∞ Titulo: Carry on, Albus
∞ N/A: Harry Potter no me pertenece, todos los derechos son de las editoriales la WB y su autora J.K Rowling. Yo tan solo hago Slash sin fines de lucro más que el regalo de su tiempo para mis historias
∞ Autora: YUKI-NII
∞ Rating: NC 13
∞ Género: Drama/Romance
∞ Resumen: Los Dragones están muriendo y la única persona que podría ser la clave para detener la muy latente extinción ha perdido la memoria. Albus es una llave rota, Scorpius trata de repáralo todo con sus manos.
∞ Pareja: Scorpius Malfoy/Albus Potter.
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Prólogo
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I. De cómo las ranas de chocolate pueden saber a hiel.
Es de madrugada, un goteo de agua no filtrada contra las baldosas del lavabo te despierta. Tus ojos de un verde vidrioso, están abiertos, son como luciérnagas encendidas en medio de un campo de verano. Respiras, es trabajoso y en algún punto tus pulmones protestan de forma dolorosa, la mascarilla que cubre tu boca y nariz, escose la delicada piel de tu cara. Es molesto y ejerce demasiada presión, ladeas la cabeza, tus largos cabellos oscuros resbalan por la almohada.
Haces una mueca, todo está oscuro pero aun así distingues los colores blancos y verde lima entre las sombras. Hay voces mas allá de la puerta que se mantiene cerrada y sonidos de pasos moviéndose en todas direcciones. Te martillea los oídos, te alteran el instinto. Un palpitar en tu cabeza provoca que des un grito de dolor que es ahogada por la mascarilla de respiración. Tu mano que ha intentado llegar hasta tu coronilla ejerce una contracción por la intravenosa que se pierde en el comienzo de tu antebrazo.
Algo está mal, algo esta jodidadmente mal.
Parpadeas, tu corazón ha comenzado a acelerarse. Giras tu cabeza de nuevo, sacudiéndola para que la mascarilla resbale, el bruco moviente provoca un escalofrió de dolor en la herida del pecho que no sabías que tenias, los olores a desinfectante, flores a punto de morir y perfume de hombre te revuelve el estomago, das una arcada de asco mezclada con miedo. La mascarilla termina por resbalar de tu mejilla.
- Albus –
Una voz cansada penetra tu cerebro, se cuela en tus revolucionados pensamiento y seduce a desbocada necesidad de entender que es lo que sucede a tu alrededor, incluso la fuente misma del sonido que hizo paralizar a tu sistema completo.
- Albus, ¿Cómo te sientes? – enfocas con demasiado esfuerzo a la persona que se yergue a tu lado, está inclinado, acaparando todo tu campo visual, las manos le tiembla, aprietas los labios – llamare a un medimago – te avisa, tú alzas automáticamente tu extremidad hacia el desconocido –
Es alto y tiene el cabello de un rubio sucio, de su camisa arrugada sobresalen manchas cafés, distingues un cromo brillante con las palabras “Albus Dumblerdore” en oro. El sigue tu mirada, saca el envoltorio de ahí y lo extiende a ti, no muy seguro de si es una buena idea dártelo.
- Toma – el papel siendo rasgado te obliga a fijarte como es que su pulso aun sigue agitado, los dedos se mueven torpemente, hasta que saca algo a lo que no alcanzas dar una forma definida – cómelo – y lo extiende a hasta la altura de tu boca –
Entrecierras los ojos, nada seguro de abrir los labios, hay desconfianza pintada en todo tu rostro él la nota con padecimiento. Tu guardia esta en alto, el miedo se expande como un liquido caliente por cada arteria de tu cuerpo, aprietas mas los labios, la confusión a mutado a pánico.
- Es chocolate - te susurra, mientras toma un pedazo y lo lleva hasta su boca – ves, es delicioso – sus ojos te miran con cautela, te sientes como un cervatillo paralizado ante enormes faroles de luz – son ranas, tus favoritas – la voz se escucha desolada, flexible a quebrarse y próxima a morir justo frente a ti, eso solo te asusta mas –
Aun así, hay algo en sus ojos grises que te hace alzar tu mano de nuevo y tomar la golosina, hay un deje de nostalgia en tu gesto cuando tragas en seco y entre abres los labios, el chocolate se funde en tu lengua, la desesperación acumulada estalla inesperada.
- Albus –
Cierras los ojos, el nudo en tu garganta te impide hablar. Una hecatombe se delita cuando enfocas de nuevo tu mirada, las lagrimas te empapan las mejillas y te hace hundirte más en la cama, sientes con mas realismo la venda alrededor de tu cabeza. Aun no sabes cómo preguntarle al desconocido si sabe quién eres.