«So I look in your direction
But you pay me no attention,do you?»
Solíamos encontrarnos después de la escuela para ir hasta el carrito frente a los portones y,sin hablarnos,comer “Ppopgi” juntos.Sin mirarnos,sin hablarnos,solamente ir directamente a comer y a escuchar los dientes del otro romper y masticar el dulce.Nada complicado.
Pues lo único complicado en esos momentos eran las ideas que vibraban en mi cabeza.Todo fue en la época en la que los cabellos se rizaban y todos querían la vida americana(*) y cuando todos querían beber del viejo Jack (**),cuando Corea empezaba a ir a pasos lentos pero seguros a llamarse una de las economías más solidas del mundo.Eramos niños.No pasábamos de lo diez,y ya yo te lloraba si no te veía pues mi deseo era verte todos los días.
Cuando teníamos doce yo ya me acariciaba bajos las sabanas pensando en tu sonrisa,y cuando tenía trece entré en mi rebeldía y odié a todas las chicas que,si antes me daban asco, al ver cómo las veías con tus amiguitos,después las detestaba más,y a los catorce me arriesgué a robarte un beso.No pedía mucho en ese entonces,no te pedía la luna ni las estrellas,ni que metieras tu lengua en mi garganta como tanto deseaba, sino que no me rechazaras como lo hiciste, y siguieras yendo a comer Ppopgi conmigo.
Pero después de robarte el beso bajo el cerezo del patio con ojos brillosos e ilusionados pensando en que me aceptarías a mí y a mis sentimientos,solamente me gané no solo tu rechazo sino un buen golpe.Bueno,al menos mi sangre sabía dulce por la paleta.Tu espalda se alejó de mí y lloré amargamente mientras me daba cuenta que estábamos destinados a estar separados,que era verdad lo que decía la gente sobre las personas como yo;que era una abominación,que sería castigado y llevado a los confines del averno,a los infiernos,al morir.Como todos los gays.
-Aron,…-hipé.
Más cuál fue mi sorpresa al verte esperándome frente a los portones al día siguiente.
Oh,Aron,por ti iría y me abrazaría a la muerte después de hacerle cosquillas.
Cuando cumplimos quince fingías no conocerme,y no creo que fuera porque te llegase el rumor de que me había enredado con otro chico del que ni su nombre recuerdo en el gimnasio,sino porque tenías ojos para otra persona.La chica era de intercambio,japonesa,de enormes ojos y cuerpo flacucho pero con bonito cabello y lindas piernas,toda una puta pues a leguas podía ver que unos cuantos ya le habían metido mano,pero tú estabas cegado,yo celoso y no llegaríamos a nada.Estabas enamorado,y las personas enamoradas no entienden de razón,no ven nada mal,todo es de color rosa,por eso hay que lamentablemente dejarlas caerse de su nube por su cuenta y romperse en pedazos contra el piso.Justo como te pasó con Nayuko.
Aigo~ Mis días pasaron de amargos y celosos, a cremosos y victoriosos en un solo bocado.Un buen recuerdo sacado de ese agrio pasado fue que aunque tuvieses novia siempre me esperabas con dos ppopgi en las manos.A pesar de todo,aquello seguía siendo nuestro.
Y lo fue hasta que cumplimos los dieciocho,después del servicio militar no volví a verte de nuevo.No podías haber muerto y dudaba mucho que estuviesen en el fondo del río.Quizás en otro país,comiéndote con un café un baquette frente a una elegante boulangerie en París,comiendo pasta en Italia mojándote los pies en alguna playa siciliana o bebiéndote una caipirinha en Río.Fuese como fuese,en Seúl o no,estabas a años luz de mi y de corresponder a mi corazón.Yo ya no comía Popgi,los otros chicos en el campamento las hacían y compartían entre ellos mientras yo veía a los aviones pasar desde mi tienda y pedía un deseo a cada uno de ellos usándolos de estrellas fugaces.Y el deseo era verte,aunque fuese una última vez.No pedía nuestra versión gay de Romeo y Julieta,solamente verte,saber que estás bien y saludable,y que…no me has olvidado.No era mucho,¿cierto? Espero que no.No tendríamos una relación de volver a vernos,eso estaba más que claro.Pero sabía que mi corazón se desbocaría al volver a verte,aunque fuese de lejos,y también que mis pies se harían de plomo y mi respiración desesperada y ahogada.
-Aron,si vuelvo a verte,prometo mantener la calma y darme la vuelta.-dije,con los ojos cerrados.-No te preocupes,no te daré problemas.-murmuré antes de dormirme.
Y ahora que cumplimos veinticinco nos volvemos a ver.Estás al otro lado de la acera sonriendo mientras llevas de la mano a una pequeña y enérgica niña que no deja de gritarte “¡papá! ¡papá!” y pide el juguete anunciado en el escaparate que ven,y déjame decirte que sigues siendo igual de especial para mí,mi primera ilusión,desilusión y primer amor.
No lloro de tristeza, sino de felicidad,¡Estás vivo! No en el fondo del Han.Por eso voy a darme la espalda y fingir que no te he visto,aunque en el fondo sabiendo que sí lo hice y que mi deseo se cumplió.¿Ves? No soy tan egoísta después de todo.Todo el que me conoce sabe que adoro las pequeñas cosas,los pequeños detalles del día a día,por eso no debiste de golpearme sino de contestarme el beso aquel día en el que te lo robé inocentemente.Eso hubiese bastado para hacerme feliz la vida entera,…pero eso ya no importa.
Eso quedó en el pasado,y el pasado atrás se debe de quedar.
Me estoy alejando de ti,del chico que nunca me habló pero con el que compartía todos los días un dulce ,alegre porque nos ha ido bien en nuestras vidas aunque estas no estén unidas como yo hubiese deseado.Pero a veces no todo es como queremos,y debemos aceptarlo...
-¡Oye,chico!-gritan a lo lejos.-¿Quieres recordar viejos tiempos y compartir conmigo un Ppopgi?
…porque puede cambiar a nuestro favor a su conveniencia.La clave está en no desesperar.
«You know how much I need you
But you never even see me»