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Confusión por limon18

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Notas del fanfic:

espero les guste

:)

Notas del capitulo:

como saben no me pertenecen los personajes.

es un poco larga, pues quise hacerla solamente de un solo capitulo, pues hay veces que me aburre un poco hacer varios capitulos. 

Pd. perdonen mis faltas de ortografías. 

Sentía su piel húmeda sobre él, el olor a cigarro por toda la habitación y dejándose llevar por el embriagante alcohol bebido ya no pensaba en nada ni en nadie, solo sentía como lo penetraban una y otra vez sobre esa cama, no podía ni hablar pues sus gemidos y gritos ahogaban sus palabras, sus manos se aferraban fuertemente a las sabanas tenía que aceptarlo era mejor de lo que había pensado he imaginado,  miraba sus ojos verdosos que lo cautivaban y lo llevaban al infierno y al cielo al mismo tiempo, no podía sostener mas su saliva, por lo que se le desbordaba de la boca, entre ese vaivén que tenían ambos, siente como se corre dentro de él, haciendo que grite de la sensación embriagante que invade su cuerpo y su alma.

Aioros se levanta saliendo de él, se sienta en la orilla de la cama mientras coge un cigarro de la mesa de noche, lo prende y lo comienza a fumar, se levanta y observa por la ventana como cae la lluvia, sonríe de lado mientras lo voltea a ver, toma el vaso de vodka y lo bebe de un sorbo mientras vuelve a fumar su cigarro.

Shura lo observa detenidamente, nota lo sensual que es su novio, la enigmática mirada que tiene y no puede evitar enamorarse una vez más de él. El arquero se sienta en la orilla de la cama dándole la espalda al español mientras observa a la nada.

-          ¿pasa algo? Mientras acaricia sus hombros.

-          No pasa nada (se levanta de nuevo mientras se dirige al baño)

El español sabe que algo está pasando, pero no tiene ni idea de lo que puede ser, se recuesta en la cama mientras tapa su intimidad con la sábana blanca, el arquero sale del baño y se recuesta junto a Shura. Lo abraza por detrás susurrándole al odio.

-          ¿te gusta cómo te hago el amor Shura? (esa pregunta sorprende grandemente al español, queriéndolo confrontar quiere voltear para verlo, pero el arquero lo toma fuertemente)

-          Claro que si, que pregunta es esa

-          Pareciera que ya no te gusto más. (Shura queda pensativo, era raro escuchar al arquero con ese tono de voz)

-          Claro que me gustas y no solo eso, también te amo y mucho… (da media vuelta y ve su rostro triste, con sus dedos acaricia su rostro, mientras le plasma un beso muy sutil en sus labios)

El arquero toma su mano y la retira – creo que lo nuestro es pura monotonía, no hay nada más que experimentar, no hay nada más que hacer ni dar más que aburrirnos, ya ni siquiera nos deseamos, no me lo vayas a negar, pero así es – el español está sorprendido al escuchar, se sienta sobre la cama mientras trata de asimilar lo que acaba de decir el arquero.

Aioros se levanta mientras recoge sus prendas que estan en el suelo, se las coloca mientras es observado por el pelinegro.

-          Te has aburrido de mi, ¿no es cierto Aioros? No debiste de hacerme el amor para despedirte de mí, que te hace pensar que puedes irte sin mas, solo porque tu lo decides.

-          Que quieres que te diga (se para junto a la cama mientras lo abraza) me iré unos días y pensare que es lo mejor para ambos. Solo será un tiempo.

-          ¿ya no me amas verdad? (se recuesta nuevamente en la cama, colocándose la sabana sobre él para no ser visto por el arquero, mientras sus lagrimas caen sin parar)

Aioros sabe que tal vez no fue lo mas sensato, pero debe de ordenar sus pensamientos, termina de vestirse y sin decir nada, se queda dormido en la sala, para salir por la mañana y dejar que el tiempo le indique el que hacer y sin perder el tiempo esa mañana se va.

