Se despertó al sentir las cosquillas, provocadas por los bigotes de su pequeño amigo. Hamlet, Tsukiyo y Cravate, lo observaban desde la cama obviamente reclamándole algo y fue cuando recordó que la noche anterior, no los había alimentado.
-Perdonen chicos, enseguida les sirvo el desayuno.
¿Por qué no les había dado de comer? Esa ya era su rutina diaria.
Tuvo su respuesta cuando la molestia en su recto le recordó lo ocurrido. La sensación de ser penetrado, mordido y la satisfacción que sentía en su interior, lo obligaron a incorporarse, buscando a su compañero.
-¡Nezumi!
Sin embargo estaba solo. La habitación estaba igual a como la habían dejado. Algunos libros tirados en el centro de la habitación, las sabanas manchadas de semen, la comida ya enfriada y el desnudo. Definitivamente, todas las pruebas de esa apasionada noche lo rodeaban. Se sonrojo al ser plenamente consciente de lo sucedido, el calor le abrazo el cuerpo y se obligó a ignorar la erección que se había formado entre sus piernas.
Nezumi había huido y conociendo su carácter aventurero e indomable, probablemente se habría ido de la ciudad, con tal de no hacerse responsable de lo sucedido. Curiosamente, la única responsabilidad que Shion le exigiría, sería que lo de anoche se repitiera cada día entre aquellas paredes.
-¿Ustedes saben en donde esta?
Escucho el chillido propio de los ratones, aparentemente en negación. Shion sonrió tristemente al pensar que aun si lo supieran, no le dirían en donde estaba Nezumi. Después de todo, aunque se sintieran bien con él, Nezumi era su amo.
-Pequeños mentirosos-sonrió con tristeza-. Son igual de listos que él.
Se agacho para entregarles un poco de pastel de vainilla; un verdadero lujo en aquella ciudad. Los pequeños bajaron sus orejas en una muda disculpa y comenzaron a devorar su comida.
Mientras los veía comer, rememoro las caricias compartidas, los besos, sus palabras y el momento en el que se unieron. Se sintió complementado y deseo haberlo acorralado con sus piernas mientras lo embestía. De esa forma al caer dormidos, Nezumi no habría tenido chance de escapar.
-Nezumi-suspiro.
-¡¿Qué tu qué?!- Grito un chico pelinegro con los ojos dilatados por la impresión y la mandíbula desencajada.
Inukashi repentinamente comenzó a reírse ante el leve sonrojo de Nezumi y la molestia en su cara.
-Que gracioso- intentaba respirar sin éxito mientras se carcajeaba-. Es la primera vez que me rio con tus chistes. Eres bueno, muy bueno, Nezumi, jajajajaj.
Después de un rato y sin recibir una respuesta mordaz, Inukashi rio levemente mientras levantaba la cabeza de sus rodillas, para escrutar la mirada seria del mayor. Eso no era buen presagio. Nezumi…, realmente no estaba bromeando.
-¿Es…en serio Nezumi? ¿Tu…?
Este solo cerró los ojos, en una muda aceptación.
Inmediatamente, la habitación se llenó de gruñidos amenazantes. Todos los perros lo rodearon y cuando el mayor se fijó en el dueño de los canes, vio que este también lo amenazaba con sus dietes y el ceño fruncido.
-¿Qué le hiciste a Shion, malnacido?- gruño.
-No estoy de ánimos para pelear, Inukashi.
Este lo ignoro.
-¿Cómo pudiste abusar así de el?- Grito fuera de sí.
Los perros ya se iban a tirar encima, cuando Nezumi creyó oportuno, esclarecer el malentendido.
-Yo no abuse de el- admitió-. Él se me entrego, Inukashi.
Tanto, perros como amo, se quedaron de piedra ante sus palabras.
-¿Crees que me voy a tragar que alguien tan ingenuo se iba a abrir de piernas fácilmente?-Grito para molestia del mayor- ¡No me jodas!
-Cree lo que quieras. ¡Yo no te habría contado nada, de no ser por tu pervertido olfato!
-Hasta tus calcetines huelen a sexo. ¿Cómo querías que no lo notara?
-¡Al menos deberías ser más discreto y no meterte en lo que no te importa!
-¡Shion si me importa!-Grito furioso.
