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Celos, dulces celos. por HarukaH

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Notas del capitulo:

Hace tiempo que no me paso por acá, tengo un fic en paro desde hace, no sé, un año, y las ganas de escribir se desvanecen :c pero traigo un súper mini one-shot ♥ 

Existían mil y un cosas por las cuales Uruha estaba con Aoi, era bastante cariñoso, protector, amable, comprensible, fiel y magnifico en la cama.

Pero como todo ser humano, Aoi tenía sus debilidades, no era ni su egocentrismo, ni su facilidad para ser irritado por Reita. No, eso lo llevaba como podía, era controlable. El problema es que Aoi es…

Un celoso sin remedio.

No es que le den celos que Uruha respire el mismo aire que los demás, o que la gente lo mire cuando va por la calle, el sabe perfectamente que el cuerpo que se carga su novio es de campeonato, malditas piernas, maldito trasero, maldita piel, maldita…

Coño, que ese no era el punto, el punto es que todavía no podían entender que Uruha era suyo, y si tenía que marcarle cual vaca, pues entonces lo haría. (Agregando el “Por amor”, eso siempre funcionaba en las películas)

Incluso parecía que Uruha se enojaba cuando trataba de demostrar su punto, ¿Qué tenía de malo querer besarlo frente a la iglesia? ¿O frente a la visita de su madre? ¿O que le toque el paquete cuando están en una entrevis…?

Esperad, no es que él haya dicho que no es un pervertido, él sabe que es un pervertido, un pervertido celoso, pero así lo había escogido y así lo tenían que querer.

¿Verdad?

Pero nos hemos desviado, Aoi es un celoso completamente controlable.

Si se pone a pensar, hay veces en las que no se trata de su posesividad, es que la gente se pasa de idiota, de descarada, de indecente, de poco culta, y todos los sinónimos habidos y por haber.

Por ejemplo aquella vez en la cafetería…

–Entonces, ¿Sería un café con leche y un cappuccino? –Preguntaba la amable mesera, que estaba tomando la orden de ambos guitarristas, aquel día se trataba de un fin de semana, lejos de las órdenes macabras de Kai y los toqueteos innecesarios y repugnantes de Ruki y Reita.

Uruha asintió y le dedicó una sonrisa gentil a la mesera, quien enseguida se retiro. Aoi estaba concentrado en su celular, twitteando lo feliz que estaba de compartir un día con Uruha. Aunque “Compartir” era una forma de decir, la verdad es que no se había despegado de ese jodido celular desde que se levanto.

–Es muy joven para trabajar, ¿No crees? –Pregunto Uruha tratando de llamar la atención del pelinegro, quien alzo la vista un segundo para ver a qué se refería su novio.

– ¿Quién? -Cuestionó algo confundido.

–Pues la mesera, la que nos ha atendido.

–Uh, claro, como digas –Y volvió a fijar la vista en ese aparato de mierda. Uruha bufó y se dispuso a mirar a las otras mesas, mientras esperaba su café con leche. Divisó a unos jóvenes que venían en plan de amigos, eran por lo menos cinco, eran algo ruidosos, no pasaban de los 17 u 18 años.

Alguno de ellos soltó una broma que en consecuencia hizo reír a los demás, Uruha alcanzo a oírla, y como era bastante risueño río suavemente. Cuando decidió que era hora de dejar de observarlos, volvió la vista hacia a Aoi, quien ahora tenía la mirada fija en él, y no parecía precisamente feliz.

– ¿Pasa algo? –Pregunto Uruha desconcertado, si hacía unos segundos estaba feliz de la vida leyendo los coqueteos de las tipas del twitter.

– ¿Por qué estabas mirando a ese tipo? –Aoi señaló con la cabeza a la mesa de los jóvenes ruidosos – El rubio.

–Pues… Espera, ¿Cómo sabes a quien estaba viendo? ¡Son cinco! –Estaba en medio de un dilema, o él era muy obvio cuando observaba a la gente o Aoi tenía súper vista.

Yuu frunció el seño, ¿Los había contado, incluso? Aparte ¿De verdad lo estaba viendo? –Eso no tiene nada que ver –Contestó disconforme– ¿Me vas a responder?

Uruha se apretó el puente de la nariz –Eran demasiado ruidosos, he escuchado algo que han dicho y me ha causado gracia, pero no tanta gracia como te causa tu puto celular.

Aoi arqueó una ceja ¿Trataba de pasarle la responsabilidad a él? Hizo caso omiso de aquel comentario, y volvió a fijar la vista a su celular, ahora sentía la mirada gélida de Uruha, mejor y guardaba el móvil, ya sabéis, porque quería ver los ojos del más alto y… y no quería morir.

– ¿Por qué se están tardando tanto? –Aoi trato de romper el silencio, no debía ser tan difícil hacer unos cuantos cafés, Uruha se encogió de hombros– Uru…

De pronto, el sonido del tono del celular de Uruha se hizo presente, anunciando una llamada, este lo sacó para ver quien lo solicitaba, al ver quién era, le respondió inmediatamente.

