Minseok bufó al sentirse solo, no sabe donde se metió Luhan, nuevamente se queda solo. Siempre solo.
Le sorprende llegar a sentirse solo hasta con Luhan. Sentirse vacío, ¿Luhan era su novio, no? ¿Entonces por qué estar con él ya no le alegraba ni le llenaba como antes?
Minseok suspiró resignado y abrió su casillero casi con odio; no se estaba sintiendo bien. Quería llorar. Mas al ver a su nuevo vecino de casillero le provocó escalofríos por todo el cuerpo. Él le sonrió, mientras pelaba contra las pilas de papeles que trataba de meter en su casillero y Minseok de reojo notó algunas partituras.
Jongdae cerró con dificultad la metálica puerta y soltó un bufido sobre no volver a cambiar de casillero para que el estúpido de Sehun estuviera junto al chino meloso.
El amigo de su nuevo vecino pretendía a su novio…
Minseok no pudo evitar sonreír luego de que el castaño se fuese refunfuñando. Ese tal Sehun quería a su novio. Tristemente, a Minseok no le importaba. Las cosas con él y Luhan ya no eran las mismas de antes…
Entre las viejas fotos de él y su ciervo pudo encontrar sus cartas, las cuales resultaban ser como una especie de diario en el cual revelaba todos los sentimientos que le rondaban en la cabeza y los desahogos que necesitaba para mantenerse cuerdo. Eran muchas cartas; unas sobre el amor, otras sobre lo solo que sentía al vivir en la casa de su tía y muchas más sobre lo inferior que se consideraba…
Pero una resaltó entre las demás. La carta más odiada.
-Que estúpido soy al pensar que en un pedazo de papel mis dolores y penas se irán… –susurró entre dientes arrugando la carta y metiéndola sin cuidado alguna dentro de su mochila.
-Boazi~ –dijo dulcemente abrazándolo por detrás.
-Hola Luhan –murmuró volteándose recibiendo un pequeño beso por parte del chino –¿qué tal?
-Estoy bien –se separó algo incomodo –¿y tú?
-Supongo que bien –respondió mirando el suelo –¿podemos hablar? –preguntó sorprendido al ver al menor decir lo mismo.
-En un lugar más privado… –completa Luhan.
[…]
¿Ves ese chico que está ahí? No hablo del de escultural cuerpo, ni el de bellos ojos y mucho menos el de personalidad explosiva, hablo del que está más callado en su grupo de ‘amigos’ él que puede ser córtate, grosero y prepotente.
¿Ya lo viste? ¿no? Es normal, no tiende a resaltar entre muchas personas de todos modos te daré más detalles sobre él: no es lo suficientemente alto de hecho es un enano, su piel es blanca, muy pálida parece la de un muerto, su cuerpo es flácido y gordo, su cabello es oscuro y este siempre se ve despeinado así que ya se resignó a arreglarlo y a penas y lo peina.
No lo has visto ¿eh? Bueno~ continuaremos describiéndolo pero iremos en su parte emocional puesto que físicamente es… común, patético y feo (mucho por cierto).
Él es del tipo de chico de ‘perfil bajo’ no le agrada llamar la atención porque muchas veces le dijeron que mejor no hablara porque no era agradable, siempre pasa con sus audífonos en los oídos escuchando a todo volumen la música por eso le llaman muchas veces antes de que pueda reaccionar y hablan algunas cosas de él que nunca escucha pero sabe que dicen. Normalmente camina mirando hacia abajo porque no quiere mirar a los demás a los ojos.
Solo come comida chatarra, no le gusta permanecer en su casa porque se siente solo mientras está con su tía la cual grita mucho –por absolutamente todo– porque él no quiere ir a una escuela cristiana, por la música que escucha ‘porque es satánica’; porque él le dice que no hable tan fuerte, a ella no le importa lo que él le diga porque… él solo es la carga que llegó a esa casa luego del abandono de sus padres.
¿Crees que se está volviendo una exageración? Pues sí, su vida es un drama malo, el cual no vale la pena y por eso cuando el cuenta sus problemas y sus amigos le cuentan los suyos él se siente mal y egoísta por preocuparse por sus problemas y no pensar en que los que él aprecia, así que se recuerda que cuando se siente mal lo mejor es que se lo guarde y se desahogue con su almohada cuando esté completamente solo porque sabe que su dolor no es nada comparado con el de otros.
¿Mucho sufrimiento? Claro que no, solo es la verdad. Él sabe que no importa y que lo único que hace es estorbar, es bastante obvio que tiene el autoestima por los suelos pero es que los niños no mienten y si cuando él era pequeño le huían porque no lo querían, porque era feo era verdad, ¿no?
