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Incest por Laia16

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Notas del capitulo:

¡¡Que torpe que soy!! ¬¬

Acabo de copiar TODO el CAPÍTULO en este apartado xDD

Así que lo tuve que borrar y volverlo a copiar :D

¿Quien quiere unas galletitas con forma de osito? :P

¡¡El próximo concursante es...el capítulo 5!!

Sal-1-2!

Disfruten des espectaculo!

 

Tres meses habían pasado, todo seguía igual, todo menos los sentimientos de Misaki, pues ya se había acostumbrado a la vida ajetreada de su padre, su atestada agenda. Sabía que era un escritor famoso, pero no sabía que su padre también escribía mangas homosexuales, eso era un secreto que el adulto intentaba ocultar a toda costa. También el menor había conocido a la editora excéntrica y nerviosa de su padre, Eri Aikawa. Era una joven hermosa, pero siempre perdía los nervios con mucha facilidad, eso le hacía en parte gracia y en parte lastima, pues comprendía que su padre tenía parte de culpa. También conoció a un estudiante dos años superior a el, se habían hecho buenos amigos, se llamaba Sumi Keiichi, hijo del también escritor, Ryouichi Sumi. Era un joven amable pero por momentos lo llegaba a cargar, sobretodo cuando criticaba las obras best-seller de su padre. Parecía en esos momentos un envidioso.

Pero no podía quejarse, sus primeros dos meses escolares habían sido buenos, pero había reprobado las materias de matemáticas e inglés, haciendo que su padre le largara un sermón aburrido y estúpido.

 

Por parte de Akihiko, todo estaba viento en popa, su relación con su hijo parecía ir bien, discutían a menudo por tonterías, pero eso era normal, pues había entre ellos, casi 14 años de diferencia. Por lo demás, todo iba bien. Aunque por la edad de su hijo, había evitado hablarle de su segundo trabajo, no estaba preparado para perturbar la infantil mente de su hijo de casi once años de edad. Era demasiado joven para saber que era un escritor de mangas yaoi o “BL”, por eso mismo, lo intentaba ocultar a toda costa. Además, también su hijo le había presentado a su nuevo amigo, el tal “no sé qué Sumi”, ni siquiera se acordaba del primer nombre de ese chico, pero tampoco le agradaba, pues parecía estar aprovechándose de su hijo, no entendía aún la razón, pero sabía que ese chico no era agua clara.

Durante esos tre meses, Akihiko, presento a su hijo como un familiar lejano, solo un pariente que pasaba “temporalmente” una temporada en su casa, incluso lo llegó a presentar como su pequeño sobrino.

¿La razón? Evitar que la prensa se le echara encima, no solo encima suyo, sino encima de su joven hijo. Eso perjudicaría el rendimiento escolar del menor, incluso podría crearle conflictos con sus otros compañeros del colegio. Quería proteger la seguridad de su hijo, por eso tuvo que inventarse una excusa para justificar que hacía Misaki en su casa.

Sabía muy bien que eso lastimaba y molestaba al menor, también sabía que Misaki era muy pequeño para comprender la razón por la que actuaba de esa forma el adulto. El menor pensaba que solo se intentaba justificar para que sus libros no se vieran afectados y no para protegerlo a el. Incluso se sentía por momentos una molestia, una carga. Pero no decía nada, se mantenía en silencio.

Aikawa, por su parte, guardaba celosamente el secreto del escritor, no solo por su trabajo como editora, sino también como amiga. No quería traicionar la amistad del adulto vendiendo a la prensa la verdadera razón del porque Misaki vivía con el escritor. Por eso no dijo nada a nadie, cuanta menos gente lo supiera, mejor.

 

Esos tres meses de convivencia en resumidas cuentas, no habían sido malos, pero no toda esa paz sería duradera.