Shura se levanta y lo primero que hace es buscarlo por doquier, no está, su corazón pareciera salirse de su pecho, está furioso, desilusionado, herido, llega a la habitación notando que toda su ropa esta aun allí, lo toma todo y lo comienza a tirar al suelo, todo lo que encuentra que le pertenece al arquero lo lanza, lo piza, al verlo todo tirado no puede más, cae al suelo sin parar de llorar, sabía que este día llegaría, ´pues los últimos días que pasaron no fueron los mejores, pero el aun lo amaba y al parecer al arquero no le importaba, seguramente tenia a alguien más y el cómo tonto amándolo como loco.

Aioros esta consiente que está tirando todo por la borda si deja a Shura, sus sueños, sus deseos y los momentos hermosos al lado del pelinegro. Pero tiene que estar seguro de lo que siente, de lo que quiere y desea, camina sin dirección alguna, sabe que está en su derecho a tomar su tiempo a sabiendas que le hace daño a Shura, coloca sus manos en la chaqueta mientras camina cada vez más rápido, como si quisiese escapar de algo, no tiene idea de lo que le pasa, pero ese caminar hace que se vuelva correr, el cielo está completamente entorpecido por las nubes grisáceas del invierno y mientras sigue corriendo la falta de aire hace que se detenga casi de inmediato para poder aspirar un poco mas de aire.

Mira a su alrededor y aun no sabe qué le pasa ¿acaso está huyendo de él?, si es así, debe de encontrar el porqué de esta situación, toma el autobús y mientras se sienta en uno de los asientos más alejado, piensa en él, si estaba enamorado, si lo amaba, pero esta monotonía lo estaba matando, necesitaba aclarar esta mente loca que le revuelve el alma y hace estremecer su pasión, no es que exista cambio, sino no puede tenerle, no porque no quiera pero no sabe el aun porque.

Se baja en la última parada del bus, la nevada está llegando y mientras trata de no morir de frío, llega a un café y mientras cena en ese lugar.

Shura regresa del trabajo, sin ganas de nada, no puede comer, no puede dormir, enciende la televisión, quiere entender lo que sucedió, espera su regreso, todas sus cosas estan en el departamento, solo espera que su regreso sea rápido y no sea tarde. En el desayunador esta su fotografía, la toma mientras la aprieta junto a su pecho, mientras sus lágrimas necias siguen cayendo.

El arquero llega a casa de su hermano y mientras es recibido por el gato, mira lo lindo que es ese lugar, es una hermosa casa, pero esta vez necesita de su hermano, de su hombro por un momento.

-          ¡bienvenido Aioros! Pasa adelante.

-          Gracias hermanito… (mientras lo abraza fuertemente) ¿puedes recibirme en tu casa por un tiempo?

-          Pero que dices, claro que si, adelante (mientras cierra la puerta tras él) ¿crees que Shaka esté de acuerdo?

-          ¡estará de acuerdo! Ni te preocupes por ello, pasa…

Mientras el león enciende la chimenea para que su hermano no se congele este se sienta en uno de los sofás, para sentirse más cómodo en aquella casa tan grande. Aioria va por Shaka para que prepare un poco de chocolate mientras se sienta junto a su hemano.

-          ¿paso algo?

-          Por que debería de pasar algo, si vengo aquí

-          Pues no es normal que estes aquí y menos que te quedes un tiempo.

-          ¡bueno! Si te molesta me voy (se levanta enojado para irse, pero el leoncito lo toma del hombro sentándolo de nuevo)

-          No quise enojarte, ¡tranquilízate!

Shaka se acerca con una bandeja muy elegante y sobre ella un par de tazas llenas de chocolate humeante, los deja sobre la mesita que decora el centro de la sala para luego sentarse junto a Aioria. El león toma su mano y la besa, para luego mirarlo de reojo. – amor mío, hablare con mi hermano a solas, sino te molesta – por lo que el rubio entiende muy bien que este problema es de hermanos, así que se levanta, se despide y se va.

