Era ya de noche, ambos se encontraban sentados en la orilla de la playa, observando las olas ir y venir. El tranquilo silencio fue quebrado por la profunda voz de Akihiko.
- Misaki...¿te gustaría desahogarte un poco? - preguntó el adulto al menor que se encontraba sentado a su lado
- ¿Desahogarme? No tengo nada de que desahogarme, estoy bien – fingió y mintió el menor
- Mira, se muy bien que hasta que no sueltes todo lo que llevas dentro, no mejorara nuestra relación, seguirás estancado en esa pena que llevas
- Hablar o no hablar sobre el tema, no cambiara nada, ellos no regresaran, ¿cierto? Entonces ¿de que sirve hablar de algo si igualmente no se puede cambiar?
- Hay veces que solo con qué nos escuchen basta para sentir esa carga no tan pesada, seguro que con Natsu y Daichi, las personas que te criaron, seguro que con ellos desahogabas tus problemas, ¿o me equivoco?
- Pero con ellos conviví durante diez años, ellos también me contaban cosas...Además, tu tampoco me has contado nada sobre tu pasado, ¿por qué si eras mi padre jamás viniste a verme? ¿acaso te avergonzabas de mi? O ¿yo era un estorbo para ti?
Akihiko decidió sincerarse, pues mentir no era la mejor opción.
- Nunca pensé que tuviera un hijo, Natsu jamás me lo dijo, ni siquiera me comentó nada, por eso ella te crió como un Takahashi, en realidad, solo me acosté con ella una única vez, solo una vez, era un crio y no sabía controlar mis hormonas, no era mucho mayor que tu, era mi primera vez con una mujer, ella se me insinuó, claro que de haber sido adulto la hubiera rechazado, pero al ser un adolescente, cedí a mis impulsos...no es una excusa, pero es así como sucedió
- Entonces...¿tu no amabas a mi madre? - preguntó inocente Misaki
- No, no la amaba y jamás la ame, solo fue sexo, ella lo sabía, yo lo sabía, ambos lo sabíamos, fue algo ocasional, además, respetaba a Takahiro, aunque hubiera amado a Natsu, por respeto a mi amigo, no hubiera seguido con eso
Hubo unos minutos de silencio, el joven no sabía que más preguntar sobre ese tema, además, también debía asumir la verdad que estaba escuchando de labios de su padre. Suspiró un par de veces. Lo intentó asumir, mirando el mar, las olas ir y venir.
- Al menos eres sincero, pensé que te inventarías cualquier cuento rosa, pero por lo visto, has dicho la verdad – dijo cínico el menor – yo también quiero contarte algunas cosas
Akihiko esperó atento a lo que el menor quería contarle.
- Desde pequeño, siempre fui cuidado y mimado por mis madre, incluso más que mi hermano mayor, siempre me consentían, pero mis padres fallecieron en un accidente, hace relativamente muy poco, y mi hermano murió de cáncer, a pesar de también ser muy joven, mi madre, Natsu, era muy buena en la cocina, mi padre era un desastre, pero mi hermano también era muy bueno cocinando, así que aprendí de ambos, yo era feliz junto a ellos, pero cuando todos murieron, me sentí abandonado, luego pasé a vivir en un orfanato, me dijeron que habían localizado a mi padre – hizo una pausa - disfruté mucho esos años...
- Me alegra saber que al menos, fuiste feliz durante ese tiempo que viviste con ellos – el adulto le revolvió el cabello y le sonrió – comienza a ser tarde, deberíamos volver a casa
- Yo quiero quedarme un rato más, aún no hace frío – protesto el menor con un pequeño berrinche
- De acuerdo, pero en cinco minutos nos vamos – le informó el adulto, aunque ambos disfrutaban de esa brisa marina removiendo sus cabellos con suavidad – por cierto, deberías ir al colegio, creo que tendré que matricularte lo más pronto posible
- ¡¿qué?! Yo quiero disfrutar de esta libertad, además ¿a que colegio debería ir? - preguntó a su padre con cierta curiosidad infantil
- Pues... - El adulto pensó por unos momentos en la respuesta – quizás debas ir al colegio Mitsuhashi, también tiene una universidad con el mismo nombre...
- Nunca escuche hablar de ese colegio... - le respondió el menor
- Es que tampoco has vivido mucho tiempo en Tokio, ¿no?, siempre viviste en Osaka, por eso no te suena ese nombre – se burló el adulto poniéndose en pie – ya es tarde, debemos irnos o terminaras resfriado
Misaki protesto y pataleo, pero el adulto lo cargó con facilidad, haciendo sonrojar y enojar aún más al menor, que se movía constantemente intentando zafarse de los brazos de su padre.
Cuando llegaron a casa, ambos tomaron un baño, primero Misaki y luego su padre.
Akihiko se encerró en su despacho para continuar con su nueva novela, mientras, en el comedor, Misaki veía la tele, totalmente distraído, aunque poco a poco, se fue quedando dormido en el sofá, con la voz de fondo de los dibujos anime.
