Un día antes de recibir el alta, el menor buscaba por todas partes a su doctor, el cual lo había estado cuidando desde que llegó. Quería agradecerle toda su ayuda por qué aunque aún no se abría totalmente a los adultos, sabía que el doctor era una muy buena persona, por eso quería agradecerle su compañía y su esfuerzo.
Camino por los largos pasillos pero solo veía enfermeras y doctores, no encontraba al doctor Kusama. Fue cuando iba a coger el ascensor que vio al doctor salir de el. Entonces una muy pequeña y leve sonrisa infantil iluminaba su rostro, con ilusión contenida fue el primero en comenzar la conversación.
- Do...Doctor Ku..sama – dijo un poco nervioso – Yo...quería...darle la..las gracias po..por haber cuidado tan bien de mi
Kusama se sorprendió gratamente al recibir el agradecimiento directamente del menor, además, le enterneció ver el rostro sonrojado, nervioso y quizás un poco tímido del menor.
- Misaki, gracias por venir a buscarme y agradecerme personalmente, me siento sorprendido por qué aunque aún sigues bastante asustado, has tenido el enorme valor de venir y agradecérmelo personalmente – le dijo Kusama besando la frente del menor – Pero me alegraría más que también agradecieras a tu padre que a estado contigo todo este tiempo, yo mismo lo vi llorar en varias ocasiones cuando tu te negabas a dirigirle la palabra
Misaki bajo la mirada al suelo, pues era cierto que también tenía que agradecerle el apoyo a su padre, pero es que, por alguna razón le seguía temiendo a su padre. Algo en su corazón lo mantenía inquieto, incapaz de llegar a perdonar a su padre. Como si todo lo que hubiese sucedido fuese por culpa del adulto.
- Usami-san...¿realmente me quiere? - se preguntó a si mismo en voz alta - ¿realmente le importo?
- ¡Pues claro que le importas! Es tu padre, yo vi la preocupación y el dolor reflejados en sus ojos o te ama con locura o realmente es el mejor actor de la historia – le dijo Kusama un poco enojado por las dudas del menor – Lo siento, no quería asustarte ni gritarte
- ¡¿Entonces por qué me pegó aquella vez?! ¡¿Por qué jamás me vio como su maldito hijo?! ¡¿Por qué me hirió con sus palabras?! - Misaki no sabía por qué había dicho ni preguntado todo eso pues no recordaba apenas nada de cuando se escapó o cuando estuvo tan borracho que se burló del adulto, solo sabía que algo en su corazón le decía que así habían sido las cosas, que el adulto no le quería, eso le impedía realmente acercarse o abrirse a su padre
La sorpresa fue aún mayor para Akihiko quien había escuchado los miedos e inseguridades de su hijo. Temió entonces que el menor le tuviera pánico. Sus pupilas se dilataron con sorpresa y tristeza. Con pasos inseguros y temerosos se fue acercando a su hijo y al doctor.
- Mi..saki – susurro con miedo - ¿acaso me tienes miedo?
El menor se sorprendió al ver a su padre a su lado, pero ahora ya estaba suficiente nervioso y no pudo contener sus hirientes palabras.
- ¡Te tengo miedo! ¿Me pegaste? ¿Te atreviste a pegarme? ¡Jamás me demostraste amor! ¡Solo ahora que estoy herido, solo y me han torturado he visto un poco de ese sentimiento en tus ojos! ¡No querías ni siquiera que supieran que soy tu maldito hijo! ¡Es triste que tu propio padre no te reconozca como su hijo! ¡Me negaste llevar tu apellido! ¡Eres malo! - le dijo Misaki sintiendo su oprimido corazón desahogado y hallando un poco de paz
El adulto no sabía que decir, las palabras no salían de sus labios, sus manos comenzaron a temblar y sudar. No sabía que Misaki recordaría la golpiza que le dio con el cinturón. Pero no estaba dispuesto a que su hijo se quedase con esa mala imagen de el.
- Misaki, yo cada día que venía a verte lloraba y me arrepentía de lo malo que fui contigo, me arrepentía de no haberte demostrado el amor que te merecías, por qué temía perderte, cuando no abrías los ojos, era una tortura para mi – le dijo su padre – Sé que actué mal, no fue mi intención lastimarte ni asustarte, tampoco herirte con esas palabras...
- No busques mi perdón, no lo obtendrás tan fácilmente – Misaki ya no miraba con odio a su padre sino con una profunda tristeza
- Misaki, no sabía ni esperaba que te afectase tanto no llevar mi apellido, pensé que era pronto pues no hace ni un año que estamos juntos y no quería precipitarme y obligarte a llevar un apellido que no te importa y el cual tampoco significa nada para ti, quería primero que te acostumbrases a tu nueva vida, además, fue la familia Takahashi la que cuidó de ti durante diez años, hubiera sido peor obligarte a cambiar un apellido que yo sé que significa mucho para ti, es todo lo que te queda de ellos ahora... - Akihiko no sabía que más decir para que su hijo comprendiese cuanto lo amaba - ¿Que debo hacer para ganar tu perdón y tu confianza?
- Pues...quiero...no...- Misaki aún no se atrevía a pedirle que le permitiese llevar su apellido – No quiero nada, solo quiero ver siempre en tus ojos ese sentimiento que tu dices que es amor, quiero que cuando me mires, me veas como tu hijo, solo pido eso, no me pegues de nuevo, no me humilles, soy tu hijo y quiero un poco de respeto
Misaki lloraba amargamente, pues aunque en el fondo de su corazón sabía que contaba con el amor y el apoyo de su padre le costaba creer en ese amor.