Su vida es un lio emocional por pequeñeces pero no lo puede evitar, es muy sentimental aunque trate de mostrarse fuerte e irrompible en momentos tristes.
Es cómico el drama que aplica en su vida pero él es muy tonto y nunca dejará de serlo porque es un estorbo depresivo.
Ese chico es tonto, feo, un estorbo por que sí y ya…
Duele mucho ser ese chico…
Duele mucho escribir lo que siento porque no se lo puedo decir a nadie porque no quiero que me vean llorar…
Sus manos temblaron al leer esa carta, es decir, eso le asustaba, no pensaba que el chico cachetón del casillero de junto estuviese loco o fuese un suicida, aun no lo pensaba y quería seguir sin pensarlo, pero le resultó muy inquietante leer eso…
No pensaba que su vecino de casillero fuese alguien tan… ¿lastimado? Quizá esa era la palabra correcta, quizá era alguien con baja autoestima… pero no esperaba que el papel arrugado en el piso fuese una carta tan triste.
-¡Chen! –lo llamaron sacándolo de su asombro –¿qué lees? –preguntaron con una sonrisa mientras trataban de quitarle la carta.
-No tiene importancia –sonrió doblando el papal para guardarlo entre algún cuaderno y luego en su mochila.
-¿Es una carta de amor, cierto? –sonrió pasado su brazo por sus hombros.
-Claro que no –rió divertido –¿quién me daría una carta de amor?
-Eres alguien atractivo –dijo dándole un golpecito en la mejilla –y con esa voz ¡que hombre!
-Claro, claro ¿nos vamos ya? –comenzó a caminar –no quiero que me deje el autobús, otra vez –bufó.
-Estas raro –dijo el castaño siguiéndolo.
El bajito chasqueó la lengua, enojado –no lo estoy ¿nos vamos Sehun?
El castaño se encogió de hombros y lo siguió sin renegar pero al mayor no le importó nada de lo que pasaba en su camino al autobús porque en su mente solo rondaba la imagen del chico de penúltimo año, llorando o tratando de hacerse el fuerte.
El dueño de esa carta tan triste.
En su mente solo rondaba la imagen de Kim Minseok.
[…]
Levantó su vista del piso del autobús, miró que Sehun escuchaba música mientras navegaba en internet buscando quien sabe qué. Soltó un suspiro tratando de liberar esa tensión de sus hombros al momento que buscaba con la mirada al ocupante de sus pensamientos.
Y ahí estaba, con su mochila bien colocada sobre sus hombros, sus audífonos bien puestos tal vez escuchando la música a todo volumen.
Su mirada bajó hasta sus pies; zapatos sucios, pantalones limpios y ligeramente tallados, las faldas de su camisa salidas, mal acomodadas; así estaba Kim Minseok, con la mirada baja, fija en la punta de sus pies. Jongdae suspiró nuevamente y su boca se curvó hacia abajo en una mueca de tristeza.
Sehun lo sorprendió mirando al chico que estaba sujetado con fuerza a uno de las barras del autobús para no caer, también miró al chico y sintió enojo, la forma en la que el mayor lo miraba no le gustaba puesto que ese Kim Minseok no le agradaba en lo más mínimo, ya que era el dueño de los pensamientos del Hyung más lindo del mundo: Luhan. El chino más guapo, dueño de su corazón, aunque nunca hubiesen cruzado palabras.
-¿Qué tanto le ves? –preguntó por fin. Chen se vio desorientado –a ese ¿qué tiene?
-Nada –arrugó el ceño.
Minseok levantó la mirada de sus pies y dejó la vista fija en un punto indefinido del autobús. Jongdae lo siguió mirando aun así cuando el mayor también lo miró y bajó la mirada volviendo a su inexpresividad con toque de depresión solo que ahora su rostro se tornaba rojo hasta las orejas.
Chen sonrió y miró al castaño junto a él –¿te gusta? –le preguntó Sehun.
-No –negó tranquilo –claro que no, solo… olvídalo –respondió con simplicidad.
El autobús se detuvo y Kim Minseok bajó casi arrastrando los pies, moviéndose con agilidad evitando así chocar con alguna persona.
[…]
Jongdae se tumbó en su cama con la carta en las manos, leyéndola una y otra vez, sintiéndose mal cada vez que la repasaba.
-Solo necesita amigos –susurró sonriendo al pensar en el sonrojo del mayor.