El moreno no se molestó por esas palabras, pues sabía que el chico perro había adoptado a Shion como uno de su familia. Lo veía más como a un cachorro que cuidar, que como una pareja potencial.
-Ya te dije, que no le hice ningún daño- suspiro agotado.
-En ese caso, ¿Por qué te escondes aquí, en lugar de estar con él?-lo acuso.
Nezumi se negó a responder, pues no sabía cómo decir que no tenía ni idea de que hacer ahora.
-No me digas que estas arrepentido.
-¡Claro que no!-dijo seguro.
-Entones ¿a qué viene esa cara larga?
Otra vez se quedó en silencio.
Inukashi se burló de él, al entender levemente su dilema.
-No me digas, que es la primera vez que “haces el amor”.
-Si te refieres a si era virgen, la respuesta es no.
-No me refería a eso, idiota. Eres el más promiscuo de esta ciudad, por supuesto que no eras virgen. A lo que me refiero, es que si lo que te molesta es a no saber cómo actuar, después de estar con alguien a quien en verdad amas.
-En primer lugar, deja de llamarme promiscuo-ordeno-. No soy un santo pero tampoco me regalo. Además, ¿Quién te dijo que yo amo a Shion? Solo es sexo.
-No hay peor ciego que el que quiere ver, porque se va a golpear contra la misma pared una y otra vez, fingiendo que no está ahí-dijo solemnemente-. Conmigo no tienes que fingir y lo sabes.
-No estoy mintiendo.
-Entonces respóndeme algo. ¿Qué fue lo que los llevo a tener “sexo”? ¿Acaso él te lo pidió o tú lo sedujiste?
El silencio le hizo saber, que la respuesta a esa pregunta era lo que atormentaba al mayor. Que la sola respuesta, era lo que lo ponía en evidencia.
-¿Y bien?
-mmeemmmlosss-murmuro bajito.
-¿Ah? No te escuche- en realidad si lo entendió, pero quería que él lo dijera claramente.
-¡Celos! Estaba celoso-grito sonrojado-. Maldito perro, te matare por hacerme decir eso.
-¡No seas imbécil y piensa un poco! Acabas de decir que estabas celoso y ¿tienes cara para decirme, que no lo amas?
Nezumi se enfurruñó, más cuando los perros de allí parecían reírse de él.
-Has lo que te la gana, pero no arrastres a Shion en esto-lo amenazo el chico-. Ese chico no se va a cortar a la hora de demostrarte sus sentimientos y solo va salir herido, si tú no le correspondes. Más aun, después de lo que paso anoche.
-En esta ciudad, el que se enamora es el que pierde- dijo como una frase memorizada y expresada mecánicamente.
-¿En serio? Yo adoro a mis hermanos- dijo refiriéndose a sus perros- y ellos solo me hacen más fuerte.
-No es el caso de Shion- murmuro, sincerándose.
-¿Quieres decir que él es débil?-entrecerró los ojos, intentando descifrar sus palabras.
-No-lo corrigió-. Shion puede que sea más fuerte que yo-admitió sin dudas.
-¿Más…fuerte que tú?-pregunto confundido e incrédulo.
Nezumi asintió.
-No importa que estuviera a punto de morir por culpa de No.6, que su vida ya no sea tan perfecta como antes, que este lejos de su madre y amigos o que ahora deba pasar hambre y vivir en una “cueva”. Shion sigue tan alegre y curioso como cuando era niño. Siempre mostrándose vulnerable ante mí. Me hace sentir que puedo vencer cualquier cosa, con tal de protegerlo. El me hace sentir así, porque realmente es más estoico que yo ante las circunstancias.
Inukashi se quedó en blanco ante la confesión del mayor. Realmente, Nezumi estaba más enamorado de lo que imagino y muy idiota, lo negaba testarudamente.
-Si es más fuerte que tú, entonces ¿porque dices que no puedes depender de el?
-Ya te lo dije-dijo frustrado-. A pesar de lo que No.6 le hizo, el la sigue amando como su ciudad natal y estoy seguro de que cuando todo esto termine, el escogerá a No.6 por encima de mí. No puedo entregarme a él, si después me va a traicionar.
Por primera vez, el chico sintió simpatía por el mayor.
-Creí que Shion te había dicho, que tenía miedo de perderte- le puso una mano en el hombro-. ¿Realmente crees que él te daría la espalda? ¿Estamos hablando del mismo Shion?-pregunto sarcásticamente.