—¡Deja a Lay en paz, perra! —Suho salió de su escondite totalmente enfadado al ver cómo la chica número uno había intentado tocar el precioso cabello de Lay.
—¿Suho? —Dijo Lay.
—Sí. ¡Será mejor que vengas conmigo si no quieres que la mate ahora mismo!
—Suho…
—¡Agárrame que la mato! ¿Quieres pelea? ¿Quieres un poco de esto? ¿Uh?
—SUHO, ESCÚCHAME —Gritó Lay, frustrado por la acción del mayor —Ellas son mis primas.
El mundo alrededor de Suho se derrumbó como si se hubiese tratado de la mayor vergüenza que había pasado en toda su vida.
Suho quiso inmediatamente disculparse, pero Lay se lo impidió, echándose a reír por lo alto.
—¡Estabas celoso! —Junmyeon se sonrojó —¡Qué lindo!
—Muérete —Junmyeon pronunció y se marchó, a lo que Lay le persiguió.
—Eso significa que te importo —Yixing sonrió mientras intentaba detenerle —.Tú me importas, Suho.
Junmyeon se sonrojó más de lo que ya estaba, haciéndole ver más tierno. El menor rio por lo bajo y entre dientes, mientras que Suho intentaba seguir caminando.
En un solo movimiento, Lay detuvo a Suho tomándolo por la manga de su chaqueta y lo atrajo hacia él bruscamente.
—No me importa lo que digas. —Le habló sensualmente al oído —Hoy me tendrás completamente… —Junmyeon se sucumbió frente a tales palabras —Y yo te tendré completamente a ti. —Habló más bajo y provocativo.
Dicho esto, Lay se encaminó a la salida del instituto junto a Suho a la fuerza, pues ya habían culminado las clases.
—Lay, suéltame —Dijo Suho un tanto más tranquilo —. No quiero besarte. No ahora.
—¿Quién dijo acerca de besos? Yo estoy hablando acerca de sexo. —Dijo Lay cínicamente mientras reía por la reacción de su acompañante.
—¡ERES UN PERVERTIDOOOO! —Suho gritó por lo alto, llamando la atención de los transeúntes —¡NO TIENES RESPETO A TU HYUNG! ¡TE ODIO! ¡SUÉLTAME!
—Minseok, escúchame ya. —Exigió Luhan sobándose la nariz por el fuerte golpe que Minseok le había proporcionado a su rostro hacía unos pocos segundos.
—¿Por qué continuas siguiéndome?
—Sólo quiero que me escuches. Si después de esto, sigues enfadado, lo entenderé. Pero al menos quiero que sepas el porqué de tu irritamiento. —Luhan suspiró imperturbablemente —Sehun me preguntó si podría ayudarlo como novio falso de él para causarle celos al chico que le gusta. Yo sólo tendría que actuar y seguirle el juego, pero llegaste tú…
—Luhan. —Dijo Minseok, interrumpiéndolo y mirándole directamente a los ojos— Al menos me lo hubieras dicho si tanto me quieres como dices. Últimamente me lo cuestiono. También me cuestiono si esto es real o simplemente ficción. Las parejas, por más de juego que sean, deberían tenerse confianza el uno al otro, y tú no me confiaste esto sino después de cien años. Creo que esta relación sólo se quedará como ficción. No más.
Luhan quedó momentáneamente estático. Movió sus pupilas hacia abajo, queriéndose adentrar a un mundo surrealista. No queriendo estar ahí. No queriendo escuchar esta conversación, sino la de hacía tiempo atrás, cuando Minseok le había dicho “¿Quieres sentarte aquí?”.
—De acuerdo. —Luhan tragó el nudo que se formaba en la boca de su garganta —Dije que lo entendería. Pero si esto termina, quiero que termine bien. ¿Me has perdonado?
Minseok suspiró, lamentándose; para que después asintiera con la cabeza, con los ojos sutilmente empañados.
—Sí. Ahora te pregunto: ¿Me quisiste? —Preguntó.
—Sí.
