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MIRACLE por Kitsune Nishizono

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Notas del fanfic:

Subo este pequeño fic que concursó por un Mamacita. Gané!.. No es fabuloso pero creo que no quedó mal. Dedicado a mi bella nuera, Rubí y a su hermana, la adorable Iris, que ellas hicieron el concurso. Y un agradecimiento especial a Oscar, que lo leyó y me ha dicho que le gustó mmucho porque le recuerda a él.. awww.. Besos a todos... 

 

Kim JongWoon sonreía, fascinado, ante la multitud que, de pie, le ovacionaba por completo. Las luces brillantes del escenario, en contraste con la oscuridad del público, le impedía distinguir los rostros de sus admiradores pero, el sonido, parecido a un bramido de una criatura mitológica, le indicaba a la perfección el amor que todos le profesaban. Agitaba el brazo derecho en lo alto a modo de saludo y agradecimiento al tiempo que pequeños regalos caían sobre el escenario al igual que a sus alrededores. No podía recoger los regalos, no había tiempo para ello (o espacio suficiente) más al menos debería seleccionar alguno y llevarlo consigo si no quería lucir como una mala persona. Se acercaba unos pasos e inclinándose, tomaba al azar un muñeco de peluche. Sus fans dejaban escapar un grito de felicidad interminable. O al menos se lo parece por un periodo de 3 segundos porque, después de eso, el escenario, junto con todo el recinto, comienzan a moverse de manera espasmódica. Los gritos continúan, aunque por un motivo completamente diferente. Todo el mundo olvida el modo civilizado de abandonar un lugar en busca de escapar. El techo gruñe, como si un gigante estuviese despertando de un largo sueño. JongWoon mira hacia arriba en confusión. Quiere salir corriendo también pero su cuerpo simplemente no colabora. Las luces lo encandilan y por un momento sonríe, sintiendo que es una de las visiones más aterradoras y hermosas que ha visto hasta ese momento. Un sonido metálico, atronador, escapaba de la viga arriba de él y luego, todo se volvía oscuro al tiempo que dicha viga le caía encima.

 

+++

 

                Se ha reportado un terremoto de 8.25 grados en la escala de Richter en el área de Seúl. Este terremoto, como nunca antes se había visto en la historia de Corea del Sur, ha dejado al mundo entero conmocionado. Los edificios colapsados, los muertos. Todas las pérdidas no pueden ser cuantificadas todavía. La mayoría de la ciudad y los alrededores se encuentran en una oscuridad absoluta, lo que no favorece para nada el rescate de los afectados que aún se encuentran con vida. Las autoridades aún no lanzan un comunicado de prensa al respecto pero poco nos queda como no sea rezar para que todos los que siguen con vida permanezcan del mismo modo y los afectados de muerte puedan descansar eternamente…

 

+++

 

                Una luz intensa es lo primero que percibe. Sus ojos, ya de por si cerrados, se quejan, obligándole a apretar los párpados. Eso aleja la sensación de brillantez por un momento pero le hace enfocarse en otras cosas, como el hecho de que la cabeza le punza dolorosamente o el hecho de que siente atrapadas ambas piernas. Intentaba recordar que había sucedido pero nada se le venía a la mente. Giraba un poco el rostro, como pretendiendo huir de todo pero el contacto contra la superficie resultaba rugoso y muy poco placentero. Y de pronto la luz brillante se iba para dejar paso a una sombra.

 

-¡Hey! ¡¿Estás bien?! –Confundido, JongWoon abría lentamente los ojos, tan solo para encontrarse mirando de regreso a un rostro pequeño y delgado, con pómulos salientes, que es el que bloquea los inmisericordiosos rayos solares.

 

-Ah… -JongWoon quiere decirle que obviamente no se encuentra bien usando su tono más grosero pero al notar la preocupación en los ojos del menor, se limitaba a gruñir un poco antes de contestar –No lo estoy. Me duele todo y no puedo moverme…

 

-¡Oh! ¡Claro, soy un desconsiderado! – El hombre se incorporaba, dejando que los rayos vuelvan a golpear de lleno en el rostro del mayor. JongWoon entrecerraba los ojos, intentando no apartar la vista del curioso hombre que está cerca de él. Si en un principio no lo había notado, ahora realmente se da cuenta de la extraña ropa que aquél desconocido porta. Unos pantalones sumamente holgados de un color indescriptible (alguna vez quizá fuesen negro pero ahora están cubiertos de tierra y su apariencia es de un gris blancuzco), una playera con escote profundo en V y una chamarra que parece hecha de piel de serpiente, con unas escamas de varias tonalidades de verde brillante. También usa unos guantes de motociclista y, en la cabeza, tiene unos googles de aviador de los años 20 que no combinan con el resto del vestuario (¿Acaso cualquier prenda combina entre sí?) –Me llamo Kim RyeoWook… -El hombre se alejaba un poco y JongWoon sentía cierto pavor a que le dejase enterrado. Sin embargo, regresaba tras unos momentos con una palanca que parecía una ganzúa gigantesca. Con cuidado, iba metiendo la palanca entre un pedazo de loza y otro para luego hacer palanca e ir quitando peso de encima hasta que el hombre sepultado era liberado por completo.