Un silencio incomodo queda entre ambos hermanos, sin nada que decirse pero tanto que preguntarse, el leoncito quiere comenzar hablar pero empieza el arquero.

No puedo vivir más con él, no es que no lo ame, pero estoy aburrido de lo mismo una y otra vez, no he tenido nada con nadie, solamente él ha llenado mi vida, pero ya no lo hace más. Es como si tuvieras que jugar una y otra vez el mismo juguete, claro que lo amas, pero te aburre y necesitas nuevas experiencias. Aun no se qué es lo quiero.  Toma su tasa mientras la resopla y bebe un sorbo, el león se queda pensativo.

-          Aioros, si sentías monotonía en tu relación, hubieses platicado con él antes de irte de tu casa, debiste de platicarlo y luego encontrar una solución, como por ejemplo, un viaje, cambiarte de casa, cambiar de ciudad, pero no creo que estuviese bien lo que hiciste.

-          Lo que sucede hermanito, es que ya hemos intentado varias cosas, pero nunca le dije que nada de lo que hacíamos funcionaba, estos meses no han sido lo mejor, no he querido herirlo y he tratado de arreglarlo de mil maneras pero, tal vez necesito tiempo para mí.

Esa noche, es una de las noches más frías que ha tenido, trata de no pensarlo, cierra los ojos fuertemente mientras se queda dormido.

Pasan los días, las semanas hasta llegar a meses, el arquero sigue con su vida, trabaja, ayuda en la casa de su hermano, pareciera que ha olvidado por completo la vida que una vez tubo. Llega al supermercado y mientras hace algunas compras conoce a un joven, alto, muy simpático y amable. Siente que lo persigue, que lo acorrala, asi que se detiene quedando frente a ese joven tan lindo.

-          ¿deseas algo?

-          ¡hola! Mi nombre es Saga… (le da la mano, pero el arquero da media vuelta y sigue caminando) al menos dime tu nombre para poder dormir hoy (mientras sigue tras él)

-          Aioros (dice esto mientras llega con el cajero y le cobra)

Toma sus bolsas y se aleja, mientras Saga lo vuelve a perseguir, tras él le dice – te invito a un café, mas adelante hay restaurante muy tranquilo, ¿podemos ir? El arquero desea ir con él, pero apenas lo está conociendo. – No gracias – pero Saga camina junto a él.

Está bien, iré, pero déjame en paz, estas palabras hace que Saga sonría grandemente.

Llegan al café que Aioros conoce muy bien, ambos piden un café, mientras platican, el arquero algo renuente pero luego accede a hablar con mucha soltura, ríen por cualquier cosa. No lo escucha más, simplemente lo admira por completo, sus ojos son como dos zafiros, brillantes, llenos de vida, su piel blanca contrasta con ese cabello rebelde.

Los días pasan y sus salidas son más constantes, más atrevidas, más interesantes, como si fuesen colégialos, esa sensación de mariposas sobre su estómago era hermosa. Esa tarde parten a la playa, Aioros esta consiente que su corazón esta latiendo de esa manera por él, su alma y cuerpo lo piden a gritos y este viaje lo pone muy nervioso, se sube al carro de Saga mientras viajan. El geminiano posa su mano sobre la pierna del moreno, mientras se alejan cada vez más de la ciudad.

Al llegar al hotel donde se hospedarían, Saga pide una sola habitación lo que hace que el moreno se sonroje grandemente y mientras el geminiano sigue hablando mientras se instalan, el arquero no escucha nada, está muy nervioso, sus nervios lo están delatando por lo que decide ir a la playa. Pero la obscuridad de la noche está invadiendo aquel lugar.

-          No salgas, descansemos y mañana vamos (detiene de la mano al arquero)

-          Pero de noche este lugar es más bonito, hay gente bailando, la playa llena de fogatas que alumbran y bebidas exóticas por doquier, yo iré, ¿no se tu?