—Bueno. Si algún día me sorprendo a mí mismo diciendo lo mismo, te lo haré saber. —Dijo Minseok —Por lo mientras deberíamos ir conociendo nuevas personas. Nos vemos, Luhan. —Y se marchó, dejando solo a Luhan, quien por su parte, las lágrimas ya habían comenzado a salir imparablemente.
En camino a casa, los árboles que se movían junto a Minseok desaparecieron; la silueta que hacía su presencia bajo la cálida luz de los faroles, también poco le importó.
Generalmente, Minseok tenía tres personas en quien confiar ampliamente. Ahora eran dos: Sus padres y Luhan. Sabía exactamente que después del rompimiento de una relación, por más que intentaran, la amistad no volvería a ser lo mismo que fue antes. Intentarían cortar ese vínculo saludablemente, sin embargo, algo estaría fallando y sobrando de más. Y ese algo siempre estaría presente en la vida de ambos.
Cuando llegó a casa, retiró sus zapatos, dejándolos en un pequeño mueble con cuadrados. Saludó, pero nadie contestó. Subió, con los pies descalzos sobre la madera, las escaleras. No obstante, a medio camino de su recorrido, mojadas gotas de lluvia aparecieron en las esquinas de las ventanas. Al principio mostrándose cortésmente tranquilas, para que después se mostraran cada vez peor. Minseok se detuvo en el pasillo que unía ambas escaleras y vio hacia la ventana donde se asomaba un gran árbol, mostrando sus ramas y su verdoso color. Mostrando a lo lejos de sus grandes y alargadas ramas marrones, un cielo pintado de gris. Se preguntó si la vida normal de una persona sería así, o solamente la suya: Cuando caminaba, el cielo se mostraba normal. Cuando llegó, las nubes decidieron soltar sus cantidades de agua infinitas, lo cual es lo mismo a resumir que si en la vida, mientras empieza, todo va bien o eso crees pensar, pero cuando llegas a un problema, las calamidades llegan fuertemente hacia ti, como la lluvia amontonándose en el rincón de la ventana. Cada gota de lluvia tratando de ganar para ver quién baja más rápido.
Siguió su recorrido, llegando a su recámara y dejando su mochila en un pasillo, frente al papelero. Inmediatamente, se tumbó sonoramente en la cama, ahogando un grito en la almohada de algodón. Pero no pudo gritar a gusto, ya que fue interrumpido por el incesante sonido del teléfono en su recámara, sonando impacientemente a que contestaran.
—¿Hola?
—Está lloviendo aquí fuera —Dijo la voz, susurrando. Cuando hubo terminado, comenzó a sollozar.
—¿Qué quieres, Luhan?
—No está bien. Nada está bien. Te quiero de vuelta. Te quiero. Perdón—Colgó.
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Baekhyun cargaba la canasta de mimbre bajo sus alargados dedos saludando el sol. Colocó aquella manta cuadriculadamente rojiza sobre el césped y extrajo todos los elementos de la canasta fuera. Colocó sobre el centro de la manta un jarro con varios trigos colocados dentro para decorar. Sacó el salami, poniéndolo sobre un plato ovalado; vertió el zumo de naranja en los vasos de cristal; colocó las frutas secas sobre un plato hondo de cristal, mostrando su contenido, y situó los sándwiches junto al salami.
Suspiró profundo, acomodándose en el césped sobre la manta.
Ese día tendría una cita con Chanyeol en el campo, al aire libre, disfrutando de un soleado día de picnic junto a su persona favorita, al lado de los enormes sembradíos de trigo, picándole en la frente aquellas puntas doradas.
—Baek. —Se asomó Chanyeol detrás de él, cubriéndole los ojos y sonriendo ampliamente.
—¡Yeol! Has llegado.
—Traje algo para entretenernos —Hizo que Baekhyun volteara para poder mostrarle su guitarra —. Pero vaya, veo que has traído todo. Pensé que solo traerías unos dos sándwiches y fin. Has traído toda tu casa —Rio mientras se sentó frente a su novio —Y bien, la cuestión aquí es qué comer. —Rio sutilmente y agarró su sándwich triangular.
—No he traído tanto —Bufó Baekhyun —Cuido tu figura, deberías agradecérmelo.
