Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Gravedad del Amor por Kunay_dlz

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí en segundo capítulo.

 

 

La gravedad del amor

II

 

 

 

--Su otra mitad… ¿Te refieres a…? –inquirió el barman con una expresión más que sorprendida.

--¿A quién? –preguntó el castaño recibiendo un codazo en sus costillas por parte de su compañero. Claro gesto de que le permitiera al encapuchado seguir con su historia.

--Pasó un año después de la secundaria. Bad Luck contaba con la fama suficiente como para que sus integrantes sean reconocidos con más frecuencia en lugares públicos, necesitaban de guarda espadas en cada momento, era divertido para ellos aunque… solían escaparse en ocasiones por el simple hecho de sentir la adrenalina.

--Lo siento amigo pero, no le veo… es decir… ¿De qué forma escaparse de guardaespaldas puede llenarte de adrenalina? ¿Qué no se supone que es por seguridad? –interrumpió de nueva cuenta el castaño. Su compañero y el barman le miraban con advertencia “Vuelve a interrumpir y será lo último que hagas”.

--Lo es cuando tu guarda espaldas te persigue, te tortura, te mata un par de veces, te revive y luego te castiga cual soldado en el ejército… creo que implantó ‘algo’ en cada uno de ellos para rastrearlos. –esperó escuchar algún comentario más nunca llegó, el castaño que solía interrumpir y los otros dos no creían que alguien pudiera ser tratado de esa forma, mucho menos a alguien famoso, y jamás de los jamases un grupo entero –Todo comenzó en una de esas escapadas… Se separaron para dar más problemas a su guarda espaldas. Suguru fue arrastrado por Hiro al centro comercial y Shu se refugiaba en un parque en dirección opuesta a sus amigos.

 

 

La gravedad del amor

II

Deja

 

 

 

Un agitado pelirosa recorría el parque en el que había llegado. Se preocupó de haber dejado atrás su gorra y sus gafas para despistar a K, su guarda espaldas “Ese hombre está loco, jejeje y enloquecerá más” pensaba con satisfacción. Miraba el paisaje, “La vista es muy hermosa…

Se sentó en una banca con vista a la ciudad. Sería un lugar perfecto para una declaración romántica, un video tal vez… se lo comentaría a Hiro y Suguru para la próxima canción de amor que escriba.

No había personas alrededor. El viento de noviembre se esparcía entre los árboles. Escuchó los pasos de alguien acercándose, la curiosidad le aganó y se volvió a ver a quien las producía.

 

Deja decirte que te amo

Que nuca había sentido nada igual

 

 

Se quedó prendado. Lo ojos dorados que le miraban cual depredador a su presa no le daban tregua. Su respiración falló. El mundo en que vivía desapareció sin dejar rastros. Un hombre alto, de cabellos rubios que coordinaban con esa dorada mirada fue un espejismo sacado de algún lugar remoto… él era un chico… y su corazón latía por un hombre. “Parece que… la gira, el nuevo álbum, la firma de autógrafos y la filmación del videoclip… me están afectando…

 

Eres luz, de un lindo amanecer

Mi motivo, por lo que hoy vive mi ser

 

--Oye niño, es tarde como para que estés en este tipo de lugares sin compañía. –habló el rubio. Esa voz, le causó otro impacto a Shu.

--¿Qué le hace pensar que estoy solo, señor? –dijo Shu, el hombre frente a él no parecía tan mayor, pero si él de le llamaba ‘niño’…

--… Te dejaron plantado entonces, ¿Tan malo eres con tus citas… o, tu niñera se olvidó de volver por ti? –mientras hablaba, sacó un cigarrillo y procedió a encenderlo deleitándose con su sabor.

--La niñera tiene el día libre, su compañía es más aceptable que cualquiera que se atreva a pedirme citas. En cambio, creo que su enfermera olvidó confiscarle sus cigarrillos. –espetó Shu tratando de ocultar su molestia. Al fin de cuentas, era una estrella.

 

Eres tú, el aire al respirar

Mi fortuna de saber lo que es amar

 

Hablaron por más de tres horas, cada quién en su juego, disfrutando de una… extraña conversación. El rubio terminó sentado al lado del pelirosa, le apretaba las mejillas y removía su cabello, todo él le fascinaba.

--Dime chiquillo, ¿Porqué rechazas a quienes te piden citas? –indagó con interés disimulado el rubio.

