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Incest por Laia16

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Notas del capitulo:

Nuevo capítulo de este fic :D

¡¡Este capítulo viene con sorpresa!! ;)

Los días pasaban y Misaki seguía enojado con su padre por haberlo golpeado. No solo eso, sino que ahora, desafía abiertamente la autoridad del adulto. Llegaba tarde a casa, pues se pasaba las tardes en casa de su amigo, había aprendido a fumar a espaldas de su padre, incluso lo más “divertido” había sido llevar varios pantalones de su uniforme escolar a casa de Sumi. Allí cortaron los pantalones de forma que quedasen en forma de shorts, muy cortos. Cuando salía de casa usaba pantalón normal, pero a la hora de regresar a casa y cuando era recogido por el escritor, en los baños del colegio, se quitaba los pantalones largos para quedarse con unos extremadamente cortos pantalones.

Frente a todos los padres, lucía sus pequeñas y cortas piernas, poniendo en ridículo al adulto.

Misaki se acercó a su padre y le susurró por lo bajo:

 

-  Me comporto como la zorra que soy o que dijiste que era – le dijo sobando la entrepierna del mayor frente a los desconcertados ojos de los otros padres y de su propio progenitor - ¿Hoy también me pegarás?

Akihiko estaba sorprendido de ese cambio de su hijo, no se imaginaba que tuviese el valor de desafiarlo en público. Mucho menos, luciendo como una pequeña prostituta. 

 

-  ¿Por qué actúas así? - le preguntó el adulto sin saber muy bien que decir en esa situación

- Por qué...Tu me provocas, tu enojo me excita – dijo bromeando el menor

Cuando llegaron a casa continuaron discutiendo, la discusión subía a cada segundo de tono. Ambos estaban enojados. Misaki se sentía agobiado por la sobre-protección de su padre.

-  No me tratas como a tu hijo, ni siquiera tengo derecho a divertirme – le dijo Misaki al borde del llanto – Esta es mi forma de llamar la atención, quiero que veas que estoy cansado

-  ¡Yo también estoy cansado de tus absurdos comportamientos! Por eso mismo no te dejo salir, a la mínima te pones a la defensiva o montas un escándalo, ¡No se puede confiar contigo!

Esas palabras hirieron al más joven, su llanto era descontrolado, sus mejillas se sonrojaron por la impotencia y el enojo. Sin otra salida, huyo de casa sin coger ni siquiera su abrigo.

Corría por las calles de Tokio, su corazón palpitaba desenfrenado. Estaba asustado y además tenía frío. 

Para empeorar la situación, llevaba solo el shorts, la camisa y la corbata del colegio, algo que le daba un toque muy provocador para muchos hombres, los cuales lo miraban casi con gula y ganas de llevarlo a la cama.

Se escondió bajo un portal, tenía tanto frío que su cuerpo había comenzado a temblar y la sudor que caía por su frente lo hacía tiritar aún más. No sabía a donde ir, era demasiado tarde para poder acudir a casa de su amigo, además, no podía llamarlo para avisarle de que iba a ir a su casa. De nuevo volvió a llorar.

Tras descansar unos minutos decidió salir de su “escondite” y proseguir caminando sin rumbo. Después de un tiempo incierto, quizás media hora, quizás una hora o quizás dos, Misaki estaba agotado, cansado, sus pies parecían pesar mucho, incluso temía que se hubiesen hinchado por culpa de caminar tanto.

Los minutos pasaban y Misaki estaba más que desorientado, había perdido la cuenta del tiempo que llevaba caminando, su cuerpo le exigía descansar y dormir pues al fin y al cabo, no era más que un niño y como tal su cuerpo reaccionaba acorde a su edad. No estaba acostumbrado a caminar durante tanto tiempo. Todo ese cansancio lo hizo colapsar, a su alrededor todo oscuro se volvió.

Cuando recobro la conciencia, se dio cuenta que estaba recostada en una cama. Pero no era una cama cómoda ni mullida, más bien era vieja y ni siquiera tenía una maldita cobija.

No sé donde estoy” - pensó Misaki acostumbrando a sus ojos a la oscuridad del lugar.

