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El Mejor Dulce De Hallowen. por KitanoKitsune

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Notas del fanfic:

Si cometí faltas de ortografía, aunque sean las minímas avisenme por favor.

–Despierte Bocchan – Dijo el azabache con una voz tranquila y a la vez algo dulce, mientras servía algo de té negro para su joven amo.
–Uhg~ Sebastian... ¿Qué hora es? – Dijo el joven chico mientras con su diestra trataba de cubrir sus ojos de la luz cegadora y fresca de las mañanas que atravesaba la cortina recién abierta por el mayordomo.
–Son exactamente las 9:00 a.m Joven amo. Y es hora de que usted despierte. Para el día de hoy le he preparado algo de té negro traído de la India, y una tarta de calabacín naranja con caramelo y crema de nuez, espero que sea de su agrado. – Comenzó a sonreír con esa típica cordialidad mientras acercó el té y un diario al menor esperando que leyera. Acto seguido y como era de costumbre, el azabache comenzó a vestirle con tal delicadeza que hasta parecía que por una leve equivocación el chico se iría a romper.
El pequeño comenzó a leer despreocupado dando poco a poco sorbos al té mientras leía esperando que terminarán de vestirle. –Sebastian, dime el itinerario, que hoy es 31 de octubre y es molesto ver a los de la nobleza disfrazados pidiendo dulces de casa en casa. –
– Ahh~ Joven amo. Es Hallowen, época en que los niños corren felizmente de puerta en puerta para pedir y comer dulces toda la noche. Como es de esperarse de la familia Phantomhive he seleccionado minuciosamente los dulces que les serán entregados a los pequeños esta misma noche. – Al terminar de vestir al joven, el azabache se levantó y retiró el diario y la taza de té al chico para entregarle después la tarta. –Aquí está su tarta, joven amo.– Hizo una reverencia y le miró comer con una sonrisa maliciosa.
– Gracias. – Dijo el jovencito en un tono frío y con un gesto despreocupado comenzó a comer. [[A veces pienso que hay mucho relleno, pero sin relleno no hay acción(?) ]]
En cuanto el joven terminó la tarta su fiel mayordomo le retiró el plato.
–Pero que descuidado es usted. Tiene crema en los labios. – El mayordomo sin pensárselo dos veces lamió con rapidez la boca del chico, para después brindarle un beso. Poco a poco el rostro de el menor y del azabache se juntaban más, volviendo el beso más apasionado. A medida que éste avanzaba el azabache iba metiendo su lengua en la boca del joven, para después de varios minutos de estar jugando con sus lenguas desprenderse de aquel beso, mientras contemplaba el rostro sonrojado y sorprendido del menor que al parecer había intentado abofetearle.
–Disculpe joven amo, pero es que se ve tan bien sonrojado. – Dijo el mayordomo mientras se relamía los labios saboreando la saliva de su contrario que se había quedado impregnada en los propios.
–Tsk...Eso ha sido muy atrevido de tu parte.. Sebastian idiota... – Refunfuño el pequeño.
–Disculpeme joven amo. No era mi intención molestarle. Pero... si me permite... le quiero dar algo en compensación por mi falta. – Sonrió de nuevo, esta vez con más malicia en su rostro mientras miraba aparentando inocencia ante el señorito.
– Está bien, sólo esta vez.– El joven suspiró y cerró los ojos tranquilamente.
–Me alegra que aceptara, joven amo. Ah...por cierto... le daré una una pista."Hoy ocupará esa boca virgen suya~" – Posó su dedo índice sobre los labios de su joven amo, para en cuanto este se despistara lanzarse sobre aquel joven .
–¡Se-Sebastian! – El menor por su parte, trató de quitarse al azabache de encima mientras aquel le comenzaba a despojar de su ropa con facilidad. Lo primero en quitarle fue la parte del abdomen.
–No tiene que molestarse joven amo. Estoy seguro de qué disfrutará lo que viene a continuación. – Dijo mientras terminaba de despojar a Ciel de sus pantaloncillos y de su ropa interior.
–¿Está listo joven amo? –
–¿Listo para qué? –
En cuanto el chico respondió, aún si su respuesta no estaba especificada el azabache bajó su rostro lentamente mientras lamía el abdomen del joven hasta llegar al miembro del pequeño para después comenzar a lamerlo lenta y delicadamente.
–¡Sebastian!~ – Dijo el menor mientras soltaba un pequeño gemido al sentir su miembro en la cálida y mojada boca de su mayordomo; y aunque trató de evitarlo se comenzó a sonrojar.
Por su lado el mayordomo continuó lamiendo el miembro del chico, ésta vez más rápido y fuerte.
–¡¡SEBASTIAN!! ¡Te he dicho que pararas!, Ya-ya no me puedo contener más! – Acto seguido el pequeño se corrió en la boca de su mayordomo.
El mayordomo se levantó sonriendo mientras se relamía los labios para después decir. –Ahh~ joven amo. . . Pero vaya que es travieso jaja pero apuesto a que usted también quiere un turno. – En cuanto terminó de hablar lentamente se quitó los pantaloncillos y con tranquilidad, amabilidad y delicadeza acercó la boca del menor a su miembro, para después introducirlo. –Listo, joven amo. Debe utilizar esa linda boquita desde ahora. – Se relajó y poco a poco comenzó a mover sus caderas.
