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Amante de su Marido [2Min] por Bora2minFlamer

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Notas del capitulo:

Se nos viene Lemon al full!! jaja
aunque la autora sensura muchas partes ;; pero bueno n.n ónganle más imaginación y listo(?) kkk

 

A leer hermosas! <3

No debería haber cerrado los ojos, se reprendió después de hacerlo, pero segundos más tarde, cuando los labios de Minho descendieron sobre los suyos, dejó a un lado los reproches, y se sorprendió al notar cómo se consumía de impaciencia con aquellos suaves besos preliminares. Subió las manos a los hombros del mayor, y se agarró a ellos, respondiéndole afanosamente, para después rodearle la espalda y apretarlo contra sí, pero notó que Minho se tensaba y cómo sus labios se despegaban de los de ella.
Cuando abrió los ojos, lo encontró mirándolo jadeante. Casi sin darse cuenta, alzó una mano hacia su rostro, acariciándole la barbilla y trazando el contorno de sus labios como él había hecho antes. Luego, levantó la cabeza de la cama y tomó la de el moreno entre ambas manos, imprimiendo besos por todo su rostro mientras le susurraba:
—Acaríciame, Minho... hazme sentir como me hacías sentir cuando estábamos casados...
— ¿Como cuando estábamos casados? —repitió él suavemente—. ¿Te refieres a cuando nos deseábamos el uno al otro de tal modo que cuando no podíamos estar juntos se hacía casi insoportable? ¿Es eso a lo que te refieres, Minnie? ¿Me deseas de esa manera? ¿Es esto lo que quieres?

Mientras hablaba, sus manos empezaron a recorrer su cuerpo, y Tae sintió como si la sangre que corría por sus venas se estuviese convirtiendo en ardiente llama.
—Minho.... la ropa... —le rogó entre suaves gemidos—... quítamela... no la necesito... Te necesito a ti, necesito tus manos, necesito sentir tu piel contra la mía...

Estremeciéndose por la intensidad de las emociones que estaba experimentando, Taemin le rodeó la espalda con los brazos y empezó a frotarse contra él.
Siempre le había maravillado que aquellas grandes manos que tenía pudieran mostrarse tan seguras y cuidadosas cuando le quitaban la ropa, pero en esa ocasión la impaciencia que urgía a Minho hizo que prácticamente se la arrancara.
—Minnie... Minnie... OH, Dios... no sabes cuánto te había echado de menos..., esto... nosotros...

Las palabras abandonaban atropelladamente los labios del moreno mientras su aliento rozaba la piel que iba quedando al descubierto.
—Quítate la ropa tú también, Minho —le rogó el castaño con voz ronca—, Quiero sentirte desnudo sobre mí...
—Quítamela tú —replicó él.

Al verlo vacilar, Minho tomó sus manos y las colocó sobre el frontal de su camisa.
— ¿No te he dicho nunca..., lo mucho que me excitas?

Taemin estaba temblando de tal modo que sus dedos ni siquiera podían desabrochar los botones.
—Espera, te ayudaré —murmuró el mayor.

Juntos fueron desabrochándolos uno tras otro, y finalmente Minho se saco la camisa y la arrojo al suelo.

El menor admiró su ancho tórax antes de empezar a frotar sus manos arriba y abajo deleitándose en el tacto de su piel, pero pronto el alto empezó a besarlo de nuevo, y cuando su mano tomó sus pectorales y agachó la cabeza para cubrir el endurecido pezón con su boca, el menor  se escuchó a sí mismo emitir un salvaje gemido de excitación.
Mientras Minho seguía atormentándolo dulcemente, lamiendo la pequeña protuberancia y succionando, él bajó las manos hasta la cinturilla, y estaba desabrochando el botón del pantalón del mayor cuando una de las fuertes manos de él lo detuvo.
— ¡Minnie, No! —jadeó.

Éste lo miró sin comprender.
—Estoy demasiado excitado. Si me tocas ahora no podré seguir controlándome, y quiero darte más placer del que hayas sentido jamás.

Sus manos y su boca fueron recorriendo el cuerpo del menor  dedicando a cada centímetro de piel la mayor atención, y antes incluso de que alcanzara la suave turgencia de su vientre, el castaño estaba ya temblando de deseo.

Cuando sintió los labios del mayor contra la sedosa piel de la cara interna de sus muslos, Taemin cerró los ojos para concentrarse mejor en las deliciosas sensaciones que estaba experimentando, y cuando sus dedos tomaron su miembro hinchado jadeó, casi incapaz de soportar tanto placer. Todo su cuerpo palpitaba, y el solo contacto de sus dedos lo estaba haciendo enloquecer. Luego, cuando alcanzaron el montículo en la punta de su falo, lo estimularon, pero se retiraron para ser reemplazados por la lengua de Minho. Y todo el tiempo el menor gemía, arqueando su cuerpo hacia él. Luego, él se posicionó entre sus piernas, lo tomó entre sus brazos, y empezó a empujar sus caderas contra las de él, con unos envites lentos primero, más rápidos después, que fueron llevándolos a los dos hacia las cumbres del placer. Tae las alcanzó primero, dejando escapar un grito ahogado, mientras las paredes de su cavidad se tensaban en torno al miembro del mayor, llevándolo con él.

Los ojos del menor se llenaron de lágrimas a medida que las oleadas del orgasmo se iban disipando. Que aquel acto, tan intenso y tan erótico, pudiese servir además para crear una nueva vida era algo que siempre le había maravillado, como un misterio que lo convertía en algo casi espiritual, y esa sensación siempre había hecho que fuera incluso más especial para él. Tiempo atrás había creído que al mayor le sucedía igual... e incluso le había dejado entrever eso la primera vez que él, azorado, se había atrevido a hablar le de ello, pero Minho ya no era el mismo. El Minho que estaba allí, yaciendo exhausto sobre su cuerpo, el mismo Minho al que acababa de entregarse, se había negado una y otra vez a aceptar que Yoogeun era su hijo y lo había insultado, acusándolo de haberle sido infiel.
¿Dónde estaba su amor propio, su respeto por sí mismo?

Un instante después Minho se retiraba de dentro de él, y tuvo la impresión de que no era sólo física, sino también emocionalmente, y de pronto fue como si una negra ola se cerniera sobre él y lo arrastrara hacia la playa de la tristeza.
Minho bajo la vista hacia Tae que yacía en la cama dormido. Había ido al cuarto de baño y cuando había vuelto, ya no estaba despierto. Allí de pie, su rostro era una rígida máscara de angustia. Unos minutos antes, mientras le había estado haciendo el amor, había olvidado que había habido otro hombre en su vida, un hombre de verdad, no un espécimen débil como él, que había sido capaz de darle un hijo. La amargura tensó las comisuras de sus labios de sólo pensarlo.

Taemin había respondido a sus besos y a sus caricias como si ningún otro hombre lo hubiese tocado desde el día en que se habían separado, como si nunca hubiera querido que otro hombre lo tocara... Sólo Dios sabía cuánto le hubiera gustado que aquello fuera cierto, hasta qué punto quería creerlo pero no podía engañarse.
El dulce sabor de los labios de Taemin, de su piel, estaba aún en su lengua, en su boca... Y en ese momento, mientras lo observaba, supo de pronto que, a pesar de su traición, no podría volver a vivir sin él.

Notas finales:

Les gustó? n.n

dejen sus RW n.n


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