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Incest por Laia16

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Notas del capitulo:

Hola a todos! ^^

Actualizo este fic por qué tengo algo de tiempo, por desgracia tengo la gripe y no he podido actualizar el resto de mis trabajos, pero prometo actualizarlos tan pronto como mi salud me lo permita ¬¬

Bueno, en este capítulo es bastante triste T.T Pero no hay violaciones ni daños físicos para Misaki ^^

Ojala les guste y nos leemos pronto! :)

 

Misaki empacaba sus ropas en la bolsa deportiva que su padre le había traído al hospital, se sentía bastante contento con poder seguir al lado de su doctor. Kusama había acordado con el menor que irían juntos a casa. A las once de la noche, el doctor terminó su turno de tarde en el hospital, el menor se encontraba adormecido en una silla de los pasillos del hospital.

-  Misaki, despierta – le susurro suavemente el joven médico – Es hora de irnos

-  ¿Ya terminó su trabajo? - preguntó Misaki bostezando – Tengo un poco de sueño y hambre

-  Mi casa está cerca, no te preocupes, en cuanto lleguemos te preparare algo – le dijo Kusama tomando de la mano al menor para ayudar a levantarse

Los dos se marcharon del hospital. Caminaron por cerca de treinta minutos hasta que llegaron a un bloque de departamentos.

-  Misaki, no hay ascensor, deberemos subir por las escaleras – le informó el doctor

El menor proceso la información demasiado despacio y por poco tropieza con el primer escalón del edificio. Kusama lo ayudaba a subir sin soltarle la mano. Al llegar a la puerta del departamento, Misaki casi cayo al suelo pero por suerte Kusama lo sujeto evitando que el menor se golpease contra el suelo. Abrió la puerta con la mano que aún tenía libre y entro en el departamento que compartía con su actual pareja.

-  Hiro-san, ya estoy en casa – saludo el joven doctor

-  Bienvenido, espero que no haya sido un día muy duro – le devolvió el saludo su pareja desde la cocina asomándose y viendo que casi cargaba a Misaki - ¿Que hace el aquí?

-  Es una larga historia – le dijo el doctor – Primero deberíamos decidir que hacemos, ¿lo acostamos o lo despertamos para que coma un poco?

-  Parece muy cansado, sera mejor que lo dejes descansar, de todas formas cuando despierte seguramente tendrá hambre, así que guardaré un poco para el – le respondió Hiroki

Kusama recostó al menor en su nueva habitación, lo tapo con un par de mantas y se retiro de la habitación.

-  Hiro-san, ¿no estarás enojado, verdad? - pregunto dubitativo el facultativo – Misaki sigue enojado con Usami-san y...

-  Y decidiste que lo mejor era traerlo a casa...¿no? Podrías al menos haber preguntado...Aunque no me molesta, al fin y al cabo, es el hijo de Akihiko, pero me hubiera gustado al menos ser consultado – lo interrumpió Hiroki saliendo de la cocina – Es igual, ya nada se puede hacer, el problema es, ¿cuanto tiempo permanecerá aquí?

-  Hasta que deje de ver a su padre como su verdugo, no puede regresar antes a casa, sería peor para el – le dijo Kusama besando los labios de su pareja – Lamento no haberte consultado, tienes razón con estar enojado

-  No estoy enojado ni disgustado ni triste ni nada de nada, estoy bien, pero me preocupa que se acostumbre a vernos como su familia y se olvide por completo de Akihiko, el es su padre y no nosotros, temo que se encariñe o sencillamente no quiera regresar jamás

-  Hiro-san, no exageres, tarde o temprano Misaki aceptara regresar a su casa, es solo temporal, entre todos podremos logra que el muchacho deje de ver a su padre como una mala persona, ahora cenemos los dos y guardemos un poco de cena para Misaki – le sugirió el doctor - ¿Que has preparado para cenar hoy?