Mientras tanto; el chico debido a las circunstancias no tuvo más remedio que comenzar a lamer el miembro al ritmo que su mayor movía las caderas.
–No lo hace mal joven amo, pero le falta práctica. – Y sin borrar aquella sonrisa comenzó a mover sus caderas más y más rápido; haciendo que el niño siguiera aquel ritmo mientras se sonrojaba, llegando al punto de que el mayordomo se corriera en la boca del niño, al pasar esto el mayordomo rápidamente lo cargó y con un movimiento algo brusco lo subió a la cama.
–Ahg~ Sebastian, esto es asqueroso... – Replicó el joven mientras se limpiaba la boca.
–Pues a mí me ha gustado, joven amo. Ahora debe de quedarse quieto, que lo mejor está a punto de pasar. – Soltó un par de carcajadas en un tono amable como si se tratara de una broma, mientras que sutilmente frotaba su miembro en la estrecha entrada del chico.
–S-Sebastian... Ni se te ocurra tal barbaridad. – El pequeño abrió los ojos cual platos mientras trataba de alejarse.
–Joven amo... apuesto a que si hago presión le gustará mucho. Así que... comenzemos. – En un movimiento impulsivo; al sentir que su amo se estaba retractándo le embistió bruscamente, haciendo que su miembro entrara con facilidad al interior del pequeño.
El pequeño tan sólo soltó un gemido, no tanto por el placer, sino también por el dolor que sintió. –¡Sebastian! Eso me ha dolido. – Trató de aparentar enojo, aunque por su mejilla ya corría una pequeña lágrima.
–Vamos, joven amo... no sea llorón, lamento mis actos, pero usted me ha dado permiso de entrar. – Lentamente se comenzó a mover, tratando de no lastimar al niño. –Vaya que está estrecho. – Dijo sonriendo con amabilidad.
–Ca-cállate. – Replicó el menor aún sonrojado.
–No se preocupe, yo haré que le guste. – Acto seguido Sebastian besó a Ciel mientras metía la lengua en la boca con prisa; para poderse mover más rápido sin estar escuchando las quejas de su amado "Bocchan".
Los gemidos del pequeño fueron ahogados en aquel beso que había sido brindado por su mayordomo. Poco a poco se fue acostumbrando a la situación; al ocurrir esto el menor se separó del beso. –Creo que ya me he acostumbrado. –
–Me alegra joven amo. Eso significa que ya podemos pasar a lo siguiente. – Aún dentro del chico le cargó con delicadeza y lo pegó a la pared, para después subirlo y bajarlo con algo de fuerza mientras aumentaba la rapidez de sus movimientos.
–¡Ah! No te detengas Sebastian. – Dijo entre gemidos mientras se aferraba a los hombros del azabache.
–Claro que no joven amo. Estoy seguro que juntos podemos alcanzar el orgasmo. – Continuó moviéndose, cada vez más y más rápido; Y entre gemidos hubo un punto en el que ambos se corrieron.
–Ah~ Bocchan. ¿Le ha gustado? – Dijo riendo sabiendo lo que acababa de hacer.
–Callate... nadie tiene que saber nada de esto. – comentó algo cabreado con su típico gesto serio utilizado como escudo para el deseo y sonrojo que le quedaba.
–Como usted oredene joven amo. –
Pasaron un par de minutos en los que cruzaron miradas, el azabache con una sonrisa; mientras el joven le miraba con un gesto obstinado y con un sonrojo que a cada momento bajaba más, hasta el punto de desaparecer.
–¡Oh! ¡Joven amo! Vamos retrasados para su compromiso con la señorita Elizabeth. ¿¡Qué dirá su prometida si le encuentra así!? – El mayordomo, ya un poco alterado se apuró a vestir al menor con un traje de pirata demasiado formal y caro como para sí quiera aparentar ser un verdadero traje de pirata. –Este es el traje adecuado para: "El Perro Guardián De La Reina" – Soltó un par de carcajadas a forma de burla por el peculiar apodo qué tenía el pequeño.
–Para ti soy el conde Ciel Pantomhive. – Replicó cabreado mientras se levantaba y ya vestido salía de la habitación al lobby; Tan sólo para encontrarse con Lady Elizabeth.
–¡¡CIEL-KUN!! –
Gritó la rubia antes de lanzarse sobre el menor para darle un abrazo.
–E-Elizabeth... c-con cuidado o me lastimarás. – Se comenzó a quejar mientras se trataba de liberar de los brazos de su prometida.
Mientras tanto; El mayordomo bajó junto a su amo y lo miró todo el tiempo con una sonrisa actuando cómo si nada hubiera pasado.
–Ciel~ Vamos, ¡¡¡VAMOS!!! Mi sirvienta preparó todo para que vayamos a recolectar y comer dulces. – Dijo aquella chica casi saltando de la ilusión.
–N-no gracias Elizabeth. Sebastian ya me ha dado algunos dulces. – Miró a su mayordomo con una sonrisa. –A parte de que ya quedé satisfecho Sebastian ya me dio el dio el dulce perfecto de halloween hasta ahora. Tal vez alrato. –
–Bueno... Supongo que si Sebastian te los ha dado es porque eran muy ricos.... Bueno, tengo un compromiso con un embajador... vuelvo alrato para ir por más dulces. –Sonriendo inocentemente, la rubia salió de la mansión y se dirigió a la propia en un carruaje mientras se despedía desde la ventana de aquel transporte que era tirado por caballos.

Notas finales:

Espero qué sea de su agrado. Gracias por leer.


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