 

-Soy Kim JongWoon… -El artista se había quedado mudo durante todo el tiempo que su liberación duraba, básicamente porque no sabía que debía pensar de todo aquello. Ahora recordaba que había estado dando un concierto y de pronto un terremoto le dejaba en su estado actual. Sin embargo, le parecía que debería estar mucho más enterrado, con todo el techo cayéndole encima y que, de hecho, debería seguramente estar muerto. Se sentaba y, extrañamente, para haber estado aplastado, se sentía relativamente bien. Un poco incómodo, pero nada más. A su lado, el otro hombre se secaba el sudor con uno de los guantes antes de sonreírle de una manera que JongWoon puede considerar adorable.

 

-Me alegra haberte encontrado o podrías haberte quedado un buen rato ahí atorado… -JongWoon asentía distraídamente. No quería lucir como un completo raro pero a la vez se encontraba demasiado confundido para poder actuar de manera normal. Y eso que a él siempre le han dicho que se comporta como un verdadero raro. Se incorporaba despacio y, admiraba a su alrededor. Está parado sobre un montón de escombro que en realidad no parece lo suficientemente grande para poder tratarse del Estadio Jamsil, donde él había estado dando el concierto. Pero lo que realmente le preocupa no es eso sino el resto del paisaje. El sol abrasador  se refleja entre dunas de una arena de grano pesado, como el desierto en Mongolia. Puede distinguir una carretera llena de la misma y a lo lejos lo que parece un puente o una entrada a una ciudad pero, fuera de eso, nada más.

 

-¿Dónde estoy? –Sentía que la garganta se le secaba tan solo de ver aquél paisaje desolado. Giraba la vista para encontrarse con los ojos del otro hombre y este, intentando sonreír de la mejor manera posible, le contestaba.

 

-En las afueras de la Ciudad “Miracle”…

 

-¿Estoy… muerto? –Miraba de manera inquisitiva al hombre del vestuario extraño sin saber muy bien que debe de pensar. La sonrisa de este se desdibujaba un poco antes de contestarle por lo bajo.

 

-No, pero casi…

 

+++

 

                JongWoon se sentaba en un sillón algo raído pero cómodo. Se sentía feliz de poder reposar bajo una sombra y alejarse del sol abrasador que parecía no cejar en su intensidad. El trayecto hasta ahí resultaba un tanto incómodo, no logrando encontrar palabras para comunicarse con el otro hombre. Habían llegado a la ciudad en motocicleta, o algo que podía pasar por una enorme motocicleta hecha a base fierros viejos. RyeoWook le indicaba que se subiese y cerrase bien los ojos y la boca porque la arena tendía a meterse con facilidad por todas partes. Al menos ahora entendía los googles o porqué el menor, de algún modo sabía que era menor que él, había sacado un paliacate de su bolsillo para poder colocarlo alrededor de su cabeza, a la altura de la boca, y así protegerse eficientemente de la arena.

 

-¿Quieres té? –JongWoon asentía sin fijarse si el de pómulos prominentes podía verle. Deseaba fundirse con el sillón y dormir largamente, por siempre. Cerraba los ojos, que ya se sentían pesados, para llegar a un lugar de descanso absoluto.  Entonces algo parecía jalarle de regreso y, al abrir los ojos con premura, notaba que el otro hombre le agitaba con brusquedad, mientras que gritaba.

 

-¡NO TE DUERMAS! ¡NO TE DUERMAS! –El corazón de JongWoon se aceleraba considerablemente. Empezaba a creer que aquél hombre estaba loco.

 

-¡¿Por qué no?! ¡Estoy cansado! –El pecho le dolía e, instintivamente, se llevaba una mano al mismo, sobándose un poco la zona. RyeoWook suspiraba, aliviado.

 

-Lograron salvarte… -Se sentaba junto a JongWoon, alegrándose de que esté despierto –Mientras estés aquí no puedes dormir. A veces dan muchas ganas de hacerlo, pero debes de mantenerte despierto. Luego, el sueño se va…

 

-¿Qué ocurre realmente?

