El dolor de mi vida en mi alma
Capítulo 1: ¿Sebastian?
Todo estaba oscuro, los parpados me pesaban, como si estuviera despertando de un eterno sueño. Podía sentir un ligero vaivén baja mi pequeño cuerpo, abrí lentamente mi ojo izquierdo, puesto que mi ojo derecho estaba obstruido por mi infaltable parche.
Lo primero que logré distinguir fue una alta y esbelta figura negra.
Al poder apreciar bien el panorama me doy cuenta de que me encuentro en una balsa, él la dirige; y al posar mi mirar en mí, me doy cuenta de que llevo puesto un elegante traje negro con un rosa blanca en la solapa izquierda, el lleva puesto su elegante e intachable traje de mayordomo.
Estábamos rodeados por neblina, por lo que se me dificultaba el identificar lo que me rodea.
Avanzamos lentamente, demasiado.
- S: Joven amo ¿ha despertado?- la voz de mi mayordomo me saca de mis pensamientos
- C: ¿Dónde es…este lugar?- le digo al mismo tiempo en el que me voy enderezando hasta quedar correctamente sentado
- S: ¿Quiere saber?-su pregunta me molesta un poco, pero aun así no cambio mi expresión.
- C: Quiero saber, por eso pregunte
No-me retracto- incluso si no lo sé, me siento cómodo.
Parece que he dormido por mucho tiempo- le digo mientras acaricio el parche que aún cubre mi ojo.
Algo en el agua llama mi atención.
- Esto es…
- S: El registro cinemático del joven amo, ha fluido hasta aquí.
- C: Ya veo.
Esta es mi…
Vida hasta ahora
Yo…
Ya estoy muerto.
- S: Todavía no. Yo le traeré la muerte al joven amo.
Este es mi último deber como su leal mayordomo.
Puedo ver los momentos que he pasado junto a mi prima
- C: Elizabeth debe estar llorando
- S: El amor de Elizabeth-sama por el joven amo es muy profundo
Puedo ver por milésimas de segundo un destello distinto en su mirada, eso era una mirada de… ¿recelo? Decido ignorarlo.
- C: Fue lo mismo con la muerte de madame red. Ella solo llora sin importar que situación sea – le digo viendo las escenas del entierro de mi tia.
- S: Ella debe haber llorado también por la acción del joven amo.
- C: Están ellos… muertos?- le pregunto haciendo referencia a ese trio de idiotas con los que inconscientemente me encariñé.
- S: Quien sabe
Aunque ellos estuvieran respirando en este momento.
- C: Sólo su obstinación está sobre lo permitido
He recordado a Pluto y todas las situaciones que pasé gracias a el.
- C: ¿Qué hay de Pluto?
- S: Recogeremos sus huesos después
- C: ¿Huesos? – Volteo a verlo sorprendido, cambiando mi expresión facial de resignación y nostalgia aunque sea un momento.- Está bien – le digo mientras regreso a mi antigua postura
- C: ¿Qué significan los huesos?
Todos…
- S: ¿Todos?
Cierro mis ojos un momento
- C: No. Si nosotros estamos hablando sobre “todos” entonces… es un poco… demasiado rápido.
Puedo observar pequeñas partículas a mi alrededor irradiando una tenue luz azul
- C: ¿Qué es esta luz?
- S: Lo que vas más allá del joven amo, son sus sentimientos.
- C: ¿Mis sentimientos?
Es hermoso
- S: ¿Hermoso?
- C: Sí. Yo no siento soledad o tristeza, pero… es sólo hermoso.
Sebastian se acerca y se pone a mi altura mientras pone ante mi un libro.
- C: Esto es
- S: Traje esto para el largo y aburrido viaje
Tomo el libro y lo examino mientras Sebastian se levanta y regresa a su antigua posición.
- S: Es el diario que Tanaka-san dejó
- C: ¿Tanaka?
Lo abro y comienzo a leerlo.
- T: Permítame transmitirle la verdad al joven amo
Pov. Tanaka
- T: Imposible
- V: La reina quiere enterrar a los Phantomhive,
A mi, en la oscuridad- me dijo el amo Vincent mientras me daba la espalda.
- T: Amo – intento hacerlo entrar en razón
- V: Yo no odio a Su Majestad, además esto es el transcurso de la era, pero quiero que ocultes esto de Ciel. Si yo fuera asesinado, él se mantendrá leal a Su Majestad.
- T: Pero…- no puedo terminar mi oración, ya que el amo se voltea y me interrumpe.
- V: Nada puede resultar del odio
Fin Pov. Tanaka
Decido dejar de leer y cierro el diario.
- C: El monstruo que el ángel me mostró aquella ocasión, no era falso.
- S: ¿Qué hará Joven Amo?
- C: No haré nada. Las personas contra las cuales necesitaba vengarme ya están muertas.
E… incluso yo… me he ido.
Puedo ver algo flotando en el agua, como una flor, así que decido tomarla.
- C: ¿Un anillo?
Sebastian se acerca a observar el anillo creado a partir de una flor.
- S: Es un anillo azul. Permítame.
Le entrego el anillo y el intenta colocármelo, pero se le dificulta puesto que solo tiene un brazo.
- C: No puedes hacerlo bien con una sola mano.
Tomo el anillo y me lo pongo en el pulgar izquierdo.
- S: Yo quería ser un perfecto mayordomo hasta el final – me dice con una mirada ¿decaída? – pero eso ya no puede ser – sonríe sutilmente mientras se lleva su única mano al pecho y cierra los ojos.
- C: No es gran cosa
- S: Se le ve bien Joven Amo
Levanto mi mano izquierda, puedo observarla junto a la imagen de la luna.
- C: Yo soy Ciel Phantomhive.
Sí, sólo Ciel Phantomhive.