San Cristo.
El nombre de una de las escuelas más privilegiadas en todo Japón, donde solo los “poderosos” logran entran. Gente con dinero. Adolecentes con millones de caprichos cumplidos son los jóvenes que asisten a estas instalaciones.
El sol del atardecer cubre a la escuela de forma maravillosa. Las aulas habían sido evacuadas. Ningún alma corría por los pasillos. Las instalaciones silenciosas por los escases de gente. Tal vez uno que otro profesor revisando promedios, eran épocas de evaluaciones. Jóvenes buscan relajarse después de su largo semestre pero uno en especial daba su último esfuerzo por aprobar las materias.
-¡A-ah! ¡Sen-sei! ¡Ah! ¡Más! ¡Lo quiero todo! –gritaba extasiado nuestro pelinegro sobre el frio escritorio de madera. – oh~ sensei usted es muy bueno esto, ¡ah!- mentiras entre cada palabra que escapa de la boca de Ruki.
-eres una preciosidad.- halaga el profesor sin escrúpulos, enloquecido por la belleza tan singular del chico. Acaricia con locura el cuerpo delgado, delineando cuidadosamente la cintura. Las caderas del hombre frenéticamente irrumpen la cavidad anal del joven. Movimientos bruscos y violentos, penetrando sin descaro alguno el cuerpo del inocente estudiantil.
El adulto sabia de lo que hacía, violaba… ¡No era violación! Él chico se le insinuó desde un inicio, era sexo, simplemente un momento de placer que terminaría en un orgasmo, liquido viscoso que se derramaría en el cuerpo virgen del muchacho. Así que no habría problemas. No existían razones para que el fueran enjuiciado, ni mucho menos encarcelado.
-sensei, por favor córrase dentro de mí.- ruega el pelinegro siendo víctima de tal atrocidad.
-solo espera.- aquella voz ronca por el placer y los gemidos retumban en cada pared blanca del aula.
Takanori comenzaba aburrirse, aquel pene arrugado por la edad, como decía Ruki, no le hacía ni cosquillas. Hastiado por el momento inicio a gemir falsamente para que consiguiera encantar a su profesor y terminar con su tortura semestral. –“Todo por un 10”- piensa takanori, imaginándose un millón de lapsos pornográficos para su excitación porque por un diez es capaz de todo, hasta de vender su alma al diablo, que vendría siendo entregarse con cualquier profesor.
-¡sensei! –gime más alto, Ruki, al sentir las contracciones por el orgasmo cercano. -¡Ah! ¡Sensei, no aguanto más! ¡Ah!… AH! - Sus paredes se estrechan generando más goce en el adulto. Bastaron solo unas cuantas más embestidas para que Takanori se corriera en su propio pecho, no obstante el profesor seguía metiendo y sacando su polla de la estrecha cavidad. - ¡Sensei, por favor…! –no le dejo terminar cuando un grito sonoro por parte del adulto anuncio su llegada, inundando de viscosidad el ano del chico.
El profesor rápidamente saco su polla, se subió los pantalones para luego cerrar el cierre y colocarse el cinturón. Debía ir a casa, esposa e hijos le esperaban gustosamente.
El pecho del chico subía y bajaba constantemente. Su torso por completo manchados de su propio semen junto con la del viejo resbalándose por su entrada rojiza gracias a las salvajes penetraciones. Los arañazos y mordiscos en su pecho no eran de esperarse, simbolizaban propiedad, eran las pruebas de aquel acto vil y sin despecho. Takanori teniendo cuidado a no lastimarse se sentó dando de un suspiro de cansancio y miro pícaramente al adulto introduciendo uno de sus dedos a la boca.
-¿Y con esto ya tengo un 10? –imita una voz dulce mientras su boca succionaba eróticamente uno de sus dedos.
-oh por su puesto mi linda princesa – aquel viejo se acerca para besarlo, pero Ruki inmediatamente lo alejo poniendo de sus manos en los hombros ajenos.
