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YERROS E INDULGENCIA por karenka sutcliff

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Notas del capitulo:

Y LLEGAMOS AL FINAL, SÍ, LO ESTOY GRITANDO XD, ya en serio, yo no sé si Yana Toboso en realidad “mató” a Eric y Alan, pero simplemente esa es una idea que no puedo aceptar, me niego a creer que están muertos, los amo demasiado, (no amo el Slingphries), pero amo a todos los shinigamis, son tan jodidamente fantásticos TODOS (menos los novatos).

 


"EL CAMINO AL INFIERNO ESTÁ EMPEDRADO DE PECADOS COMETIDOS A CAUSA DE BUENAS INTENCIONES"

El olor a desinfectantes lo despertó, al abrir los ojos, todo estaba en penumbras, era difícil poder ver, pocos recuerdos le quedaban de esa noche, a caso ¿estaba en el infierno?.

–Me alegra que despertaras pequeño holgazán– aquella voz llena de diversión y burla, parece que ya la había escuchado antes.

–¿Pero que demonios? – cuestionó Eric, su cabeza dolía demasiado, en especial su garganta, el escoses acercó su mano a su cuello, pero sólo recibió un manotazo.

–No seas tonto, no debes tocarte aún, permite que la herida sane, quedará una cicatriz, una muy linda– dijo el sepulturero.

–Alan…¡Alan!, ¿Dónde está Alan?! –los recuerdos regresaron a su mente, la razón de sus pecados, ¿de qué sirve vivir si no está su compañero de vida, Eric estaba próximo a armar un escándalo, pero fue silenciado.

–En verdad… hoy en día ustedes los jóvenes no tienen educación, será mejor que te calles, tu amigo está bien– reprendió el peliplata.

–¿Qué es lo que ocurrió? – pidió el rubio.

–¿A caso no lo recuerdas?, bueno, sólo te diré que sí el mayordomo no los mató, William con gusto terminará el trabajo jijiji–fueron las palabras del viejo segador.

–Aunque… honestamente, no es tan fácil matar a un dios de la muerte, se necesita más que cortarle el cuello para segar nuestras vidas– dijo Undertaker con una sonrisa mientras rozaba la cicatriz de su cuello con sus largas uñas negras.

–Bueno, bueno, será mejor que se retiren, yo aún tengo muchas cosas por hacer– los despidió la parca mayor.

–Pero ¿a donde debemos ir? – preguntó angustiado el escoses.

–No sé, ese es su problema, los están buscando, William los creyó muertos y no se tomo la molestia ni de recoger sus cuerpos jijiji. Para su infortunio aún están con vida, su supervisor los mandará a juicio y créeme, esta vez no será indulgente–

–Es una lástima que todo tu esfuerzo y tantos sacrificios no valieran la pena, salvarle la vida a Alan sólo para que terminen matándolo jejeje, es una pena, pero así es el amor, sí no duele no sirve– En ese momento la puerta de la funeraria se abrió, aquellos ojos verde neón tan fríos y sin expresión alguna se hicieron presentes, William T. Spears llegó a poner orden… "nuevamente".

Los días van y vienen, El juicio no avanza, eso le molesta a William, realmente no le interesa lo que pase con esos desertores malagradecidos, lo único que quiere es tenerlos fuera de su equipo, sólo se convirtieron en un estorbo más, pero no podría deslindarse tan fácilmente de este caso, después de todo, los crímenes se cometieron mientras laboraban para el gerente del área de recolección, Spears estaba más que involucrado, era el segundo escándalo más grande presentado en menos de un año dentro del mismo departamento.

–William…– Pidió el rubio de dos tonos, quería explicarle a su jefe el porqué de sus actos, después de todo, no lo hizo por maldad, nadie sufrió al morir, pero el inglés lo ignoró completamente, cada palabra de la boca de Eric era ruido molesto para Spears.

–William Spears…–

–Honestamente, esto no puede seguir así, ¡tienes que escucharme!– exigió Eric, pero sus lamentos llegaron a oídos sordos, el supervisor se encontraba muy entretenido o al menos fingía estar poniendo atención a lo que Grell Sutcliff le platicaba, que siendo honestos eran banalidades, nada relevante al trabajo.