—Vale, vale —Chanyeol rio sonoramente.
Cuando terminaron de comer, Chanyeol tomó su guitarra y se acostó, mientras Baekhyun comenzó a guardar todo lo que se encontraba fuera y se posicionaba a un lado de su novio. Entrelazaron manos mientras aguardaban a que aquellas nubes movieran su posición.
Baekhyun quitó la guitarra de Chanyeol de sus manos y comenzó a mover sus dedos por ésta, queriendo tocarla sin éxito alguno. Sin embargo, después de dos segundos, se la devolvió a Chanyeol.
—Baekhyun. —Chanyeol llamó —¿Quieres oír una canción?
El más grande asintió, esperando a que aquellos dedos largos tomaran las cuerdas de la guitarra para hacerla sonar. Y así fue. Chanyeol no tardó tanto en mover sus ágiles dedos a través del instrumento musical. Los acordes de la guitarra empañaban los oídos de Baekhyun, como un sonido angelical, así que acompañó el sonido con su dulce voz. No cantaba con confianza, sino con cierto temor en sus cuerdas vocales, susurrándolas. No obstante, a Chanyeol le gustaba. Le gustaba todo lo que hacía Baekhyun. Se perdió tanto en él que ya no veía la guitarra, sino a él. Y siempre lo haría. Solamente lo miraría a él.
Chanyeol no tardó tanto en reír después de haber tocado.
—Me he equivocado —Rio con aire insuficiente. Baekhyun se sorprendió —. ¿Te gustó?
—¡Pero claro que sí!
—A mí me ha gustado tu canto. Anda, canta para mí —Chanyeol sonrió, a lo que Baekhyun rio, negándose. —Baekhyun, tengo una idea.
—Te escucho.
—Pronto será tu cumpleaños… Quiero hacerte una sorpresa que te guste de verdad —Chanyeol habló, sujetando más fuerte la mano de su novio —Quiero llevarte a Japón.
Baekhyun se precipitó en seguida. Dio un respingo para después de dos segundos, dar otro, totalmente emocionado. Sonrió ampliamente y soltó un dulce gritito.
—¿Estás hablando en serio, Yeol? —Los ojos de Baekhyun se llenaban de brillos de felicidad.
—No, me gusta mentir contigo —Chanyeol rio —. Por supuesto que hablo en serio. Solos. Tú y yo. Tengo ahorrado el suficiente dinero para comprar un boleto. Me faltaría el segundo. Tendré que trabajar o algo, ya me lo arreglaré yo. Pero lo que te pido es que tú tengas el dinero mientras. Yo no puedo tenerlo en casa, ya que Yura siempre sale con su novio y casi “no tiene prendas para ponerse”, por lo que siempre compra ropa y no le interesa si es con MI dinero —Hizo énfasis mientras reía —. ¿Lo harás, Baekkie?
—¡Claro que sí! —Baekhyun saltó del césped para acurrucarse bajo el pecho de Chanyeol.
No mucho tiempo después –tal vez dos o una semana y media–, Baekhyun intentaba visualizar qué ropa podría llevarse a Japón. <<¡No tengo nada bueno!>> Gritó en sus pensamientos. <<Tendré que comprar ropa, pero no tengo dinero>> Pensó nuevamente mientras buscaba por cada rincón de su habitación cualquier billete amarillo, verde, café o azul para estrenarse. Inmediatamente encontró, al lado del marco de una foto que contenía a Chanyeol y Baekhyun juntos y abrazados inocentemente, varios won amontonados sobre sí. No recordaba de qué era aquel dinero, así que levantó los hombros, tomó el dinero y salió de su casa, con ganas de llegar de nuevo agarrando varias bolsas de ropa sobre ambas manos.
Chanyeol llamó a Baekhyun, sin embargo no recibió respuesta. Había conseguido el dinero que faltaba para el segundo boleto para ir a Japón. Seguramente se irían el sábado próximo. Chanyeol tuvo que trabajar en un supermercado para conseguir el dinero que no tardó más de dos semanas para tenerlo en su poder. Hasta ahora, Chanyeol confiaba plenamente en que Baekhyun lo acompañaría a comprar los boletos, ya que él nunca había comprado un boleto de avión. Esperaba que Baekhyun sí, pero el problema era que su novio no contestaba a su llamado.