--Simplemente, no saben pedirlas. –contestó Shu sin pensarlo demasiado. Disfrutaba que el ojidorado jugara con su cabello.

--¿A sí? ¿Cómo deberían pedirte una cita entonces?

--¿Planeas pedirme una? –la curiosidad le ganó la palabra al pelirosa.

--¿Aceptarás?

--¿Eso es un ‘sí’ o un ‘no’?

--¿Seguirás contestándome con preguntas?

--¿Me dirás lo que quiero saber?

--Mañana te contestaré. En este mismo lugar. A esta misma hora. Y, en esta misma banca. –decretó el rubio ya cansado del juego de las preguntas.

--No creo poder maña. –dijo Shu –Mi trabajo no me permitiría (“por no decir que el castigo me  dejará inconsciente por más de tres días” pensó Shu) El jueves tal vez pueda.

--El jueves estaré lidiando con mi trabajo. –al notar la expresión del pequeño pelirosa, agregó –¿Qué te parece si venimos, cada semana, a esta hora, tarde o temprano tendremos que encontrarnos, no lo crees?

 

Deja decirte palabras, palabras bonitas

Deja tocar con mis manos tu cara bonita

 

 

A pesar que habían establecido tratar de encontrarse cada semana, fue al día siguiente que se encontraron. Hablaron del porqué estaban ahí. Expusieron excusas tontas. Rieron. Bromearon otra vez.

--¿Qué tienen mis ojos? –preguntaba un rubio con curiosidad mientras encendía otro cigarrillo.

--Son dorados, muy interesantes. –contestaba el pelirosa.

--¿Te gusta el color del oro?

--No precisamente, sólo es…

--¿Te gusta el dorado?

--Sí.

--¿Te gustan mis ojos?

--Sí… bueno, son raros, es decir, son únicos. No he visto a alguien con los ojos dorados como los tuyos. –declaró Shu con cierto sonrojo.

--A mí me gustan los tuyos. Son lindos y únicos. Jamás habría pensado que existieran ojos tan hermosos como los tuyos. –dijo con calma el rubio, como saboreando la reacción que mostraba Shu.

 

Deja morderte los labios como una manzana

Deja que nuestras miradas se metan al alma

 

 

Volvieron a verse al siguiente día, y al siguiente, y el otro también hasta que volvieron a verse el día que habían pactado. Siete días viéndose. En ninguno de ellos se contestó la pregunta inicial.

--Entonces ¿Me pedirás una cita? –se animó a preguntar Shu.

--¿Qué te parece si vamos a cenar? Hice reservaciones, así que iré acompañado o solo. ¿Me acompañas?

--No me has respondido. –dijo extrañado Shu.

--Yo tengo hambre. ¿Vienes? –hablaba el rubio poniéndose de pie.

--Está bien, pero sólo comeré postres. –advirtió Shu.

Llegaron a un modesto restaurante, el rubio comió una cena decente y el pelirosa solo postres tal como lo había predicho.

 

Deja…

(Deja decirte… que te amo)

 

Al momento de pagar, se dieron cuenta de algo importante. No sabían sus nombres.

--Soy Shuichi Shindou, un placer.

--Eiri Uesugi, el placer es todo mío.

--Sólo dime Shu. –dijo el pelirosa para evitar sonrojarse ante la mirada del rubio.

--Entonces llámame Yuki.

--¿Yuki? –dudaba el pelirosa, antes que el rubio aclarara cualquier cosa Shu siguió –¡Me gusta¡

--Valla, qué atrevido. –dijo con algo de burla.

--¡Me refiero al nombre!

--Ahora me siento desilusionado.

Siguieron hablando hasta que les avisaron que era hora de cerrar. Pagaron. Se despidieron y cada uno se fue a su casa.

 

Eres luz, de un lindo amanecer

Mi motivo, por el que hoy vive mi ser

 

  

Al siguiente día en la disquera, Shu escribía una nueva letra. Hiro y Suguru le miraban de soslayo puesto que se veía más feliz dese la semana pasada. No se quejaba de las clases particulares, no hacía bromas a los trabajadores del lugar… hasta hacía los ejercicios que K le ponía cada que le notaba distraído. Se notaba que dormía poco pero ni eso le quitaba la energía vespertina ni el brillo en los ojos.

En una de esas tardes, le siguieron (Hiro, Suguru y K). Llegaron a un parque y le vieron esperar a alguien. Pasaba un par de personas pero ninguna era a quien Shu esperaba. Un rubio de acercaba de manera lenta a un distraído pelirosa, K casi se le va encima si no fuera por Hiro le ayuda a Suguru a detenerlo.