–¡Maldita sea Spears! – Eric azotó sus manos sobre el escritorio de fino roble, haciendo volar algunos papeles, William se quedó estático.

–No armes un escándalo Eric, después de todo ustedes se lo buscaron... –Grell tenía más por decir, pero Eric lo tomó por el cuello de la camisa y lo levantó.

–¡Tú… infeliz, tú me delataste! – acusó el escoses.

–Eric senpai, está exagerando– Ronald trató de calmar a su compañero.

–Eric Slingby, estos actos de rebeldía no servirán para tu defensa– William hablo con serenidad, ignorando el tono azulado del rostro de Grell que perdía oxigeno a manos de Eric.

–¡Me vendiste maldito amanerado! Todo por revolcarte con tu Sebastian– en la voz de Eric había rabia y dolor, se sentía traicionado por los que alguna vez dijeron ser sus amigos.

Ante la mención del demonio mayordomo William invocó su death scythe y amenazó con atravesar al escoses, pero este fue más rápido y el único mutilado resultó ser el cabello de Sutcliff.

–¡Grell torturó a esas mujeres, lo hizo por placer!

– En todo caso, no hay comparación, no puedes comparar unas cuantas miserables prostitutas contra un millar de almas inocentes.

–Todo tu esfuerzo fue en vano Eric Slingby, 998 vidas segadas antes de lo indicado, casi 1000 almas que están a la deriva y deben ser recuperadas– William habló.

–Las horas extra– murmuró Ronald Knox.

–Toda esta matanza fue en vano, sin un propósito…–

–Todo fue por el bien de Alan, al menos yo no los descuarticé por placer– dijo Eric mirando con recelo al pelirrojo que fingió ignorarle.

–No me digas, lo hiciste por amor, he ahí tu error, siempre lo he dicho, los dioses de la muerte deben trabajar con discreción, sin involucrar las emociones, el amor es un sentimiento efímero– dijo William con amargura.

–¡Por favor! – dijo Eric con sarcasmo e ironía, las palabras de William eran más falsas que la fidelidad de Grell.

–Tú salvaste al idiota de Sutcliff, interviniste ante el jurado, todos lo sabemos, le rogaste al shinigami legendario que intercediera por este engendro, él merecía morir, Grell tiene más pecados que todos los de este edificio juntos; siempre lo has protegido, ¡Maldición William! No me vengas con eso de que no crees en los actos de lealtad…–

–No te pido que me salves a mí, lo acepto, soy completamente culpable, ¿pero qué hay de Alan, él es inocente, no tiene nada que ver, por favor, Alan tiene derecho a vivir, él ha sufrido mucho

–Eso ya lo juzgaran en el tribunal, yo…–Spears tenía más cosas por decir, pero en ese momento guardo silencio pues Eric salió de la oficina de William dejando a su superior con la palabra en la boca, el escoses tenía que ver a Alan, saber que estaba bien, pues aún seguía bajo supervisión médica, ¿a caso estaba curado?.

Se encontraba en una habitación blanca, tan blanca como la más pura de las almas, Alan yacía recostado en una cama mientras Eric sentado a su costado derecho sujetaba su mano fuertemente.

–Lo lamento, de verdad lo lamento–lloraba Eric, mientras Alan le consolaba, no existían palabras para expresar su sentir.

–Sea como sea… creo que ya me había acostumbrado a la idea de morir– Alan dijo con una sonrisa, pero eso no ayudó a reconfortar el alma de ese pobre shinigami en desgracia.

–Todo estará bien, ya lo veras, después de todo nosotros renunciamos a ser dioses de la muerte…

–¿Sabes?... si vamos a morir, me alegra que no sea a causa de las dolorosas espinas de la muerte y me alegra al menos no morir solo– Alan dijo esto con una sonrisa algo triste y abrazó a Eric, sería una larga noche

William se encontraba encerrado en su oficina, hace bastante tiempo que debió abandonar el despacho, pero no lo hizo, se encontraba sumergido en sus pensamientos.

–Bueno, para ser honestos yo hubiese hecho lo mismo por ti Will cariño~ claro, yo soy más inteligente y no hubiese dejado testigos– la voz con burla de Grell se dejó escuchar desde el sofá de la oficina, desde el altercado de esa tarde, el pelirrojo no había abandonado la oficina de su jefe.

