El diagnostico fue muy claro, Misaki había sufrido un fuerte golpe en la cabeza el cual era el causante de la perdida temporal de memoria.
- También tiene moratones en brazos, manos y piernas, quizás se intentó defender y fue entonces cuando consiguió todos esos cardenales – dijo el doctor Kusama al escritor – Debe haber pasado por una fuerte paliza...
- Entonces...¿Es posible que no recuerde su cautiverio? ¿No recordará nada de su secuestro? - preguntó el escritor – Necesitamos que nos diga quien lo mantuvo retenido y si lo maltrato otras veces
- Misaki puede recordar, pero necesitará tiempo, no podemos forzar su cerebro a reaccionar ni podemos forzar a que regresen rápido los recuerdos, el tiempo es variable, meses, años, semanas, depende de si está en tratamiento psiquiátrico, depende de cuan fuerte fue la golpiza, depende su recuperación de muchos y distintos factores, al preguntarle ahora no servirá de nada y puede encerrarse más en si mismo, presionar no es una buena alternativa y tampoco es el insistir constantemente con las mismas preguntas – advirtió el doctor
Akihiko estaba sorprendido, pero más se iba a sorprender con la siguiente declaración que le hizo el doctor. Kusama apartó al escritor del resto del grupo y le confesó algo terrible cuando ambos por fin estuvieron a solas.
- Misaki, también fue abusado sexualmente, es decir, violado de manera anal presumiblemente por la misma persona que lo golpeo hasta darlo por muerto, no sabemos cuantas veces fue abusado pero si hay pruebas que lo demuestran, puede que solo haya sido una vez o quizás más, no lo sabemos, quizás con el tiempo y paciencia logremos que Misaki recuerde y nos diga cuantas veces fueron, pero al ser algo intimo y tan...brutal quizás no desee hablar del asunto
- ¡¿Misaki fue forzado sexualmente?! - gritó Akihiko - ¡¿Misaki...fue violado?! ¡Si solo tiene diez años! ¡¿Que tipo de enfermo mental abusaría de un pre-adolescente?!
- Debe...calmarse, no puede gritar en el hospital, Misaki fue abusado, pero ahora ya no corre peligro, es mejor no enojarse ni perder la cabeza en algo que ya no podemos evitar ni cambiar – le intentó calmar el doctor – Nosotros seguiremos haciendo test a Misaki y lo mantendremos informado, puede retirarse a casa, ante algún cambio o alguna novedad, lo llamaremos, además, debe descansar, por hoy, no podrá ver al menor, pero mañana puede venir por la mañana y en la hora de visitas podrá ver a Misaki
El escritor intentó calmarse pero le costo mucho lograrlo, no podía imaginarse a su niño entre los brazos de otro hombre, el dolor que debió sentir, todo eso lo hizo sentirse aún más culpable. Quería buscar venganza, quería que rodasen las cabezas de los culpables. Su hijo había pasado por un infierno durante esas tres semanas que estuvieron separados.
Kusama se acercó de nuevo a Hiroki y Aikawa, besó fugazmente los labios de su pareja y luego se dirigió a continuar con su trabajo.
Hiroki se acercó a el escritor y lo abrazó por los hombros.
- Tranquilo, has recuperado a tu hijo, ahora queda en manos de Kusama...no podemos hacer más – Hiroki apoyó la cabeza de su amigo en su hombro sin deshacer el abrazo – Regresemos a casa
Los tres regresaron a casa del escritor, pero Aikawa se despidió de Akihiko en la puerta de su departamento.
- Debo regresar a mi casa, con todo esto apenas he podido regresar, pero me quedo más tranquila de que hayas encontrado a Misaki, entre todos podremos ayudar a Misaki – besó la mejilla del escritor y se retiro – Por el momento, Marukawa no insistirá en sus novelas, usted debe tomarse un tiempo...
- Gracias – le agradeció el escritor
Aikawa se retiró, entonces solo quedaban en el departamento Hiroki y Akihiko. El profesor preparó un poco de café y le sirvió un poco al escritor.
- Hoy Kusama hace turno de noche, así qué podré hacer la cena aquí e irme tarde, podrás desahogarte si lo necesitas – le dijo Hiroki tomando asiento frente suyo en el sofá - ¿Que te dijo Kusama cuando hablasteis a solas?