– ¿Hola? ¡Lo siento, prometí llamarte antes y no lo he hecho!... sí… ¡Eso es cruel!... Pues, estoy con Aoi, pero el próximo fin de semana será todo para ti… ¡Va...! ¡HEY! –Aquello último se debía a que Aoi se había abalanzado sobre Kouyou, quitándole bruscamente el celular.

– ¿Quién es, y por qué mierda quieres un fin de semana con Shima? –Primero le iba a arrancar la garganta a este pendejo por teléfono y luego se iba a follar a Uruha frente a él, ¿Quién se creía para…?

– ¿Yuu? ¡Hola, querido! –Una voz femenina y bastante familiar resonó en su oído, su corazón se detuvo y sentía la muerte misma arrastrándolo al infierno por haberle contestado así a su… suegra…

–S-señora… S…sí… yo le… yo también iré, gracias… y lo siento… sí, yo le digo… –Y con cortas palabras finalizo la llamada, le devolvió el celular a Shima avergonzado, el castaño lo recibió entre molesto y divertido, no le gustaba que le arrebatasen las cosas, pero al menos le serviría de experiencia para que dejase de hacerlo, debía agradecer que su madre era excesivamente amable.

Aoi trato de volver a hablarle a Uruha, esta vez para pedirle unas disculpas bien merecidas, pero alguien les volvió a interrumpir. La mesera había llegado con los pedidos, tenía un rubor bastante pronunciado, y debería estar avergonzada, unos treinta minutos esperando unos malditos cafés, joder.

–Disculpe la tardanza, hemos tenido problemas con la máquina y bueno… a penas lo hemos podido solucionar –Se explicó la muchacha haciendo una reverencia y acomodando la mesa para poner los pedidos de ambos hombres, Uruha le restó importancia al asunto haciendo un gesto con la mano.

Sin embargo, como ya todos saben, Aoi tiene una mente que trabaja increíblemente rápido, ¿Esta era la chica de la que había hablado Uruha? ¿La muy joven? Además era bonita, pequeña, adorable, oh, Dios, ¿Y si Kou…?

–Disculpa, pequeña –Llamó el de las piernas largas a la muchacha, tanto Aoi como la joven se estremecieron, ¿Pequeña? –Es que, lo he pedido con leche pero está negro – Mostró su taza de café y en efecto, no tenía ni una pizca de leche.

Aoi sonrío, a su Shima no le gustaban las cosas amargas, solo las dulces… Como la apariencia de esa perra.

La chica se tapó la cara, sorprendida, pidió disculpas mil y un veces, retirando el café “defectuoso”, ya iban dos errores en el mismo día.

–No te preocupes, parece que es tu primer día ¿Verdad? – La chica dejó de disculparse y asintió, si era su primer día y no quería arruinarlo, además no es que todos los clientes fuesen así de amables como este joven, quien por cierto le había llamado la atención desde que entro a la cafetería, por eso se había apresurado a ser la primera en atenderlo.

– ¿Sabes? Dicen que, las primerizas deben tomar su orden e irse inmediatamente, en vez de estar babeando encima de la mesa de sus clientes –Reprochó Yuu con una sonrisa meramente falsa, la chica tembló al oír esto.

– ¡Aoi! –Exclamó Uruha molesto.

–L-lo siento, tiene razón, me moveré para traerle ese café con leche –Solamente pudo atinar a decir aquello antes de prácticamente huir de allí, para evitar más ridículos.

– ¿Qué demonios pasa contigo? –Inquirió molesto el menor una vez que la chica se retiro.

– ¿Qué qué pasa conmigo? ¿Qué pasa contigo y esa mujer? ¿Por qué tienes que ser tan amable con…? ¿Por qué coño te estás riendo ahora? – De por sí ya estaba bien furioso, ahora el castaño había cambiado su semblante serio a uno divertido y había estallado en risas.

–Joder, Aoi, ¿Estás celoso de una cría de unos, no sé, quince años? Venga, amor, ¿Tengo cara de pederasta? – La verdad es que no la tenía, pensó Aoi, tenía cara de “Enamoramiento total de Shiroyama Yuu”

Sin embargo, no quería perder tan fácil, gruño y miró a otra dirección, pero cuando vio a Uruha levantarse de su lugar y sentarse a su lado para abrazarlo (Ya que se encontraban frente a frente) todos esos pensamientos posesivos se esfumaron, no podía enojarse con Shima, de hecho no tenía motivos para hacerlo, tal vez era hora de confiar más, de amar en vez de poseer, de avanzar de aquellos pensamientos tan…

–Disculpe, joven –La misma mesera de hacía un momento se acercó a ellos, parecía decidida.

– ¿Qué ocurre? –Uruha dirigió la mirada hacia la chiquilla.

– ¿Tiene usted novia? Porque, es usted muy guapo y…

¿Saben qué? A la mierda todo lo demás, iba a encerrar a Takashima Kouyou en su cuarto por toda la eternidad y le tatuaría “De Shiroyama Yuu” en el pene.

No tenía miedo de perderlo, porque sabía que se amaban.

Pero es que sí, es que Shima era suyo.

 

Notas finales:

:3 


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