El pequeño castaño se levanto se la cama y camino por el pasillo del piso hasta un salón pobremente iluminado por una lamparita eléctrica.

Entró en el salón y vio a un hombre sentado en un viejo y roído sofá de color carmesí, no podía ver bien su rostro ya que lo cubría con un libro.

 

-  ¡Gracias por cuidarme! - agradeció el pequeño muchacho cuando estuvo cara a cara con ese desconocido – También le doy las gracias por dejarme dormir en...¿su cama?

 

El hombre bajo el libro y dejo ver su rostro, no era para nada agradable, incluso llegaba a dar un poco de miedo. Tenía los ojos marrones y su rostro era ovalado, con una ancha y regordeta nariz en el centro. Aparentaba tener unos cuarenta o cuarenta y pocos años. Su cabello era negro como el carbón y estaba peinado hacía atrás, su traje estaba desarreglado, arrugado y descuidado.

 

-  ¿Que edad tienes muchacho? - preguntó el desconocido con su ronca voz - ¿Que hacías desmayado en medio de la calle?

 

-  Mmmm...Pues...me pelee con papá y decidí huir de casa – confesó Misaki a ese hombre – tengo diez años, el año que viene cumpliré mis once años

 

El adulto le sonrío con dulzura y le removió el cabello.

 

-  Deberías tener cuidado, eres muy joven y podrías ser presa de cualquier desalmado, apuesto lo que quieras a que tu padre debe estar destrozado y desesperado por encontrarte – le dijo el adulto inclinando un poco su cuerpo hasta quedar a la altura del menor y así besar su frente - ¿Quieres que te lleve a casa? Estoy convencido a que no sabes ni donde te encuentras ni en que calle estamos, ni siquiera sabrás donde esta ubicado este piso

El castaño intentó pensar en las palabras del adulto. Tenía razón, no sabía donde se encontraba y tampoco sabría volver a casa sin la ayuda de alguien. Quizás era buena idea aceptar el ofrecimiento de ese desconocido que tan amablemente lo había acogido en su casa.

- De acuerdo, acepto su oferta – le dijo Misaki con una de sus tiernas sonrisas infantiles – Si gusta, puedo darle mi dirección así usted podrá guiarme, acompañarme y asegurarse de que nada malo me ocurra

-  Vale, hagamos un trato, ahora ya es muy tarde, esperaremos a mañana, por hoy, deberás dormir aquí, en mi casa, pero mañana por la mañana nos iremos a tu casa, ¿de acuerdo? No es tan mala idea

-  Pero...mi padre se enojará mucho si se entera que pase toda la noche fuera – dijo el menor dudando de las buenas intenciones del adulto – además, es mi primera noche fuera...

 

El adulto no le respondió, lo cargo con facilidad hasta la habitación y lo recostó en la cama, luego se acerco al armario que había en la habitación y saco de el una pequeña cobija la cual usó para tapar al menor y así evitar que se resfriara.

-  Tranquilo, no es mi intención hacerte daño, solo descansa, es tarde y dentro de unas horas podrás regresar a casa, yo dormiré en el salón, si necesitas algo o quieres pedirme cualquier cosa, estaré allí, hoy yo seré tu papá – dicho esto, el adulto besó tiernamente la mejilla del menor – Buenas noches

 

Misaki no sabía que hacer, tenía sueño y realmente estaba agotado, pero sentía que ese lugar no era seguro, algo en su interior le decía que tenía que huir, escapar de ese piso. Pero por temor a disgustar al adulto o enojarlo, prefirió dormir. Cerró los ojos y a los pocos minutos ya estaba completamente dormido.

A las cinco de la madrugada, despertó, algo presionaba su cuerpo y al abrir los ojos se dio cuenta de que se trataba. Ese desconocido se había metido en la cama con el y lo estaba abrazando. Le estaba comenzando dar miedo toda esa situación, pues ese hombre le había prometido que dormiría solo en el cama. Ahora se encontraba fuertemente abrazado por un hombre más fuerte y mayor que el.

El pequeño castaño intentó forcejear, sin otra alternativa intentó despertar al adulto.

