Miércoles. Puedo escuchar la alarma de mi celular haciendo de las suyas nuevamente, como todos los días. Después de el. Mi cuerpo se enfría al escuchar mi subconsciente, solo sacudo mi cabeza levemente y empiezo a frotar mis brazos con mis ásperas manos.
Como toda rutina por la mañana, quito las sabanas y me dirijo a tomar una ducha caliente. Mi pecho duele como todos los días a todas horas. Si el estuviera aquí… Trato de alejar ese pensamiento tan doloroso de mi cabeza, pero solo logro recordar su rostro tan alegre como siempre; cierro los ojos desesperado en la busca de todo detalle que observe en el ese día de invierno.
Su nariz estaba roja por el frio que hacia ese día, el pelo enmarañado y brilloso por los pequeños copos de agua a medio helar que caían del cielo, estaba titiritando bajo su gruesa chaqueta negra. No dejaba de ver el horizonte, esperando por la puesta de sol. Recuerdo que me pare a su lado, solo llevaba un suéter encima ya que no tenia mucho frio; a pesar de la vista tan pacifica y hermosa que estaba frente a nosotros, mis ojos no se despegaban de el, esa sonrisa que poco a poco fue ensanchándose mientras el sol salía mas y mas, me dejo totalmente encantado. Sus ojos instantáneamente se entrecerraron y con emoción empezó a parlotear cosas que no eran audibles para mí, aunque tampoco le ponía atención a eso. “Oh… mira esos colores, son tan hermosos. Podría pintarlo en un cuadro o sacarle una fotografía, pero, ni tengo cámara, ni se dibujar”; lo observaba dar pequeños brinquitos de emoción, pero yo seguía totalmente atolondrado por su brillante y preciosa sonrisa. En ese momento se giro hacia mi y su expresión cambio; llevo uno de sus delgados y pálidos dedos a mi pecho por encima de mi suéter y empezó a picotear, apuntándome. “Por dios! No ves el frio que hace!? Incluso esta medio nevando y tu en estas fachas!? Podrías enfermarte, que eso no te preocupa!?”. Al principio recuerdo que no reaccione, pero sus ojos estaban echando chispas mientras seguía hablando de mi vestimenta y del “tremendo” frio que hacia, según el. Solo atine a sonreír lentamente y agarrar su linda mano, notando que estaba muy helado; sin alejar mi mirada de la suya empecé a trazar lentos círculos en la palma de su mano. Al principio temblaba por mi contacto, pero empezó a relajarse, e incluso, a tornarse tibio; soltó un suspiro, haciendo que el vapor golpeara mi cara, no le di importancia. “Eres muy cálido… ya se por que no tienes frio y solo vistes eso” escuche decirme. Tenía un color rosa en sus mejillas y había bajado su mirada a mis pies; una risa ronca salió de mi garganta al ver tan adorable reacción, y el inmediatamente alzo la mirada, sonriendo de igual manera. “Bueno, muchas gracias” le dije. “Soy Baekhyun, puedo ir contigo?” pregunto directo, aunque me di cuenta que no supo lo que comento, ya que un minuto después su cara tenia el color de un tomate.”Claro que puedes Baekhyun, soy Chanyeol el gusto es mío” sin despegar mi mirada de el, sonreí y agarre su mano “Vamos, tal parece que tienes frio, ¿no?” Comente empezando a caminar hacia mi departamento. El simplemente me siguió y no se despego de mí en todo el trayecto de ida; en una oportunidad que tuve lo observe de nuevo y pude notar que sus mejillas seguían rojas. Era totalmente adorable y encantador.
Una sonrisa se formo en mi rostro al recordar también lo que paso en mi departamento. En el que antes vivía, antes de que el se fuera de la ciudad por razones que nunca supe.
Recuerdo que ese día, en la pequeña sala que poseía, hablamos de todo. Que le gustaba, que no, su comida favorita, amigos, familia, mascotas; y a pesar del tiempo sigo recordando lo que le gusta.