-  Algo sencillo, papas, huevos fritos y ensalada – le respondió tomando asiento en la mesa del comedor 

Los dos cenaron y guardaron un par de huevos fritos para Misaki con unas cuantas papas y ensalada en el refrigerador. Después de cenar vieron un rato la tele, no hacían programas interesantes y Hiroki decidió que lo mejor era pasar el rato de otra forma.

- ¿No te apetece ir a nuestra habitación y...? - preguntó con un poco de timidez Hiroki besando por sorpresa a su pareja

-  Intenta no ser muy ruidoso, hay un menor entre nosotros – le devolvió gustoso el beso entrelazando sus lenguas

-  ¡Idiota! Yo no soy ruidoso... - Hiroki se puso en pie y tomo la mano de su pareja

Los dos juguetearon por el pasillo besándose y abrazándose. Los dos estaban por entrar en la habitación pero Misaki los descubrió en plan amorosos en el pasillo, acababa de despertar de su pequeña siesta.

-  Kusama-san, tengo hambre – dijo frotando sus ojos y viendo que ambos estaban en una posición un tanto comprometida, por suerte el menor estaba lo suficientemente adormilado como para no entender muy bien la situación - ¿Puedo cenar?

El profesor y el doctor rápidamente se separaron maldiciendo interiormente su mala suerte.

-  ¡Claro! En la nevera está la cena, solo tienes que calentarla en el microondas – le dijo el doctor y el profesor al unisono

-  ¡Gracias!

Misaki se dirigió a la cocina, tomo el plato que había en la nevera y lo calentó, después se dirigió al comedor. Cenó con rapidez preguntó al doctor si podía tomar una ducha, el doctor aceptó sin ningún problema. Cuando termino de bañarse sintió una enorme tranquilidad. Se dirigió a su habitación pero recordó que no tenía mangas que leer. Sin nada más que hacer, volvió a ponerse la pijama y se volvió a dormir. 

Mientras, Hiroki y Nowaki seguían con sus juegos exactamente donde los habían dejado. El joven doctor se situó entre las piernas de su pareja y aunque ambos aún seguían vestidos, comenzó a mover sus caderas, simulando el acto sexual.

-  Deseo tanto a Hiro-san – le susurro bajito para no ser oído por el menor que suponía ya estaría durmiendo – Te amo...

-  No digas eso, es...realmente vergonzoso cuando eres tan...directo – Hiroki apartó su mirada del más alto, pues estaba rojo hasta las cejas 

Hiroki tomo los labios de su pareja comenzando una danza con sus lenguas, rodeo el cuello del doctor con sus brazos para profundizar el deseado y pasional beso. Nowaki poco a poco sentía que se iba excitando por momentos. Después de ese beso, ambos se separaron para poder respirar, uniéndolos un transparente hilo de saliva.

Con desesperación y excitación, el doctor comenzó a desnudar a su pareja, desabrochando la pijama que traía puesta el profesor, besando cada centímetro de piel que iba quedando expuesto ante sus ojos. En unos pocos minutos, Hiroki se encontraba completamente expuesto, desnudo y siendo saboreado por su amante-pareja. Con su mano derecha se cubría la boca para no gemir, llegando a morderse la palma de su mano en el intento, con la otra mano, enredaba sus dedos en el espeso y suave cabello del doctor, el cual se dedicaba a la tarea de besar, morder y lamer sus sensibles pezones. 

Kusama fue bajando sus labios hasta llegar al miembro despierto de su pareja, lo masturbo levemente con su mano y luego lo introdujo en su boca haciendo que el profesor soltase un pequeño gemido de sorpresa.

-  Shhhh...Misaki no debe oírnos – le recordó el doctor besando la punta del glande 

Hiroki intentaba acallar sus gemidos y jadeos, pero cada vez le costaba más, sentía su cuerpo arder, sus rodillas flexionadas le temblaban, le era casi imposible contenerse y no gritar, pero no podía gemir con todas sus fuerzas o Misaki los descubriría teniendo relaciones y eso era algo que no quería. Se mordió con fuerza y rudeza el contorno de su mano para así acallar sus impulsos de gemir. Mientras, Nowaki se desnudo a si mismo, luego volvió a situarse entre las piernas de su pareja y comenzó con la preparación. Le dio dos dedos a su pareja para que los lubricara con saliva y eso hizo Hiroki gustoso, lamió como si de una piruleta se tratase los dedos del doctor.