-primero quiero ver…-le sonrió tiernamente, siempre trataba de dar una imagen más dulce a la que era. Creando dulzura e inocencia mejoraba las posibilidades de ser follado por los profesores. Nadie se escapa de su trapa, es tan fácil tentarlos y más teniendo esa cara de ángel aunque por dentro se encontraba un alma corrompida por la cruda verdad de su vida, la cruel verdad detrás de esa sonrisa tan falsa, un ser despreciado, egoísta, rebelde, frio y sin amor alguno.
Perversión pintada en su rostro basto para convencer al profesor de ir por su maletín color marrón y buscar entre las listas el nombre de su alumno “preferido” y al encontrarlo, saco una pluma de su bolsillo de la camisa blanca poniendo como ultimo un 10. Ruki, sonrió victorioso al ver su esfuerzo en una nota aprobatoria.
Inmediatamente se bajó del escritorio, colocándose los pantalones del uniforme. El profesor de formación cívica y ética, que supuestamente debía crear en los alumnos una atmosfera de confianza, respeto, valores, ética, moral, no existía, no para aquel. Podía ser el hombre con más respeto entre sus adolecentes y compañeros en trabajo pero ahora, solo era un simple hombre orgulloso de follarse a un jovencito.
-¿y mi beso?- tan bajo había caído. ¿Pero que importaba? Un hombre no puede resistirse a este tipo de “propuestas”. Hay que aprovechar ¿no?
-tranquilizase ahorita… -Takanori término de ponerse el uniforme, se acercó y lo beso – “asco” - pensó, se alejó manteniendo una sonrisa entre pasión y ternura, la perfecta combinación para hacer caer a sus pies a quien sea. El maestro más que orgulloso de ser todo un galán cogió de su maletín dispuesto a salir, pero nuestro apreciado joven tomo la iniciativa de salir antes sin embargo no podía irse sin su beso de despedida y una nalgada, Ruki volteo y lo miro con picardía, mientras se mordía el labio inferior.- chao~.- alza la mano dando un gesto de despedida después regreso su vista hacia enfrente borrando rápidamente su sonrisa de colegiala.
Tanto odio se podía observar en esos ojos vacíos, la curvatura en sus labios y un pequeño chasquido casi notorio daba entender el gran asco que sentía al ser tocado de esa manera. Su corazón tan marchitado y podrido no le daba tregua a nada ni a nadie. El no ama y nunca amara, son sus sabias palabras, pero lo que más le gustaría gritar en esos momentos era: “Ojala le pase un carro encima…”
Ruki salió de la escuela sin prisa alguna, no debía ni coger un autobús, ni irse caminando para eso tenía a su mayordomo, él era el que debía esperarlo sea como sea acabo que importaba llegar a casa, no había nadie que lo recibiese, aparte de sus trabajadores, ya que era algo obligatorio además de que sería descortés no darle la bienvenida a uno de sus amos. Takanori se subió a su limosina negra, su mayordomo inclino la cabeza dando de un – “buenos días” - y prosiguió con cerrar. Subió como piloto y comenzó a conducir hacia su casa o mejor dicho mansión.
Color blanco significa la paz y armonía, sentimientos que no se encontraban en esta hábitat. Takanori miro por la ventana como su casa estaba a solo unos cuantos metros; blanca con unos cuantos adornos dorados describía así su hogar.
Al entrar, sus sirvientes lo saludaron como de costumbre, estaba vacía como siempre porque sus padres trabajaban día y noche como única prioridad dejando al joven en manos de los sirvientes. Ellos trabajaban como abogados, dando de lo mejor de sí para sacar adelante cada proyecto que llegaba pero cuando se hablaba de familia era un tema desconocido para la pareja adinerada. Nunca se preocuparan de la felicidad de su único hijo, solo les importaba sus calificaciones.