- Misaki fue...violado, además de sufrir amnesia tendrá que cargar con la cicatriz de una violación...No se como puedo yo ayudarle – le confesó a su amigo tomando un largo trago de café – Yo soy su padre y no supe protegerle
Hiroki escuchó atento todo lo que le decía el otro hombre, aunque por desgracia tampoco sabía como animarle.
- Una violación no es fácil de superar, conlleva una muy fuerte carga emocional, la primera vez que tienes experiencias sexuales debe ser hermoso pero si no es así y por el contrario es de una forma grotesca, entonces puedes llegar a odiar y temer al sexo – le dijo Hiroki – Misaki a pasado por un infierno pero por suerte ahora está en un hospital, allá podrá recibir terapia y ayuda, quizás sea difícil...Pero Misaki es fuerte
- Pero fue mi culpa, ojala no hubiera dicho todo lo que le dije, al fin y al cabo, Misaki es solo un niño y yo me rebajé a su nivel cuando comenzamos a discutir...El huyó por mi culpa, es cierto, para mi fueron tres semanas horribles sin mi hijo pero para Misaki esas tres semanas fueron un infierno, fue violado, golpeado y dado por muerto, de seguro estaría a estas alturas muerto si no lo hubiera encontrado
Hiroki se puso en pie y luego volvió a sentarse al lado del escritor, lo abrazó por los hombros y colocó la cabeza de Akihiko en su hombro.
- Akihiko, no seas terco, debes mirar el asunto con otros ojos, quizás tuvieras la culpa de discutir con él, pero no tienes y jamás tendrás la culpa de que fuese secuestrado y abusado, de todas formas, al encontrarlo le has dado una segunda oportunidad de vivir, como tu has dicho “de seguro estaría muerto si no lo hubiera encontrado” tu lo has encontrado antes de que realmente fuese muy tarde, tu le has permitido vivir por segunda vez, pensar de otra forma no tiene sentido, al fin de cuentas, mañana lo verás, no? Lo normal es que ahora vayas a dormir temprano y mañana temprano lo vayas a ver, ¿de acuerdo?
- ¿Tu crees que me reconocerá? Tengo miedo, incluso temo que no quiera verme ni tenerme cerca – le confesó el escritor a su mejor amigo - ¿Y si no quiere ni que lo toque? Es mi hijo, temo que rehúse el contacto conmigo
- No pienses en cosas tan malas, de todas formas, yo también te acompañaré, debo irme, pero prometeme que descansaras y mañana estarás de mejor humor, no puedes vivir siempre con miedo, además, tu eres el pilar que ayudará a Misaki a recuperarse, si ese pilar se derrumba, Misaki no podrá jamás reponerse ni recuperarse
Hiroki se retiro del apartamento del escritor. Y cuando por fin se encontró solo, liberó la tensión que guardaba en su corazón llorando. Todo el mundo lo animaba, pero no podía sentirse bien después de enterarse que su hijo había pasado por todo eso. Akihiko se dirigió al baño, llenó la tina con agua caliente, se desnudo y se introdujo en ella.
Se sentía un miserable, dejó caer un poco más de agua caliente, apretó el grifo al máximo de la temperatura caliente, aunque sabía que el agua tan caliente lastimaría su piel no le importaba. Quería y deseaba expiar su culpa lastimándose a sí mismo.
“Fue por mi culpa” “Yo no debí decirle todo aquello” “Recuerdo sus lagrimas al huir de casa” “El huyo de mi y por mi culpa fue...”
Akihiko cubrió su rostro con las palmas de sus manos, agarrando con fuerza su flequillo.
“Yo fui el único culpable” “Yo debí cuidarle y entenderle, pero en su lugar...le dije todo eso”
Terminó de bañarse y luego salió de la tina, con el cuerpo completamente enrojecido por culpa de alta temperatura del agua. Se retiró a su habitación, el agotamiento lo hicieron quedarse dormido tan pronto como se recostó en la cama.
A las nueve en punto de la mañana, despertó, se vistió, ni siquiera desayuno y se fue directo con su auto al hospital. Cuando llegó, Kusama terminaba justo su turno de noche. Ambos hombres se saludaron y hablaron unos escasos momentos, pues el doctor tenía aspecto de cansado.
- Misaki está bien, aún no despierta, pero no desespere, seguro lo hará pronto, aunque también estoy seguro que puede oírle – le dijo el doctor antes de retirarse – Tsumori, mi compañero, se encargara de el
- ¿Puedo verle? - preguntó Akihiko – Necesito verlo aunque solo sean unos minutos...