Cuando el doctor considero oportuno, llevo sus dedos hasta la entrada del excitado profesor, con suavidad, hizo presión e introdujo un primer dedo en el interior de su pareja.

El profesor contraía su entrada sintiendo como era dilatada con suavidad por los dedos del experto doctor, hasta que sintió la punta de uno de esos dedos alcanzar su punto de placer, hizo estallar en gemidos a Hiroki.

Misaki despertó pues había tenido una pesadilla, recordando vagamente la violación y las palizas que había recibido, sintiéndose un poco desorientado, se intento poner de pie pero se tambaleo, por suerte se pudo apoyar en la pared de la habitación, salió de esta y con cuidado camino hasta la habitación de frente, allí se asomo por la mirilla, pero no pudo ver nada, entreabrió la puerta y vio a su doctor manteniendo relaciones sexuales con su profesor. Sabía que eran pareja, pero verlos en pleno acto sexual fue más de lo que pudo soportar. Se retiro a la que ahora era su habitación, se volvió a tirar encima la cama y comenzó a llorar. No sabía por qué razón lloraba, pues no sentía un sentimiento especial por su médico, pero tenía unas horribles ganas de llorar, se daba cuenta que no formaba parte de ese hogar, ese lugar no era su familia. Además, el sexo le daba miedo, no entendía como los dos adultos podían disfrutarlo tanto. El sexo era algo asqueroso y sucio, además de doloroso, no podía ser cierto que ambos adultos lo disfrutasen.

El menor cerro sus manos en puños alrededor de la almohada y acallo su llanto contra ella, no quería ni podía seguir viviendo en ese lugar, no quería ser una molestia, no quería estar en medio de tan hermosa relación, tenía que irse, pero temía volver a ser secuestrado o lastimado, no conocía a nadie más, no tenía otro lugar además de su propio hogar, aunque regresar con su padre no le agradaba, debía aceptar que era el único lugar al que podía regresar. Estaba decidido, regresaría junto a su padre. Se cambió de ropa, guardo la pijama que había llevado puesta en su mochila deportiva y ahora solo necesitaba el calzado, el cual estaba en la entrada, con sigilo se movió hasta la entrada cargando su mochila, se puso las deportivas y con cuidado abrió la puerta, luego la cerró.

Corrió por las silenciosas calles de Tokio, conocía muy bien su dirección y estaba seguro que no se perdería, siguió corriendo un buen trecho, hasta que sintió el agotamiento y le obligó a detenerse, paró unos pocos minutos, tomó varias bocanadas de aire y continuó corriendo, hasta que llego al bloque de departamentos donde vivía su padre. Subió en ascensor hasta el último piso, pero cuando estuvo frente a la puerta no recordó el número secreto para abrirla, con desesperación y mucho enojo, golpeo la puerta con sus puños, cayendo en un llanto incontrolado. Fue tanta la rabia que lo embargaba que se lastimo los nudillos de ambas manos. Agotado tanto mental como físicamente se dejo caer de rodillas en el suelo, sentado en el suelo oculto su rostro en sus rodillas.

No entendía por qué su padre no abría la puerta, quizás estuviera enojado o quizás estaría ocupado con algún amante, la idea de imaginarse a su padre teniendo relaciones con otras personas lo enojo. No comprendía la razón del enojo pero no aguantaría compartir a su padre. Sentía una sensación de quemazón en los ojos por culpa del llanto, así que se vio obligado a cerrarlos.