Ruki, sin entusiasmo alguno se dirigió a su cuarto y fue directo al baño, dejando caer por los pasillos húmedos su vestimenta sudada. Abrió la regadera, el agua cálida haría su parte, cogió una esponja comenzando a tallar con fuerza su cuerpo -“asco, asco”- repetía mientras el agua caía sobre su piel blanca. Cada rincón debía ser limpio, ninguna impureza debía existir aunque por más que tallase la impureza de su corazón seguía intacta. El vacío en el seguía tan rígido y la barrera que protegía a su corazón se volvía cada vez más grande creando casi un laberinto interminable, sin salida, donde solo el indicado, astuto e inteligente lograría tocar a su corazón, cosa imposible, ya que – nadie quiere a un ser podrido.- musito dolido, dejando escapar una lagrima, una sola lagrima…
Termino por bañarse y salió con una bata blanca, se miró al espejo, observo con detenimiento cada facción de su rostro. Su belleza era máxima, parecida a la de un ángel. Era como un lobo vestido de oveja. Sin pensarlo dos veces, se quito la bata y vio su cuerpo, su asqueroso cuerpo ya deshonrado sin dignidad alguna. Un sucio y asqueroso muñeco viviente.
Hematomas marcabas cada extremidad desnuda, pero el más visible era uno que tenía en el cuello causando terror en el chico.
-¡viejo tonto le dije que en lugares visibles no!
Ruki tomo el peine y lo lanzo al espejo furioso. Ya tenía suficiente con ser marcado con ese acto tan vulgar y sádico, ahora era necesario tener que aguatar ese signo de propiedad tal vez por unos tres días. El espejo roto mostraba a varias personas, se miró, miro como él era dividido, como él siempre tenía que “dividirse” ante cada momento: la sexy conejita para el de educación física, la traviesa y tierna niña para el de ética, el rebelde para la maestra de matemáticas, el tímido para el profe de literatura y el educado para su familia, tantas caras en uno solo y aún faltaban mencionar más. Temblante se acercó y toco el vidrio, acaricio su rostro en el espejo tristemente, pensando y recordando cada acto sexual que había hecho desde su niñez.-este soy yo.- musito.- un ser tan podrido…
Un “toc toc” se escuchó, parpadeo haciéndole recordar en el lugar donde estaba. Trago saliva esperando no sonar tan débil.- ¿sí?
-discúlpeme, señorito pero escuche algo romperse, ¿se encuentra bien?- hablo el mayordomo detrás de la puerta.- ¿Takanori-san se encuentra bien? –pregunto de nuevo al no recibir respuesta alguna.
-sí, estoy bien, solo vi una cucharada en el espejo y lance el peine, lo siento, lo rompí.- musita entristecido viéndose aun al espejo.
-no se preocupe joven amo, ahorita mando a una mucama a que limpie el desastre.
-entendido…- musito y acaricio una última vez su rostro en el espejo.- este soy yo… - giro y camino a su ropero.
El día transcurrió, al igual que la noche, de nuevo no había nada interesante por hacer. Su vida aburrida le hastiaba, desde que había nacido, su existencia fue invisible para sus padres, solamente los empleados eran aquellos que lo entretenían aunque al finalizar cada jornada del día mencionan estar hartos de él, un niño caprichoso y engreído.
***
Ya era un nuevo día, Ruki se levantó y se fue directo al baño, tomando rápidamente una ducha. El agua tibia de la mañana era cálida. Tal parecer aquella humedad abrazarle era su único consuelo.
Salió escurriendo de agua, gota por gota iban cayendo al suelo. Su mente parecía dormitar mientras sus ojos mostraban cansancio. Toma la secadora, no había tiempo que perder. Su pelo color negro con la parte de enfrente un mechón rojo acomodo, dando de un aspecto rudo y rebelde, aquel gesto que le describía al cien por ciento. Ya con el cabello arreglado fue a su habitación, se dirigió al tocador y empezó a maquillarse aumentando a si su belleza.