- Quiero poder decirte “papá” de manera sincera pero ahora no puedo decírtelo por qué temo que me lastimes – le dijo el menor secando sus lagrimas con la punta de las mangas de su pijama – quiero poder confiar en ti...
Akihiko no lo soportó más y abrazo con fuerza a su hijo, sabía que había actuado mal y que le costaría conseguir que su hijo confiase en el de nuevo. Pero estaba dispuesto a intentarlo de nuevo, para demostrarle a su retoño que de ahora en adelante todo sería hermoso.
- Misaki, lo siento, lo siento, lo siento mucho, lamento haber actuado de manera impulsiva, solo no quiero que regreses a casa lleno de odio, rencor o tristeza, es tu hogar y para ti debería ser agradable volver a casa y no una pesadilla, lamento tanto que tu regreso solo evoque malos recuerdos – Sin darse cuenta Akihiko acarició con rudeza el cabello de su hijo quizás debido a la tensión del momento
- ¡Me lastimas! ¡Apartate de mi! ¡Me haces daño de nuevo! - le pidió gritando el menor al sentir la ruda caricia que le propinaba su padre – Ya te dije que no quiero que me toques...
El menor se alejo de su padre y volvió a dirigirle aquella mirada llena de miedo y dolor que tanto odiaba y temía el adulto. Kusama pensó que esa discusión debía terminar o padre e hijo terminarían diciendo cosas que después se arrepentirían.
- Señor Usami, dejemos el asunto aquí, no es bueno para su hijo que se ponga demasiado tensó, podría empeorar su estado de salud, dejemos de discutir, Misaki regresará conmigo a la habitación – le sugirió el doctor con acierto – Discúlpenos
El doctor se retiró con el menor quien solo intentaba contener su llanto. Mientras Akihiko sentía que de nuevo, había vuelto a asustar a su hijo. Poco a poco se iba considerando un inútil en la crianza de su hijo.
Misaki entró de nuevo en su habitación y se recostó en la cama, pero antes de que el doctor pudiese irse, el menor le manifestó algo terrible.
- No quiero ni deseo volver a casa con mi padre, si me obligan, volveré a huir de nuevo – le dijo Misaki con frialdad y seriedad – No lo digo en broma, esa casa no es mi hogar, no puedo llamar hogar a ese lugar
- Pero Misaki, tu padre..realmente quiere tenerte a su lado, eres muy joven para poder vivir solo, la ley no permite que un menor viva solo – le intentó hacer entrar en razón el doctor - ¿Donde tienes pensado vivir?
El menor no dudo ni un segundo en la respuesta a esa pregunta formulada por el médico.
- Con usted, quiero...usted es y ha sido muy amable, atento y bueno conmigo, por eso no me da miedo – confesó el menor – Usted sabe que no puedo vivir eternamente en este lugar, en un hospital...También sé que no se atrevería a entregarme a los de servicios sociales ni permitirás que huya de nuevo de casa, pero yo no quiero a mi padre...¿lo has visto? Me a vuelto a lastimar de nuevo
Kusama no respondió, las ideas del menor lo asustaban, no quería ver al menor de nuevo en problemas por culpa suya ni quería que el menor huyera otra vez de casa. Salió de la habitación, fuera de ella se encontraba el padre del menor y pensó que sería buena idea hablarlo con el adulto.
- Tenemos que hablar... - le dijo Kusama al otro hombre – Es sobre Misaki, vayamos a la cafetería del hospital
- De acuerdo...
Los dos estaban ahora en la cafetería del hospital, allí podrían hablar con más tranquilidad sin ser escuchados por Misaki.
- Misaki, sigue enojado con usted, bueno, quizás enojado no sea la palabras más adecuada para definir a Misaki, quizás sea miedo... - le dijo el doctor – El problema es que no desea por nada del mundo regresar a casa con usted, me lo dijo personalmente
- Comprendo, pero deberá regresar conmigo le guste o no, no tiene otro lugar al que acudir – le respondió con simpleza el escritor y padre del menor
- He pensado...que temporalmente podría vivir conmigo y el profesor Kamijo, solo durante unos días para no presionarlo demasiado – sugirió el joven doctor – Sé que usted lo extrañará bastante y quizás no le guste la idea, pero es por el bien de Misaki, mañana saldrá del hospital y no creo que ayude en su recuperación la idea de forzarlo en vivir en un lugar donde no se sienta confiado y seguro, además, nosotros nos sobra una habitación, estaría cerca del colegio, Kamijo podrá acompañarlo cada día y en caso de no querer regresar aún al colegio, puede quedarse en casa, el lugar es bastante seguro
- Estoy de acuerdo, pero solo si eso no es un problema para ti ni para Hiroki, no quiero que mi hijo sea una carga para vosotros – aceptó de malagana el escritor – No es que me encante la idea por qué Misaki es mi hijo y lo amo, pero tampoco tengo derecho a forzarlo a vivir conmigo, ¿podré visitarle siempre que quiera?
- Es su hijo, al fin y al cabo, usted tiene su tutela, a menos que sea bajo una orden judicial, no podemos impedir que se vean, aunque intente no presionarlo demasiado, por unos días, es mejor que las cosas vayan volviendo a su cauce sin prisas
Los dos hombres acordaron que Misaki mañana regresaría a casa del doctor cuando terminase el turno de este. Akihiko también acepto no presionar al menor más que lo justo y necesario. Kusama se despidió del escritor pues tenía que regresar al trabajo.