 

-Estás en coma. Apenas si estás aferrándote a tu cuerpo. Si te duermes, te mueres. Lo bueno es que ellos te rescataron…

 

-¿Ellos?

 

-Los doctores. Por eso te duele el pecho. Seguro usaron esas máquinas que dan corrientes de electricidad al corazón. Al menos ahora sabemos que estás en un hospital. Eso es bueno…

 

-Pareces saber mucho ¿Cuánto tiempo llevas aquí? –RyeoWook se miraba los dedos, como analizándolos intensamente.

 

-Pues… -Justo en ese momento la tetera comenzaba a silbar. Ambos brincaban, un tanto asustados del sonido que emitía -¡Ya está el té! –Entraba en la cocina y, al regresar, el tema se desviaba considerablemente.

 

-¿Tengo que comer mientras estoy aquí?

 

-No realmente… aunque comer siempre es delicioso. Y solo tienes que ir a la tienda y tomar lo que necesites. No hay que pagar nada –Los ojos de JongWoon brillaban, emocionados de toda la comida chatarra que podría consumir ahora que está en una especie de limbo. Podría deprimirse y, estaba seguro de que lo hubiese hecho de haber estado solo, pero la sonrisa de RyeoWook es contagiosa así como el extraño espíritu guerrero que posee.

 

+++

 

                Es difícil contar el tiempo cuando el sol nunca se pone y no se puede dormir. JongWoon descubre que, curiosamente, en realidad no siente sueño. Está seguro que sin RyeoWook estaría muerto, habiéndose quedado dormido tan solo por aburrición o desconocimiento. Y el menor es la mejor compañía que ha conocido desde hace mucho tiempo. Puede cocinar, puede hacerle reír con facilidad, puede cantar (y lo hace tan bien como él mismo), sabe de plantas y sobre motocicletas. Y aunque su constitución es frágil, resulta bastante fuerte. En ocasiones, JongWoon quisiera preguntarle, nuevamente, cuánto tiempo lleva ahí. Entonces recuerda la mirada triste y dubitativa del menor y decide que no es importante.

 

                RyeoWook dibuja, aun si no lo hace muy bien, pero lo disfruta enormemente. Tiene la casa en la que viven llena de dibujos hechos por el mismo. JongWoon se sorprende por el colorido alegre de cada uno de ellos. Es como ver la felicidad y el amor expresado en cada trazo.

 

-Este perro me gusta –Declara en algún punto. RyeoWook hace un puchero enorme antes de golpearle en el brazo.

 

-¡Es una jirafa! –Los ojos del cantante se tornan burlones y al instante siguiente es perseguido por un RyeoWook molesto, mientras que este no puede dejar de reírse convulsamente -¡YAH! ¡KIM JOONGWOON, QUIERO VERTE DIBUJANDO UNA JIRAFA!

 

                Resultaba, por supuesto, que JongWoon no solo no sabe dibujar, si no que sus jirafas, a diferencia de la jirafa – perro de RyeoWook, lucían deprimidas y con deseos suicidas. Y ni todo el chocolate y pasteles que el de pómulos prominentes le ofreciese tras su derrota le hacían ver las jirafas de mejor humor.

 

+++

 

-A veces quisiera ser un ave, para poder volar… y otras quisiera ser una tortuga, para poder llevar mí casa a todas partes… -JongWoon giraba sobre su propio eje, con los brazos abiertos, intentando absorber lo mejor posible todo ese sol que le rodea. A su lado, RyeoWook emite un sonido aprobatorio.

 

-No puedes convertirte en un animal como tal pero volar sí que podrías, solo necesitamos uno de esos planeadores en forma triangular… -El de cabello oscuro, con fleco que casi le cubre el rostro, sabía de qué hablaba el menor.

 

-¿Y de dónde sacamos uno?

 

-De la tienda, por supuesto. Solo desea que ahí esté, y estará.

 

                RyeoWook tenía razón, como siempre. Pero una vez que han llegado a una colina enorme con una depresión prominente por la cual aventarse, ha perdido toda vitalidad. Se aferraba a su motocicleta, viendo de reojo como es que JongWoon arma el planeador y, una vez asegurado, cierra los ojos, como si eso le volviese invisible.

 

-¡Ya está! ¡Wook-ah! ¡Ven!

 

-Yo… puedo alcanzarte allá abajo… daré la vuelta en la moto y bajaré por el otro lado…

 

-¡De eso, nada! ¡Tienes que volar conmigo!