El uniforme azul marino bien planchado y pulcro sobre su cama. No tardó mucho en ponérselo dejando la corbata roja de una manera simple junto con los botones de la camisa abierta mostrando una suculenta vista de su pecho pálido y por ultimo darle sus toque personales. De una cajita, encima del tocador saco joyas y empezó a ponerse algunas que combinaran con su “animo”.
Su aspecto rebelde que tanto le gustaba dio forma, si fuera por él, sería un ejemplo a seguir como yakuza pero esa carita de ángel arruinaba todo. Aunque portar ese rostro le traía buenos resultados. Takanori podía proseguir con alagarse, diciéndose al nuevo espejo que tan guapo era sin embargo tocaron la puerta.
-takanori-san, ya es hora.
-entendido, Kaoru.- era el nombre de su mayordomo. Ruki salió de su cuarto con su maletín en manos y bajo las escaleras dando en el último escalón, un chasquido por el olor de la comida.
-¿no comerá joven amo? –pregunto la sirvienta.
-no, no tengo hambre oka-san.- era su querida Hana, una bella sirvienta con tantos dotes domésticos y con un corazón noble, que siempre le acompaño en su niñez que inclusive llegaba llamarla madre, ella ha sido y siempre será su querida madre.
-entiendo, que tenga buen día joven amo –hace una reverencia la mujer.
Las puertas fueron abiertas por las demás mucamas que despedían al joven. Ruki da caso omiso a su –“que tenga un buen día”- por más que se lo dijesen nunca había un “buen día” y salió dando de nuevo un chasquido, solo que este fue el por el increíble sol. Directo al carro corrió, la puerta abierta por su mayordomo. Una reverencia y cerro de la puerta con takanori en el interior, ahora solo faltaba asistir al colegio San Cristo.
No era un colegio de religión, ni tenían que darse de latigazos, ni rezar, era un colegio de ricos y le dieron ese nombre por cuestiones de que el dueño era un gran creyente de dios. ¿Que se le podía hacer? Al fin de cuentas ha sido el mejor colegio hasta ahorita.
Maravillosos carros de lujos dejaban a los estudiantes a la puerta, era una gran cola para dejar a los jóvenes pero no había de qué sorprenderse se trataba de un colegio de millonarios.
Takanori espero a que abrieran su puerta. Chasqueo al escuchar los gritos de las chicas, de nuevo rodeado de tanta mujer vulgar. Rápidamente se dirigió al salón de clases, los gritos de las mujeres no se hicieron pasar en todo el trayecto, lo único que deseaba era estar solo. Pronto, en un acto de vulnerabilidad una chica se le acerco coquetamente. Como era de esperarse no le tomo importación dando de un paso para rodearle y proseguir, pero fue a un mucho peor, fue rodeado por varias mujeres. Suspiro hastiado esperando a que se callasen. Rodo los ojos al escuchar lo tan guapo que era, ya lo sabía y se lo repetían cada cinco segundos. Después de muchos intentos fallidos por escapar por fin consiguió el objetivo de escaparse de las zorras parlantes, como les llama takanori. Llego a su salón con una que otra mujer pegada a él. Para su suerte eran de un salón diferente por lo que tenían que abstenerse a no entrar. Subió los escalones con pereza y tomo asiento donde correspondía, donde su querido amigo se encontraba sumido en su celular.
-¿que hubo Aoi?- dijo Ruki a un lado de él.
-aquí, perdiendo el tiempo como siempre. –Aoi, estaba entretenido con su celular mandando mensajes a cualquier chica que le iniciaba una conversación por las redes sociales.
-¿y ahora a quien te vas a follar?-interrogo un tanto interesado, conocía a su amigo, por algo lo eran, cada uno conocía al contrario, casi podían llamarse hermanos al tener una vida con escasas diferencias.
-jajjaj estoy pensando en que cuando regrese Mizuki, le daré duro por detrás, ¿qué dices tú?
