El sol le acariciaba la cara, intento voltearse esquivando la luz pero inmediatamente una fuerte punzada de dolor le recorrió todo el cuerpo, abre los ojos de golpe. Su brazo seguía vendado.
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La luna apenas iluminaba la copa de los arboles, así que rara vez veía el brillo dorado de su cabello, el terror cerrándole la garganta al no poder cortar la distancia, se acercaban al claro, Naruto no debía llegar ahí.
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Se enderezo como pudo, giro la cabeza y ahí estaba el, tan tranquilamente dormido. Sedado tal vez, ya no sabía, no quería saber, pero se veía tan calmado… su respiración suave y tranquila, el leve sonrojo en sus mejillas, su boca medio abierta y un hilo de saliva, que no se molesta en limpiar.
Intento no hacer ruido mientras salía de la cama hacia la cocina, sacando tan silenciosamente los utensilios como podía, empieza a hacer el desayuno metódicamente, según indicaciones.
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Todo iluminado en una luz naranja y roja, el rubio con tres colas y su mirada, nada le había dolido más que esa mirada, era el dolor, terror y pánico personificado en ese momento, tenía que llegar a él sin morir y sin herirlo… saca su katana, tenía que al menos noquearlo, corre hacia el después de intentar tragar saliva para deshacer el nudo en su garganta.
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Sacude la cabeza, hoy es desayuno para uno, como ayer y el día anterior a ese. Pero no podía rendirse, el haría que regresara, que volviera a él, a su trabajo, a la vida.
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El primer golpe le tomo por sorpresa, un zarpazo a su hombro que lo lanzo volando lejos.
-Naruto, por favor…soy yo, todo estas bien, no te hare daño.
-¡Nooo! ¡Aléjate de mí!
Y otra vez, no lo reconocía, se sacudió la tierra, y empezó a correr, realizando sellos con las manos, sí solo…
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Masticaba lento, no había prisa alguna, no despertaría hoy, algo dentro de él se lo gritaba a pesar de que no quería aceptarlo. Sí solo lo hubiese detenido, quizá si hubiese estado ahí... lo habría salvado.
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Naruto inconsciente, amarrado sobre la mesa de Tsunade. Lo había llevado cargando después de la pelea, el se encontraba herido, pero de todas maneras se sentía culpable.
-Sasuke, te lo he dicho antes, el genjutsu es demasiado poderoso, nada que haya visto antes.
Se mordió el labio para evitar protestar, porque lo sabía, ella tenía razón.
-Déjame ver esas heridas
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Se sentó en la cama, le dolía el pecho, de una manera que no podía entender, el se veía tan tranquilo y quieto, como si nada estuviera mal en el mundo.
-Oh Naruto, vuelve, por favor… - Susurro sin fuerza, porque el sabia dentro de sí que el kitsune jamás iba a regresar.
Veía su rostro con una nostalgia que te rompería el corazón, no volvería a escucharle reír, no podría volver a saborear esos delicados labios rosados. Traga saliva, a pesar de que ese nudo no se desharía.
-Adiós, dobe – su voz se corto, con un raro escozor en los ojos que no había sentido en mucho tiempo.