Era una cálida mañana de junio. El día apenas empezaba y podías notar que por la tarde haría un insoportable calor. Había también una brisa, resto de la primavera que había acabado ya. El cielo estaba despejado era de un azul muy profundo. Los pájaros cantaban. Era la mañana del que prometía ser un día muy hermoso.
Nuestra historia empieza en un departamento de una zona común de Tokio, Japón; No era un lugar muy grande ni muy pequeño, constaba de la cocina, una sala de TV, comedor, un estudio, terraza y dos habitaciones.
Los rayos del sol se filtraban por la ventana de la habitación, Iluminando a las dos siluetas que estaban sobre la cama. Dos hombres, uno moreno y otro castaño, que abrazados, dormían profundamente, demostrándose así el mutuo amor que sentían.
Takano Masamune, el moreno, abrió sus ojos avellana. Contempló el rostro de su pequeño amante, Onodera Ritsu. Este aún dormía usando el pecho del moreno como almohada. El Mayor de los dos no pudo evitar sonreír y abrazarlo un poco más fuerte.
Desde hacia seis meses que Vivian juntos. Pues Ritsu por fin se le había confesado. Recordaba cada pequeño detalle de aquel día, y más aun de la noche que quizás había sido la mejor que habían pasado juntos.
-Flashback-
La nieve lo cubría todo. Masamune y Ritsu caminaban por la colina que subía hacia sus departamentos. El castaño se detuvo y tomo al mayor por el hombro. Tenía la mirada gacha y el rostro sonrojado. Se paro en puntas y le habló al oído.
— ¿Quieres saber un secreto, Takano-san?
—claro, dime.
—Te amo, Estoy enamorado de ti, Masamune
El pelinegro solo lo atrapó en un abrazo y le beso con pasión.
-fin flashback-
Por inercia, Masamune, empezó a acariciarle el rostro hasta terminar bordeando los labios. Esto provocó que el más joven de los editores se despertara riendo alegremente
—Buenos días, Masamune.
—Buenos días, Ritsu. Dormí de maravilla.
—Yo igual—le sonrió— tengo hambre ¿Vamos a desayunar?
—Vamos.
*
En la cocina, Masamune, empezó a preparar todo mientras Ritsu ponía la mesa. Se daban pequeños besos juguetones como si fueran una pareja de rucian casados (No estaban muy lejos de serlo) El ciclo apenas empezaría el lunes, por lo que podían estar muy relajados.
El castaño estaba de espaldas y el moreno aprovecho para abrazarlo y besarlo. El castaño correspondió con suavidad al beso. No duro mucho (somos estaban acostumbrados) pues una vocecita infantil los interrumpió
—Papá ¿Qué estás haciendo? ¿Quien es él?
Frente a ellos estaba parada una niña de unos 8 años. Tenía el pelo castaño y los ojos verdes. Su rostro era idéntico al de Ritsu. Llevaba puesto un uniforme y abrazaba un osito (Suzuki_san) los miraba con rabia. A pesar de todo, era una hermosa niña.
Los dos hombres palidecieron y se separaron. “¿Acaso es hija de Ritsu? ¿Lo habré embarazado? ¿Es eso posible?” pensó el pelinegro y de pronto se sintió mareado. El castaño recupero rápidamente el semblante y se acerco a abrazar a la niña. Esta le correspondió y olvidó su enojo. Masamune solo se extrañó más y la incomodidad se apoderó de él.
—Taru-chan, ¿Qué haces aquí? Pensé que llegarías en dos semanas
—Te extrañaba mucho papi, además quería sorprenderte.
La niña se separo de él y fijó su mirada en el otro hombre. Ritsu sonrió
— ¿Quién es él?
—Vamos los tres a la sala y te lo explicaré todo.
*
Los dos hombres se sentaron en un sillón y la niña a sus pies. Ritsu miro con seriedad a la pequeña. Ella solo estrecho a su osito. Masamune solo temblaba sin decir palabra alguna.
—Hotaru, este señor que está a mi lado se llama Takano Masamune y es mi pareja.
— ¿El es tu… Novia? — La castaña los miro con extrañeza y ninguno de los dos adultos pudo reprimir una sonrisa- Es muy lindo.
—Muchas gracias Hotaru-chan, — el Por fin el oji-avellana había salido de su trance— es un placer conocerte… por fin.
—Puede llamarme Taru-chan. —Sonrió— Papi, ¿Vamos a ser una familia?
—pues... —Ritsu tembló un segundo. Masamune respondió rápidamente — Si, seremos una familia. Y por cierto, puedes llamarme como tú quieras, pequeña.
—Entonces, lo llamaré, Mune-san.
El castaño solo suspiro y les sonrió a ambos. “Me alegra saber que se llevan bien”
*
Mientras Hotaru se cambiaba, Masamune arreglo la mesa para que los tres pudieran comer. Ritsu se acerco, un poco sonrojado, he hizo que lo mirara a los ojos.
—Perdóname por no decirte nada sobre ella, te lo explicaré todo en la noche.
—No te preocupes— le tomó la cara entre las manos y le sonrió— confió en ti.
—Muchas gracias, Masamune. —Juntaron sus labios—Te amo
—Yo te amo a ti...
La castaña llego sin hacer ruido y rio bajito al verlos. Cuando el castaño se dio cuenta se sonrojo y se separo del mayor. Hizo un ademan y los tres se sentaron a tomar el desayuno. Con mucha normalidad, como si nada hubiese pasado. Justo como una familia normal suele hacerlo.
Cuando acabaron los dos adultos fueron a arreglarse mientras la niña se sentaba a esperarlos en un sillón, leyendo. Masamune, cuando la vio, sintió una gran ternura, tenía un extraordinario parecido con Ritsu. Por un momento la idea del castaño embarazado no le pareció tan rara.
*
El resto del día se la pasó paseando por el centro comercial. Al principio la niña se mostraba ligeramente celosa de su papá, pero después de convivir con el pelinegro, confió en el. Con un poco de miedo la pequeña tomo la mano de ambos hombres. Masamune y Ritsu se sonrieron con tranquilidad.
Miraron en varias tiendas, comieron en el Pandaway. Fue un día perfecto. Cuando caía la noche entraron al cine a una película infantil. Ambos hombres, aprovechando la oscuridad, se tomaron de las manos. Hotaru solo se dedicó a disfrutar la película hasta que se quedó dormida.
Masamune la tomó en brazos y subieron al coche para regresar a casa. Ambos iban es silencio, pero este era un silencio tranquilo y relajante. El pelinegro se sentía extrañamente feliz, como nunca lo había estado, porfin sentía la calidez de una familia.
En un alto, el pelinegro hablo
—Gracias, Ritsu
—¿eh? De que hablas?
—Por dejarme conocerla
Ritsu solo sonrió