Oye, T-ara
como una rosa carmesí
me apuñalas con palabras que son como espinas. ouh ouh
eres como un tatuaje
cuanto más intento borrarte, más te grabas uh uh
APELLIDO: Uzumaki de Uchiha
NOMBRE: Naruto
SEXO: Masculino / Doncel
FECHA DE NACIMIENTO: 10/10/1992
ESTADO CIVIL: Casado
O eso decía mi identificación y si todo lo que decía ahí era cierto ¡¿Dónde carajos estaba ese pinche idiota que se hacía llamar mi esposo?! En realidad… ni siquiera sabía quién era… estaba desde hace un maldito mes postrado en una cama de hospital con muchos tubos y cosas que entraban y salían de mi cuerpo que servían para ver en qué momento me llevaba mi querida amiga La Parca. Ay.
Lo último que recuerdo es un llanto de niño, un fuerte golpe en la cabeza… y luego… y luego nada, solo que desperté aquí, sumergido en un nauseabundo olor a desinfectante y limón.
Llora llora, no puedes ver la música
caliente como
el fuego
eres mi chico
nene ¿No puedes ver esa mirada en mis ojos?
mira mis ojos que están llenos de tristeza uh uh
más caliente que el rojo sol
me amabas, no me hagas llorar ah ah
vamos
¿Y qué había con el pequeño que lloraba? ¿Sería mi hijo? No. Imposible. Sonreí con aquella suposición, era poco creíble que a mis veintidós años tuviera un hijo de seis o siete años, puesto que el nene que sollozaba parecía tener esa edad. A menos claro que lo haya tenido a los dieciséis años, aunque la verdad, estaba preparado para cualquiera que sea la realidad en la que fuera del hospital, yo viva. Si alguien vivía y me decía que tenía seis hijos y que radicaba en una casa de campo en medio de un terrorífico bosque, le habría creído. Bueno, tal vez exageraba, pero... ese niño, esa criaturita a la cual le había tomado un cariño enorme, a pesar de no saber, o mejor dicho “recordar” quién era, me quitaba el sueño, pensaba en él día y noche, tratando en vano de recordarlo ¿Era algo mío? Cada vez que me sobre esforzaba, comenzaba a dolerme la cabeza horrores, y por instinto, llevaba una de mis manos hacia ella para “menguar” el dolor pero, lo recordaba en el peor instante, claro, mi mano izquierda, la que supe que manejaba, estaba fracturada y por consiguiente, el dolor era mucho peor, creo que ya no sanaría, las enfermera me habían explicado que al ser una fractura, cada movimiento brusco impedía que ésta sanara. Dejando de lado mi estado clínico, solía preguntarme también dónde estaba el resto de mi familia. ¿Y mis padres? ¿Mi esposo? ¿Mi hijo? No sólo tenía el dolor físico, que de por sí, ya era demasiado, lo que me dolía de verdad, era que no le importaba a nadie. ¿Qué tipo de familia tenía? Si era así, la verdad, era mejor quedarme en el hospital. Pero ese niño, de nuevo, me preocupaba. ¡Pero es que me provocaba algo! No sabía qué, pero me venía a la mente y un pequeño calorcito se instalaba en mi pecho, ni siquiera al pensar en mi “esposo” me pasaba eso, entonces, llegué a la conclusión, de que ese niño era demasiado importante. Y tenía que averiguar por qué.
Tengo que escapar de este hospital, como sea. Y ya sé quién me ayudará a esto. No importa si tengo que usar tretas sucias para lograr ver a ese angelito que me quitaba el sueño.
TENGO que ver a mi hijo.Y haré todo lo que esté en mis manos para hacerlo.
Por favor no me dejes
no creo en tu palabras que dicen que volverás uh uh
más caliente que el rojo sol
me amabas, no me hagas llorar ah ah
T-ara tiempo para amar
¡Shhh!