-Mizuki es buen partido, aunque es muy dominante.
-¿enserio?, entonces no…-cierra la pestaña de conversación al igual que apaga el aparato tecnológico acomodándose así en su asiento, obteniendo mejor comodidad y entendimiento con su amigo.
-Oye, mira quien viene ahí...-le dijo burlonamente Ruki con una sonrisa pintada en los labios.
-¿Quién? –Se voltea sonriente.- hay no...-inmediatamente la sonrisa se le borro. Aoi mostro mueca de fastidio pues al ver que quien se acercaba le causaba asco. Se trataba nada más ni menos que Takashima, “el matadito” de la clase o simplemente la “la chica fácil” como le llamaba de “cariño” Aoi.
Takashima utilizaba lentes y su cabello siempre lo traía recogido con una pinza, él no era como Ruki o Aoi, ni como sus compañeros, él no se maquillaba, ni utilizaba ropas de marcas, ni cosas tecnológicas impresionantes, ni nada por el estilo, era conocido como el “Patito Feo” de la clase.
-¡Shiroyama Yuu!- grito el castaño un poco molesto al estar enfrente de Aoi.
-¿qué pasa mi niña linda? –dejo el celular en la mochila, para poner atención al "patito feo".
-¡jajajaja!-se burló a carcajadas Ruki, obviamente Takashima se molestó más. Sus mejillas se sonrojaron por la vergüenza al ser tratado por esa manera.
-¡Aoi!, ¿hiciste la investigación? –pregunto tratando de ignorar la risa de Takanori. Podía huir pero había algo que lo detenía y eso era ayudar a Yuu. Sus notas son bajas y Takashima es todo un genio, por eso la familia de Yuu pidió hasta de rodillas que remediaran a su hijo rebelde, pues en definitiva la familia Shiroyama no quedaría en vergüenza.
-¿y si te doy toda la noche me la pasas?
-¡E-e-e-e-eso jamás!! –grito más que rojo de la cara.
-oye patito feo aprovecha, no cualquiera. ¡Jajajja!- volvió a burlarse Ruki, Shima ante tal comentario quiso llorar, todos eran personas sin sentimientos y egoístas, no existía ni un alma tan amble. -“La ambición crea a la peor persona”- es una frase que el invento al ver gente tan caprichosa. –hay ¿vas a llorar mi patito feo? Jjajajjaja –podio hacerse el fuerte pero los comentarios eran dolorosos y su corazón muy débil lo manipulaba. Salió corriendo del lugar esperando a que nadie lo viese llorar porque si lo veían, le recordarían cada día su “error” no obstante cuando estaba en la puerta a punto de salir tropezó con alguien y era Tora, este empezó a interrogarle preocupado, Shima por más que intentaban no podía y las lágrimas agrias escurrían lentamente por su rostro. Un abrazo por tora bastaba para animar al joven de corazón puro.
La sangre de Aoi hervía y se podía notar al apretaba sus puños, esa escena le disgustaba, pensaba en levantarse pero Ruki le hablo:
-¿no me digas que te gusta el Patito feo?-pregunto mientras sacaba un espejo de su bolsillo y miraba su rostro para ver si no tenía alguna imperfección.
-¡por supuesto que no!, solo que no me gusta ver como otras personas juegan con mi juguete favorito.- sonríe de lado.
-ya veremos si en un tiempo me dices que no.- sonríe burlonamente.
-¡cállate! – le da un zape a Ruki
-¡óyeme! Igualado, mi pelo es preciado… -dijo mientras se observa en el espejo si no le había desacomodado su hermoso cabello.
-hay como si fuera de cristal, por cierto apoco, ¿ayer te dio bien duro el profesor de formación?
-ah sí… la tiene muy pequeña y arrugada. Viejo tonto, mira que si dejo una marca. –dijo Ruki al ver que con el maquillaje no logro quitar el chupete o por lo menos disimularlo
-yo me follo a las maestras para pasar el semestre, pero ¿enserio Ruki?, yo no me atrevería a que un viejo me la meta, prefiero mil veces hacer sus trabajos que me follen.