Todas las mañanas se preparaba un te verde con una cucharada de azúcar, se sentaba en el balcón de mi habitación a ver el horizonte mientras esperaba que yo regresara de la universidad. Y siempre que llegaba nos íbamos a mi cama al principio solo para estar abrazados, en un cómodo silencio. Pero uno de esos días, simplemente nos dejamos llevar e hicimos el amor toda la noche.
Pero son solo… recuerdos. Vacios y lejanos recuerdos. Tres meses después de conocernos y vivir juntos –por que si fue formal, o al menos yo creí eso- el se fue; solo me dejo una nota que aun tengo guardada.
“Gracias por todo Chanyeol, espero que jamás me olvides por que yo tampoco lo hare.
Hasta siempre. Byun BaekHyun.”
Siempre la vuelvo a leer, y el dolor aun no se va. Ya han pasado 4 años. Que patético; a veces me pregunto si solo fue un sueño, un hermoso e inolvidable sueño. Pero mi cuerpo sabe que no lo es, aun siento su piel contra la mía; cuando temblaba ante mi toque y murmuraba lo mucho que me quería; la forma en la que se entregaba a mi todas las noches, como me esperaba en las tardes y me recibía con una enorme y preciosa sonrisa, las cosas sin sentido que hablábamos mientras hacíamos la cena; las idas al parque, su afición por subirse a los jueguitos a pesar de que su altura ya no daba… Hay tantas cosas que ya no están.
-Da igual- murmure a la nada adoptando una expresión fría e indiferente, al menos quisiera sentirme igual por dentro. Por que la misma punzada se encuentra en mi corazón.
Al salir de a ducha fui directamente a mi ropero; saque unos jeans negros, una camisa blanca de botones y mis típicas vans rojas. Me vestí, solo pase una de mi manos por mi cabellera y me dirigí al trabajo.
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Suspire por enésima vez en mi oficina, mientras terminaba de checar el papeleo, organizándolo y firmando los pedidos que tenía pendientes.
Gire mi silla a la izquierda y me puse de pie para caminar posteriormente por los corredores de la empresa, tomando el elevador. Presione la planta baja; tan pronto como las puertas se abrieron camine lentamente hacia la salida.
-Nos vemos mañana Sunghye- le hable al portero mientras sonreía agradecido; recibiendo un “Cuídese jefe”. A pesar de haber insistido en que solo me dijera por mi nombre, no me hacia caso. Una pequeña risa salió de mis labios y comencé –de nuevo- a caminar.
Esta vez mis pies me llevaron al mismo parque donde lo conocí, solo que esta vez estaba anocheciendo. Me pare en el mismo lugar, mirando hacia el horizonte por unos largos minutos.
Una pequeña mano agarro mi pantalón en un pequeño puñito, y empezó a jalarlo rápidamente –Disculpe señor, ¿podría decirme su nombre?- pregunto con una voz enérgica y alegre.
Sonreí y me hinque llegando más o menos a su altura –Chanyeol- murmure con mi voz grave –Park Chanyeol-.
Su sonrisa se extendió por toda su carita, sus ojos se entrecerraron adorablemente –Yo soy Park Boo Mi, gusto en conocerte Appa- “Appa” esa misma palabra se repetía una y otra vez en mi cabeza. Mientras que aquella pequeña criaturita colocaba sus manitas en mis mejillas y me daba un besito en la nariz.
-Chaniie, ¿vienes a jugar con nosotros?- escuche una voz a unos pasos delante de mi, y solo mire incrédulo a esa persona.
Después del trance inicial sonreí anchamente y me pare, cargando a Boomi en mis brazos. Mi pequeña hija. Avancé hacia la otra persona y le di un tierno beso, para posteriormente dirigirnos a los pequeños juegos del parque…
En todo este mundo, solo había una persona que me llamaba de esa manera; solo una… Y de ahora en adelante seria asi, por siempre.
FIN.