A Saga le sorprende lo que dice el arquero, asi que se viste rápidamente, lo toma de la mano – iré contigo, así que camina – Aioros le sonríe y salen del hotel, tal y como el moreno había descrito, esa zona de la playa era muy amena, llena de fogatas, música, gente bailando, bebidas exóticas, comida deliciosa.

Saga y Aioros se divierten como nunca, bailan, beben, comen y vuelven a repetirlo, el geminiano puede observar como el arquero goza en ese lugar y verlo así lo emociona, ya pasados de copas logran llegar al hotel.

El arquero se recuesta sin decir media palabra, mientras Saga le saca la ropa para que pueda dormir bien, pero solo de verlo así, en ese estado y por sus venas pasando el alcohol, lo vuelve loco, se recuesta sobre él mientras lo besa ferozmente, el arquero lo recibe, desabrochándole rápidamente la bragueta de aquella bermuda que trae aun puesta. El geminiano besa sus hombros, mientras da leve mordiscos, subiendo a su oreja, esto hace que el arquero suelte un gemido mientras sus manos maniobran a la perfección la entrepierna del peliazul. Siente sus manos en su hombría que pide a gritos atención, baja lentamente a su pecho, llenándolo de saliva, pasa sus dedos en aquella piel que está encendida por él, puede sentir el fuego que llena su cuerpo, toma sus tetillas y como desquiciado succiona una mientras juega con la otra, Aioros disfruta al máximo lo que siente, el calor los invade, es inevitable no sentir ese exquisito toqueteo que le tiene. Abre bien los ojos, pues la lengua de Saga esta sobre su ombligo, al bajar más el arquero no le permite seguir y con un movimiento rápido queda por encima de Saga, tocando su marcado pecho, sintiendo su piel humedecida por el sudor para luego besarlo cada centímetro de Saga, bajando hasta llegar a su preciado miembro, tocándolo, dándole masajes placenteros haciendo que el peliazul no pueda dejar de gemir y gritar de placer, el arquero lo toma con la boca de un solo bocado mientras sus dedos se aferran a su cadera para poder hacerlo mejor, el geminiano lo toma para besarlo mientras las manos del arquero siguen con su trabajo, Saga no quiere terminar allí. Aioros sabe que es lo que quiere su amante y Saga trata de dilatarlo para poderlo hacer suyo, mientras el arquero grita de placer, aun sigue por encima de él, logra hacer su cometido, el arquero toca la fuerte erección de Saga y sin pensarlo comienza a meter el enorme miembro del peliazul en él, sentándose sobre él, no puede detenerse solamente sigue haciéndolo. Hasta que logra entrar por completo, Saga lo ve fascinado, allí sentado sobre él, la vista es fantástica. Y así comienza las pequeñas subidas y bajadas, el geminiano lo toma de la cintura mientras siente una y otra vez esas embestidas que lo hacen exaltarse una y otra vez.

Pasan toda la noche haciendo el amor, de mil maneras han logrado sellar esta relación, de mil maneras han logrado encontrarse ambos.

Esa mañana despiertan casi a medio día, se abrazan mientras recuerdan cada momento, Saga no pierde mas él tiempo, se levanta mientras lo hala hacia la ducha, Aioros solo ríe mientras ve el intento de su amante de levantarlo, al lograrlo, se duchan juntos, pasando un buen rato agradable, pero no pierden mas el tiempo y salen para lograr llegar a la playa.

Fue el fin de semana más genuino y diferente que pudo tener en su vida, jamás podría olvidar lo grandioso que la paso a su lado. Cada día que pasa parecieran que se aman más, pero al arquero se le ha olvidado un pedazo de su rompecabezas que es tan importante como Saga, aun tiene en mente a Shura. Llego a olvidarlo entre los brazos del geminiano, pero al no estar a su lado llegan nuevamente a su mente esos recuerdos. Nuevamente está confundido, nuevamente no se siente saciado con la relación, está llegando a la conclusión, en donde el problema es el mismo.