Intentó nuevamente llamarle por la noche, incluso pensó que sería conveniente ir a su casa. ¿Qué ocurriría si había pasado algo malo?
Esperó a que los tres timbres a través de su oído terminaran para poder colgar e ir a casa de Baekhyun.
—¿Hola? Ah, oh, hola Chanyeol. —Chanyeol escuchó la sonrisa de Baekhyun al otro lado de la línea —¡Adivina! He comprado mi ropa para ir a Japón. Necesito que vengas y me digas qué tal.
—¿Te la compraron? —Chanyeol bajó de su cama para ir a la sala de su casa y prender el tostador, para luego poner un pan cuadrado blanco.
—No. Encontré dinero en mi habitación. Perdón, Yeol. Si lo hubiera visto antes, te lo hubiese dado para el avión. Era exactamente lo necesario.
—Baekhyun… —Chanyeol sacó cuidadosamente su pan tostado del tostador, con el ceño fruncido —¿De dónde era ese dinero?
—Te he dicho que lo he encontrado.
—¿Dónde está el dinero que te di a guardar?
—Oh, está en mi habitación… —Baekhyun calló de repente, al darse cuenta de un punto clave.
—El dinero que te di a guardar te lo gastaste, ¿cierto? —Chanyeol intentó ocultar su irritamiento hacia Baekhyun, así que solo se sobó suavemente las sienes, tratando de calmarse. Como no recibió respuesta, Chanyeol estalló —¡Baekhyun! ¡Te estoy hablando!
—Chanyeol… Lo siento. —Baekhyun mordió su labio inferior para no llorar.
Chanyeol colgó inmediatamente.
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Un día escolar había pasado nuevamente. Los doce aún dormían en sus camas placenteramente mientras la alarma sonaba frenéticamente en cada una de sus casas.
Casi al mismo tiempo, doce autos aparecieron en la entrada de la escuela, dejando a sus hijos ahí.
El día pasaba casi normal. Los exámenes estaban acercándose misteriosamente, por lo que debían asegurarse de no tener dudas en ningún concepto.
Cada quien estaba tomando sus propias clases, tratando de concentrarse solamente en la clase. Algunos se encontraban en los edificios de secundaria, y otros en preparatoria. Cuando oyeron la voz de la directora sonar por el parlante pegado al techo de la pared de cada salón de clases.
—Todos los alumnos deben presentarse en el gimnasio escolar. Ahora, ¡ya! —Gritó y todos saltaron de sus lugares, obedeciendo.
Cuando todos los estudiantes se encontraban formados por grupos en el gimnasio, la directora habló:
—El gobierno coreano tiene una actividad planeada para todas las escuelas —Aquella mujer suspiró sosegadamente —. A mí, en absoluto no me gusta, pero debemos realizarlo. Está así: Deberán haber grupos de trece miembros por equipo. No del mismo grupo. Hay que mezclar entre preparatoria y secundaria para realizar el proyecto. Los de secundaria tendrán que hacer el experimento, mientras que los de preparatoria deberán hacer los cálculos de un invento científico. El que quieran. Es un concurso nacional, por lo que deberán poner todo su esfuerzo.
Cuando la mujer terminó de hablar, todos comenzaron a hacer equipos, pero la directora interrumpió:
—Yo pondré los equipos. —Todos bufaron enojados, pero se resignaron a esperar por su nombre.
El tiempo pasaba, todos esperando impacientemente hasta que llegaron a sus nombres:
—Kim Junmyeon, Xiao Luhan, Zhang Yixing, Kim Minseok, Park Chanyeol, Kim Jongin, Byun Baekhyun, Do Kyungsoo, Oh Sehun, Wu Yifan, Huang ZiTao, Kim Jongdae y Yoo Youngjae. ¡Ya, júntense!
Miradas, ceños fruncidos, muecas, bufidos y demás se hacían presentes en el grupo.
Esto… Esto era una broma, ¿verdad?