 

-¡Pero me dan miedo las alturas! –Se encogía un poco, queriendo desaparecer por completo. La mano de JongWoon se posaba contra su brazo y una sonrisa pequeña pero confiada se hacía presente.

 

-No va a pasarte nada. Solo debemos desear poder volar. Además estás conmigo… -Los ojos de RyeoWook se posaban en los de JongWoon y, tras haber confirmado la veracidad de esas palabras, soltaba la motocicleta. Ambos se aferraban al planeador y corrían al mismo tiempo para luego descubrir que sus pies han dejado de tocar el suelo. Durante un corto periodo sienten que caen pero luego el viento los impulsa hacia arriba.

 

Vuelan.

 

                RyeoWook grita, emocionado y a la vez temeroso. JongWoon también grita, de felicidad. Es el viaje más placentero que ha tenido en toda su vida y no desea que termine nunca. Significa toda esa felicidad que no recordaba, esa libertad que sus compromisos, giras, conciertos, entrevistas, firmas de autógrafos, horas de sociabilización y gimnasio obligatorio le han quitado. Y ni siquiera el hecho de que deben regresar caminando por la motocicleta, bajo el sol abrasador, sin una sola nube en el horizonte, le hacen cambiar de idea.

 

+++

 

                Por supuesto, incluso en aquella ciudad en medio de la nada, llueve de vez en vez. Y cuando llueve, parece que el cielo se ha partido y vierte todo su contenido sobre la árida tierra. RyeoWook se asegura de que todos los muebles estén en el segundo piso para cuando la inundación comienza.

 

-¿Siempre que llueve es así? –El menor suspiraba, algo triste y decaído.

 

-Si… puede llover por días… son justo estos días los que me producen sueño… nos vamos a quedar sin comida y entonces, aunque no tengamos hambre, nos vamos a desesperar…

 

-Esta vez será mejor que otras veces –RyeoWook levantaba la mirada al escuchar aquello –Vamos a estar juntos –Ambos sonreían.

 

+++

 

                JongWoon nota cosas. No es la persona más amena o la más comunicativa pero, a cambio, puede percatarse de pequeños detalles que otras personas no. Y es así como nota que en todo el tiempo que lleva ahí, en aquel lugar, RyeoWook y él son los únicos dos habitantes. Claro, cuando van a la tienda, o a veces en la calle, hay otras personas, pero ellas parecen lejanas y borrosas y jamás lo suficientemente definidas como para poder platicar con ellas. Y ahora que están encerrados, mientras la lluvia no deja de caer por torrentes, es que se atreve a cuestionarse esa situación.

 

-Wook-ah… - El menor está acomodado en el sillón, viendo atentamente una vela que parpadea, temblorosa. Hace unas horas se ha ido la luz y ahora solo tienen velas para iluminarse. El sol no se ha escondido pero la lluvia es tan fuerte que cubre todo como una cortina, oscureciendo el horizonte. El de pómulos prominentes apenas si emitía un pequeño sonido de reconocimiento -¿Por qué eres la única persona con la que puedo estar cerca? ¿Cómo es que me encontraste? –Las preguntas se quedaban en el aire un buen periodo de tiempo y JongWoon está seguro de que no obtendrá respuesta cuando, sorpresivamente, se equivoca.

 

-Miracle es mi ciudad, no la de los demás – Volteaba a ver al otro hombre y al notar su cara de confusión absoluta se daba cuenta que debía continuar con la explicación –Cuando desperté aquí, me di cuenta que estaba solo. Soy yo, dentro de mí mismo. La ciudad era nada y luego empezó a florecer, tal como la había imaginado. Sin embargo, en este lugar, que soy yo, pero no está dentro de mí, a veces se toca con la Miracle de otra persona. Entonces los veo, o platico un poco con ellos, antes de que su propia ciudad los absorba… pero, en tu caso, mi ciudad pareció absorberte, como si tú no tuvieses ciudad alguna…

 

-¿Y eso cómo ocurrió? –Algo le decía a JongWoon que esa conversación resultaba rara incluso para él. RyeoWook negaba con la cabeza, sin tener una idea concreta para ello.

 

-Lo único que sé es que deseaba no estar solo. Y luego estabas tú… -El silencio se hacía presente de nuevo. JongWoon tenía demasiadas cosas en la cabeza y todas amenazaban con cernírsele encima. Enfocaba la vista en la ventana, observando como la lluvia le cae a cantaros, llorando.