Camina sobre la acera de la calle y mientras camina su mente da mil vueltas que casi lo dejan tonto en un momento, debe de terminar para comenzar, pero… ¿terminar qué? ¿Comenzar con quien?

Llega a su antiguo departamento, consigo trae la llave, así que entra, nota al pelinegro sentado en la sala leyendo un libro, que al escuchar la puerta mira directamente a la puerta y al verlo sonríe. Aioros nota que ahora el español utiliza anteojos para leer, no puede negar que se le ven muy bien, así que le sonríe mientras camina hacia él. Los dos sentados observándose. Shura desborda de felicidad, pero logra ver que su mirada no es la misma y aunque le dio el tiempo que él quiso y lo espero hasta el día de hoy, sabe muy bien, que esto nunca será lo mismo. Aun lo ama con locura la diferencia es que ahora está tratando de no sufrir tanto como ayer.

Saga comienza hablar, pero el dedo de Shura sella su boca, no quiere escuchar sobre que es feliz con alguien más y viene aquí, arreglar este asunto. Lo dejara ser feliz, aunque él sea el hombre más infeliz en esta ciudad. Pero lo ama tanto que lo dejara ir, como ya lo hizo una vez.

Aioros nota en su rostro tristeza, pero a la vez como un alivio, toma su mano y la besa. Mientras un silencio hermoso los invade. Ese silencio se rompe con la voz de Shura.

-          Espero hayas encontrado las respuestas que querías y que aunque te alejaste de mi, nunca deje de amarte un solo día y por eso te deseo que seas muy feliz, estés con quien estés, Aioros. (la calma con que lo dice sorprende mucho al arquero, jamás lo vio con tanta paz)

-          Si encontré lo que necesitaba Shura, respuestas a un desamor encontrando y llegando a ver más allá de lo que quería, te lo debo a ti (mientras lo toma del rostro, pero Shura mira para otro lado, Aioros lo toma de nuevo) mírame Shura y di que me perdonas, por hacerte perder el tiempo a mi lado, por dejarte aquí solo, por ser estúpido y hacerte sufrir.

Al escuchar esto Shura no lo soporta más y se echa a llorar mientras Aioros lo abraza fuertemente y entre sollozos, solo vete, no vuelvas jamás, solo se feliz, es todo, se levanta del sofá y camina a su habitación, cerrando la puerta tras él esperando a que el arquero se vaya lejos de su vida.

Escucha como se aleja y mientras se aleja sabia que este día llegaría, sabía que iba a sufrir, pues Aioros no lo amaba más, aun esta su ropa en donde la dejo, aun están sus cosas allí como si viviera con él. Esta loco por tener aun la esperanza de que regrese, aunque muy dentro de él sabe que no será así de ninguna manera.

El arquero regresa a casa de su hermano pensando en Shura, le hizo daño, pero era mejor que todo terminara por las buenas, ahora debe de concentrarse en su felicidad, en estar con Saga y nadie más que con él. Camina hacia la casa de Saga y sin pensarlo entra, lo busca pero no lo encuentra, sale por el balcón mientras fuma un cigarro, extrañaba mucho esa sensación, ese olor lo envolvía, hacían que recordara todo ese pasado que no fue pérdida de tiempo, fue maravilloso pero… pero… se recuesta sobre el balcón, esperando ese automóvil que tan bien conoce, lo ve entrar, pero al parecer Saga no sabe que Aioros está allí.

Observa que esta con alguien, observa que se besan, que se abrazan, al ver todo esto, el cigarro se cae de su boca sin sentir, sus ojos se abren como nunca, mientras algunas de sus lagrimas se derraman sobre sus mejillas, baja las gradas de inmediato para confrontarlo y al tenerlo cerca solo puede darle una bófeta haciendo que Saga coloque una de sus manos sobre su mejilla.

-          ¿Quién es él Saga? ¡EXPLICALO!

-          ¿tú qué haces en mi casa? Ven acá Aioros (mientras lo toma de la mano y lo hala para que caminen) el que tu vez allí, es mi novio Afrodita, el y yo nos casaremos el próximo mes, y pues yo crei que lo nuestro era superficial, que solo la pasábamos bien.

