madame red, era pelirroja era demasiado libertina, coqueteaba con todo hombre guapo que se le cruzara en frente. Sebastián la consideraba una mujer demasiado entrometida, pero le gustaba jugar con ella
-madame red… no pensé que le gustara coquetear en lugares públicos- decía lau, un chino algo despistado y adulador, no iba a ninguna parte sin su ‘hermanita’ llamada ran Mao usaba ropa demasiado provocativa, que combinaba con su cuerpo
-bromeas lau ¿no es así?- amenazo con la mirada madame red
-si bromeo ¿no es así ran Mao?- la chica solo se apegó más al cuerpo de lau
-más te vale- le dijo con una mirada siniestra
Se escuchó unos suaves toques en la puerta
-adelante- contesto Sebastián, la puerta se abrió dejando ver al azulino que traía un carrito lleno de tazas de te
-amo vengo a servir él te- decía el azulino con fingida cortesía, Sebastián solo pensó ‘es un buen actor’
-puedes hacerlo…- con un ademan lo invito a pasar
-¿no es muy joven para ser tu sirviente?- pregunto madame red al ver al azulino de lejos
-no lo creo- decía con fingida inocencia, era más que obvio que no lo compro para ser su sirviente pero aún estaba en la etapa de la negación
-es muy lindo… ¿Cuántos años tiene?- pregunto lau que estaba sentado en un sillón y su ‘hermanita’ en sus piernas
-¿Por qué no le preguntas tú mismo?- le dijo, aunque él tampoco sabía la edad del azulino, este servía y repartía las tazas de té, cuando llegó con lau este de inmediato lo ataco con demasiadas preguntas- una a la vez lau- le dijo Sebastián al mirar la confusión del azulino
-¿Cuántos años tienes chiquitín?- ciel lo miro con desconfianza y enojo
-tengo 12 años- dijo en voz amable y sobria
-es perfecto ¿no crees ran Mao?- pregunto acariciando a la china
-¿Por qué tienes a un sirviente tan pequeño? Sebastián- miro a Sebastián, ciel le estaba dando una taza de té y sonreía con malicia
-pues porque el señor michaelis me…- Sebastián lo callo con un golpe, ciel borro su sonrisa y puso una cara llorosa, cosa que, de alguna manera conmovió a lau y madame red
-¿pero qué te pasa Sebastián es un niño?- le dijo madame abrazando al azulino que ya en brazos de madame sonrió malicioso
-pobrecito… ¿debes ser duro vivir con ese demonio?- le dijo lau con empatía, ran Mao lo abrazo
-pobrecito- recito la chica con voz suave
Sebastián sobo con sus dedos su sien, luego se las cobraría con ese mocoso
-por cierto pequeñín ¿Cómo te llamas?- pregunto lau, el azulino fue soltado por madame red que tomo una taza de té para volverse a sentar
-me llamo ciel…- la taza que estaba en manos de madame se cayó al suelo haciéndose añicos
-¿ocurre algo madame red?- pregunto Sebastián al ver que la dama había quedado blanca como la nieve
-ciel…- la dama tomo el rostro del azulino y lo empezó a mirar con detenimiento pero a los pocos segundos se separó del niño sorprendida, llevando una mano a su corazón
-¿pasa algo señora?- pregunto el azulino
-n-no bueno s-si pero no importa ¿Cuál es tu apellido?- pregunto madame red con una corazonada
-Wilde… mi apellido es Wilde- madame red lo miro con confusión, ¿acaso se abría equivocado?
- o que bien, bueno yo me retiro, Sebastián ya no lo golpees- salió a toda velocidad de ahí corría por los pasillos con enormes ansias de llegar a el carruaje. Cuando se subió le ordeno a su chofer detenerse en lo que antes era la mansión de la familia más prestigiada de todo Londres. La familia Phantomhive.