 

-Si la ciudad eres tú ¿Llueve de esta manera porque tú quieres? –RyeoWook asentía, sin desviar la vista de su vela, ya casi completamente consumida –Pero… si estuviese soleado podríamos pasear, subirnos en tu moto o ir a la tienda. Correríamos y seríamos libres…

 

-Es solo que a veces quiero que todo acabe. Quiero estar en casa, con mi familia. Tenía una motoneta y un camión no me vio. Y ahora estoy aquí –JongWoon se sorprendía de que él mismo no quisiese regresar a casa. También tenía familia y apenas si sentía una cierta nostalgia por ella. Quizá el desprendimiento se debía al poco tiempo que tenía para compartir con ellos –A veces me da mucho sueño y deseo tan solo cerrar los ojos y descansar un poco. Luego recuerdo que no dedo dormirme, pero todo es muy frío y solitario.

 

-Eso… -El mayor se incorporaba y, colocándose detrás de RyeoWook, que ahora observa con desasosiego los restos de la vela que está por acabarse, se inclinaba para abrazarle por la espalda –Ya no estás solo…

 

                RyeoWook, sorprendido por el acto, levantaba la cabeza de golpe, haciendo contacto repentino con la mandíbula de JongWoon a modo doloroso. Ambos gimen, sintiéndose torpes. Aun así, el de cabello oscuro se negaba a soltar al menor y este, finalmente se relajaba en el abrazo.

 

-…YeSung…

 

-¿Eh? –JongWoon no entendía de que le hablaba RyeoWook.

 

-Solo pensaba que cantas muy bien… y que si yo te hubiese puesto un nombre, sería YeSung…

 

-Puedes llamarme así, si quieres –Las palabras sonaban tímidas, contemplativas. RyeoWook acomodaba su cabeza hacia atrás y JongWoon le miraba desde arriba, nervioso. Y luego, sin saber muy bien por qué, levantaba su mano para tocar con el su dedo índice el philtrum del menor. Este se sonrojaba un poco al sentir la mano del mayor contra su rostro, al tiempo que intenta comprender qué demonios es lo que el mayor pretende con ello.

 

-¿Qué haces, YeSung-ah?

 

-Yo… me gusta tocar a las personas aquí. Es mi manera de decirles que me gustaría tener una buena y larga amistad… sé que es raro…

 

-Me gusta –Le sonreía. Y JongWoon, ya armado de valor, se inclinaba otro poco para poder besar a RyeoWook en los labios. Afuera, la lluvia se detenía de pronto.

 

+++

 

                JongWoon decide que no está nada mal esa ciudad de dos personas. Pueden comer lo que quieran sin engordar. El cabello no crece y no hay que preocuparse por arreglarlo. Se tiene la ropa que se desee y como se desee, consiguiendo los atuendos más extraños que se haya imaginado jamás. Y, a pesar del gran desierto, con la ayuda de él, empieza a haber oasis en las orillas de la ciudad, donde se puede nadar y comer cocos en cualquier oportunidad.

 

-¡Wook-ah! ¡¿Falta mucho para que la comida esté lista?! –Gritaba hacia el garaje y no hacia la cocina, sabiendo que el menor se encuentra remodelando la motocicleta, agregándole artilugios y escapes y todo tipo de cosas que la puedan volver más ostentosa. Cual monstruo quimérico.

 

-Pues, si comienzo a hacerla, supongo que una hora o dos… -JongWoon gruñía, descorazonado. No se trataba de la comida en sí, puesto que nunca sentía hambre, pero si del hecho que RyeoWook parecía preferir a la motocicleta sobre él. Y sí, era patético estar celoso de una motocicleta cuando es a él a quien besa, abraza y adora pero tras cuatro horas de estar solo e intentando hacer que una tortuga aparezca de la nada sin resultado alguno, decide que la motocicleta es del diablo.

 

-¡Llevas horas ahí! ¡Vamos Wook!

 

-¿Por qué no vienes y me ayudas? –Entraba dubitativamente en la cochera, donde RyeoWook carga unos escapes gigantescos, que se le desbordan por todas partes.

 

-¿Qué tengo que hacer?

 

-Detenlos en lo que saco algo de herramienta –Y JongWoon realmente intentaba cargarlos pero, en cuanto reposaban en sus brazos, se daba cuenta de lo pesados que resultaban. El menor no había terminado ni siquiera de girarse cuando YeSung dejaba caer los escapes, produciendo un ruido estruendoso del metal que cae.

 

-¡¿Estás bien?! –No lo estaba. Se sobaba el brazo derecho, con el que mayor había intentado cargar el mayor peso posible y que ahora le punzaba con fuerza.

 

-¿Cómo puedes cargar tanto peso?

 

-Solo debes creer que puedes hacerlo… -Le pasaba los brazos por la cintura y apoyaba su barbilla en el hombro del mayor –Yo creo en ti todo el tiempo…

 

                Los besos en Miracle resultaban ser los besos más dulces que jamás había probado JongWoon.