Akihiko llego dos horas más tarde, había tenido una cena importante con su editora y otros miembros de la editorial para concretar y ultimar las fechas del lanzamiento de su nuevo libro el cual aún seguía pausado temporalmente. Cual fue su sorpresa al ver a su hijo, sentado con la cabeza apoyada en sus rodillas, tenía aspecto de cansado, con unas pequeñas bolsas rojizas por culpa del reciente ataque de llanto, sus nudillos también parecían estar resentidos pues lucían un color rojizo propio de haber sido golpeados con fuerza. No entendía como era que Misaki había decidido regresar a casa. Con sumo cuidado cargo al menor entre sus brazos, abrió la puerta y entro en casa. Al recostarlo en el sofá el menor despertó y recordó como el adulto se había negado a abrirle la puerta.

-  ¡¿Por qué no me abrías la puerta?! ¡¿Por qué me castigaste?! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Tenía frío aquí fuera! ¡Pero tu no abriste la puerta! ¡Me castigaste de nuevo! - Misaki sentía que su cabeza iba a explotar de dolor

-  Calma, calma muchacho, acabo de llegar a casa, estaba reunido y no tenía ni idea de que habías decidido regresar a casa, no es culpa mía, no había forma de que supiera que habías regresado, Misaki, debes calmarte... - le explicó con suavidad el adulto – Lo siento, lo siento, lo siento, no tomes este accidente como un castigo, por favor

-  ¡Pero me dejaste en la calle! ¡Yo no recuerdo el número de acceso! ¡No lo sé! ¡No lo recuerdo! - le dijo Misaki desesperado llegando a controlar un poco su llanto - ¡Tengo frío! ¡Tengo miedo! ¡Tengo sueño!

-  Lo sé, lo sé, solo relajate, no grites, estas cansado y te dolerá la cabeza, intenta no forzar tu cuerpo al máximo, por favor – le recomendó el adulto acunando a su asustado hijo – Tranquilo, tranquilo, calmate, no te preocupes por nada...

Misaki se dejo acunar y acariciar por su padre, ni el mismo sabía cuanto había llegado a extrañar las tiernas y protectoras manos de su padre, con pequeñas lagrimas rebeldes que caían de sus ojos cerrados volvió a encontrar la paz y el reposo entre los brazos del adulto. 

Akihiko lo llevo hasta su habitación, luego bajo de nuevo hasta el salón, tomo la pijama del menor que había en la mochila y volvió a subir, allí le cambió la ropa de calle por la pijama y lo cubrió con varias mantas para evitar que el menor se resfriase.

Después bajo las escaleras, no sabía por qué Misaki de repente había querido regresar, pero ya lo descubriría más adelante.

Mientras, Kusama y Hiroki habían concluido con su acto, estaban agotados pero desahogados, por nada del mundo sospechaban que se encontraban solos en el departamento, pues habían intentado ser lo más cuidadosos posible. El doctor se levanto de la cama, pues tenía sed, también pensó en traerle un poco de jugo para su satisfecha pareja. Salió de la habitación solo con la ropa interior puesta, paso por delante de la habitación del menor, entro en la cocina y repartió jugo de naranja en dos vasos. Pero un papel encima la mesa le llamo la atención, en el solo había unas escuetas palabras: "Lo siento, lamento las molestias." No estaba firmado por nadie, pero al doctor no le hizo falta sumar dos más dos para comprender de que esa nota era del menor.

Con miedo se dirigió de regreso a su habitación y le comunicó a su pareja.

-  Misaki a marchado, se a ido... – le dijo el doctor con miedo a los ojos -

-  ¡¿Qué?!.... - Hiroki se alarmó... ¿Donde podía estar el menor?...

Notas finales:

Aviso importante: La semana que viene me traslado/cambio de domicilio.

 

Por esta razón, quería avisar para que mis lectores/as no piensen que deje colgados mis trabajos ^^

 

No sé cuando volveré a tener internet, por lo tanto, no puedo dar una fecha exacta de actualización.

 

Gracias por entender mi situación y espero leerlos pronto :)

 

Muchos besos y abrazos!


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