-hay, cálmate que tu no las haces, te copeas al pato ese.
-en eso si no te miento, ¿que toca?
-formación cívica -Aoi hiso mueca de disgusto.
La puerta abierta, pronto alumnos en abundancia entraban y tomaban asiento al ver al director Sugizo-san pasar. El espero a ver que todos estuvieran sentados y luego se levantaran para dar el saludo de bienvenida.
-sentados.- les dice. Los jóvenes toman asiento de nuevo. El director pasa al frente poniéndose justo enfrente del escritorio donde de un cajón saco un plumón. Al tenerlo en manos giro al pizarrón, comenzando a escribir un nombre. Ruki guardo el espejo en su maletín. El, al igual que los demás alumnos presto atención, era raro ver el director rondando por los pasillos y muchos menos en los salones por eso el prefería mandar a su sucesora, la sub-directora Yamamoto-sensei.
-estudiantes.- voltea a verles.- su profesor de formación cívica, Sakí- sensei, tuvo un accidente automovilístico y se encuentra en un estado muy grave.
-opsss –dijo Ruki en susurro involuntario para su suerte nadie más escucho que su compañero de a lado, Aoi.
-¿qué hiciste?-pregunto de la misma manera Aoi, tapando de su boca, escondiendo a si el movimiento de sus labios.
-Dios escucho mis plegarias…-ambos rieron al finalizar takanori y por debajo del escritorio juntaron sus puños mientras sonreían satisfechos.
-el no estará presente por las próximas semanas por lo cual tendrán a un profesor nuevo. Les presentare, a su nuevo profesor, es originario de Japón pero estuvo trabajado en estados unidos por lo cual domina por completo el inglés, por si alguien tiene problemas con el japonés, pase por favor. – apunta a la puerta. Un aire fresco, juvenil y cálido se avecina. Un hombre alto de cabellera cobriza y ojos del mismo color, con lentes y una sonrisa suave dando entender que es una persona amable. Su vestimenta consistía en pantalones beige y camisa de manga larga con botones de color blanca junto con su corbata purpura y traía de un maletín negro. Se puso a un lado del director haciendo de una reverencia a los alumnos.- Su nombre es Suzuki Akira, espero se lleven bien y cuidadito con sus travesuras porque ya los conozco, por cierto Ayase, Kuro y Seiji venga conmigo a la dirección. Disculpe profesor pero tengo un asunto importante que hablar con ellos. Vengan.- los chicos cabizbajos le siguen. Akira miro como se marchan y al cerrar la puerta amablemente les habla.
-Muy bien, como les dijo el director, vengo de estados unidos y mi nombre es Akira Suzuki, ¿alguna pregunta al respecto?– Yomi o como se hacía llamar levanto la mano.- ¿sí? –le sede la palabra con un ademan sin borrar su sonrisa.
-¿a poco es cierto que en estados unidos las mujeres tienen los pechos más grandes?
-hehe.- ríe suavemente.- si es cierto.
-¿más grandes que las bolas de Ruki? ¡jajajaj! –ríe a carcajadas.
-¡hijo de puta! –grito takanori, quien pensaba levantarse para iniciar una verdadera discusión sin embargo su amigo le detuvo volviéndolo a sentar.
-¡jjjaja es broma, broma Ruki!- sonríe malicioso.
-¿quién es Ruki? -pregunto el profesor mirando a la clase.
-el -Yomi y toda la clase apunto a Ruki, y este levanto perezosamente su brazo.
-entiendo. -lo mira detenidamente y después vuelve a mirar a toda su clase - bien si no hay más preguntas continuaremos con las clases. – El profesor dejo su maletín en el escritorio, se fue directo al pizarrón y tomo del plumón que había dejado el director.- ¿qué fue lo último que vieron?