 

+++

 

                Abre los ojos, y de inmediato siente que algo no está bien. Hay una sensación de sofocamiento y abrasión en sus pulmones que hace que sus ojos se inunden de lágrimas. Todo a su alrededor es de un blanquecino higienizado y él, de inmediato y a pesar de los medicamentos, comprende que ya no está en Miracle, si no en una cama de hospital, atrapado. Las lágrimas escurren copiosamente al tiempo que las personas corren a su alrededor, sacándole el tubo que le ayudaba a respirar y ahora tan solo le produce arcadas. La garganta está seca, pastosa. Y todo duele. Duele demasiado. No es por las muestras de sangre o los bipidos constantes de los aparatos. Tampoco es porque tenga la cabeza vendada o porque probablemente jamás consiga caminar. No es la viga metálica que han tenido que sacarle del pulmón derecho o el brazo roto, que se recupera lentamente en un cabestrillo que cuelga del techo. Es el conocimiento. Es el darse cuenta que se ha ido y ha dejado solo a RyeWook. Tan solo en su ciudad de una persona.

 

“¿Está lloviendo allá?”

 

                Y a pesar de todo grita y llora e intenta salir de sus ataduras para poder volar y encontrarse con RyeoWook. Lo único que consigue son calmantes que le dejan inconsciente nuevamente.

 

+++

 

                JongWoon está en una silla de ruedas finalmente. Lleva días dibujando jirafas - perro y hablando sobre motocicletas monstruosas. Su manager a veces cree que el daño cerebral ha sido más profundo de lo que los doctores se atreven a decir. Lo confirma en el momento en que JongWoon decide volver a hablarle tan solo para decirle

 

Tengo que encontrar a Kim RyeoWook. Necesito buscarlo en la base de datos nacionales.

 

                El mánager no está seguro si aquello califica como delito federal. Tampoco está seguro de si califica como locura absoluta o enfermedad post traumática. En cualquiera de los dos casos, le asegura que hará lo posible. JongWoon sabe perfectamente que no lo hará y, recordando a uno de los chicos del staff que siempre habla de computadoras, le contacta para conseguir la información que requiere.

 

                Y mientras los días pasan y espera tan pacientemente como puede, las jirafas – perro no consiguen volver a sonreír ni un poco.

 

+++

 

                JongWoon tenía una dirección y un teléfono. Lo que ahora buscaba era valor.  No es fácil de encontrar cuando se está en una silla de ruedas y lo único que puede pensar es en ciudades lluviosas y jirafas – perro. Sobre todo porque teme la reacción de los familiares de RyeoWook ¿Qué pensarán si llega y les dice “Conozco a su hijo, pero no le conozco en persona. Se todo lo importante de él, pero en realidad no puedo estar seguro de nada porque lo vi en una ciudad limbo que solo es posible gracias a él”? Por supuesto qué creerán que está más desequilibrado que nadie y pedirán que le lleven a una isla manicomio. Y no cree que el llevar un enorme ramo de flores ayude en lo absoluto. Así que pasa los días mirando el mensaje de celular que le ha mandado el chico del staff mientras se debate entre la silla de ruedas y la andadera.

 

“¿Y si él ha muerto y es por eso que pude salir de su ciudad?”

 

                Mes y medio más tarde, cuando ya puede caminar apoyándose en las muletas si se esfuerza lo suficiente, compra el ramo de flores más grande que puede colgarse en la espalda y toca a la puerta principal de la casa de los padres de Kim RyeoWook. Sabe que será considerado el raro más raro del mundo pero, después de todo, él es experto en ello.

 

                Era una casa pequeña, en uno de los bordes de Seúl. El día que llegaba resultaba brillante, sin una sola nube en el horizonte. El sonido apacible de las aves apenas si es opacado ligeramente por el ronronear de los automóviles que pasaban por la avenida principal, varias calles atrás. JongWoon le pedía al taxista que se detuviese frente a la puerta indicada y, tras mucho forcejeo, conseguía salir del vehículo y ponerse en pie. Se reacomodaba las flores en la espalda, rogando internamente por que no se maltraten demasiado.  Daba pasos pequeños, inseguros. Y tan solo decidía que no podía claudicar porque RyeoWook resultaba fuerte y él también tendría que serlo.