El rubio se colocó detrás de Shu. Le tapó los ojos con las manos y el otro se volvió para abrazarlo. Luego lo soltó. Ambos se encaminaron a una banca, se sentaron, platicaban y se coqueteaban de vez en cuando. Los 'espectadores' simplemente no creían lo que veían.

 

Eres tú, el aire al respirar

Mi fortuna de saber lo que es amar

 

 

Al día siguiente Shu se vio sometido a un interrogatorio por parte de los integrantes de la banda, de su guarda espaldas y del jefe. Dijo la verdad, no ocultó nada. Escuchó un discurso interminable de cada uno de ellos a excepción de Hiro que observaba todo con discreción. Cuando hubieron acabado, fue cuando Hiro intervino.

--Shu, ¿Esto es lo que quieres? –preguntaba con seriedad –¿Estás seguro?

--Hiro, yo… yo sólo quiero que confíen en mí. Él no sabe quién soy, no me utiliza de ninguna forma, es discreto y me agrada estar con él. –contestó Shu más que decidido.

--Bien, entonces te apoyaré. –todos le miraron atónitos –Antes que integrante de una  banda eres mi amigo, el mejor. Sabes que puedes contar conmigo con lo que sea. Compartimos todo, hasta nuestros sueños ¿Recuerdas? –Shu le miraba con cariño –Si decides jugar bromas, yo te ayudo para que no te atrapen. Si saltas de un puente, saltaré para volver a subirte. Si te enfrentas al mundo, te cubriré las espaldas… Simplemente, nunca te dejaré caer.

--Hiro… –susurraba un emocionado pelirosa.

--Eso fue lo que me dijiste cuando nos hicimos amigos –sonrió –es lo que yo también haré. Sin ti mi vida sería aburrida.

 

Deja decirte palabras, palabras bonitas

Deja tocar con mis manos tu cara bonita

 

 

--Ese amigo tuyo es muy extremista. –decía un rubio a un pelirosa.

--Es mi mejor amigo después de todo. –dijo alegre el pelirosa.

--Y Yo ¿Qué soy yo para ti?

--Tú… eres tú, un am… –el dedo índice del rubio le impidió terminar la frase.

--No lo digas. Quiero ser más que tu amigo si me lo permites. Shu ¿Quieres ser mi novio?

--…

--Quiero ver tus sonrisas, quiero ver tus bellos ojos más de cerca, quiero escuchar tu voz, quiero que tu boca sólo diga mi nombre… quiero que ames… así como yo te amo.

Shu lo miraba sin decir nada. Se sonrojó hasta las orejas.  Parpadeó un par de veces. Se sumergió en esa mirada dorada e hizo algo que tenía ganas de hacer desde hace un tiempo. Le besó. Tan torpe y lento que daba a entender la inexperiencia del pelirosa.

 

Deja morderte los labios como una manzana

Deja que nuestras miradas se metan al alma

 

 

Luego de grabar la canción, Shu les comunicó las mismas personas que le habían interrogado el día anterior que ya era pareja del rubio. Qu hablaron de sus trabajos y que en definitiva Yuki no podría aprovecharse de él. Yuki Eiri, era un novelista reconocido y tenía su propia fama. Al parecer no conocía a Shu por que no veía tv y cuando tenía tiempo libre estaba en lugares con otra ambientación por lo que hasta ahora Bad Luck no le conocía.

 

Deja…

Oh deja…

Oh, deja…

 

Aún seguía viéndose con Yuki en ese parque. Se seguían conociendo. Su amor iba creciendo.

 

 

:     :     :     :     :

--¿Con seis meses de conocerse se declararon amor eterno? ¿No es apresurado de su parte? –expresó el castaño sin tomar en cuenta las miradas del barman y de su moreno amigo.

--Se cortejaron un año. Recuerda que uno era músico y el otro escritor. Cada uno con sus respectivas responsabilidades, conciertos, firmas de autógrafos, reuniones, entrevistas, filmaciones, sesiones fotográficas, difusión de su trabajo… y quién sabe cuantas cosas más. –respondió el encapuchado.

--Hay más que esto, ¿Cierto? –inquirió el moreno.

--Claro. Como dije, ese es sólo el comienzo. –afirmó el encapuchado.

 

 

 

>>Continuará...

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).