 

-  Suélteme – pidió el menor – no me gusta estar abrazado, suéltame

 

El adulto despertó, pero ese rostro de amabilidad y bondad había desaparecido, en su lugar esos ojos recién despertados, lo miraban con gula y lujuria.

 

-  Tienes que pagar la amabilidad con la que te traté, además, fuiste tu quien en sueños lloraba y gritaba el nombre de “Usagi-san” Yo solo intenté consolarte – El adulto tomo entre sus labios los labios del menor quien presa del pánico total, se dejo hacer

 

Misaki sintió la presión de los labios de ese desconocido entre los suyos, luego sintió la curiosa y repugnante lengua de ese hombre. Sabía que lo peor que podía hacer en esos casos era resistirse, pero su cuerpo no estaba del todo de acuerdo con dejarse tomar por un desconocido pervertido.

 

-  ¡Usted dijo que me cuidaría! ¡Pero usted ahora me está lastimando! - exclamo Misaki con enojo pero sin oponer demasiada resistencia - ¡Quiero ir a casa! ¡Dijo que me llevaría a casa por la mañana!

-  Pero tu aún no has pagado mi amabilidad, tranquilo, la cobraré en seguida y luego te llevaré a casa, pero haz de prometer que no dirás nada a nadie, ¿de acuerdo? Solo dejame besarte un poco más

 

El menor se dejaba hacer, lloraba en silencio y se imaginaba que hubiera ocurrida de no haber discutido con su padre. Hubieran cenado juntos, hablado como padre e hijo, su padre se hubiese encerrado de nuevo en su despacho dispuesto a continuar con alguna de sus novelas, el podría haber leído mangas, jugar con su conejo o incluso terminar sus deberes. En esos momentos, necesitaba alejar su mente del presente pensando en otras cosas o terminaría por vomitar.

De pronto sintió un ligero apretón en sus partes intimas, luego sintió esa gran mano subiendo y bajando por todo el largo de su falo.

 

El adulto le desabrochó la camisa pero no le quitó la corbata, también le quitó la ropa interior y su pequeño pantalón.

 

-  Vaya, si que eres realmente hermoso, no hay muchos japoneses como tu – le susurró en el oído lamiendo y mordiendo su lóbulo, insertando su lengua en el interior de su oreja

-  Por...por favor – suplicó el menor en un último intento de buscar piedad en ese desconocido – Ya hemos jugado un rato, ahora regréseme a casa con mi padre

 

El mayor lo pensó unos segundos pero la sonrisa que apareció en su rostro daba a entender que no era esa su intención. Sediento de diversión, el adulto fue apretando lentamente el nudo de la corbata de Misaki contra su cuello, para impedir que el menor pudiera gritar o defenderse, si el menor se empeñaba en forcejear, el adulto jalaría de la corbata y el menor se ahogaría lentamente.

Cuando el menor sintió esa fuerte presión en su cuello, se asusto tanto que a punto estuvo de orinarse encima. Eso ya no era para nada divertido, ese hombre lo estaba realmente lastimando, ni siquiera se atrevía a decir palabra alguna por temor a que ese pedazo de ropa se contrajera aún más alrededor de su cuello.

 

Con el asunto del forcejeo del menor solucionado, el desconocido hombre fue besando todo su cuerpo, primero jugueteo con los pezones del joven solo para disfrute propio, luego bajo hasta la entrepierna del menor, acariciando y pellizcando al mismo tiempo. Misaki sentía asco y dolor, su primera vez sería con un feo, viejo y repugnante desconocido. Tenía miedo, mucho miedo.

De repente, sintió como el adulto palpaba el exterior de su ano con su mano, luego introdujo un dedo en su interior.

El pequeño intentó mover sus caderas para intentar sacar ese dedo intruso de su interior, pero en lugar de sacarlo lo que hacía inconscientemente era introducirlo aún más profundo.