 

+++

 

                Kim JongWoon nunca ha sido bueno para muchas cosas. De hecho, si le quitas la forma angelical en la que canta, poco queda de él. Al menos es lo que siempre ha creído. Detesta el deporte y ama a los insectos y por cada fan que tiene ahora bien podría haber tenido una anti fan en la preparatoria. Le gustan los philtrums y pararse bajo la lluvia sin sombrilla. A veces, cuando decide que no quiere usar lentes de contacto, usa armazones y tiende a ponérselos al revés,  sin importarle el hecho de que las figuras se vean un tanto distorsionadas o su cabeza duela de pronto. Cree que las tortugas son los animales más interesantes del planeta y está seguro de que si Flash existiese en la vida real, requeriría muchísimas calorías al día para poder correr como corre. Por eso, cuando la puerta se abre y queda frente a frente con una señora menuda, entrada en los cincuenta años y con una ligera reminiscencia a Ryeowook, decide que él es la persona más patética del mundo. Las manos le sudan, la boca se le reseca y a pesar de estar acostumbrado a cantar frente a un estadio lleno de gente, no puede creer que haya ido a visitar a su “suegra”.

 

                La mujer le miraba a modo confuso, no entendiendo porqué un hombre joven, atractivo y lastimado se encuentra tocando a su puerta, luchando por mantenerse en pie mientras que las muletas se le resbalan de entre las axilas y las flores se le caen al suelo. Intentaba recogerlas pero se atoraba con las muletas y caía inminentemente en la entrada.

 

-¿Usted…? –La señora no estaba muy segura si debía ayudar a ese completo desconocido.

 

-¡Ainsh, seguro que Wook-ah encontraría muy divertido todo esto!

 

-¿Conoce a mi hijo? –La duda impregnaba cada milímetro del rostro dulce de la mujer, que no recordaba haber visto al joven nunca antes. O quizá sí, algo le parecía conocido en aquél rostro de ojos profundos y mandíbula redondeada. Le tendía una mano para ayudarle a incorporarse. En lugar de ello, JongWoon esgrimía las flores, sonriéndole con torpeza.

 

-Se podría decir que sí…

 

                La casa es pequeña, cómoda. JongWoon se siente el hombre más estúpido sobre la Tierra mientras le explica a una perfecta desconocida, que bien podría ser homófoba, sobre lo que pasó durante su estado de coma. Sabe perfectamente que, al acabar de relatarlo todo, le sacarán de manera poco amable del recinto y luego llamarán a la policía. Él lo haría, si fuese él el receptor de semejante historia. La señora le escuchaba al principio con indiferencia pero, conforme van pasando los minutos y va siendo informada de detalles de la infancia de RyeoWook, de sucesos que solo él y su madre conocían, el entendimiento se hacía presente. Y luego, la aceptación de lo que se dice es cierto.

 

                Al final iban al hospital donde se encuentra recostado. El corazón de JongWoon se encogía al notar el cuerpo decaído del menor, para nada parecido al hombre vibrante que conoció en aquél lugar extraño. Sentía una infinita necesidad de tocarle y decirle lo solo que ha estado sin nadie fuerte a su alrededor. Quería prometerle no sentir más celos por una motocicleta y que no le obligaría a esquiar si realmente RyeoWook no lo deseaba. Lo que fuera con tal de que abriese los ojos y pudiese verle nuevamente.

 

-Wook-ah.. –Una mano temblorosa se acercaba al rostro cenizo pero antes de que pudiese tocarle, la mano temblaba visiblemente y, junto con ella, el dueño de la misma. Se había jurado ser fuerte, pero el único fuerte ahí es RyeoWook y él no se encontraba ahí realmente.

 

“Aquí también llueve, Wook-ah. LLUEVE TODO EL TIEMPO”

 

                Era necesario que la señora le acercase una silla para que pudiese sentarse antes de que simplemente se desplomase entre convulsos lloriqueos. Quiere regresar a Miracle. Quiere quedarse ahí por siempre. Dolía demasiado.

 

“¿No piensas despertar nunca, verdad?”

 

                Y, a pesar de estar de regreso en Seúl, huele a humedad, porque el cielo debe estarse cayendo en pedazos.

 

+++

 

                Volver a dar conciertos es deprimente, pero debe hacerlo. Su mánager se lo ha dicho. También el psicólogo. Y los dueños de la compañía discográfica con lo que tiene contrato. Así que escribe canciones nuevamente y va al estudio de grabación con un bastón que le hace sentir todavía torpe y confuso. Entre firmas de autógrafos, eventos especiales, la filmación del nuevo video y un par de comerciales, JongWoon siempre encuentra el tiempo para ir, aunque sea unos pocos minutos, a ver a RyeoWook. Se sienta en la silla y le platica cosas, esperando que quizá eso le haga despertar. A veces, cuando se siente especialmente triste, canta entre lloriqueos, esperando que el otro hombre pueda escucharle y consiga salir del limbo en el que se encuentra. Le besa las manos y la frente, deseando poder besarle en los labios; pero ni siquiera puede tener eso, porque hay una máquina que le estorba de por medio. A veces también se enoja y grita y culpa a RyeoWook de su desgracia, aclarándole lo feliz que él era hasta antes de conocerle. Golpea la pared con el bastón y maldice en voz alta, para que los pacientes de otros cuartos puedan escucharle.