-¡sobre la sexualidad! –gritaron en unísono.
-ohh muy interesante. Para empezar, ¿quién me dice que es la sexualidad?- vuelve a levantar la mano Yomi.- ¿sí?
-es el acto de violarte a una mujerzuela con pechos grandes.
-sí y no.- le responde sonriente.
-¿eh? ¡Pero si es eso! –
-dime, para ti ¿qué es violar?
-follarte a una persona.
-y ¿qué es follar?
-fornicar.
-¿qué es fornicar?
-tener sexo.
-Y ¿qué es tener sexo?
-meter mi pito en un agujero
-¿qué clase de agujero? –sonríe ampliamente.
-¡profe! usted es el profesor, se me hace que usted nunca a fornicado, mire le presento a Ruki el hace de todo, se sabe el Kama Sutra al derecho y al revés y créame que se lo sabe muy bien ¡hahahah!
-¡hijo de puta quieres morir! –grita colérico takanori levantándose esta vez del asiento.
-¿Qué quieres maricon? –se levanta también Yomi.
-¡jóvenes! –Les llama la atención akira.- por favor guarden la compostura.
-¡pero el empezó!- vuelve a gritar taka.
-¡joven!
-¡argg! ¡vas a ver en la salida, yomi!
-huy que miedo mira como estoy temblando.- se burla Yomi ante la amenaza de Ruki.
-hijo de la…
-¡Joven! –le levanta la voz a ambos.
-¡argg!- toma asiento Ruki.
-Y usted joven Yomi, hágame el favor de levantarse.
-está bien.- se levanta
-bien ahora sí, para empezar tener relaciones sexuales es el acto o es el conjunto de comportamientos que realizan al menos dos personas con el objetivo de dar o recibir placer sexual. Las relaciones sexuales pueden incluir muchas prácticas como el magreo, el sexo oral o el coito. El coito consiste en la introducción del pene en la vagina o el ano. En el caso de parejas heterosexuales fértiles, también pueden estar presentes fines reproductivos. –mira a sus alumnos en especial a la chicas quienes sonrojadas miran hacia abajo.- chicos ya son grandes deben saber conocer y conocerse a sí mismo. No todos tienen el mismo el cuerpo y tener relaciones significa compartir algo íntimo o especial. Tú no puedes tener relaciones si no lo deseas, no debes hacerlo porque te obliguen o por obligación, si tú deseas y esa persona también lo desea lo harás pero también debes saber cuidarte.
-¡profe que no es lo mismo! –comenta un alumno.
-¿Qué cosa?
-el que te obliguen y obligación.
-haber cómo les explico, les pondré ejemplos, digamos así, yo le digo a su compañero que está parado, le digo tener relaciones y si él no quiere yo no lo puedo obligar y si lo hago, es violación tanto sexual como a sus derechos, eso es porque yo lo obligue.
-y ¿la obligación?
-bueno eso es porque, ammm pongamos a ahora de ejemplo a Ruki,- le señala.- digamos que hay problemas en su casa y la única manera de conseguir lo que necesitan, ya sea dinero, comida, alguna droga, medicina o hasta una nota aprobatoria.- da de un salto takanori.- tienen que dar su cuerpo ósea tienen que tener relaciones para conseguir ese hago si o hay un castigo llegando a casa por no obtenerlo, ahí lo haces por obligación como obligación a hacer tus tareas si no las haces que pasa, repruebas y si las apruebas tienes algo a cambio, ¿cierto?
-oh~ - dicen en unísono el grupo.
-“este profesor no es tan tonto”- Piensa Takanori bajando de su cabeza avergonzado.
-¿Takanori?- le llama en susurro Aoi, sin embargo no hay respuesta.
Soy Takanori Matsumoto, Ruki, para los amigos.
Asisto al segundo año de preparatoria, tengo 17 y realmente, sin vergüenza alguna, admito que doy mi cuerpo a cambio de un 10 en mis materias.