–De ser cierta la leyenda y que Alan esté completamente sano… será mejor que nadie se entere de este hecho– fueron la palabras con angustia de la muerte obscura, Grell se encogió de hombros y abrazó a William tratando de reconfortarlo, el moro correspondió al abrazo con fuerza mientras acariciaba los cabellos de la nuca de Grell enredando suavemente sus dedos entre los mechones rojos, la relación entre estos dos sí que era complicada y difícil de describir, "amor odio, más odio que amor", pero al fin y al cabo se complementaban.

–Eres demasiado "humano" aún William, siempre intercediendo por los que te rodean– dijo el sepulturero con una sonrisa.

–No trates de hacer justicia por ti mismo, que la ira o el amor no te dominen, finalmente, ángeles o demonios, todos seremos juzgados al final de nuestras vidas jejeje.

–No lo estoy haciendo por ellos– William respondió con indiferencia mientras firmaba el alta de dos nuevos segadores.

Eric y Alan se encontraban fuera de la oficina de uno de sus superiores, el jefe de William para ser más exactos, de pronto la puerta de la oficina se abrió y Grell salió de esta.

–No espero que me lo agradezcan, pero recuerden que los actos de bondad en mi no son muy comunes – Grell dijo con una sonrisa triunfal y orgullosa mientras tomaba asiento junto a Alan que mantenía su cabeza sobre el hombro de Eric.

–Cállate Grell– dijo Eric que se presionaba el puente de la nariz.

–Nosotros siempre hemos estado juntos y finalmente… humanos sobran en el mundo, no veo el porqué debamos ser juzgados a causa de esas malas yerbas que Dios creó…–

–Es hora de retirarnos Grell Sutcliff– ordenó el supervisor Spears; Grell besó la mejilla de Alan y se puso de pie para enseguida alcanzar a William, Alan limpio su mejilla en un acto inconsciente, aunque trataba no podía evitar seguir molesto con Grell, después de todo el pelirrojo fue quien los delató con aquel demonio mayordomo.

Esa misma tarde ambos shinigamis delincuentes fueron suspendidos indefinidamente con trabajo de oficina y sin derecho a conservar sus death scythe; bueno, cualquier cosa era mejor que ser ejecutado o morir lentamente por las espinas de la muerte y sobre todo, lo mejor era que estarían juntos.

Semanas habían pasado y al parecer todo estaba mejorando o ¿tal vez no?, lo importante era estar vivos.

Era la hora del almuerzo, todos estaban reunidos en los comedores senpai y kouhai, por lo regular todo el equipo comía reunido a petición de Ronald y Grell, William nunca se oponía, aunque prefería comer a solas o en su defecto sólo con Grell.

Eric y Alan se sentaron donde siempre, esperando que llegaran los demás, pronto Alan divisó a lo lejos a Grell que ya iba en dirección a ellos, el primero en llegar fue Ronald que no dudó en robarle un trozo de comida a Eric, el joven rubio sólo sonrió pícaramente, cuando William se aproximó, Grell se recorrió para dejarle un lugar pero el moro se siguió de largo, ni siquiera los volteo a ver, un metro después se detuvo y habló.

–¿Qué estás haciendo Grell Sutcliff? – William tomó asiento en la mesa de enfrente, la que estaba frente a la ventana dándole la espalda a todos los demás, Grell abrió los ojos con sorpresa, tomó su charola de comida aunque no sabía bien que hacer, miró con duda a Eric y Alan aún sin saber cómo actuar.

–¿Qué esperas Ronald Knox? – llamó nuevamente la muerte obscura ahora con una voz un poco más molesta, en ese instante Grell salió corriendo en dirección a su amado jefe.

–Lo lamento mucho chicos? – Ronald se levantó y siguió a su rojo senpai. Eric suspiró desanimado, Alan tomó fuerte su mano y le sonrió, su jefe no era tan malo después de todo, sólo necesitaban ser pacientes y esperar, sería una larga espera,


 

Notas finales:

Bueno, lamento la falta de “acción” :sabenaloquemerefiero:  esta no era una historia del todo Grelliam mi punto era  mostrar con vida a mi amado Eric, además de que me opongo a hacer yaoi explicito de Eric y Alan, eso no es de Dios; pero se los recompensaré pronto, los amo.


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