 

“¡TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO! ¡NO DEDISTE AYUDARME A SALIR DE LOS ESCOMBROS SI LUEGO PENSABAS ABANDONARME!”

 

+++

 

-¿Por qué oppa ya no sonríe nunca? –La fan dibujaba un pequeño puchero en el rostro. JongWoon, en respuesta, le sonreía suavemente antes de tomar el disco entre sus manos y poder firmar la dedicatoria.

 

-Acabo de sonreír ¿Lo viste?

 

-Eso no fue una sonrisa… fue un disfraz… -JoongWoon suspiraba sin poder evitarlo. Si sus fans estaban dándose cuenta, es porque realmente necesitaba hacer algo.

 

“Sería tan fácil regresar a Miracle. Un accidente de carro… un intento de suicidio… un fuerte golpe en la cabeza…”

 

                Pero siempre se retractaba porque, si llegaba a aplicar un poco más de fuerza de la necesaria, seguramente moriría. Y él no podía dejar solo a RyeoWook.

 

+++

 

-Hey, Wook – ah ¿Está lloviendo otra vez en Miracle? –Colocaba una flor sobre el pequeño buró del cuarto, adornando el ya de por sí adornado cuarto de hospital. Lo ha llenado de jirafas de peluche y de dibujos de jirafas – perro. Le acariciaba el cabello con suavidad, apartando unos cuantos mechones de la frente del menor antes de depositar un beso en la misma. Suspiraba pesadamente pero luego recuperaba un poco la sonrisa, sintiendo que si él no se daba ánimos, nadie podría hacerlo –Te he traído un regalo. No sabía si debía hacerlo o no, porque podrías pensar que es pretencioso pero al final he decidido que quiero que lo escuches.

 

                Sacaba su celular y, buscando las canciones que ha metido anteriormente en este, le colocaba los audífonos al de pómulos prominentes para que pudiese escuchar la música. Su último disco es triste, pero a la vez hay un deje de esperanza, con un lugar para reencontrarse con la persona amada al final del camino. Y mientras las canciones se suceden, una a una, JongWoon se dedica a simplemente mirar hacia la nada, intentando recordar lo bien que se sentía al estar entre los brazos de RyeoWook.

 

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                Los días se suscitan con rapidez cuando se tiene una agenda llena de actividades y días tan cortos como 24 horas. Hay días en los que JongWoon no tiene tiempo de visitar a RyeoWook y lo lamenta mucho. Pero por supuesto, cuando por fin puede dejar el bastón va de inmediato a presumirlo al menor, dando unos pasos trémulos por alrededor de la cama. Los padres del menor se han acostumbrado a su presencia y, en cuanto le ven llegar a la habitación les dejan a solas. Ambos han perdido la esperanza de que su hijo despierte pero agradecen la presencia del cantante de cualquier manera. Y todos los días, sin excepción alguna, le hace escuchar las canciones que ha compuesto para él. También lleva algún libro para poder leerle y, en ocasiones, mete algunas galletas para poder degustar mientras se dedica a admirar a RyeoWook. Sabe que es raro pero no le interesa, nadie puede entender lo que se siente haber estado en Miracle y haberse tenido que ir.

 

-Tengo que irme Wook-ah… volveré mañana –Guardaba el libro en una pequeña mochila que ha llevado con él y luego, tras colgársela al hombro, tomaba la mano de RyeoWook para besarla suavemente. Solo entonces, despacio, un dedo meñique se deslizaba suavemente, hasta cernirse contra la última falange del dedo medio de JongWoon. Este fijaba de inmediato la vista en sus manos ligeramente entrelazadas. El dedo meñique volvía a describir un pequeño movimiento, casi como un espasmo, pero era más que suficiente para que la actitud de JongWoon se modificase por completo.

 

SONREÍA.

 

                Y, finalmente, las palabras que había querido decir desde hacía muchos meses, escapaban de su boca, gloriosas.

 

-Bienvenido…

 

 

FIN.

Notas finales:

Espero les haya gustado. Acepto comentarios, abrzos, besos, menadas de madre y demás... XD


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