 

-  De nada te servirá resistirte, yo tengo ahora el control de tu cuerpo y si sigues moviendo tus caderas terminare lastimando tu interior – le dijo seriamente el adulto – Voy a introducir dos dedos más

 

El adulto introdujo dos dedos más en el interior del menor, sin previa lubricación, el menor estaba pasando por un autentico calvario. Sentía esos dedos entrar y salir con fuerza y rudeza. El dolor era tal que no pudo soportarlo, mojó la cama por culpa de su miedo. Llorar en silencio ya no bastaba, quería huir, salir corriendo y regresar a casa, pero el adulto seguía sujetando su corbata, con lo que le impedía ejercer cualquier tipo de movimiento con su cuerpo sin lastimar su cuello.

 

-  Te advierto que si sigues resistiéndote ataré la corbata que tienes en tu cuello a la cama y te asfixiarás en cuestión de minutos o bien te quebraras la nuca – el desconocido tomo entre su boca el falo del menor siendo un tanto brusco

 

El pequeño castaño lloraba en un silencio sepulcral, había mojado la cama por culpa del pavor que sentía, sus piernas temblaban, sus músculos internos se contraían haciendo toda una delicia para el adulto.

Luego de unos minutos jugando con los dedos en el interior del menor, el adulto se bajo los pantalones y recostó el peso de su cuerpo encima del menor, guiando su miembro hasta la mal dilatada entrada del pequeño. La penetración fue brutal. El mayor puso las piernas del menor en sus hombros y comenzó a moverse de forma ruda y salvaje en su interior. Mientras Misaki seguía sufriendo un infierno con esa violación el adulto la disfrutaba. Sentía los músculos internos de Misaki apretar con fuerza su miembro, además, al ser la primera vez del menor, la estrechez era un paraíso.

El desconocido hombre beso de nueva cuenta al menor con tanta fuerza y presión que terminó por hacerle un pequeño corte en los labios, los cuales ya se encontraban hinchados. La violencia fue tal que el menor terminó por desmayarse en esa cama sucia. Pero el descanso duro muy poco, el mayor le abofeteo las mejillas logrando hacer reaccionar al menor.

 

-  ¡No te duermas! Si te duermes tus músculos se relajan y resulta aburrido y poco excitante – le dijo el hombre pellizcando con fuerza la mejilla de Misaki luego pasó su lengua por la rojiza mejilla del menor

 

Misaki apretó sus nudillos cerrando los puños de sus manos encima la cobija. Después de un rato penetrando con fuerza y violencia al menor, el adulto le dio la vuelta y puso el trasero del menor de nuevo a disposición para volverlo a penetrar. El fuerte lazo de su corbata ahora apretaba con fuerza su nuca haciendo que tuviera unas terribles ganas de gritar pero no pudiera hacerlo. El mayor tiró de la corbata haciendo que el menor arqueara su espalda y contrajera con fuerza sus músculos.

 

-  ¡Sigue apretando mi miembro con fuerza! - le ordenó el adulto tirando una vez más de la corbata del menor hacía atrás – Joder, tu interior está muy caliente y húmedo

 

El adulto bajo su mirada hacía las nalgas, vio que la fricción de su miembro en el estrecho y virginal ano del menor lo habían hecho sangrar un poco y por eso se debía esa humedad, era sangre. Pero no le importó, lo siguió penetrando dando varias nalgadas al menor. Clavando sus uñas en el trasero de su pequeña e indefensa presa. Hasta que finalmente se corrió.

Misaki había vuelto a caer desmayado encima la cama, cuando el mayor le dio la vuelta vio que por la comisura de sus labios caía una linea de sangre y saliva, el menor se había mordido tan fuerte los labios para evitar gritar y así evitar contraer más el nudo en su cuello que se había lastimado aún más el labio inferior. El hombre salió de su interior sin cuidado alguno, se había divertido mucho teniendo relaciones con un niño virginal, esa carita de inocencia y bondad realmente lo habían excitado y llevado a cometer esa atrocidad.

 

Notas finales:

¡¡Pobre Misaki!!

Lo sé, he sido muy muy muy muy cruel -3-

Bien, eso fue todo, ojala les haya gustado ^^

En el próximo capítulo lo narraré desde el punto de vista de Akihiko :D

¿Creeís que Misaki podrá huir? Yo creo que será el esclavo sexual de ese hombre durante unos días ¬.¬

Saludos, besos y abrazos a todos mis lectores y seguidores!!


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