 

Misaki se preparaba para ir al colegio, como siempre, sería acompañado por su padre en auto hasta la entrada del colegio, la razón que alegaba el adulto era que así evitaban a la molesta prensa. El menor le daba absolutamente igual. Quizás en su inconsciencia infantil, no podía entender que en verdad esos reporteros podían llegar a ser realmente un engorro.

Preparó los deberes que había terminado de hacer ayer por la noche y guardo también el bento dentro de su pequeña mochila roja.

Akihiko lo esperaba abajo.

El menor bajó las escaleras y vio a su padre con el entrecejo fruncido, eso significaba dos cosas:

1- Estaba enojado porque la inspiración para continuar una de sus novelas no le llegaba

2- Había problemas con la prensa

Pero en lugar de preguntar la razón del supuesto enojo del adulto, optó por guardar silencio. Si fuese necesario, quizás el adulto lo diría por si mismo sin necesidad de formular alguna pregunta.

 

-  ¡Estoy listo! - dijo Misaki con una sonrisa en el rostro - ¡Podemos irnos!

 

El adulto abrió la puerta de su departamento y ambos salieron, bajaron hasta el parking, subieron al auto y se dirigieron al colegio del menor.

Cuando llegaron al colegio, Misaki bajo del auto, pero antes de que pudiera dar un paso hacía la entrada del colegio, el adulto lo detuvo con un consejo.

 

-  No hables con nadie, no respondas a ninguna pregunta, yo te pasare a recoger a la hora de siempre, esperame en el mismo lugar de siempre, Misaki, no te pongas en problemas ¿okey? - le pidió el adulto con seriedad, con demasiada seriedad, pues el menor se sintió herido en su ego, lo trataba como un niño pequeño el cual no sabe protegerse por si solo

 

-  ¡No me ofendas! Se que no tengo que hablar con desconocidos, se cuidarme por mi mismo, pero gracias de todas formas por el “amable” consejo

 

Misaki camino enojado hasta la puerta del colegio, pisando fuerte el suelo, intentando desahogar así parte de su enojo.

Cuando entró, fue recibido con una sonrisa muy grande por parte de su amigo, Sumi.

 

-  ¿que ocurre? Parece que hemos empezado muy mal el día – bromeó intentando parecer tranquilizador y al mismo tiempo amable – ¡explica!

 

-  ¡Mi pa....mi tío es un imbécil! - Misaki intentó calmarse, debía encontrar el modo de controlar su temperamento y sus nervios, casi confiesa a su amigo el verdadero lazo que le une al adulto, es decir, que en realidad es su padre – mi tío es un tonto...solo eso, venga, vamos, las clases pronto comenzaran y el profesor “demonio” nos regañara si llegamos tarde

 

Ambos jóvenes corrieron por los pasillos, subieron las escaleras hasta el segundo piso y entraron en el aula justo a tiempo, pues la campana de aviso del inicio de las clases comenzaba a sonar.

Los dos tomaron asiento en sus respectivas aulas, las cuales eran 1 – A y 3 - B

En ese momento el profesor “demonio Kamijo” entró en el aula cargando un par de libros, que los dejó encima su mesa con un golpe sordo.

 

-  Bien, chicos, espero que hayan terminado los deberes que les dí ayer, de lo contrario deberán transcribir un poema diez veces como castigo – advirtió el adulto con una sonrisa amenazadora que asustó a la gran mayoría de sus alumnos, a todos menos a Misaki, que por suerte había hecho todos los deberes que les puso ese “terrible demonio”.

-  Permiso, profesor Kamijo, me gustaría comenzar con la lectura – pidió amablemente Misaki levantando su mano – Ayer nos quedamos en la pagina 24

 

Hiroki le dio permiso, aunque en su interior, ese niño no le caía especialmente bien, pues Akihiko aún no le había confesado la verdadera razón por la que ese niño de repente vivía con el. Además, desde que se hacía cargo de ese crio, sus salidas nocturnas se habían reducido por completo. Por qué el escritor se veía incapaz de dejar toda la noche solo a su hijo, prefería velar su sueño a su lado.