- De acuerdo, segundo piso, casi al final del pasillo, en el ala de pediatría, puerta tres – le dijo Kusama – Hable con suavidad, es todo lo que le pido
Akihiko asintió y ambos hombres se despidieron. El escritor siguió las indicaciones del pediatra y llegó hasta la zona de pediatría. Pero cuando estuvo frente a la puerta de la habitación que ocupaba su hijo, sintió una fuerte presión en su pecho. Tomó valor y entró.
En la habitación, se encontraba su hijo, solo tenía un poco de suero y vitaminas inyectadas, tenía aún los moratones y cardenales por todo su cuerpo, llevaba la pijama infantil del hospital. El escritor se fue acercando lentamente hasta quedar al lado derecho de la camilla. Con cuidado tomo la mano de su hijo, vio que tenía dos uñas rotas, quizás por culpa de los fuertes golpes. Su rostro lucía sereno y relajado, como si ya supiese que estaba en un lugar seguro y tranquilo.
El adulto beso el rostro del menor.
- Misaki...Soy yo...Usagi-san – susurro en voz baja el adulto – Soy tu padre
Aunque Misaki no abría aún los ojos, si podía escucharlo, prueba de ellos es que apretó la punta de sus dedos en la mano que sujetaba su padre. Su padre al sentir el muy ligero roce de los dedos de Misaki correspondiendo ese apretón de manos le hizo volver a llorar.
Akihiko beso de nuevo las mejillas de su hijo. Quería ver el color verde de sus ojos muy pronto.
- Misaki, sé que puedes oírme, el doctor me lo dijo, escuchame bien, cuando te recuperes, haremos el viaje de tu vida, iremos a muchos lugares, visitaremos muchos sitios...- le dijo el escritor intentando controlar su ataque de llanto – Debes ponerte bien pronto, debes recuperarte...y debes regresar a casa, conmigo y con Usagi-chan
Misaki respondió con el mismo ligero roce de sus dedos, podía escuchar la voz de su padre, pero su mente aún seguía todo oscuro, todo era negro y los parpados le pesaban demasiado. Se preguntaba si quizás se debía a los analgésicos que le habían suministrado para aliviar el dolor. Giró su rostro en dirección a la voz de su padre. El escritor junto sus mejillas llorando y empapando a los dos con sus lagrimas. Quería demostrarle que realmente estaba arrepentido y que lo sentía.
- Prometo protegerte y cuidarte, prometo ser un mejor padre, no volveré a culparte de mis errores – le susurro a su hijo con suavidad – Solo quiero volver a tenerte en casa...
Besó una y otra vez la frente y el rostro de su hijo, era tan triste no poderlo llevar ya a casa. Una enfermera entró en esos momentos, el doctor debía revisar el estado del menor, le apuró al adulto para que se despidiese de su hijo. El escritor era reacio a dejar de nuevo solo a su pequeño, quería llevarlo a casa de inmediato, pero sabía que eso era imposible. Besó por última vez la mano lastimada del menor y se retiro.
Cuando salió del hospital, se dio cuenta que no había avisado a su amigo, ambos habían acordado ir juntos al hospital, pero al final, con las prisas, se había olvidado de llamar a su amigo. Camino por las calles de la ciudad y entró en una cafetería a tomar una leche caliente. Luego llamó a su amigo.
- Hiroki, lamento lo de está mañana, salí con muchas prisas de casa y me olvidé por completo que tu también querías ver a Misaki ¿Podemos quedar en la cafetería que hay al lado del hospital? Te invito yo
- Lo siento, me llamaron del colegio, estoy en la hora del recreo, el otro profesor, Miyagi tiene fiebre y yo estoy ocupando su lugar, pero podemos vernos está tarde en tu casa, en tu estado seguro que ni desayunaste – le dijo el profesor en tono de regaño – lamento, tengo que colgar, nos vemos luego, aaah..por cierto, no me olvido, me debes una, quedamos mañana entonces para ir juntos al hospital...Luego me invitas a tomar un café
Akihiko también terminó la llamada y tomó un pequeño sorbo de su leche. Tantas emociones en tan pocos días le comenzaban a pasar factura. Le dolía la cabeza y tenía migraña, a este paso, terminaría agotado y no podría cuidar de su hijo. Debía encontrar el modo de liberar estrés y calmarse un poco.