-          Deberás que eres idiota, yo si te estoy amando de verdad y tú… simplemente juegas conmigo y con mis sentimientos.

-          Yo jamás dije que quería algo serio contigo, jamás dije que te amaría, lo tomaste muy enserio, perdona y espero que reconozcas que lo que tuvimos era diversión (Da media vuelta mientras se aleja para ir con Dita y adentrarse a su casa)

El arquero esta atónito, no puede creer lo que le está pasando, todo estaba tan bien, todo era tan perfecto, pero lo perfecto no existe, simplemente se dejo llevar por las banalidades, por la lujuria estúpida. Camina nuevamente a casa de su hermano pero ya no logra llegar, se recuesta en un poste de luz mientras llora amargamente, pero muy amargamente, lo dejo todo por él, que diablos pensaba, en qué diablos pensaba. Jamás será feliz, el seguramente no merece tal privilegio y tal vez sea su deber ser infeliz de por vida.

No comenta con nadie lo sucedido, pero Shaka lo nota un poco distraído, se sienta junto a él, pero el arquero se levanta y se va a su habitación, no quiere que nadie sepa que es un grandísimo idiota. sabe que el tiempo lo curara todo, pero los meses pasan y el aun se siente engañado, torturándose una y otra vez por lo sucedido. Recuerda nuevamente a Shura y sabe que muy a pesar de todo, al lado de él no le faltaba nada y que si lo intenta tal vez logren volver con esa misma llama de antes, pues ahora se da cuenta que quien verdaderamente es para él es Shura y nadie más, pero como abordarlo, como decirle que ya entendió que no puede vivir sin él, como explicarle que ahora más que nunca lo necesita y esperar a que lo reciba, o que tal vez lo siga amando. Debe de cerciorarse, asi que sale de aquella enorme casa, toma un taxi.

Llega al edificio y mientras sube las gradas logra topárselo en ellas. Shura se sorprende al verlo de nuevo, le sonríe mientras sigue su camino, pero Aioros lo toma de la mano deteniendo su caminar.

-          ¿necesitas algo Aioros? Si buscas tus cosas las done a la caridad. (dice esto muy serio)

-          Te necesito a ti Shura ya me di cuenta que necesitaba esta experiencia para saber deseo pasar el resto de mi vida a tu lado.

Shura no puede creer lo que escucha, pero no se sorprende de lo que escucha, no dice ni una palabra y sigue avanzando.

-          ¿Qué no me has escuchado Shura? He dicho que… (pero es callado por las palabras de Shura)

-          ¡SI! Te escuche Aioros, pero… yo no puedo regresar contigo, pues no soy tu juguete, donde lo puedes dejar allí por momentos y luego volver cuando se te antoje. Te espere, te añore, te necesite como un demente, pero solo regresaste a decirme que eras feliz y ese era mi gran temor convertido en realidad, ahora es tarde Aioros. Recuerda algo, yo siempre te ame. Pero ya me canse, es todo.

Sigue caminando mientras Aioros queda perplejo, siempre estuvo equivocado, creyó que Shura aceptaría lo que el propondría, pero no fue así, ahora si está seguro que su destino es la infelicidad, es todo. ¿Se lo merece? Si, se lo merece, pues lo dejo sin más, pudiendo arreglar todo. Baja las gradas hasta salir del edificio, lo ve comprando el periódico, suspira profundamente mientras se le acerca.

-          Shura, ¿podremos ser amigos? (el pelinegro lo observa mientras le sonríe)

-          ¡por supuesto que sí Aioros!

-          Te parece si tomamos un café… (mientras le devuelve la sonrisa)

-          ¡no!

-          Pero…

-          Mejor me invitas a cenar.

Ambos se sonríen, mientras Shura sigue su camino y Aioros sabe que significa eso, regresara a ese departamento esa noche y cenaran como la primera vez.

 

Notas finales:

espero les haya gustado 


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