No solo eso, sino que además, ese niño que al principio por su aspecto exterior parecía bastante tonto, en realidad era sorprendentemente inteligente. Además, siempre traía todos los deberes correctamente hechos. Aunque algo le decía que Akihiko en verdad lo ayudaba bastante.

 

-  De acuerdo, Takahashi, puedes comenzar con la lectura de hoy, si hay algún error te lo haré saber – le informó con seriedad el adulto

 

Misaki comenzó con la lectura y para frustración del profesor, apenas hubo un par de fallos que remarcar, los cuales rápidamente fueron corregidos por el pupilo. Después le tocó el turno a los asustados compañeros de Misaki, los cuales por culpa del pánico y los nervios apenas podían juntar dos palabras sin tartamudear.

La hora de literatura finalizó y todos suspiraron aliviados.

 

-  Takahiro, le espero a la hora de recreo en el aula del profesorado, no se demore o contara como una falta – le pidió el profesor “demonio”

 

El menor se quedo extrañado, pero acepto, ¿que otra cosa podía hacer?, no tenía razón para no aceptar reunirse con su profesor de literatura a la hora del almuerzo.

 

Así fue que Misaki en vez de reunirse con su amigo para tomar el almuerzo juntos, tuvo que ir a la sala del profesorado, donde solo lo esperaba su profesor de literatura.

 

-  Tome asiento, Takahashi – le dijo de manera formal el adulto, el cual vio como su alumno acataba su petición – Vera, usted...no, creo que no hay necesidad de ser tan formal...tu ya sabes que yo soy amigo de la infancia de Akihiko, ¿no? Por eso quiero saber que tipo de relación te une a él....

 

-  Profesor Kamijo, yo no estoy autorizado a revelar ni decir nada, si él no se lo ha querido decir, querrá decir que tiene sus razones, ¿no? Por mi parte, solo puedo decir, que vivo “temporalmente” con él, pero nada más....

 

-   Si tan secreto es...significa que hay algo más que simplemente una relación de “tío-sobrino” ¿no? - preguntó nuevamente intentando indagar un poco más profundo en ese tema

 

-  Quien sabe...Usted piense lo que quiera, yo no puedo decirle nada, aunque si quiere, puede hablar con mi tío y preguntárselo directamente, quizás logre saber algo más...

 

Ambos se miraron a los ojos, Misaki de manera humilde y sin llegar a desafiar con la mirada a su profesor, al que consideraba su superior y por ende, una persona que debía ser respetada.

Por parte del profesor, lo desafió con la mirada, las cuales lanzaban llamas de fuego, advirtiendo que no se iba a conformar con esas simples y cortantes respuestas.

Pero los dos sabían que de seguir con el interrogatorio no ganarían nada, así que el profesor dejó marcharse a su alumno. El cual se despidió con una reverencia formal.

 

Pero Hiroki no estaba dispuesto a quedarse con ese mal sabor de boca, quería saber que era exactamente lo que unía a ese par, quería que su amigo se sincerada con el. Sin pensarlo ni siquiera un par de segundos, cogió el teléfono del aula y marcó el número de la casa de su amigo.

Esperó unos segundos, un piiip, dos piiip, al tercero la llamada fue contestada...

Notas finales:

Lo siento, nunca cumplo los plazos de tiempo que prometí (los jueves puntualmente a las 20:00) ¬¬

Akihiko: Entonces somos iguales Ú.Ù

Misaki: ¡Menudo par de escritores! ¡Eso os pasa por estar todo el día holgazaneando por ahí! ¬.¬

Yo: Ya, ya, dejemos eso que son aburridos los sermones

Akihiko: ¿Nos vemos el próximo jueves?

Misaki: ¡No cuenten con la puntualdiad de este par! ;) Es un consejo de amigo ^_-


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