Unas horas después, el adulto bajaba, pues le extrañaba un poco ese silencio que había en el comedor. Encontró a su hijo, con la cabeza apoyada en el reposabrazos del sofá. Con el mando del televisor al suelo. Supuso que se le cayó cuando se durmió. Lo miró unos minutos, luego se acercó y con suavidad, lo cargó hasta su habitación.
Lo recostó en la cama y salió de la habitación. Suspiró y pensó en dormir también, pues ya era más de las doce y media de la noche.
Al día siguiente, el adulto despertó, parpadeo un par de veces, al girar su rostro vio a su hijo recostado a su lado, de nuevo, el menor se había vuelto a colar en su habitación. Pero no lo enojó, por el contrario, eso significaba que el menor se encontraba cómodo durmiendo a su lado. Además, eso también podía significar que poco a poco, se estaba acostumbrando y aceptando que era su padre. Con una sonrisa en el rostro, se puso en pie, con cuidado de no despertar al más pequeño.
Camino hasta el salón-comedor, recordó que había dejado la televisión encendido, la apagó y luego se dirigió a preparar el desayuno para los dos.
Pensó en algo ligero, quizás unas natillas con leche o cereales. Se decidió por lo segundo.
Después de calentar la leche, vació en el bol los cereales. Luego llevó ambos platos a la mesa.
Espero unos minutos a que el menor despertara, pero al no hacerlo, decidió despertarlo el mismo.
Subió hasta el segundo piso y entro en su habitación, allí estaba su hijo, durmiendo plácidamente, con la respiración acompasada, relajado. Se fue acercando hasta llegar a la cama.
Despertó al menor con un beso de buenos días en la mejilla.
- Ya es hora de despertar, son las nueve de la mañana – le dijo el adulto en el oído haciendo que el menor diera un brinco - ¡dormilón! Duermes más que un bebé – bromeó Akihiko
- mmm...no soy un bebé – dijo Misaki frotando sus ojos mientras se sentaba en la cama – aprende a despertar a la gente de otro modo...
Misaki enojado se puso en pie, no le daría el gusto a su padre de verlo enojado. Bajó las escaleras de dos en dos hasta llegar al salón-comedor, allí en la mesa vio su desayuno, con una sonrisa en los labios se acercó a la mesa, estaba bastante hambriento, pero la verdad, siempre se levantaba hambriento.
Tomó asiento y no esperó a su padre para comenzar a comer, sencillamente se adelantó.
Después de desayunar, Akihiko le informó que tenían una cita para las cuatro de la tarde con el director del colegio Mitsuhashi, el señor Kaito Takatsuki.
De acuerdo, seguro que será divertido e interesante – pronuncio con sarcasmo - ¿debo ponerme algo formal o debo ponerme algo casual?
Es un colegio público, así que algo casual estará bien – le respondió con simpleza luego de recoger los platos sucios y dejarlos en el fregadero
Misaki se fue a tomar un baño, quería relajarse. Mientras, Akihiko lavaba los platos sucios que habían utilizado en el desayuno. Cuando el menor termino de bañarse, subió Akihiko a ducharse.
El menor se dirigió a su habitación, tomó la ropa más casual que encontró y se vistió. Después bajo al salón a ver tv. Pero para su aburrimiento, no había nada interesante. Quince minutos después, su padre bajó solo con una toalla que cubría lo justo y necesario. Misaki al verlo se sonrojó, pues cuando su padre se duchaba o tomaba un baño, se cubría el cuerpo completamente con un albornoz, pero ahora el adulto con el que vivía bajaba las escaleras con solo una pequeña toalla cubriendo sus partes intimas.
- ¡¡Debes cubrirte!! ¡¡Pervertido!! - grito sonrojado y avergonzado el menor a su progenitor – no puedes pasearte como si tal cosa con solo una toalla en tu cadera....¡¡Vístete, por favor!! - pidió sin poder calmarse
- ¿eh? Pero si estoy en casa, nadie me esta viendo, excepto tu...¿acaso te avergüenza ver a tu padre semi-desnudo? - preguntó con cierta curiosidad el adulto, acercándose cual león a su presa
- ¡¡Es que...estás desnudo!! - siguió gritando Misaki con su infantil voz – Papá siempre se cubría el cuerpo con un albornoz, nunca salía desnudo como tu...
- Pero mi albornoz está sucio, creo que deberás acostumbrarte, pequeño... - dicho esto y por educación, Akihiko se dirigió a su habitación, se vistió con algo sencillo y cómodo, después volvió a bajar al salón.
Esa tarde, fueron al colegio Mitsuhashi, hablaron con el director y Akihiko consiguió una plaza escolar para su hijo. Además, también les enseñaron las instalaciones del lugar, las aulas y todo lo demás. Misaki estaba satisfecho con el colegio, pues era de su agrado, además, según lo que le dijo su padre, su profesor de literatura sería el amigo de la infancia del adulto, el profesor Hiroki Kamijo, un profesor un tanto “extraño”.